Aleida Mini Ninfomanita VII.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Como recordaran en el capítulo anterior, de esa tarde que vivió Aleida de una manera tan llena de erotismo, pero a la vez y sobre todo por la forma que fue manejada en esa época, por don José, quien la trataba muy tierna y dulcemente, miso que la fue despertando de una manera muy suave, tranquila y delicada, ya que se había enamorado de ella y a la vez esa princesita, de ese hombre al grado de escribir y dibujar en sus cuadernos escolares corazones, alguna que otra frase de amor sin terminar, las cuales quedaron impresas, cómo testigos de esa manifestación, que a muy temprana edad ella le brindaba a él sin reservas, en cambio don José la trataba con una ternura que se reflejaba entre los dos, ya no sabía ese hombre, qué comprarle, perfumitos para esa edad, ropa de moda para ese cuerpo infantil, y sobre todo el gusto exquisito que tenía para escoger la lencería y sus formadores que ya empezaba a usar la chiquilla y uno que otro capricho que Aleida le pedía, ella se había convertido en un corto tiempo, en una parte importante en la vida de don José, ya que la vigilaba, la cuidaba y sobre todo, qué en él había nacido ese sentimiento que se llama amor; bueno regresemos a la trama principal:
Al día siguiente de esa hazaña lograda por don José y cómo siempre esperando en la entrada la llegada de alumnos y entre ellos ¡su princesita!, la cual no llegó esa mañana, y pues se preocupó de la inasistencia, ya que nunca faltaba a clases y como es costumbre de esa escuela, se le tiene que enviar un citatorio al tutor, para que vaya y justifique esa falta y le fue requerido a don José llevarlo a la casa de Aleida, el cual lo recibió la madre de la niña, exponiéndole el motivo, ¡de que se había caído por andar jugando!, pero que iría más tarde a decir la causa, pero que estaba bien, que no había problema alguno, pero don José le dijo que si podía pasar a saludarla un momento, ya que se lleva mucho con ella, y le tiene mucho cariño, por estudiosa y educada, por lo cual pasó y estaba en su cama, sentada alisando el pelo de una vieja muñeca, y sorprendida Aleida le dijo ¡pa, perdón don José!, ¿Qué hace aquí en mi casa?, pues me pidieron en la escuela venir a verte, ya que faltaste a tu obligación sin justificación alguna, pero veo que estas bien, que es lo que importa, te dejo, ya que tengo que regresar, espero verte mañana en el colegio, sí mañana voy es que me duele, un poco la panza, bueno y me caí anoche con los patines y me duele una pierna, pero mañana ya voy, adiós don José.
Pero don José no se comió el cuento de la caída de Aleida y menos de ese dolor de panza que decía su princesita, ¿a mí se me hace que le duele su gordita?, por lo que le hice ayer, pero bueno, ya mañana me dirá, pero en la tarde que estaba terminando sus labores rutinarias, escuchó que tocaban en la entrada, y dijo ¿será mi Aleida?, y efectivamente estaba ahí su duquesita esperando le abriera, ya una vez dentro se metió corriendo al dormitorio, mientras él la alcanzaba, y ya una vez juntos en la intimidad de ese cuartito, la muñequita de hentai, le dijo:
A.
–
Papi no vine a la escuela hoy, es que, ¡bueno tengo bien gorda mi cosita y me arde para hacer pipí desde anoche!, ¿porque será qué me pasó eso?
C.
–
Pues ha de ser que ya estás creciendo y pues también tu cosita tiene que crecer, ¿ha de ser por eso? y de que te arde para hacer de la pipí, pues a lo mejor es, porque que tomas mucho refresco, y eso es malo, pero ¿déjame verte, quítate la ropita y te acuestas?
A.
–
Sí papi, ¡ve como la tengo!, parece un tamal chiquito y papudo, ¡uy me arde para la pipí!
C.
–
¿Haber deja verte tu cosita?, mmm, ya veo esta inflamadita, sí me acuerdo que es más bajita, de cómo la tienes hoy, bueno aquí te estás, voy a ir a la farmacia a comprar una crema, para ponértela, ¡regreso!
A.
–
Sí papi, no me gusta sentírmela gordota, ¡me la curas, eh!, aquí te espero, besitos.
