Alicia 14/25
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por evloguer.
Alicia 14
Luego de la intervención quirúrgica salimos en forma separada de la habitación nupcial, quedaba extraño salir en masa denotando una reunión a puerta cerrada.
Sandrita estaba correteando por toda la casa con mucho entusiasmo, tenía muchas energías luego de dormir como una condenada.
Mi nena la perseguía tratando de no alcanzarla, las veces que lograba el objetivo la atacaba con unos dedos que amenazaban cosquillas, las amenazas se cumplían y la chiquita se retorcía entre las risas que le provocaban los dedos de Alicia enterrándose por todos lados mientras se revolcaban por el piso.
Una escena hermosa, imaginaba que era mi mujercita y teníamos una hijita revoloteando por todos los rincones.
Al final logramos que calmen sus travesuras y previa lavada de manos nos fuimos todos a la mesa.
Conversábamos como si nada hubiese sucedido salvo por unas miradas que se intercambiaban las amiguitas, esta vez logré captar algo de esos cruces de ojos, parecía que María le estaba pidiendo disculpas por haber usado a su papito.
Se me cayó un poco de comida en el regazo y antes de bajar la mano para limpiar el enchastre ya estaba mi nena con una servilleta en ristre, qué atenta es esta criatura 🙂
Me repasaba la mancha del pantalón y aprovechando que la mesa tapaba la vista limpiaba más arriba, el movimiento de sus bracitos se veían del otro lado como si estuviesen luchando con la servilleta pero agarraban otra cosa, apretaban un paquete aletargado para demostrar que eso le pertenecía, que se enojaría al enterarse que buceó en otros huecos que no fuesen los suyos.
Mentalmente le prometí que ese gigante dormido solamente despertaría si ella fuese la causante de los pensamientos, si ella protagonizaba la fantasía.
Nos fuimos a dormir y tuve que escapar de las manos de mi mujer que deseaba otra cosa, yo nó, por fin me tocaba negarme aunque sea aduciendo sueño, todo sería acumulado para serle obsequiado a mi dulce angelito, yo tenía suficiente tinta blanca para escribir cada letra: ALICIA.
El día despuntaba oscuro, era temprano pero no tanto para esa penumbra, parece que se estaba formado una tormenta y mi mujer buscaba un calzado apropiado para la anunciada lluvia.
Debía partir al trabajo y lamentaba no poder quedarse y agasajar a la visita.
Yo no lo lamentaba tanto, estaba seguro de poder inventar entretenidos juegos para las nenas, no sería un mal anfitrión dejándolas aburrir.
Me calcé las sandalias y así nomas en slips fui al cuarto de mi hija, estaba con el nudillo alzado a punto de golpear la puerta pero mi otra mano ya estaba abriendo.
Estaban despiertas y a punto de vestirse, les dije que sería mejor que tomen una ducha antes del desayuno.
Realmente no me importaba mucho si se bañaban, lo importante era verlas así en ropa de cama, una de ellas vistiendo el camisón prestado.
Mi chiquita estaba impaciente para que me acerque y la salude apropiadamente, con un abrazo, besos y todos esos aditamentos normales; pero me hice el interesante y fui a preparar el desayuno.
Detrás mío ya se escuchaban los "clap, clap" de sus presurosas chinelas.
Me disponía a encender el hornillo pero Mary me sacó las cosas de la mano mientras mi nena estaba parada quietita, expectante.
Sabía que mis brazos morían por agarrarla, sabía que mi boca estaba sedienta de sus labiecitos, esa criatura sabía todo.
Ya no podía resistirme pero le pregunté si habían dormido bien, mientras mi boca emitía sonidos los bracitos de ella se alzaban para recibirme, claro que un sólo paso alcanzó para ponerme a su lado y abrazarla, mi boca no pudo emitir más sonidos cuando estuvo ocupada por otra boca, la nena quería usarme como desayuno.
Nos separaba un mástil pero su manita lo corrió al costado para pegar nuestros cuerpos, la que preparaba el café no parecía advertir nada, solamente sonreía mirando la cafetera, ¿acaso era graciosa esa cafetera?
Mientras nos tragábamos el contenido de las tazas, planificábamos el día, lo primero sería preparar leche con chocolate para Sandrita, no le podíamos dar café a la criaturita.
Mi nena sacó una mamadera que teníamos como recuerdo y procedió a lavarla bien, yo no entendía para qué serviría eso, pero los juegos habían iniciado.
Ya estaba por llamar a la criatura para que venga a desayunar, pero Mary me tomó de la mano y salimos los tres hacia el cuarto portando una mamadera llena de chocolatada, galletitas y servilletas.
