Aleida Mini Ninfomanita V.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Ya pasadas las 7 de la noche de ese lunes, el conserje se dio a despedir de Aleida, con el fin de que se fuera a su casa, ya que tenía más de 5 horas de estar con él y temía fuera regañada en su casa, así que la encaminó a la salida y la chiquilla se retiró, pero en la mente de ese hombre se hacía muchas preguntas acerca del comportamiento de Aleida, por los sucesos vividos esa tarde, que se dieron para él sin pedirlo, y cómo la pequeña en su inocencia guardaría un secreto muy delicado, para su edad, en fin así pasaron las horas en la soledad de su dormitorio, hasta que cayó la noche y el sueño y cansancio lo vencieron, para caer en los brazos de Morfeo y así estar listo al siguiente día y continuar con su rutina de trabajo en esa escuela de un pueblo cercano a la capital.
Por la mañana siguiente y como de costumbre don José estaba en la puerta del colegio, vigilando la llegada del alumnado y saludando a uno que otro padre o madre de algún escolapio, ya que era muy bien visto por la mayoría, en eso llegó esa muñeca que le robaba el sueño de hace unos pocos días a la fecha y pasa diciéndole buenos días don José, y él pues le contestó de igual manera y la chicuela se fue corriendo con su mochila en su espalda con rumbo a su salón de clases, pero a la hora del recreo de ese día, la chiquilla se alejó del grupito de amiguitas de clase y se fue al baño, para después salir discretamente y dirigirse al cuarto de la utilería, donde don José la esperaba de una manera impaciente, para saber cómo se sentía o le dijera algo respecto al día anterior, en eso entró la chiquilla y fue directamente a darle un beso en la mejilla al conserje y le dice; muy coqueta ¡al rato vengo, después de que se vayan todos!, quiero preguntarle algo, y a ver si puedo usar su máquina, adiós y tomo un balón y se fue a buscar a sus amiguitas, para jugar un poco con ese balón, en eso sonó la campana de entrada del recreo y fue rapidísimo a dejar el balón a la utilería, y fue a darle otro beso a don José y se salió corriendo rumbo a su salón de clases.
A la hora de salida pasó y se despidió del conserje en la reja de salida, pero sólo de palabra, sin hacer algún intento por darle algún beso, sólo las palabras, ¡hasta mañana!, ¡muy discreta la chiquilina!, ya una vez afuera y como siempre se despidió de sus amiguitas y cada quien tomó un rumbo distinto, Aleida fue directo a su casa para dejar sus cosas escolares en su cama y de reojo ver a su maltrecho animal inanimado que pareciera que sus ojos la observaban con extrañeza de que no lo había utilizado de unos días a la fecha, se cambió de ropa, como hacía calor se puso una faldita de mezclilla que le quedaba arriba de sus rodillas, una blusita de tirantes ajustadita, se cambió los zapatos escolares por unos tenis y como no había que hacer tareas, solamente tomó su bolsita de niña, la cual parecía un costalito, le dijo a su madre que iría unas horas a jugar al parque, que la estaban esperando sus amiguitas y que se llevaba sus patines porque iban a entrenar las tres mini-chicas, su madre le dio el respectivo permiso para irse, ¿pero que lejos estaba de imaginarse que su hija no iría al parque?, sino de regreso a su escuela, ya que sentía urgencia de sentir “la máquina” en su pancita y más abajo de esa zona.
Llegó de regreso a la escuelita, ya don José tenía la reja abierta, dizque estaba afuera revisando los medidores de la luz y la chiquilla entro sin decir palabra alguna, para después don José entrar también y cerrar perfectamente esa reja, para dirigirse a encontrarse con esa duquesita que lo traía de cabeza, ya una vez juntos la chiquilla lo abrazó y le dio un besito y se sentó en el borde de la cama del conserje, ya que se fue directo a ese lugar, como si se tratara de su zona de satisfacción y comenzaron a platicar:
C.
– ¿Cómo te fue hoy en clase amorcito?
A.
– ¡bien, pero me sentía algo incomoda de aquí!, señalando su partecita con un dedito.
C.
– ¿Cómo, que sentías, haber platícame?
