Aida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Eduardo, esto que me paso fue cuando vivía en Uruguay, con mis padres.
Yo tendría unos 13 años, cuando llego a vivir en una habitación que mi abuela tenía en el patio de casa, Aída.
Una señora que jamás supe su edad.
Mi abuela vivía en la casa de adelante, mis padres, mi hermano y yo, en la casa del fondo, y mi abuelo había construido unas piezas para alquilar.
Aída era compañera de trabajo de mi madre, una señora que poco a poco se fue ganando la confianza de mis padres y de mi abuela.
Por razones de salud, se pensiono, estaba siempre ahí, en su pieza.
Mi hermano es mayor que yo, y siempre se iba, hasta las diez de la noche que venia nuestra madre del trabajo.
Yo a esa edad era muy miedoso y Aída se venía a quedar conmigo hasta que venía mi madre o mi hermano.
La televisión estaba en nuestro cuarto, y siempre había una silla entre medio de las camas, donde dormíamos mi hermano y yo.
No me acuerdo como fue la primera vez que le toqué la cola a Aída, se que ella estaba sentada en la silla viendo tele conmigo, pero eso no me acuerdo.
Lo que si me cuerdo, es que había momentos, en que ella agarraba mi mano, la ponía sobre la silla, y se le sentaba encima, haciendo que no se daba cuenta como yo movía mis dedos y notaba la separación de sus nalgas y notaba como movía su cola encima de mi mano.
Un día que vino a quedarse conmigo yo puse solo la mano para que siente sobre ella, "tú no le dirás a nadie que me siento en tu mano?", me dijo, yo quedé como alelado, ya que en mi inocencia de niño, pensaba que no se daba cuenta, la quedé mirando y le dije que no, que no le decía nada a nadie, ella fue hasta la cocina, escucho que cierra la puerta con llave, vuelve al cuarto y veo como se levanta la pollera y se baja un enorme calzón, color blanco, apago la luz, solo se veía con la luz de la tele, me agarra la mano y se la mete entre las piernas, yo sentía como la restregaba contra su concha, sentía los pelos, la sentía caliente, me hizo meterle un dedo, y veía como se movía y se quejaba bajito, yo estaba tan nervioso que me dejaba manejar como ella quería, hasta que da un gemido fuerte y aprieta las piernas con mi mano contra su concha, me dice que me baya a lavar la mano, mientras ella se volvía a subir el calzón, cuando volví de lavarme las manos, ella me hizo sacar la pija, y me acuerdo como me puse cuando me empezó a hacer una paja.
Eso fue la gloria para mí.
Todas las noches hacíamos lo mismo, ella se sacaba su enorme calzón, yo le metía la mano entre las piernas acariciando su concha y ella después me hacía la paja.
Así fue pasando el tiempo, yo en todas las oportunidades que tenía, le tocaba la cola por sobre la ropa y ella miraba para todos lados y viendo que nadie nos miraba, se dejaba sobar las nalgas por encima de la ropa.
Yo tendría ya unos 14 años, casi por cumplir los 15, y mi vieja le dijo que no vaya mas a quedarse conmigo, que no quería molestarla más, yo me quedé un poco triste, pero igual le dije que venga, que hacíamos lo que hacíamos y que se fuera.
Mi abuela era una señora mayor y siempre se acostaba temprano y una noche Aída me dijo de ir a su habitación, yo cerré la puerta de casa y fuimos, ella me hizo pasar y me dijo que hable en voz muy baja, apagó la luz, quedando la habitación en penumbras, teníamos el resplandor de las luces que habían encendidas afuera de casa y veo que ella se levanta la pollera y se va quitando el calzón, "sacate el pantalón", me dijo en voz muy baja, yo mirando como se estaba sacando el calzón y le veo un montón de pelos entre sus piernas, "te gusta?, la estuviste acariciando mas de un año", me dijo, acariciando mi pija que estaba dura, ella fue caminando para atrás hasta su cama, se acuesta boca arriba de piernas abiertas y me dice que me acueste sobre ella, acomodando mi pija en su concha, "no grites ni digas nada, vamos a coger así, calladitos, no quiero que nadie se de cuenta", me dijo, moviendo sus caderas con mi pija dentro de su peluda concha, Aída me agarró de la cintura y me hacía ir y venir, haciendo que mi pija entre y salga de su concha, yo solo escuchaba como Aída hacía algo parecido a un mmmmm, mmmmmmm, pero nada más.
