Aleida Mini Ninfomanita IV.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Ya una vez descubierto don José las acciones que hacia Aleida y por haberlo visto desde un lugar apropiado, entró a su cuarto y la vio tendida con los ojitos cerrados a Aleida, quien todavía se daba como un suave masaje en su pequeña conchita frotándose circularmente y jadeando, pero a la vez emitiendo unos suaves gemiditos meramente infantiles, sin darse cuenta de su llegada, don José le preguntó ¿Qué haces Aleida?, y sorprendida en plena acción la chiquilla le dijo, que estaba como soñando, pero que no pasaba nada, mientras se le notaba nerviosa por lo que estaba haciendo, don José le dijo, que lo que hacía estaba mal, que era muy chica para hacer esas cosas, pero la chiquilla con la autosatisfacción que se daba, no le interesaba si estaba mal o bien lo que se hacía, ella sentía rico hacerse travesuras infantiles, pero ya no eran más que simples travesuras infantiles, eran auténticos orgasmitos que soltaba, pero no sabía lo que era, ella sólo decía que eran muchas ganitas de su pipí, don José se sentó en la cama y le dijo en un tono entre serio, pero a la vez nervioso por lo visto, ¡tenemos que hablar niña, de esto que haces!
C.
– haber Aleida ¿mira que es esto, mostrándole la pantaletita de ella? que había tirado días antes en el baño de niñas.
A.
– ah, si ¿Dónde la encontró?, ¡es mía!, no recuerdo si la tire en el baño o la dejé en el cuarto de la utilería el día que me desmayé, ya que estaba mojada de mi ropa y me sentía rara de traerla húmeda.
C.
– pues yo la encontré en el cesto de la basura del baño y la guarde, ya que está muy bonita para que la hayas tirado así como así, ¿no crees?
A.
– si tiene razón ¿me la puede dar, para llevármela y lavarla en mi casa?
C.
– claro que no me opondría en devolvértela, pero antes me tienes que decir ¿Por qué estaba muy mojada de esta partecita?, indicándole con el dedo el puente de esa prenda.
A.
– Aleida bajo la cabeza mirando al piso, ¿pues no sé qué le pasó a lo mejor se me mojo cuando me caí en el baño?
C.
– puede ser, pero no me convence por la exactitud de lo mojado en tu chonito, ya que es precisamente ahí, donde pones tú este, este, bueno tu cosita, ¿sí entiendes?
A.
– sí, claro que lo entiendo a lo mejor me oriné por el golpe que me di en el piso mojado, no lo recuerdo, ¿Por qué?
C.
– pues, mira Aleida te voy a hablar claro para que me entiendas ok, no tengo 15 años, como para comprender que lo que tenía este calzoncito ese día, no eran tus orines mamita, eran unos juguitos que te salen de tu pepita, y que son muy agradables para el olfato de nosotros los hombres, y el que tu produces es muy rico su olorcito.
A.
– ¿a poco no es mi pipí lo que me sale, cuando siento bonito aquí?, señalándose su triangulito que se mostraba cubierto por su mayoncito.
C.
– no, el pipí te sale cuando tienes la necesidad de hacerlo y es un acto que tienes que ir a sentarte a la taza del baño y hasta escuchas su chisguete como sale a presión, sí me entiendes verdad.
A.
– creo que sí, pero entonces esa babita que me sale, ¿Qué es?
C.
– mira esa babita que te sale es de una fuentecita que está aquí adentro, ¡¡tocándole con un dedo en medio de sus carnositos labiecillos vaginales!! Y de vez en cuando se abre una llavecita y deja que salga esa jugosidad, que no tiene que ver en nada con la pipí, ese es otro líquido que tu fabricas y que a nosotros los hombre nos encanta una por su sabor y otra por el aroma que nos incita a tomarlo directamente de la fuente que tienes en medio de tus piernitas, ¿me entiendes?
A.
– ¿pero cómo, a ustedes los hombres les gusta ese líquido baboso que me sale?, no lo creo debe de saber raro, ¿no cree?
C.
– pues sí es raro, pero muy exquisito al gusto de nuestros paladares, además de que el aromita es muy delicado, y más el tuyo, ya lo olfatee de este calzoncito que me dejaste tirado en el bote de basura y la verdad me gustó su aroma y ¡como sabe!
A.
– ¿don José, no me diga que olió y probó mis esos, digo mis jugos que dice usted?
C.
– sí, ¡¡¡Aleida le pasé la lengua a toda esta parte donde pones tu vaginita!!!, y lo olí hasta casi desmayar, como te pasó a ti, ¿te acuerdas?
