Alicia 21/25
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por evloguer.
Alicia 21/25
Al levantarme al día siguiente mis manos ardían por la impaciencia de sentir la piel de Alicia.
Desayunamos velozmente para tener los brazos libres, esos brazos que se buscaban automáticamente, en la total oscuridad hubiésemos podido abrazarnos sin tantear hallando el cuerpo buscado.
Mientras la besaba por todos lados tuve que detenerme para tomarle la carita en las manos y subiendo los dedos dejarlos enredados en su cabellera, ver esos ojitos tiernos hizo que le plante un beso en la boca con toda la dulzura posible.
Le dije que la amaba con locura y que tenía cosas para confesarle.
Le relaté lo sucedido en la casa de los hermanitos, obviando algunos detalles truculentos pero dejando claro que me había excitado con un mujer que yacía alli.
Estaba por decirle que tal vez habría llegado virgen al cielo antes de que mi dedo le atravesase la telita, pero decidí ahorrarle penurias.
Le dije que parecía imposible, pero un cuerpo inanimado había despertado mis deseos.
Ella me miraba concentrada en el relato, estaba por perdirle perdón cuando un brillo en su mirada me detuvo y manifestó sus pensamientos:
Que era una nueva y graciosa forma de jugar y que deberíamos conseguir una víctima para tenerla en casa.
Yo empezaba a transpirar imaginando que ahora debería conseguir un cadáver y meterlo en nuestro hogar, cuando muy suelta de lengua me dijo que las pastillas para dormir que usaba su madre serían excelentes para nuestro propósito.
Mi nenita al menos imaginaba a su víctima sedada, mis pulsaciones retornaron a la normalidad y me puse a barajar nombres para el experimento: Mary encabezaba la lista pero empezaba a ser una figurita repetida, Margarita era buena candidata pero la debía conservar intacta para su papito, los nenes no me despertaban voluptuosidad alguna, y claro que Alicia participaría en el jueguito, quedaba eliminada de las opciones.
Como siempre mi hijita aportó la solución, con sus ojitos fulgurantes y su boquita largando estas palabras:
"En mi curso hay una nena algo distraída, solamente le importan sus clases de baile y no se entera de nada, la voy a invitar para almorzar".
Yo ya me estaba imaginando como metía las pastillas para dormir en su plato y luego la penetraba salvajemente, pero mi chiquita dijo que sería un jueguito para toda tarde, que seríamos muy cuidadosos y disimulados.
Mi hija se estaba convirtiendo en una pequeña Maquiavelo, tuve que estrujarle la carita y comerme su boca con desesperación, estaba feliz por tener una geniecita a mi lado mientras subía una mano bajo su pollerita acariciándole las piernas.
Al llegar a la bombachita pude sentir su puchita humedeciéndose, sin quitársela le pasaba lentamente la mano haciendo que cierre sus ojitos por el placer, al final rogaba que le metiese un poco el dedo y tuve que correr de lado su prendita íntima para sentir su conchita en carne viva.
No hizo falta humedecerme el dedo, su vaginita parecía tragármelo y rápidamente logró un orgasmo delicioso.
La pobre quería retribuirme por el rapidín que le brindé pero quedaba poco tiempo, bajándome el pantalón con destreza se aferró a mi pene que ya estaba durito, sin muchos preliminares se lo metió en la boca chupándome con fervor mientras bajaba y subía la mano con maestría.
Apenas daba crédito viendo a mi hijita del alma comerme el bicho con tanta calidad, pasaba la lengüita por el glande mientras se engullía el resto, me estaba exprimiendo como una putita avezada.
No logré aguantar mucho la situación llenándole la boquita de leche, mi reina apuraba a tragar mientras algo se escapaba por la comisura de los labios.
Me dejó jadeando por la velocidad de todo mientras observaba su sonrisa traviesa y su lengüita limpiando el semen de los labios.
Se nos hacía tarde y tuvimos que ir al trotecito para llevarla al colegio, casi no tocó su mejilla el rápido beso que le dí mientras ella ya desaparecía tragada por esa enorme puerta.
Estando en mi oficina hacía planes para la aventura que se aproximaba, cuando suena el teléfono y era Margarita, queria hablar con mi nena.
Parecía extraño que no supiese que a estas horas estaría en el colegio pero dijo que tenía muchas cosas para contarle a Alicia.
No quería presionarla para que hable pero le pregunté si estaba bien, contestó que en líneas generales estaba bien exceptuando una preocupación por su salud, que estaba muy delgada y haría una consulta para que le receten vitaminas.
Dijo que llamaría más tarde y le contaría todo a mi hija, colgó justo mientras yo le mandaba un sonado besito através del auricular, tal vez llegó a escucharlo.
Llegada la hora en que finalizaban las clases me fuí raudamente a buscar a mi cielito, salían las dos amigas de siempre pero ahora el grupo era de tres, una rubiecita venía al medio tratando de empujar a las dos y separarlas.
Mary me saludó con cara de pocos amigos evidenciando sus celos por esa chica que venía a meterse entre nosotros.
