Aimée Cachorrita Precoz. IV.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Con escasos días de cumplir los 14 añitos Aimée, tiene la necesidad de trasladarse a la capital muy cerca de su pueblo, a trabajar por recomendación de una amiga llega a laborar en labores domésticas a la casa de un señor apodado “el salsero”, quien además de ser el dueño de la casa en la que va a trabajar es dueño de algunos autos de alquiler denominados “taxis”, por lo cual Aimée, se hace de amistad de algunos choferes, ya que a ella es la que le entregan las cuantas del día, por orden del patrón, ella se queda a dormir en esa casa después de sus obligaciones y va ganándose la confianza del patrón, ya que la mayoría de los días que convive en esa casa laboralmente, pues está sola con él, ya que la mujer del patrón se va toda la semana a trabajar fuera, ya que es profesora en una ciudad que está a dos horas de la capital, y pues la cercanía entre Aimée y el “salsero”, se vuelve muy estrecha, hasta que un día después de recibir las cuentas de los choferes por la tarde, se dispuso a darse un baño, ya que el salsero había salido a ver un vehículo que estaba por comprar y pues ella estaba sola, toda quitada de la pena se desvistió en su pequeña recamara y desnuda se fue hacia el baño, pero no se dio cuenta que el salsero ya había llegado y estaba leyendo una revista en su recamara con la puerta abierta, por la cual tenía que pasar, después del baño se hizo rumbo a su recamara y pasó desnuda y el salsero la vio, y le gritó ¿sí quieres aquí hay toalla no te me vayas a resfriar?, y pues se fue corriendo Aimée a su cuarto, ya que no se había dado cuenta de la presencia del patrón
Ya por la noche cenando el patrón le dice Aimée, tenemos que ir a comprar toallas extras, ya que hace rato pasaste del baño a tu recamara “encueradita”, y no quiero que te me vayas a resfriar, y por cierto ¡qué bonita colita tienes!, hasta me dieron ganas de darte unas nalgaditas, pero cuando me asomé ya te habías metido al cuarto, ¿te gustaría jugar un ratito un juego de mesa?, bueno dice Aimée, ya que llegan a las 12 de la noche a dejar los taxis y las cuentas, y así estoy despierta, sale pues trae alguno de los que están, en el librero y jugamos, pasados unos minutos ya estaban jugando como si nada, entre risas y apuestas de fichas simuladas de dinero, uno al lado del otro.
Conforme pasaba el tiempo en el juego, el salsero tocaba sus pies con los suyos, al principio Aimée los retiraba, pero poco a poco comenzó a dejarlos quietos a fin de sentir esas caricias que la empezaron a excitar, ya que nunca había sentido que por sus pies, también eran zonas erógenas y que le daban placer, al ser frotados por el salsero, ya en la cúspide de la excitación de ella, sin darse cuenta sonó el timbre y era el primer taxi que llegaba a dejar la cuenta y el vehículo, luego otro y así sucesivamente, hasta llegar el último, ya una vez que todos estaban guardados y las respectivas cuentas de todos, se fue a continuar con el juego del patrón, pero él ya estaba viendo una película en la tv, y la hizo sentarse a un lado, y aprovecho para entregarle las cuentas de los taxis, en eso le dice el salsero, bueno Aimée, platícame porque andabas encueradita hace rato, ay patrón, es que no estaba usted, pues me fui confiada a bañarme y no me llevé mi ropa ni mi toalla, y como luego llega usted tarde, pues solita sentí que nadie me veía, pero pues ¡ya me vio y me da pena!, pena porque chamaca, sí estás muy bien, chaparrita, flaquita, pero nalgoncita, pareces una potranca chica y culoncita, ay patrón ya no me diga, me da pena, no que pena ya te dije, si estuvieras fea ni un lazo te echara, ¿oye no te agradaría pasártela a gusto conmigo?, ya vez que toda la semana me la paso solo, y pues a veces hay necesidad de algo, ay patrón como cree, y su esposa que va a decir, pues por mi nada, pero si tú quieres comentar algo, eso te lo dejo de tarea, entonces que, le damos de vez en cuando, yo creo que ya aguantas, te veo muy bien, pero patrón yo, no te fijes, mira sí me atiendes de vez en cuando en la cama, yo te apoyo con más dinero, para que lleves a tu casa y que te traslade y te traiga uno de los choferes de los taxis, para que veas que, yo si te trato bien, y pues te vas comprando ropita nueva cada semana, para que vea mi mujer que te la compras tú de tu sueldo y ya cuando se vaya, yo te regreso el dinero de esa compras, ¿Qué te parece?, no pues sí, me parece bien, pero no se vaya a enterar su mujer, ya te dije que no, tu cómo siempre cuando ella este aquí, bueno está bien ¿haber que pasa?, bueno pues vamos a estrenarnos vente vamos a la recamara. . .