A.
– ¿a poco usted hizo eso con mi calzoncito?, no vio que estaba sucio, ya que lo traía puesto desde en la mañana de ese día.
C.
– uy mi niña, con razón, ¡así huele más exquisito!, que no vez que se añeja su aroma y se hace más intenso o sea más fuerte y con la mojadita que estaba mmm, ¡no te imaginas que gusto me di al chuparle ahí?, pensando que le pasaba la lengua a tu cosita.
A.
– ay don José, no me diga eso, mire como me pone la piel bien chinita, parece que tengo frio, no sea malo, ¿pero dígame, le gusta como sabe mi pipí y mi olorcito?
C.
– mi niña, si te sabe a mielecita fresca de un panal y te huele a algo que no puedo descifrártelo, ¡pero claro, que me embriaga me pone muy excitado!, ¿me dejarías olfatearte un poquito directo de ahí?, señalándole con el dedo el tesorito infantil situado entre sus gruesas y macizas piernitas.
A.
– no sé, me daría pena, ya ve que hoy tuvimos educación física y sude mucho, a lo mejor me huele mal, ¡ya que no me he bañado!
C.
– mmm, mi niña así está mejor, el aroma ha de estar en su punto, déjame aunque sea un poquito, mira como estoy de necesitado de tus humores, sí.
A.
– bueno, pero sólo un poco y no vaya a decirle a nadie, porque se vayan a enterar en mi casa y me pueden pegar, ¡¡¡déjeme acostar!!!
C.
– eso mi niña, haber voy a embriagarme de ti, mmmm, mmmm, pero que rico me llega tus aromas, ¡abre tus piernitas, para olerte más cerquita tu cosita!, eso es, haber, , , , , ,???
A.
– ay don José ya no, me da pena que va usted a decir, que soy una loquita, noo, ya noo, me da pena, ya no por favor, mejor mañana que venga bañada le doy a olerme, pero ya no
C.
– sólo otro poco más, es que me gusta como hueles, tu quédate así como estás, abre un poquito más tus piernitas, eso es, así, así, mmmm, si supieras como me gusta, que hasta ganas me dan de besarte la conchita, ¿me dejarías hacerlo?
A.
– noo don José como cree, ¡eso no!, me daría más pena, noo, es que nunca me han besado mi gordita.
C.
– tú déjate qué le dé un besito a tu gordita, te va a gustar vas a ver, hasta me vas a pedir que te la siga besando, ¿le doy?
A.
– ay don José, bueno está bien, pero déjeme cerrar los ojos, así no siento mucha pena, espere un poco, ¡yo le digo cuando ya me lo dé!, pero que sea rapidito, para que no lo vea.
C.
– bueno tomate tu tiempo yo espero aquí mientras sigo olfateando tu pequeña gordita, mmmm, ¡pero que rico!
A.
– ya don José, pero que sea de rapidito, acuérdese que es la primera vez que me van a besar mi gorda, yo no lo veo, ¡hágalo cuando quiera!
C.
– sí claro, ya voy a ver alza esas piernitas y recárgalas aquí en mis hombros, ahí te voy a darte ese besote, mmmmuaaaaaaaaacccc, muacc, muacc, mmmmuaaaaaac
A.
– ahh, yaa don José, dijo que uno y me dio muchos ahh, no sea malo ahh,
C.
– ¿qué te gustaron esos besitos en tu papayita?
A.
– ahh, sii, se siente bien, me dieron como unas cosquillitas, pero es usted malo, porque me dijo que uno y me dio muchos, no se vale así
C.
– bueno mi amor, mira ya con el primero, que te di, me dieron muchas ganas de darte más y no pude contenerme de hacerlo, pero sé que te gusto, ¿a poco no?
A.
– pues sí, se siente bien, pero me da cosa, por las cosquillitas que sigo sintiendo ahí abajito.
C.
– además estas muy mojadita de tu mayoncito, porque no te lo quitas y te lo pongo a secar, el sol está fuerte y como en 15 minutos ya está bien seco, ¡quítatelo!
A.
– no don José, como cree, que me quite la ropa, me va a dar pena que me vea encueradita, que se va a pensar usted, que soy loquilla.
C.
– mira tú dices que no quieres que nadie se entere de tus cosas que haces y de que te olí la cola y menos que te la besé, entonces no hay problema esto es entre tu yo, métete debajo de la colcha y te lo sacas, lo llevo a asolearse y verás que pronto está listo para ponértelo seco, ok
A.