Apenas nos dió la espalda Alicia nos presentó: "Marta, éste es mi papito querido".
Era una muñequita disfrazada de escolar, en vez de faldas lisas usaba un modelo tableado que se veía encantador.
La rubia cabellera caía en cascadas sobre sus hombros a medida que se sacaba las famosas gomitas que les obligaban a usar en el colegio.
Nos fuimos a casa y mientras llevaba una nena de cada mano quería determe para observar aquella chiquita, era preciosa y no lograba entender cómo podrían relegarla en su aula, daban ganas de comérsela a besos.
Apenas entramos me quedé rezagado para mirarla sin que se dé cuenta, dejó su mochila sobre una silla y caminaba con unos pasitos que eran especiales, se notaba que practicaba danza.
Yo me moría por acariciarle esos cabellos o rozarle la mejilla con la mano, las dos nenas conversaban cosas del colegio y Alicia dijo que hoy le tocaba cocinar a ella, que había traido una compañerita a casa para comer.
Yo sonreía al pensar que la había traído para que almuerze, pero que después haría la siesta para nosotros.
Estaba por ayudarla pero me dijo que ahora la cocina era de ella, que no molestemos y vayamos a ver la televisión o a jugar con la computadora.
La mención de una computadora le hizo brillar los ojitos a la visitante y nos fuimos a la oficina.
Le estaba por ofrecer un asiento pero la dejé de pié y me arrodillé frente a ella, le dije que era una nena preciosa, que su cabello era para acariciarlo, que su carita era divina.
Con un rubor que le encendía las mejillas fijó la mirada en el piso mientras yo la sostenía por la cinturita, esa faldita tableada le quedaba hermosa, se acercó tímidamente como esperando que la abrace y le tomé la carita entre las manos para irlas subiendo entre su cabellera, era irresistible ese pelo que tenía.
Me quedé mirando dentro sus ojitos y su mirada se ponía cada vez mas dulce, estuve a punto de besarla y me tuve que sacudir la cabeza para aclarar los pensamientos, otra vez estaba en una situacion similar a la que pasamos con Margarita.
Me senté frente a la PC y la encendí, estaba por arrimarle una silla pero ya la tenía trepada sobre el regazo, se restregaba las manos como preparándose para atacar el teclado.
Su pollerita se había subido bastante y dejaba ver unas tremendas piernitas, fuertes y casi musculosas, daban ganas de bajar la mano y apretarlas pero me contuve sosteniéndola por la cintura.
Estaban apareciendo las primeras imágenes y Martita ya estaba tecleando con furia, dominaba bien esta clase de aparatos.
Yo metía la cara en su cabellera y aspiraba esa fragancia, deseaba bajar las manos y posarlas sobre sus movedizos deditos para enseñarle, pero ella ya sabía.
Al rato entra mi hijita anunciando que ya casi estaba lista la mesa, que vayamos largando esa máquina.
Su amiguita estaba absorta en la pantalla y no escuchaba nada, Alicia aprovechó y se puso a mi lado y como jugando me agarró una mano y la puso sobre su puchita, por debajo del vestidito.
Yo me ponía un poco nervioso pero Martita no se enteraba de nada, puede pasar mis dedos bastantes veces sobre el bultito de hija.
Al final la bajé al piso y nos fuimos a lavar las manos para sentarnos a la mesa.
Alicia había preparado un suculento guisado que supuse vendría deshidratado, no estuvo toda la mañana cocinando eso.
Pero el aroma era muy bueno, quise tomar uno de los platos y mi nenita dijo que el mío era el otro y de inmediato lo puso delante de su compañerita.
Supuse que ése sería el que contenía la droga, pero después le comenté que casi me había tomado el somnífero y ella riendo me dijo que las pastillas molidas estaban en el vaso de gaseosa, que el plato solamente tenía exceso de pimienta.
Me pareció extraño que también quisiese ser cruel dándole comida demasiado condimentada, pero me respondió que igual estaría apetitosa, que solamente era para justificar los ardores que tendría en el anito luego de la siesta.
Realmente pensaba en todo mi cielito.
Comimos y conversamos animadamente, al teminar nos fuimos al sillón para mirar una película y Martita quedó al medio.
Le pasé un brazo por los hombros para acariciar disimuladamente a mi amorcito, pero Marta pensó que la estaba abrazando y se acomodó recostándose en mí.
No tuve más remedio que bajar el brazo y dejarlo descansando sobre el suyo.
La película tenía unas escenas de suspenso y la nenita me agarraba los dedos y tironeaba nerviosa, como ayudando a los protagonistas que pasaban peligro.
Me causó mucha ternura y dejé los labios sobre su cabecita, besando su cabellera.
Alicia cada tanto se movía hacia el frente vigilando las expresiones de su amiguita que ya demostraba pesadez en sus párpados.
De a poco se quedó dormidita dejando caer la cabeza sobre mi pecho, Alicia le pellizcaba el brazo para comprobar sus reacciones y yo inicié acariciando sus piernas muy suavecito, temía que se despertase y advierta que le estábamos haciendo cosas raras.