Parece que finalmente tomaría el desayuno en la cama.
Alicia despertó a la bebita y le preguntó "no te hiciste pis en la cama, cierto ?", mientras su mano comprobaba que el calzoncito estuviese seco, tocaba por todos lados, parece que no estaba segura.
La alzó en brazos y la llevó al baño, supongo que la estaría sentando en el inodoro cuando Mary me sacó del cuadro imaginado diciendo: "gracias por lo de anoche, estuvo muy bueno".
Mientras hablaba me agarró de la durmiente humanidad para arrimarme a su cara y darme un tremendo beso, el beso duraba bastante para que su mano debiese abrirse un poco más.
Me dijo que traiga a su hermanita para que no se enfriara el desayuno.
Me fui al baño y mi nena le estaba limpiando prolijamente el tajito, me disculpé por la interrupción y regresamos.
Apenas le comunicamos a Sandrita que jugábamos a los papás se le iluminaron los ojitos, le divertía la propuesta.
Alicia le dijo que ella sería la mamá y yo el papá, ambos cuidaríamos de nuestra bebita.
Me sentó en la cama y colocó a Sandrita en mis brazos, Mary ya estaba pasándome la mamadera y no me quedó mas remedio que seguir la parodia.
Mi hijita (perdón, ahora debía ser mi esposa) se acomodó frente a nosotros y pasó la mano por debajo de la beba como sosteniéndola, pero realmente sostenía otra cosa, era mi bebote en crecimiento.
Despacito lo sacó del encierro, y tuvo que luchar un poco ya que el tamaño se estaba incrementando.
Mientras decía cosas tiernas a nuestra beba mirando esos ojitos sonrientes, acariciaba por debajo con una cadencia muy lenta, quería asegurarse de mantener a ese monstruo despierto por mucho rato.
La hermana le pasaba las galletitas y secaba con el trapo algunas gotitas de leche que escapaban entre las risitas.
Parecía sentirse más cómoda haciendo de espectadora y se puso detrás mío, me pasaba los brazos por el cuello y apoyaba su cabeza en la mía.
Las sacudidas debajo de su cuerpito le llevaron a preguntar porqué rascaba la pierna de papito, Alicia le dijo que papi se había lastimado su cosito, que debía curarlo.
La curiosa criaturita se dió vuelta para mirar esa lastimadura y se encontró un aparato que latía cerca de su cara.
"Wow, qué inflamada que la tiene, debe dolerle" alcanzó a decir antes de meterse nuevamente la mamadera en la boca.
No se asustaba para nada, parece que esas situaciones ya las había visto anteriormente.
Terminó su desayuno y bajando de la falda se quedó observando esos dedos que abrazaban un trozo de carne, "mirá, parece una mamadera" mientras sus manitas se acercaban a tocar eso.
Ya no me gustaba mucho, una inocente criaturita me estaba viendo fijamente el miembro, pero la hermana se puso a su lado y agarrándome firmemente la herramienta le dijo que efectivamente era una mamadera, solamente que estaba disfrazada para jugar.
Para demostrarlo se metió la punta en la boca y mi nena tuvo que aflojar para darle espacio.
Unos cuantos chupones así y la dobló hacia su hermanita: "ves que tiene un líquido que le sale, sentile el gusto"
Quise evitarlo pero unos labiecitos ya estaban investigando el sabor de esa cosa espesa que brotaba.
Mi nena ya no tenía donde meter sus manos y decidió que le picaba su almejita, había que rascarla, había que mimar ese tajito que estaba humedeciéndose.
Mary temía que su amiga se dé placer solita, dijo que era hora de darle un baño a la bebita.
Tuve que guardarme nuevamente el dragón que quería escupir fuego, pero no le permitían.
Salimos todos hacia el baño, parecíamos una caravana itinerante.
La desvistieron y metieron en la bañera quedándose arrodilladas afuera, yo hacía de papá así que busqué mi posición entremedio de las chicas.
Lavaban a esa criatura como si estuviese llena de añejo barro.
Le pasaban las manos enjabonadas por todo el cuerpito una y otra vez, cuando la pusieron de pié para lavarle bien las partecitas con un par de manos a cada lado tuve que bajar las mías para alzar esos camisones.
Mis manos sentían frío y se refugiaron debajo de la bombachita, cada mano tenía su propia bombachita para meterse, cada una recibió cinco dedos que recorrían esa canaleta y un dedo se quedó a descansar para beber en ese pocito.