A.
– ah, pues mire, lo que pasa es que, uff me da pena decírselo, pero no tengo a quien contarle esto, sólo a usted, verá, anoche que fui al baño a hacer de mi pipí, allá en mi casa y después que me limpié vi en el papel que tenía como algo viscoso entre amarillento y blanco y olía como a lejía para lavar la ropa y me asusté, ya que nunca me ha salido esa cosa, sólo mi pipí y eso que me dijo ayer babosito que se chupó de mi gordita ¿se acuerda?
C.
– mm, claro que me acuerdo de esos juguitos que me bebí de tu fuentecita, ya vez que le abriste mucho a la llavecita y no paraban de salirte, ¡por eso me los tomé todos!
A.
– aja, sí, pero otra cosa que traigo en duda, de ese líquido entre amarillento y blancuzco, ¿por qué me salió?, ¿sería, por qué me chupo mucho mi cosita o que será?
C.
– bueno deja de pensar de donde nació ese líquido, ven siéntate en mis piernas y vamos a jugar un ratito, como ayer ¿quieres?
A.
– ¡noo!, yo quiero la máquina, jugar con ella, ¿ya se la llevo de aquí?
C.
– sí, está en el cuartito, ¿si quieres voy por ella? Y juegas un ratito, mientras termino de asear un salón que me falta y te quedas aquí.
A.
– síí, porfis, ¡tráigamela un ratito!, dándole muchos besitos en la mejilla del conserje.
C.
– bueno mi amor, voy por ella, aquí quédate, ah te quitas tu calzoncito, para que no lo empapes de juguito, ok.
A.
– no hay problema aquí traje en mi bolsita varios, ¡mire!, y sirve que los dejo aquí y me los guarda, por si acaso se me olvida algún día venir prevenida.
C.
– ay mi amor que inteligente eres, no cabe duda que eres una niñita muy especial, ¡pero que bonitos calzoncitos trajiste!, son de las princesas y este es de la sirenita mmm y este es de unas estrellitas que lindos, ¿oye y porque no, mejor me los regalas?, así sentiré muy bien tenerlos a mi lado y sentir tu aromita de pequeña hembrita.
A.
– ah pues déjeme pensarlo, ya que sólo tengo estos que traje, el que tengo puesto ahora y 3 más en la casa, que ya están muy usados y me quedan aguados.
C.
– no hay problema amorcito, sí quieres el fin de semana que voy a mi casa a la capital, te compro unos pocos a mi gusto y los usas aquí y si quieres los lavo yo, para que no te los vean en tu casa y no te pregunten de donde los sacaste o de quien son, ya sabes las preguntas que te pueden hacer y puedes tener problemas, ¿quieres que te compre unos cuantos? y sólo aquí los usas conmigo.
A.
– Ay don José, me daría vergüenza que usted me comprara calzones, pero bueno, sí usted quiere, ¡pues cómpreme unos!, y sí aquí los uso, ¿pero no le vaya a contar a nadie que usted me compra calzones, eh?
C.
– como crees chiquita que voy a andar diciendo eso, pero dime que colores quieres o los quieres con figuritas como estos, de ese este tamaño o más chiquitos, estos son los clásicos que usan las niñas, ¡estas son bombachas!, pero yo veo, a lo mejor te traigo un bikini entre los que pueda comprarte o unos de esos que parecen shorcitos muy pegaditos, bueno ya veo mejor yo, ¿pero que talla te traigo, para que te veas bien?
A.
– ah pues los que usted quiera, nada más que sean talla grande infantil, ya que dentro de poco usare ya juvenil, es que me están creciendo las nalgas mucho y luego se me clavan en la cola y me rozan.
C.
– sí ya me di cuenta como se te meten aquí, hasta te parte tu pepita, pero se te ven bien, así te vez muy sexi, ¿no crees?
A.
– ya don José no me diga eso, a poco cree que me doy a enseñar mi concha a los demás, noo, como cree ¿le digo algo?
C.
– bueno yo decía que te ves muy bien así vestida de debajo de tu ropa de calle o del colegio, ¿pero haber dime?
A.