Me acuerdo que no sabía como ponerme para estar cómodo, dejaba todo mi peso sobre Aída, ella me seguía moviendo, hasta que le digo que me voy a acabar, "si, acabate bien adentro", me dijo, haciendo que mi pija se pierda dentro de su concha, que la sentía tan caliente y mojada y me empecé a acabar, sentía como me salían los chorros de leche y ella movía sus caderas para los costados, acentuando los mmm, que hacía, hasta que sin mas, me hizo sacar la pija y se mete el calzón como un tapón en la concha y me limpia la pija con una toalla que tenía sobre una silla.
Se bajó la pollera,dejando el calzón como tapón en su concha, yo me vestí, y ella con mucho sigilo, me hizo salir de su habitación.
Yo después, me acuerdo que estaba como perro en celo detrás de ella.
Me acuerdo que una vez vengo del secundario, y la veo cociendo con la máquina de mi abuela, "hola Aída, como esta?", le digo entrando en la cocina de la casa de mi abuela, me saluda, y me dice que mi abuela se había ido al cementerio, "Aída, cuando vamos a estar de nuevo en su habitación?", le dije, agachando mi cabeza y le miraba las piernas sin ningún reparo, "ya me cogiste, que pasa, me querés seguir cogiendo?", me dijo, mirando lo que estaba cociendo y abriendo sus piernas para que le,vea el calzón, me acuerdo que llevaba un calzón transparente, que me dejaba verle el manchón negro de sus pelos, "si, me gustaría volver a cogerla", le dije, sin perder detalle de lo que estaba viendo.
Me acuerdo que cierra las piernas, me mira y se pone de pie, me agarra de la mano y me lleva al salón de la casa de mi abuela, yo pensaba que la iba a coger ahí, tenía la pija dura, pero para mi sorpresa, se siente en una silla, me pone frente a ella y me baja el pantalón, agarrando mi pija con su mano y se la lleva a la boca, yo me quería morir, sintiendo como Aída, ahora me chupaba la pija, esas cosas que pasan en tan temprana juventud, y con una mujer mayor, te marcan.
Sentía como entre chupadas y chupadas que le daba a mi pija, la lamía dentro de su boca, me agarraba de mi nalgas y me hacía ir mas contra ella, haciendo que mi pija se pierda en su boca.
Me miraba a los ojos y movía su cabeza para adelante y para atrás, volviendo a escuchar el mmmm que hacía, y veo como mete su mano entre sus piernas, hasta que sin poder aguantar más, me empecé a acabar en la boca de Aída, sintiendo como chupaba mas fuerte y seguía con su mano entre sus piernas, y sus mmmmm eran mas largos y seguidos, hasta que se queda quieta, saca mi pija de su boca y la lame toda, no vi nada de la leche que le había dejado en la boca, "se tragó la leche?", le pregunté sorprendido, Aída solo me miró, se sonrió, y fue a seguir cociendo.
Yo me fui a mi casa temblando, viendo en mis retinas como esa señora me chupaba la pija, como no tenía nada de leche en la boca, me parecía mentira, estaba viviendo el sueño mas hermoso que nunca me había imaginado.
Los días seguían pasando y yo cada vez mas caliente detrás de Aida y ella sabía lo caliente que estaba y jugaba conmigo.
Me dejaba que le siga tocando la cola, una tarde estaba sentada en el patio, y cuando me ve salir de casa, abre las piernas y me deja verle la concha, estaba sin calzón, yo la vi, y se me puso dura la pija de inmediato, y cuando me acerqué a ella, para meterle mano, sin importarme si había alguien que nos viera, ella se puso en pie y se metió en su habitación, dejándome con una calentura, que terminó en tremenda paja.
Yo estaba desesperado, quería seguir cogiendo a esa señora y ella jugaba conmigo haciendo que viva caliente.
Una tarde cuando vengo de estudiar, estaba lloviendo y escucho que de la ventana de su habitación, me chistan, yo miraba para los costados, hasta que me doy cuenta que es Aída la que me chistaba, "ven, entra", me dice, abriendo su puerta, yo entré, estaba bastante mojado, Aída me da una toalla para que me seque, "Eduardo, no tenés novia?", me dijo, corriendo la cortina de la ventana de la puerta.