Un pozo marroncito que invitaba a una zambullida, lentamente se fueron metiendo dentro de esa carne tibia que los abrazaba haciendo cerrar los ojitos a sus dueñas, creo que ellas hacían algo ya que Sandrita también tenía los párpados cerrados.
Apenas la secamos y sus patitas ya querían salir a corretear, parece que el jueguito estaba agotado.
Nos fuimos indecisos al dormitorio pensando que tal vez sería mejor la sala para vigilar a la pequeñaja.
Mi nena preguntó si aún conservo esos fibrones marcadores que ella usaba para sus pinturitas, le digo que si también quiere hojas de dibujo, "no, no, no" fue toda la respuesta.
Esos elementos servían para dibujar sobre papel, no funcionarían para pintar sobre la piel pero como ignoraba cuál sería el jueguito se los traje.
Acomodados en el sillón y un par de esos fibrones para cada una me quedé esperando qué cosa vendría.
Nada, estaban manipulando eso con sus dedos pero no hablaban, aveces se metían en la boca el extremo redondeado y parecía que se lo estaban fumando, muy raro todo.
Mi amorcito abrió la conversación comentando que su amiga, anoche mientras estaban por dormir le contó que había perdido su virginidad conmigo, y delante de mi esposa.
Me quedé verde y mudo, era yo quien debía buscar el momento para confesarle eso, además quedaba en evidencia que mi mujer tenía gustos diversos.
Me dijo que eso no la preocupaba, que estaba triste por su agujerito demasiado pequeño aún para recibirme, que ella debía ser la primera en todo.
Ante esas palabras me dieron irrefrenables deseos de abrazarla y llenarla de besos, pero andaba la hermanita de Mary por allí y ella no hubiese comprendido que estábamos jugando al papá y mamá.
Despacito nos fuimos a la habitación y dejamos de guardia a Mary, moría por apretarla entre mis brazos y explicarle lo que había pasado, pero luego de algunos besos me arrastró a la cama mostrándome el fibrón, tenía un extremo redondeado y todo era muy lisito.
Ahora comprendía que eso podría tener otros usos, mientras ella se lo metía en la boquita y con una sonrisa indicaba que probásemos.
Sin consultar se tiró en la cama y se sacó la bombachita levantando un poco las rodillas, me traía los recuerdos de otra postura ginecológica reciente.
Me pasó el marcador y yo zambullía la cabeza con la lengua en ristre, quería comerme toda esa puchita y dejarla brillante, metí un dedo despacio por el rosado tunelcito y mi nena ya quería sentir ese objeto parecido a un pulgar, me lo puse en la boca para humedecerlo y ambos esbozamos la misma sonrisa.
Le apoyé el redondeado extremo en la puertita iniciando una lenta introducción, no funcionaba tan mal, parecía un penecito de plástico preparando el lugar para uno de verdad, mientras lo bombeaba un poco se abrió la puerta y apareció Mary, había dejado a la hermanita mirando la tele.
De un rápido vistazo descubrió el lugar para meter su lengua, se apoderó de toda la parte superior de la vaginita y competía en lograr mayor placer que eso redondeado que bombeaba frenéticamente.
Mi chiquita temblaba y gemía, la estábamos enloqueciendo de gozo, un segundo antes de estallar separó la boca y se tragó mi aparato, sus dedos habían reemplazado la juguetona lengua y masajeaban rapidito aquella zona.
Temí acabarle en la boca y debió sentir unas contracciones en el falo que sujetaba, me hizo sacar el juguete del agujerito y lo reemplazó con el enrojecido glande.
Sabíamos que aún no la podría penetrar pero aceleró el dedo dedicado a mi nenita mientras el otro brazo me rodeaba, en la mano llevaba su fibrón y tanteaba la ubicación de mi trasero, eso ya no me gustaba: era de todo menos puto.
Pero la punta redondeada se fue introduciendo en mi persona, sentí un extraño temblor y acabamos al unísono, una partecita del glande estaba insertada y casi toda la descarga golpeó adentro, estaba dejando litros de leche en la puchita de mi angelito.
Los ojitos de Alicia se entrecerraban del cansancio mientras Mary con una mirada me hizo comprender que ella aún no había gozado.
La senté entre mis piernas y con una mano amasaba sus tetitas mientras la otra recorría el tajito que había sido inaugurado ayer.
Se miraban con dulzura sabiendo que eran amigas que compartían todo, yo al fin le había entregado todas las ansias acumuladas a la personita que lo merecía, mi reinita medio desarmada y sonriente estaba conforme porque le había rendido los honores que su alteza esperaba, gozaba también con la vista de Mary retorciéndose del placer mientras yo le devolvía el favor metiendo bien ese fibrón en su culito.
(continuará)
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