C.
–
ya de retorno don José traía aparte de la crema desinflamativa, compró una solución para lavar heridas, cotonetes, algodón, una jeringa de 20 cms, una estuche que contenía un pequeño irrigador con su cánula apropiada para utilizarla en ella y sobres de un higienizante íntimo, ¡ya regresé mi amor!
A.
–
¡Ay papi te tardaste mucho!, y fui al baño a hacer pipí y me fui encueradita y me sentía rara desnuda en la escuela, ¡me imaginaba que andaba así en horas de clases y que todos me miraban, los compañeros y los maestros!, uff.
C.
–
Bueno es una fantasía, eso no sucederá jamás, así que quítate esa ideas y no lo vuelvas a hacer, ya que no es de mi agrado que andes así, ¡mira lo que traje!, te voy a curar esa pepita rica, ¡acuéstate!
A.
–
Ay papi, no te enojes, es sólo eso, una fantasía que no sucederá nunca.
C.
–
Bueno haber mira, voy a revisarte bien, no te muevas, te voy a abrir un poco con guantes tu gordita, para higienizarte bien y le voy a poner y lavar con esta solución, vas a sentir frio pero, te hará bien.
A.
–
Ay papi, esta fría esa cosa, ayy, ayy, no me abras mucho me arde uff, ¿Qué me haces papi?, ¡si ya me la lave en la mañana, cuando me bañé!
C.
–
Sí ya lo sé, pero esta lavadita que te estoy haciendo es para que se te desinflame la cosita, ¿ya no te arde, verdad?
A.
–
Ahh papi, se siente fresca esa agüita, y la espumita huele bien, ¿papi crees que con eso ya se me ponga bien lisita, cómo la tenía ayer?
C.
–
Sí mi amor, ya veraz que mañana ya amanece bien y ya no te va arder, ni nada, pero tengo que lavar adentro de tu vaginita, y esto que ves aquí, lo voy a llenar de esta otra solución y la voy a irrigar por dentro y vas a sentir frío y fresco a la vez, y vas a quedar bien limpia e higienizada y vas a oler a muñeca Barbie, je je je.
A.
–
Ay papi, házmelo con cuidado, nunca ha entrado nada ahí y ni me he metido nada en mi cosita, ¿me da miedo?, no me vayas a lastimar porfis, ¿bueno, pero sí es para que me componga de la gordita, pues me dejo?, ji ji ji.
C.
–
Ya sabes mi amor, que siempre te hago con cuidado, además esto no duele, ni te lastimará, en cambio te vas a sentir bien, ¡abre esas piernotas mamita!
A.
–
Ahh, papi, que frio siento adentro, en mi pancita uff.
C.
–
Ya vez, ya quedó, ¿te duele lo que te hice?, a ver, lo que pasa que eres muy chiqueona o, a lo mejor yo te hago a que seas así.
A.
–
Sí papi, es que me consientes mucho y me tratas bien siempre, a mí en mi casa, nunca me dicen cosas bonitas, en cambio tú hasta me dejo que me laves mi cosita, ji ji ji, ¡te quiero papi!
C.
–
Yo también te quiero mucho mi bebé, tenemos edades muy lejanas entre los dos, pero nos entendemos a la perfección, a ver, ahora te pongo esta cremita en la cosita pero esta es por fuera y una pasadita en los labiecitos y ya está, mañana me dices cómo te sientes, ponte este calzoncito nuevo, por si se mancha, y te cambias por uno de los tu casa y este te lo traes mañana en tu mochila y me lo das para lavártelo, ok.
A.
–
Sí papi, ya sé que no me deben de ver estos calzones en mi casa, yo me lo traigo temprano y te lo paso en el recreo, ji ji ji.
C.
–
Eso es mi amor, ya ves que eres muy inteligente, debes de ser muy discreta con lo que te compro y como te debes de dirigir a mi delante de los demás, anda ya vístete y ya vete a tu casa a descansar, ya mañana veré cómo te sientes, para que vengas por la tarde, a propósito hoy no hagas travesuritas con tus dedos ahí, ¡aguántate para mañana!, ni sobadita en la conchita, sólo te puedes tocarte cuando te seques la pipí, vamos te acompaño a la puerta.