– pues me da pena, pero tengo confianza con usted don José, ¡¡¡usted es el primero que me conoce la cosita!!!, ji ji ji, no lo vaya a decir a nadie, es secreto.
C.
– no me digas ¿nadie te conoce ahí?, ya vez que luego los primitos cuando juegan, los tíos cuando andan medio alegres por tomarse unas copas o los padrinos cuando te visitan o los visitas tú, a veces les da por ver esas tiernas conchitas y más que la tuya es muy bonita y bien carnudita que se antoja darle muchas mordiditas.
A.
– a que don José, de dónde saca eso de que mi familia me ve o se las enseño, no como cree, yo casi ni convivo con ellos, sólo en la casa, mi escuela y yo solita, es más, ni mi mamá me ve, sólo me conozco yo y usted apenas desde ayer, ji ji ji.
C.
– caray me sorprendes amorcito, ¿oye y no te gustaría ser mi novia?, claro en secreto y nada más aquí, ya en la calle sólo nos saludamos como si no lo fuéramos, ¿te gustaría?
A.
– ¿no sé?, estoy muy chica para tener novio, apenas tengo 10 años, deje lo pienso y le digo después, sí.
C.
– pues a mí me gustaría que lo fueras, ya que te compraría muñecas, algún perfume de niña, tal vez muchas cosas, y aquí las guardarías, en secreto y te daría algún dinero, para que te compres tus desayunos escolares o alguna chatarra, a poco ¿no te gustaría?
A.
– pues sí, ¿pero a poco los novios se dan esas cosas que dice, de comprarle a las chavas?
C.
– claro que sí y más cuando ustedes las chicas demuestran amor, cariño y otras cositas a sus novios, ¡se les da más!, bueno con el pasar del tiempo, es como una señal de amor sincero, por ustedes, pero bueno, piénsalo, ¡voy por la máquina!
A.
– uy sería bonito, ¿pero lo pensaré?
Don José se fue por la máquina del deseo de Aleida, mientras la mocosita pensativa en las palabras del conserje, se hacía muchas preguntas, acerca de ese noviazgo que le interesaba, ya que así podría con más confianza, estar con ese señor que le atraía, pero no ¿sabía porque?, ya que el tipo era muy educado con ella, era un hombre limpio, su condición de empleado de limpieza del plantel, no lo hacía verse diminuto ante los maestros, ya que siempre andaba vestido casi al igual que ellos, hasta la gente le decía maestro, y el cual no lo era, él era profesionista en otra rama, o sea era enfermero retirado de una institución de salud, pero logró acomodarse en esa escuela, por una buena recomendación, no era cualquier sujeto, era muy educado y muy responsable de su trabajo.
Ya de regreso con esa máquina se la dio a Aleida, para que jugara con ella, pero ahora no lavaría el piso, sino la colocó con su plataforma a modo que no fregara el piso, más bien que rotara el motor, nada más y le dijo a la niña, que ahí estaba su juguete, y como debía usarlo ahora, sin tallar el piso, y se fue a terminar sus labores, dejando a la nena precoz, con lo suyo, ¡por lo que ya sabía lo que pasaría prontamente!
Pasados unos 20 a 30 minutos regresó a dar un vistazo a la escuela y que todo estuviera apagado y en orden, pero no escuchó el ruido del motor de la máquina y pensó que Aleida estaba entretenida y se dirigió a verla, llevándose la sorpresa, de que la chiquilla como el día anterior se daba una pletórica autosatisfacción después de haber usado la máquina, ya que escuchaba sus gemiditos y el exhalar del aire en su boca, se le acerco sin que la chiquilla lo notara, ya que estaba con los ojos cerrados y se ubicó entre las gruesas piernas de la chicuela, mientras ella se pasaba sus dulces deditos en toda la minúscula rayita, el posó su lengua y se dio a darle presión a los dedos de la chiquilla, hasta que los apartó de ese cálido pliegue e invadió a lengüetazos esa vulvita que rezumaba calientes líquidos producto de sus fluidos y con sus labios absorbió ese pequeño clítoris encapuchado del cual brotó una diminuta protuberancia parecida de tamaño a una lenteja y la friccionó muy delicadamente con su lengua y largos gemiditos de esa ninfa, se dejaban a escuchar en ese cuarto privado, el cual se había convertido en cómplice de Aleida y José.