– ah bueno, si usted dice que no va a decir nada, pues se lo doy, pero me meto en la cobija, ¿¿¿¿¿ espere ahora me lo saco ??????
C.
– dámelo, ah también tu calzoncito que ha de estar más mojado que tu mayoncito, ya de una vez que se sequen los dos, mientras te quedas tapada con la colcha, ahora regreso
A.
– bueno téngalos, pero no se vayan a ensuciar y que se sequen bien, aquí me quedo tapadita, no se tarde, me da miedo estar solita
C.
– no te preocupes voy rápido los pongo a asolearse y me regreso rápido
Ya una vez con las dos prendas en sus manos el conserje se metió al cuarto de utilería y se dio a chupar las dos piezas con su boca y lengüetear esas partes húmedas que le sabían a gloria, obviamente se excito tanto, que ambas piezas las llevo a la cancha escolar y las subió con un gancho a un tablero de los aros de básquet y ahí suspendidos se comenzaban a asolear e inmediatamente se fue con Aleida ya que tenía miedo de estar solita
C.
– ya regresé muñequita, ya no tengas miedo ya estoy aquí para cuidarte, haber arrímate y déjame estar a tu lado, para seguir platicando
A.
– sí, está bien pero, ¿dónde puso a secar mi ropa?, no la vayan a cagar las palomas.
C.
– no, como crees, las puse en alto colgaditas, ¿quieres ver donde las puse?, desde aquí las puedes ver, ¿quieres hacerlo?
A.
– bueno, enséñeme ¿dónde andan mi calzón y mis mayones?
C.
– mira deja abrir esta ventana que da a la cancha y veras desde aquí donde les pega el sol, ¡mira!
cómo resorte se levantó de la cama y se estiró para ver sus prendas a través de la ventana, pero se le olvido que estaba desnuda de la cintura para abajo y don José la observó por unos segundos, y la chiquilla pego un grito de susto de que el conserje le había visto sus nalguitas de buen tamaño, sus gruesas piernitas, ya que estaba a sus espaldas y la vio perfectamente, la chiquilla del susto se volvió a meter entre la colcha tapándose hasta la cara del susto y de la pena de que la haya visto así, y así tapada le dijo:
A.
– ay don José que pena se me olvido que estaba en cueros y me vio todo, ¿verdad?
C.
– pues sí, ya vez que te levantaste sin taparte con la colcha, pero no te preocupes, ya ni modo fue un accidente, no tienes porqué apenarte, además estás muy bien, tienes un bonito cuerpito, ¿no crees?
A.
– pues no sé qué decirle, ¡pero de que me dio pena, me dio!, pero ¿Qué me vio, dígame?
C.
– ah pues, alcance a verte tus piernas que las tienes muy bien formaditas y gruesas y tus nalguitas bien paraditas, hasta me dan ganas de darte unas nalgadas por las travesuras que haces.
A.
– ay qué pena, me vio de atrás, mi colita y mis piernitas, pero no le vaya a contar a nadie que me vio sin calzones, eh
C.
– como crees que vaya a decirle a alguien, es un secreto eterno entre tú y yo, lo que pase aquí y lo que pueda pasar, tanto tú como yo debemos de mantener el secreto, ¿estás de acuerdo?
A.
– sí, yo no digo nada a nadie, sino ya no me deja usar la máquina, ¿verdad?
C.
– sí, así es, y si te portas mal conmigo hasta te puedo dar unas buenas nalgadas, ya que veo que tus pompas están carnudas y aguantan una buena nalgueada, ¿estamos?
A.
– sí, lo que usted diga, mejor no hablo nada de que hoy estuve aquí con usted.
C- perfecto, haber acuéstate bien, que yo también quiero descansar un poco, y seguir platicando, ¡acomódate bien y hazme un espacio!
A.
– bueno, está bien pero estoy sin ropa, y me da penita, pero sí quiere me enrollo en su toalla y ya.
C.
– no te preocupes de que estas sin ropa, es mejor así fresca, ¿mientras que te parece si me das permiso de oler tu gordita, pero ahora sin ropita, cómo hace ratito?
A.
– ah, que travieso es usted don José, si quiere oler, huela, pero debajo de la colcha, para que este oscuro y no me vaya a ver, venga métase abajo y le tapo la cabeza
C.
– ahí voy, parece que estoy en una cueva, déjame que te encuentre, aja ya te encontré aquí estás, mmmm, que rico aroma de mi muñequita mmmm
A.