A.
– aja sí, ya mañana me revisas eh, dame besitos mmm, mmmm, ¡adiós papi!
Una vez que Aleida se marchó de regreso a su hogar, don José se fue a guardar lo que había utilizado, para higienizar a su muñequita y se tiró en su cama a repasar lo que estaba viviendo, por ese amor que crecía por esa niña, y se hacía miles de preguntas que no tenían respuesta lógica, en la relación ¡viejo y niña!, y cómo película retrocedió a lo vivido días antes con esa pequeña damita, que lo traía de cabeza.
Ya para la mañana siguiente, la misma rutina, era viernes y él se iría a la capital a darle vuelta a su casa y hacer otras actividades, ya que era viudo y aparte no tenía hijos, estaba soltero prácticamente, sólo una sobrina que vivía en su casa, por cuidar la vivienda y se viera que había alguien, cuando llegó la hora del recreo y se fue a meter a ese cuarto de utilería a esperar a su pequeño amor, quien llegó corriendo al encuentro, se sacó un envuelto en periódico y se lo dio a don José, diciéndole, ¡ten mi calzón!, al rato vengo, ya estoy bien, le dio un breve besito y se fue con las demás compañeritas y antes del recreo se apareció nuevamente, con Sandra y Sofía a ese cuarto, para que Sofía le diera las gracias por haberla auxiliado, esa chiquilla era la más alta de las tres y ya iba a cumplir los 12 años, ya se veía una pequeña señorita, una vez que esa chica le agradeció el auxilio, se estiró a darle un beso en la mejilla y con la misma se retiraron esa muñecas.
Ya por la tarde acabando sus labores ya esperaba a su bombón, en la puerta de acceso y vigilando cualquier ojo chismoso, ya que en los pueblos, la gente habla hasta de lo que no se comen, ya una vez dentro se fue al encuentro, llegó y lo clásico, ¿cómo le había ido, las tareas, el examen, etc.
?, y la chiquilla le dijo, ¿quiero hablar contigo papi?, en un tono serio.
C.
–
Sí mi amor, haber dime, ¿qué quieres hablar? Pareces molesta, ¿te pasa algo?
A.
–
Pues sí papi, fíjate que no me gusta que otra te bese, me da muina, ya vez que la Sofía te beso delante de mí y no me gustó, sentí un enojo muy feo.
C.
–
Ay hija, no seas enojona fue solo un besito de agradecimiento, no debes de molestarte, además Sofía es buena amiga tuya, yo veo que hasta se convidan entre ustedes golosinas y siempre andan juntas con Sandra, ¡no te enojes!, haber dime sentiste algo al ver esa acción, que ni yo la esperaba de ella, piensa que fue espontáneo, que no tiene ninguna importancia, para mí.
A.
–
Sí papi, pero sentí feo de ver lo que hizo, de darte un beso, noo, para besarte, nada más yo, eh, así que no quiero que las veas mucho, son mis amigas, pero ya de besarte ella, nunca.
C.
–
Ah que mi princesita, a poco sientes esa cosa que se llama, “celos”, ¿no puede ser?, estás muy chica para sentir eso, pero bueno, no te apures, ¡ya no le hablaré!, ok
A.
–
Bueno papi, es que sí, sentí feo eh, ¡ya que tú eres sólo mío y no te comparto con ninguna! ¡Así que ni le hables cuando la veas!
C.
–
Está bien mi amor ya no te pongas así, te haré caso, ven con papi que quiere jugar un poco, ya que casi me voy a la capital y te veré hasta el lunes.
A.
–
Ah, sí cierto papi, de que hoy te vas, bueno, mientras estudio en la casa y hago mis tareas, ¿pero, te voy a extrañar mucho, mucho?, ¿no vayas a andar con alguna allá en la capital?
C.
–
No mi amor, como crees, tengo que hacer varias cosas de las que no hago, mientras estoy aquí trabajando e ir a darle vuelta a mi casa, pero de chicas conmigo no existen, sólo hay una en mi vida y ¡esa eres tú mí muñeca hermosa!, ya deja esos celos, no hay nadie a mi lado ni aquí ni allá, sólo existes tú.
A.