A.
– ahhh, que me hace don ahhhhhhhhhh joseeeé, ayyyyy que bonito sientooooooo, ahhh, me va a hacer orinarmeeeeee, ahhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, ayyyyyyyyy, ayyyyyyyyy, yaa, yaa, me vieneeeeeeeeeeeee la pipiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh ayyyyyyyyyyyyyy, que me hizo, ohhhh, ohhh, ya no me hagaaaa, ya noo, mmm, mmmmm.
Para desvanecerse nuevamente como un día antes, y quedar con las piernitas abiertas mostrando su jugosa conchita en todo su esplendor, una manita apretando la colcha y la otra reposando en su vientre el cual se alzaba como si le faltara el aire, su boca semi-abierta, no cabe duda que era la estampa de una muñequita de hentai, pero real de carne y hueso.
Ya una vez levantado don José de la posición en que estaba con su cabeza, entre medio de las piernotas de la chiquilla, se las jaló con cuidado, para acomodárselas cerrándoles el vértice de ambas y la cubrió con una sábana blanca, se sacó su pene y se masturbó, frente de ella la cual no lo veía ya que estaba con los ojos cerrados por ese desmayo, hasta que se vació abundantemente en el piso y sentarse abruptamente en el borde de la cama, para acostarse a un lado de Aleida, quien ni siquiera notó la cercanía a su cuerpito de don José, el cual se desnudó en la cama completamente y alzo la sábana, para acomodarse, abrazar y pegar a su cuerpo a esa chiquilla precoz, que ya respiraba tranquila, suave y serenamente.
Pasaría una hora y sin ruido alguno en ese lugar, se quedó dormido abrazando a Aleida, pero su cuerpo de lado y la chiquilla con su cabeza encima de un brazo de él, y su pene en reposo encima, entre el vientre y el monte de venus de la nenita, como sí se tratara de una imagen erótica la que surgiera a la vista de cualquier persona, hasta que se despertó la diva del cuento de hadas y sintió que estaba abrazada y pegada al cuerpo de don José, pero la cercanía de su cuerpito la hizo reaccionar de que estaba con ese hombre desnuda, ya que José también le había retirado todo su ropa, antes de que él se desnudara y acostara al lado de ella, levantó con cuidado la sábana y lo que vio, la dejo sorprendida, ya que el pene de don José estaba descansando en su cuerpo y unas gotas de semen que le habían quedado en el conducto propio de ese órgano sexual, escurrían como si fuera una baba encima de ella, y cerró los ojos para no ver más, soltó la sábana y se quedó quietecita, pero abrazando a don José ella también, hasta que despertó, mientras ella ahora vigilaba el reposo vespertino de ese nuevo instructor.
Una vez que don José despertó sintió la mano de Aleida en su pecho, ya que lo tenía abrazado y él también la tenía igual, pero de su cabeza, volteo a ver la hora en su reloj despertador y pues era aún temprano, y Aleida le dijo que podía estar hasta que oscureciera para irse, y en eso se sentó en la cama y le dice oiga don José ¿Por qué se orino unas babas en mi pancita, con su esa cosa que me puso?, ¡con la que hace su pipí!, cuales le pregunto él, ¡pues esas mire, estoy embarrada de babas!, ah, no te preocupes es líquido que queda ahí y cuando duermo lo derramo, pero es parecido a tus juguitos de tu fuentecita, ¡tócalos con tus dedos, son muy aceitosos, anda tócalos!
A.
– ay don José mire nada más como tengo embarrados sus jugos, ¡ah pues sí, son como aceite, bien resbalosos! Y ¿porque lo saca, cuando duerme?
C.
– bueno mira te lo explicaré para que vayas entendiendo, pero pon atención, ya que aún no has llegado a las clases de educación sexual que ya las dan en 5º año para adelante y tú todavía estas, en 2º año, pero pon atención, sé que eres inteligente y lo entenderás.
A.
– aja, haber estoy atenta explíqueme como es todo esto, sino entiendo me lo vuelve a repetir como mi maestra nos hace en nuestras clases.