Es una de esas puertas de chapa, con vidrios arriba, "no, la verdad que no", le dije, viendo como se volvía a subir la pollera y se volvía a quitar el calzón, caminando delante mio con la pollera arrollada en la cintura, agarra un pote de crema y se empieza a pasar crema por entre las nalgas, se agachaba y se seguía pasando crema, agarra mas crema y me empieza a pasar por la pija a mi, "y esta crema?, le digo viendo como me encremaba la pija, "shhhhh", me hace con el dedo, que me calle, va delante mio, dejando que le vea la cola, y se acuesta boca abajo en la cama, se abre las nalgas y me dice que me acueste sobre ella de nuevo y que se la mete por el ojete, yo no podía creer al ver así como estaba Aída, con la cola para arriba, abriendo sus nalgas y dejando que le vea el ojete y diciéndome que se la meta por ahí.
Yo me saqué el pantalón, y como pude me acomodé sobre ella, pero no le acertaba al ojete, por mas que intentaba no lograba meterle la pija, ella dejo de abrir una de sus nalgas y con su propia mano acomodó mi pija y me dijo que empuje.
Yo empuje, y veo que levanta la cabeza y hace su clásico mmmmm, "despacio", me dice en voz muy bajita.
Yo como pude y lo mas despacio que me fue posible, se la iba metiendo, hasta que siento como le entra toda, no podía creer, le estaba cogiendo la cola a Aída.
Ella seguía boca abajo, abriendo sus piernas, "movete como cuando me estabas cogiendo por la concha", me dijo, siempre en voz muy bajita.
Yo con toda mi torpeza me empecé a mover, subía y bajaba, sentía como mi pija entraba y salía del ojete de Aída, ella dejo de abrir una nalga y como pudo paso su mano por debajo de ella y note que se estaba acariciando la concha y con su clásico mmmm mientras yo le cogía la cola, "despacio, movete despacio así duras más", me dijo, con una voz apenas audible, y seguía acariciando su concha, gimiendo con su mmmm, largos, entre cortados, y yo metiendo y sacando mi pija de su ojete, "metela todo y movete para los costados", me dirigía, yo apenas la podía oír, pero hacía lo que me decía, le movía la pija para los costados dentro de su cola, "meteme la pija bien adentro y quedate quieto", me dijo, y yo sentía como apretaba el ojete y lo aflojaba, y lo volvía a apretar y lo volvía a aflojar, así lo habrá echo como siete u ocho veces, siguiendo con sus mmmm, y como se acariciaba la concha, levantaba mas la cola con las caricias que se hacía, "movete de nuevo, pero ahora mas fuerte, sacála despacio, pero metéla fuerte", me decía, con una voz que apenas le entendía lo que me decía.
Yo empecé a sacar despacio mi pija del ojete de Aída y me dejaba ir con todo, viendo como mordía la almohada, "así, así, seguí, mas, mas", decía, siendo casi un gruñido lo que salía de su boca, sentía su mano acariciando mas fuerte y mas rápido su concha, sentía como se tensaba, como apretaba el ojete cuando se la metía, los gemidos de Aída eran mas seguidos y los ahogaba metiendo su cara contra la almohada, hasta que me empiezo a acabar dentro de la cola de Aída, me deje caer sobre ella, sentía sus nalgas aplastarse contra mi, y gimiendo como loca movía su cola en círculos, levantaba sus caderas, ya no hacía mmmm, ahora hacía ha ha haaaaa ha ha haaaaa, sin dejar de mover su cola en círculos con toda mi pija metida bien adentro, hasta que se fue relajando, de a poco fue dejando de mover su cola, yo me seguía moviendo, estaba loco cogiendo el ojete de Aída, "acabaste ya?", me dijo, con una voz ronca y apenas audible, "si", le dije contra su oído, "bueno, sacala", me dijo, sacando su mano de debajo de ella y se abrió las nalgas para que le saque la pija.
Esas vivencias se hicieron imborrables en mi para el resto de mi vida, las cosas siempre se hicieron a su manera, jamás le pude ver las tetas ni que se haya desnudado completamente.
La volví a coger un par de veces mas, pero siempre bajo sus reglas, pero esa señora me marcó mucho, cuando crecí y me fui de mi casa y mi madre me dijo que Aída había muerto, me quedó como un vacío dentro mío, no podía creer que esa mujer, la que jugó conmigo, pero me enseño mucho se había ido para siempre.
Vaya este pequeño homenaje a esa gran mujer.
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