–
A bueno, ¿a que jugamos antes de que te vayas papi?
C.
–
Ven, antes te quiero revisar, para ver cómo está “mi cosita”, después de esa curada de ayer.
A.
–
¡Ya me siento bien ya no me arde para orinar y ya se me quito casi lo gordo de la conchita, míramela!
C.
–
A si cierto, que bien, ya está mejor, igual este fin de semana no te andes tocando para nada, sólo para secarte la pipí y ya el lunes que estés ya curada, vamos a jugar muy bonito toda la tarde, pero hoy no jugaremos mucho, pero te voy a comer tu gordita, ahmmm, ahhmmmm.
A.
–
Ay papi me agarraste desprevenida, ji ji ji, no me hagas duro, ahh, despacito porfis, que no me ves que me raspa tu barba, ahh, ya papi, para, paraa, ahhh, ¿Qué me haces papi?, me estas metiendo tu lenguaaaaa, ahhh, ayyy, papi, eres un traviesoooo, me vas a hacer que me orineee, ayy, papiiiii, ayyy, ayyyy, que rico me hacessss ahhhhhhhhh, ahhhhhhh, me estoyyyy haciendoooooooooooooo ahhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, uff, ya noooooooooo, papiiiiiiiiiiiii, porfisssss, ahhhhhhhhhhhhhhhh
C.
–
Mmmmmmm, que sabrosos juguitos hace la nena con su cosita, mmmm, me los bebo todos mm, mmmm, así mamita mueve tu cadera, eso ess, asii, despacitooo, ahhhh, que rico te muevesss, ahhh
A.
–
¿Te gusta papi, cómo me muevo?, ¿me puedes dar la puntita de tu, tuu, bueno esa cosa gorda?, quiero sentirlo antes de que te vayaaaaaaas, ahhhhhhhhhhhh, dameeee, dameeeeee un poquitoooo puntitaaaaa
C.
–
No mi amor, todavía estas inflamaditaaa, mejor el lunessss, ahhhhh, mientras te comoooooooo ahhh, síguete moviendo, ahhhh, que deliciosos mis juguitossssss de mi conchitaaaaaaaaaa sin pelos mmmmmmmmmmmm, mmmmmmmmm, mmmmmmm, mmmmmmmmmmmm
A.
–
Ahhhhhhhhhh, papiii, así te gustoooo comooo estoyyyyyyy sin pelitossssssssssss, mmmmmm, o quieres que me salgan yaaaaaaaaa, mmmmmmm, ahhhhhhhhhhhh, me hagooooooooo, me hagoooooooo, papiiiiiiiiiii, tomateeeeeeeeeeeee mi pipiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ayyyyyyyy, ahhhhhhhhhhhh
C.
– ahhh, que rico están estos juguitosssssssss, mmmmmm, mmmmmmmmm, mmmmmmmmm
Ya una vez terminado ese acto erótico se dio a la tarea don José de limpiar a su muñeca, cómo siempre lo hacía, con un cuidado y una calma de paz franciscana, para dejarle puesta otra vez esa crema desinflamativa, la vistió y le dijo que hoy la llevaría a su casa en su auto, y la chiquilla feliz de que la iba a llevar, cerró todo bien, reviso el plantel y fue por su carro que lo guardaba con una amistad a la vuelta de la escuela, regresó con el vehículo, subió a su noviecita y se fue a cerrar la entrada, para enfilar a dejarla, ya en el camino le dijo que como era obvio que la verían bajar de su carro, que dijera, que la había encontrado caminando para su casa y que yo me ofrecí a traerte, y que saludaría a quien le abriera la puerta, para que vieran que era yo, y sintieran confianza, para ver si en un poco tiempo, le daban permiso de venir un fin de semana a la capital y conociera su casa y la llevaría a pasear, cuando en eso llegaron a su casa y lógico su madre platicando con las clásicas vecinas de rancho, por lo que bajó, para abrirle la puerta a su princesa la cual descendió muy contenta y su madre fue a su encuentro y platicó unos minutos con don José, para retirarse él, saludando amablemente a la madre y lógico un besito tierno a su niñita en la mejillita y hasta el lunes, diciéndole que se portara bien y que se cuidara mucho.
C O N T I N U A R Á .
.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!