Sentadita en flor de loto y cubierta por la colcha escuchaba atenta lo que don José le explicaba de una manera didáctica acerca de la sexualidad y lo relacionado a sus inquietudes, que quería saber a esa edad, las cuales entendió bien, mientras por debajo de la colcha se daba manita dulce a su infantil intimidad, sin que don José lo notara, hasta que a veces contestaba de una manera lenta y ese brillo de sus ojos lo demostraba que estaba erotizándose y excitándose por lo escuchado y por la mano traviesa que se daba en su tierna vaginita deseosa de sentir vibraciones de esa máquina que no le quitaba el ojo, desde que se sentó en esa posición en la cama, para escuchar.
C.
– ¿Qué te pasa Aleida, porque te quedas viendo fijo a la máquina?, ¿quieres acaso jugar otra vez con ella?
A.
– asintiendo la cabeza varias veces, ¡¡de que sí quería juguetear con ella!!, pareciera un imán que la jalaba, nada más de verla.
C.
– bueno, pues si quieres ve donde está y juega un poco con ella, yo te veo desde aquí como lo haces, ¡anda ve!
Aleida se bajó de la cama así como estaba desnuda y fue directo a ese artefacto de trabajo accionando el interruptor y se colocó el brazo en su pancita y se recargaba en él, y poco a poco lo iba bajando, hasta tenerlo bien pegado en su gordita pelvis, que se veía como se aplastaba por la presión que hacía, en ese brazo con su cuerpo, don José la dejo hacer hasta pasados unos minutos soltó el brazo del aparato y se fue a la cama jalando un poco la colcha y se pasaba una mano frotándose muy suave, y obvio los gemiditos que emitía dieron en el blanco al oído de don José, quien se empalmó de inmediato alcanzando una potente erección, que levantaba la colcha en la parte que se cubría, y se lo estaba jalando haciendo movimientos de masturbación al igual que Aleida lo hacía con su manita en su hermosa conchita, le tomó la mano desocupada a la chiquilla y la llevo pausadamente a su pene y lo posó muy despacio en el glande, para retirar la suya y dejar la de Aleida, quien medio abarcaba el tronco erecto con sus deditos, al irle bajando esa mano deliciosa que empezaba don José a instruirla, para que ella lo moviera sola, hasta que el retiro la suya y dejo la de ella, que ya abarcaba subiendo y bajando en bajo ritmo los movimientos masturbatorios que lo hacían volar por las alturas, cuando escuchó que se intensificaban los tiernos gemiditos de Aleida, retorciéndose como una culebra y haciendo movimientos lentos con su cadera de arriba hacia abajo, como si estuviera copulando, le retiró la colcha y desde su ángulo veía las contorsiones rítmicas que hacia esa pequeña diablesa con un sube y baja muy erótico, que mejor le retiro la mano de su pene y también la otra que ella mantenía en sobamiento, para subirse y acomodarse poniéndole inmediatamente el pene encima de su conchita de Aleida, quien se dejó hacer cerrando sus ojos, pero moviendo esa cadera de manera ondulatoria, mientras que don José movía al unísono la suya, para encontrase ambas partes en el viaje y ese vaivén caliente.
A.
– ahhh, ahhh, que me hace, ahhh que es eso, que me aplasta mi cositaaa, ahh, ahhhh, ahhhh, ayyyy, que essssssss, que essssss ayyyy que esss dígameeee, dígameeeee que bonitooooo sientoooooooooooo, ahhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, mee voy , me voyyy, a orinarrrrrrrrrrr arghhhhhhhhhhhhhhhhhhh, arghhhhhhhhmmmmmmmmm, uuuu,uuu, ahhh, yaaaa no ya me la aplasteee, ya nooooo, ya bajeseeee, ahhhhhhhh, ayyy
C.
– espera un poco mamita, ahorita te vacío mis mocos, esperaaaaaaaaaa, un pocooo, ahh, ahhhh, ahhhhhhh, ya vannnn, ya vannnnnnn, ahhhh, ahhhhh, ahhhhhhhh, mmmm
A.