Sí patrón hay lo alcanzo, voy a checar las puertas y el gas, ahí lo alcanzo, cómo a los 10 minutos, Aimée llegó al encuentro y se sentó en el borde la de la cama, por lo que él la jaló inmediatamente a meterse entre las sábanas, lo cual hizo y un par de minutos Aimée y el patrón ya estaban a punto de comenzar una unión carnal entre ellos, ya que los pequeños gemidos de ella y los de él salsero se escuchaban en la alcoba, y la ropita de Aimée empezaba a salir fuera de la cama, él comenzó a lamer sus pechitos de niña, ya que no estaban desarrollados y fue bajando a su vientre y así hasta llegar a toparse con el montecito de Aimée, el cual unos cuantos vellos diseminados tenía, ya que también no era nada velluda, y la lengua comenzó a hurgar dentro de la panochita delicada por un buen rato, hasta que llegó el momento de que se fue acomodando a fin de encontrar sus sexos, ya que la diferencia de tamaños era notable ella de escasos 1.45 cms y el de casi los 1.90 cms
La distancia se hacía notar pero en fin, ya una vez encontrados sexualmente, la penetración a Aimée, se hizo lenta y decididamente, ya que la humedad y la viscosidad de ella, se prestaba a alojar el ariete del salsero, que se fue internando muy suavemente, hasta que los gemidos de Aimée, ya no eran gemidos, eran gritos ya que su cavidad no estaba para alojar a un salsero con casi 23 cms de largo por 5” de ancho y la pobre Aimée, ya no le quedo de otra que aguantar ese intruso que la hacía más que gozar un acto sexual, era gritar y quejarse, ayyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyyyyyy, ayyyyyyy, yaaaaaa, patronnnnnnnnn, yaaaaaaaaaaaaaa, ayyyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyyyyy, me lastimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, ayyyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyyyy, no muy adentroooooooooooo, ayyyyyyyyyy, ayyyyyyyy, pero el salsero comprendía que Aimée, no estaba preparada, para albergar tanta carne, ya que era chica y de complexión muy delgadita, y pues le retiro la verga, a modo que ella se acoplara al tamaño, hasta que ella sola, dijo, ahí, ahiii, ¡ya no me lo mueva!, ya con eso, con esooo, ahhhh, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, y bajó su manita para ver si ya estaba bien metido, y al tocar su panochita, sintió que había un espacio amplio entre ambas pelvis, y le dijo, ya patrón pues que tiene un culebrón ahí, ¡qué bárbaro, con razón me lástima!, ayy, ayyyyy, no se mueva patrón ayyy, ayyyyyy, ayyyyyyyyy, que grande es su verga , ayyy, ayyyy, en eso de tanto hablar y quejarse un chorreada le vació el salsero en el interior de su vaginita, ahhhh, ahhhhhhhhhh, mmmmmmmmmm,mmmmmmm,mmmmm, condenada chamaca, ya me hiciste acabar, mmmmmmm, mmgmmgmgggmgmmgmgm, mmmmmgmgmgmm, y Aimée, quietecita recibiendo esa abundante leche, hasta que terminó dentro de ella completamente, ya después a horas de la madrugada se dieron a dar una ducha juntos, se veían por los tamaños de estatura como el papá bañando a su hijita, regresaron se secaron y volvieron a acomodarse para dormir y así eran casi todas las noches, menos los fines de semana ya que le tocaba a su mujer dormir con él salsero, pero los 5 días hábiles eran de Aimée, quien poco a poco se fue acostumbrando su vaginita a alojar tremenda pene de 23 cms, no todo lo alojaba, pero sí 20 a 21 estaban todas las noches por dos o tres veces cada unión de sus sexos.