Como no sentía nada pude acariciarla más fuerte, le pasaba las manos por las rodillas hasta el ruedo del vestido tableado y volvía a bajar.
Ese postrecito durmiendo entre mis brazos era para degustar muy lentamente.
De a poquito fuí subiendo en mis pasadas de mano por su piernas y mis dedos desaparecían debajo de la pollerita, mi hijita no fué tan suave cuando le puso la mano en el pecho y buscaba el indicio de unas inexistentes tetitas, tal vez prefería los pechitos de Mary que ya se marcaban bajo la blusita.
Alicia me dijo en un susurro que la llevemos al dormitorio y sus piecitos ya se dirigían al lugar, yo la alcé suavemente y me la puse en el regazo.
Tenía una descomunal erección y la senté encima, la movía despacito para sentir esa colita con mi humanidad.
No pude resistir el tener su carita ofrecida tan cerca y le dí un besito en la boca, tenía unos labiecitos deliciosos y tuve que besarla mucho antes de levantarme con la nena en brazos para llevarla al dormitorio.
El camino que me separaba del destino era cortísimo, pero lo hice tan lentamente que no parecía avanzar.
Esa criatura que llevaba en brazos capturaba toda mi atención, sus piernitas colgando de mi brazo me trasmitían su tibieza, la pollerita colgaba por debajo dejando una amplia abertura, la llevaba agarrándole la cola y sintiendo esa bombachita con los dedos.
Antes de entrar tuve que levantar su cara y besar esa boquita durmiente, esos labiecitos carnosos y rosaditos eran irresistibles, al fin pude despegarme y pasé la puerta.
Al acercarme a la cama con mi preciada carga en brazos, mi nena largó una carcajada por el tremendo bulto que traía mi entrepierna.
Apenas la deposité en el lecho y unas febriles manitas me desabrocharon el pantalón y lo bajaron con tanto entusiasmo que pensé que me lo arrancaría.
Saltó una barra de carne que casi le pega en la carita, la tomó con una mano mientras con la otra masajeaba los hermanos colgantes.
Se metió la mamadera en la boca y temí que fuese a dejarme seco para jugar solita, pero luego de unas chupadas me soltó y miramos a la criatura durmiendo plácidamente, pensábamos hacerle mil cosas mientras la observábamos tomados de las manos y el monstruo latía como jadeando.
Alicia quiso desvestirla toda para que no se le arrugase la pollerita, pero yo quería hacer las cosas lentamente.
La dimos vuelta con la pancita sobre la cama y le arreglé el cabello poniendo su carita de costado, no me pude resistir y le planté otros besos en la boquita.
Tomándola de los pies, mi nena le separó las piernas y quedó bastante despatarrada, por suerte era bailarina y lograba abrir las piernas casi totalmente.
Esas piernas eran fuertes, era evidente la gimnasia que hacía la nena, esas piernas terminaban en un traserito bastante prominente, se adivinaban las formas de su trasero debajo de la pollerita.
Me senté medio arrodillado para tener bien a la vista esa colita y esas piernotas que se metían debajo de la pollerita tableada, mi cielito se afanaba en sacarle las medias y me daba chirlos en el trasero que apuntaba hacia ella.
Se entretuvo largo rato tocándole los piecitos y tratando de hacerle cosquillas, aveces los mordía y terminaba chupándole el dedo gordo con movimientos como si tuviese otra cosa en la boca.
Yo recreaba mi vista con aquella espalda que acariciaba arriba y abajo, sacándole de apoco la camisa que estaba apretada con el cinturón de su polllerita.
Mis manos ya podían pasar sobre sobre la piel de su espalda por abajo de la camisita y bajaban hasta su cola, el ruedo de la pollerita también lo estaba subiendo de a poco y descubriendo aquellas pompas duritas.
Tenía una preciosa bombachita rosa medio transparente, como tenía las piernas separadas podía ver bien aquella ranurita delantera que marcaba la trasparente tela.
Ese tajito llamaba a los gritos a mis dedos y la colita también.
Tuve que dedicar una mano a cada tarea y mientras pasaba un dedo por el hachazo amasaba esos glúteos infantiles.
Alicia me quería sacar de ese estado embobado en que estaba a masajeando a su compañerita y me metió un dedito por atrás, la cochina casi me ensarta de no ser por mi agilidad para levantarme mientras sus risitas le hacían sacudir los hombros.
La tuve que agarrar de allí y darle un tremendo beso para que se calmase mientras ella me tironeaba la gallina pelada.
Decidimos desvestir a Martita para conservar sus ropitas planchadas.
Yo la quería dejar en bombachita pero mi nena se la bajó de un tirón, en cambio le volvió a poner las medias blancas que tapaban casi sus pantorrillas, tenía buen gusto estético mi hijita, quedaba muy sensual así.
Para eso es mi reina, mi adorada reinita que llena mi vida, vida vacía si no fuese por esas divinas letras: ALICIA
(continuará)
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