– ay don José, no sé qué le gusta de mi olor, me hace sentir extraña cuando siento el aire que saca de su nariz, bien caliente y siento cómo que me quema ahí, y cómo que me empieza a dar cosquillitas, no me sople mi rinconcito ahh, no sea malito donnn, ahhh, José ,ahhhh, uyyyyyy, no me sople ayyy, mmmm, mmmmmmmmmmmm, ahhhh, ayyyyyy
C.
– pero mi niña, cómo preguntas de cómo me gusta tu aroma de pequeña mujercita, sí es lo más exquisito, como ya te dije hace rato, es más así como me tienes tapado y entre tus piernitas, te voy a dar besitos otra vez en tu rinconcito que lo has de tener bien mojadito, ¿verdad?
A.
– ahh, pero, pero no vaya a decir a nadie que me besa mi cosita por favor, ¡¡¡ bésemela como hace rato !!!
C.
– mmmm, muac, mmuacc, mmmm, mmmuaaaaaaaaaaaac, ¿te gusta verdad?, muaccc
A.
– ahh, sii, sii me gusta, deme masssss, massss, ayyy, sii se siente bien ahhh ayy, que me hace ay que me estoy como haciendo de mi pipí ahhhh, ahhhh, ¿Qué me hace, ahhhh???
Porque me pasa la lengua en la rajadita, uyyy que siento ayyy, ayyyyy, me hago, me hago me estoyyyyyyyyyyyyyy, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
C.
– mi reina como mojas ahh, me diste una buena regada de jugos, déjame sacártelos de tu hoyito con mi lengua, ahhh, mmmm que ricos babositos y calientitos, salen de tu fuentecita, le abriste mucho la llave, uyyy que ricos y saladitos tus fluiditos, mmmmmmm
A.
– ya don José me da muchas cosquillas lo que me hace, ahhhh, ya noo, me haga eso, sino en mi casa quien me va a chupar mi hoyito, ahhhh, y me van a regañar de que quiero eso, ahhhh, ahhhh, ya pare, porfis,, yaaaaa, estoy orinándome otra vezzzzzzzzzzzz, ayyyyyyyyy ahhhhhhhhhhh, uffffffff, ya nooooooooooo, ya noo chupe mí, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh
C.
– ya vez que rico sentiste, ya vez que te iba a gustar, ahh, ahhh, recupérate un rato y te voy a dejar seca de tanto mamarte la cuquita, ahhhh, ahhhh, descansa, ahh, ahh
Ya una vez pasada la excitación de Aleida, don José se levantó de entre las piernitas gruesas de la chiquilla, se destapó y vio que estaba desmayada toda desguanzada, bueno no era para menos, fue la primera vez que tuvo una seguidilla de orgasmos muy intensos esa pequeña mujercita, y el cansancio la hizo desfallecer, mientras don José aprovechó la oportunidad y se desnudó por completo y se acostó, entre las piernas de Aleida y le puso su pene en el montecito de la niña, para ver su reacción y se lo empezó a frotar, hasta que lo fue bajando a encontrar la rajadita a la cual le daba brochita con el glande muchas veces, hasta que sintió la necesidad de eyacular, pero no lo retiro de ahí, es más le incrustó la punta del glande y un poco más en la vulvita y se dio una vaciada de esperma en el inicio de la entradita vaginal la cual rebozó, y a la vez le baño toda la montañita de carne y todo su pubis bien rociado de esperma, hasta al ombliguito le llegó esa potencia contenida.
Se levantó y fue por una toalla, para secar muy cuidadosamente a esa diva en miniatura hasta no dejar ningún vestigio de fluidos masculinos en ese cuerpo infantil y se fue a bajar la ropita, para vestirla y así lo hizo, hasta que abrió los ojitos y vio que don José estaba sentado en una silla junto a la cama, pero ella ya estaba vestida y sin algún rasgo de humedad, se levantó y le preguntó lo que había pasado, mientras estaba dormida, y don José le dijo que se orinó y se quedó dormida, por lo que la vistió y ahí la estuvo cuidando hasta que despertara.
A.
– y ¿cuándo vendré de nuevo a jugar con su máquina?
C.
– cuando tú quieras, pero no debes de decir a nadie, que vienes para acá, después del horario de clases; nos ponemos de acuerdo en el recreo, yo te busco o tu vienes al cuarto de la utilería, nos ponemos de acuerdo y sales con un balón, para que no sospechen nada y ya me lo devuelves al terminar el recreo, ok.
A.
– sí, está bien, así lo haré, pero creo que querré venir todos los días, ¿puedo?
C O N T I N U A R Á.
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