– ayyy donnnn me esta picandoooo mi hoyitooo ayyyyyyy, ayyyyyy, que bonitoooo sientoooo, ayyyy, me voy a orinarrr otra vezzzzzz, ayyyy, ayyyyyyy, ahhhhhhhhhhhhhh,
C.
– esperaaaa no te orinessss, espera, te lo voy a meter tantitooooo, en el hoyitoooo, esperaaa, ahh, ahhh, ahhhh, vasss a sentir ricoooo, esperaaa, no te muevassssss, ahhh
A.
– ayyyy, ssiiiíi, aayyyyyyyyyyyyyyyy, no me lastimeeeeee, nooooooo, saquemelooooo, ayyyyyyyyy, me dueleeee, ayyyyy, me dueleeeeeeeeeeee nooooo, noooooooooo, ayyyy
C.
– nooo mi amor es sólo la puntitaaa ahhh, estoy afuera de tiii, no te asustesss, tu déjame hacerloooo, quédate quietaaaaa, ahhhh, ahhhh.
Sienteloooo te va a gustarrrrrrr, ahhhhhh
A.
– está biennn, pero sólo su puntitaaa, ayyyy, ayyyyy, no me lastimeeee, ayyyyy, ayyyyyy,
Yaa, yaaaa, yaaaaaaaaaaaaa, no mássss, ahiiii quedeseeee, ahhh, ahhhh, ¿es nadaaa masss su puntitaaa, verdaddd?, ahhhh la siento muy gruesaaa, pero me gustaaaa, meta ortro poquitoooo, ahhhh, ahhhh, ya, yaa, yaaaa, hasta ahiiiiii, hasta ahiiiiiii, yaaaa, ahhhhh
C.
– ya vess te dije que te iba a gustar, haber muévete con la cadera como lo haciasssss, mmm.
Mmmmm, siiiiiiiii, que biennnnnnn, no paresssss, yo no me muevo, solo tú lo hacess, ahhh, me vas a hacerrrr acabarrrrrrrr, no paresssss, sigueeee, sigueee, ahhhhhhhh
A.
– yo también me voyyy a orinarr otra vezzz, siiii, me estoyyyy ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Ahhhhhhhhhhhhhhhhh, ayyyyyyyyyyy, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Yaaaa no puedo maaaassssssssssssss, ya noooo, ya bajeseeee de miii, porfisss mmmmmm
C.
– tú ya terminaste de hacerte, ya estoy a punto yo tambiennnn, te voy a llenar tu hoyitooo de lechitaaa, ahhhh, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhh, tomaaaa, tomaaaaa, ahhhhhh yaaa, yaaa pasoooo, yaa, ahhh, ahh, te gustó mi amorrr, ¿dímeloo?, ahhhh, ahhhhh, ahhh
A.
– síii me gustoo ayy, ¿pero se orinó adentro de mi hoyitoo?, noooo, eso no se valeee, noo, buuuu, buuuu, me voy a quedar embarzada buuuu, buuuuuu, y no quiero buuuu, buuuu.
C.
– no llores mi amor, tu todavía no puedes embarazarte, aún no te llega tu periodo menstrual o sea la regla, y además no me vacié adentro, sólo fue en la entradita de tu vulvita, ni siquiera entró nada que regara en tu interior, ¿no sentiste que fue la puntita nada más la que te vomitó esa puertita, de tu gordita, estás cerradita?, no pasó nada, ¡haber te limpio para que te vistas!, ok.
Haciendo pucheros, se dejó limpiar toda y como si fuera una bebé de brazos, don José la vistió completamente, hasta le amarró sus tenis, la llevó a la salida y la chiquilla antes de poner los pies en la calle, y con sus patines cruzados en su hombro, le dijo: ¡¡¡sí quiero ser su novia don José!!!, ya lo pensé, pero me compra esos calzones eh, lo quiero mucho, se acercó y como si fuera una adolecente se subió a un bloque de cemento que estaba en el piso y junto sus labios a los de él, y un breve y mojado beso le brindó a ese señor, y con eso ella sintió que selló una relación formal, y se ilusionó con ese hombre en los siguientes días.
C O N T I N U A R Á .
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