Los fines de semana se iba para su casa y era llevada por uno de los choferes y recogida los lunes muy temprano, para estar al lado del patrón y cumplir sus obligaciones “laborales”, y los de una mujer con su hombre, pero en eso de tantas salidas a su casa, comenzó a tratar con el chofer que siempre la llevaba y la buscaba los lunes a temprana hora, ya que se hicieron de una muy buena comunicación y pues se dio que el chofer le propuso matrimoniarse con ella, y empezaron a tener intimidad los fines de semana, ya que a la vez andaba con el patrón y con el chofer , así anduvo con los dos, hasta que llegó el momento que la esposa del patrón dejó de viajar todas las semanas y pues ya no había oportunidad con el patrón y a la vez fue despedida, ya que la señora ya no la necesitaba más, y se fue a vivir con el chofer llamado Víctor el cual resulto un hombre casado y pues le alquiló un cuartito en una vecindad y así estuvieron viviendo un amasiato por unos meses, pero la falta de recursos se hacía presente, ya que le daba para la comida, pero no lo necesario, para vestirla y calzarla y darle algunos gustos de su edad, pero eso sí, tenía que cumplirle cómo mujer, ya que el mentado Víctor era muy fogoso y no había noche que una o dos veces la cogía, aunque estuviera en sus días de menstruación.
Después él se empezó a alejar y pues Aimée, tenía que andarlo buscando en algunos lugares de la capital, para que le diera el sustento, ya que no la dejaba que trabajará, y en una de esas búsquedas, pidió servicio a un taxi, pero no llevaba los medios para pagar el servicio y al pedir el servicio le dijo a ese chofer que no había dinero para el servicio y que necesitaba llegar de rápido a un lugar céntrico de la capital, por el cual el conductor la apoyó en llevarla sin cobro alguno, y pues le dijo a qué horas pasaba por ella´, para llevarla de retorno a donde la había levantado, mientras seguía trabajando para no perder tiempo, y pues quedaron que a cierta hora pasara por ella, y así fue, pasó por ella pero en el camino había trabajo el cual no desaprovechaba el conductor de ese taxi, y así la anduvo paseando por distintos puntos de la ciudad, subiendo y bajando pasaje, hasta que dieron más de las 8 de la noche, y por una callecita poco transitada vehicularmente, se estacionó y se pusieron a platicar presentándose de nombre y edades y cosas por el estilo, pero llegó el momento que él le tocaba su piernita y ella se dejaba, cómo que existió cierta química entre ellos, y que también ella llevaba una blusita pegadita de algodón y un pantaloncillo de esos también de licra negro a rayas muy entallado y se le metía muy eróticamente entre sus labios vaginales, ya que hasta sentadita se le notaba lo apretado de la prenda en ese pequeño rinconcito húmedo de Aimée.
Poco a poco la mano de ese hombre fue subiendo y se la ubicó entra la rayita marcada y Aimée se dejó hacer esa caricia erótica, por lo que él pasaba un dedo entre los labiecitos partidos, por varias veces, el encuentro de sus bocas y el calor que emanaba de ambos, pues llegaron al grado de una excitación muy intensa, por lo que decidieron alejarse de ese lugar e internarse en un lugarcito privado, para darse una fiesta de sexo de un rato, y así fue, se fueron a un auto-hotel en las afueras de la capital, ¡lo extraño de esos momentos que no hubo sexo entre ellos!, sólo caricias muy eróticas y un seguidilla de orgasmitos que alcanzó Aimée, ya que gimió como nunca lo había hecho y él también le vació una cantidad de esperma encima de su puchita, en su vientre y hasta a un ojo de ella le llegó unas gotas de semen y a sus pequeños senitos se los dejó embarrados, se bañaron y salieron, la llevó hasta donde vivía, le dio unos billetes, y de ahí comenzó una nueva relación entre ellos, la cual se las comentaré en el siguiente capítulo, les deja muchos besos Aimée a todos y pues yo sexigaleno un saludo esperando sus buenos comentarios y calificaciones, hasta pronto.
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