Ángela
La Fiesta ll parte.
Me estacioné donde siempre, llegué como media hora antes. Estaba ansioso.
Por fin las vi venir. Ángela me había dicho que su hermana era Bonita, pero no era bonita…era hermosa. No le faltaba y le sobraba nada, todo bien puesto y muy parecida a Ángela.
Me bajé del auto y las esperé. Caminé dos pasos y saludé a Ángela en los labios.
– Ella es mi hermana, Miriam – me dijo .
– Hola, mucho gusto – le dije dándole un beso en la mejilla.
– Hola – dijo y tratando de responder el beso casi nos dimos un beso en los labios
– Vamos – dije abriendo la puerta trasera para Miriam aprovechando de ver sus lindas piernas que me mostró generosamente, ya que usaba un vestido corto. En seguida le abrí la puerta del copiloto a Ángela que también me regaló una linda vista de sus piernas.Subí al auto y nos fuimos.
La fiesta era en casa de una amiga de Miriam, por lo que ella me dió las indicaciones para llegar.
No había mucha gente, la mayoría jóvenes de su edad, algunos de mi edad y otros mayores aún. Ángela era la menor y con su cara de Ángel parecía de 15.
Por si no recuerdan las edades, se las indicó.
Conocí a Ángela cuando tenía 15, cuando cumplió los 16 no me invitó porque recién nos estábamos conociendo. Ahora iba a cumplir los 17 y quería que fuera para que su familia me conociera. Como Miriam sabía que Ángela andaba con un chico, quería conocerme. A Ángela le pareció buena idea antes de llevarme a su casa. Miriam tenía 20 recién cumplidos y yo había cumplido los 22.
Después de las presentaciones que hizo Miriam » mi hermana y su novio » quedó claro que Ángela estaba ocupada, para que ninguno la molestara. Cosa que Ángela agradeció y yo también.
Después de unos picadillo y unas cervezas comenzó el baile y la música subió su volumen y la luz bajó su intensidad.
Bailamos con Ángela diferentes ritmos y aprovechando la semi oscuridad nos dábamos besos, dejando más en claro que nadie tenía ninguna oprtunidad.
Después bailé con Miriam, a pedido de ella, mientras que a Ángela la sacaron a bailar.
El baile con Miriam fue complicado, era demasiado sensual para bailar y a ratos rozaba sus labios en mi mejilla y aveces en mi cuello, sentía su respiración agitada y me tenía muy excitado.
Terminado el tema, ya habíamos bailado varios seguidos, le dije que descansaramos
No había dónde sentarse, por lo que apoyé la espalda contra una pared y Miriam se dió vuelta y se apoyó en mí.
Sentí sus nalgas contra mi erección. Obviamente que ella me sintió, y con el compás de la música comenzó a moverse. No podía hacer nada sólo la tomé de la cintura y me quedé quieto.
Sus nalgas iban de un lado a otro, subían y bajaban. Si ella hubiera sido mi novia, me lo hubiera sacado y se lo hubiese puesto.
Cuando terminó el disco se quedó quieta pero pegada a mi. Se echó para atrás y me preguntó al oído si estaba bien. No supe responder, sólo la miré a los ojos, nos miramos a los ojos y con la música comenzó a moverse de nuevo. Me dió un beso en la boca y mi mano que estaba en su cintura, subió hasta uno de sus pechos y la otra la metí bajo de la falda. Estaba tan caliente que no me importó nada. Ahora yo también me movía mientras nos besamos y mis manos acariciaban sus partes íntimas.
– Espera, salgamos, tengo calor – me dijo.
Ella dejó de moverse y yo la solté. Se giró un poco y tocó mi erección, al sentir la dureza me dió un par de apretones suaves y después tomó mi mano y me llevó hacia afuera.
– Tenemos que conversar, vamos al auto – dijo y echó a andar.
Seguimos caminando de la mano hasta que llegamos al auto, abrí la puerta trasera y nos subimos los dos.
– Mira, la verdad es que no le creía a Ángela que tenía novio, cuando le pregunté.
Yo la veía salir todos los fines de semana a juntarse con una amiga o un amigo. Ella no tenía muchos amigos y amigas. Además se duchaba, se vestía bien, se ponía maquillaje y salía. Todo me pareció muy sospechoso hasta que un día la seguí y la vi juntarse contigo.
A la semana siguiente le pregunté que quién eras tú, un amigo, me dijo. A la otra semana de nuevo se juntó contigo y a siguiente también. Viendo a la hora que llegaba, decidí esperarla. Ahí me di cuenta que salía contigo en el auto y después volvías a dejarla.
La encaré y le dije que me dijera la verdad o iba a contar todo. Entonces me dijo que eras su novio.
– Le dijiste que eras una chica trans ? – le pregunté.
Me dijo que si te había dicho.
– Y qué te respondió ? – le pregunté.
– Me dijo que me amaba tal como era – me respondió. Obviamente me pareció muy raro que un chico quiera ser novio de una chica con pene.
– Y cómo sabes que te dijo la verdad y sólo quería cogerte? – le pregunté.
– Porque se lo mostré, el lo tocó y me dijo que lo amaba igual que a mi y se lo metió a la boca.
– Te lo chupó? – le pregunté y me dijo que si.
– Ahora te pregunto a ti, sabes que ella tiene pene? –
– Si, lo sé – le respondí
– Es cierto que se lo tocaste y se lo chupaste ? – me preguntó de nuevo.
– Si, es cierto, ella no quería, pero yo tenía que demostrarle que la amaba tal como es –
– No eres gay ? Cierto? –
– No, si quieres te lo demuestro – le dije desabrochado el pantalón y bajandome el cierre. Mi pene se asomó a través del slip. Ella me lo miró y me lo tocó suavemente por encima. Luego con un rápido movimiento bajó mi slip dejando mi miembro en todo su esplendor. Sin decir nada lo tomó y comenzó a moverlo de arriba abajo, suave y firme. Me miró a los ojos, bajo la vista, se agachó y se lo metió en la boca, comenzando a chupar como demostrando que sabía hacerlo. Mi mano aprovecho de acariciar sus piernas, sus muslos sus nalgas, su año.
– Te gusta? – dijo sacándolo de la boca y limpiando los labios con el dorso de la mano.
– Si, estuvo delicioso – le dije
– Quieres más ? – preguntó
– Si, quiero más – mirándola a los ojos y besando sus labios con gusto a pene.
Se agachó de nuevo y puso todo su empeño en hacerlo bien. Chupaba y chupaba. Cerré los ojos y me dejé hacer.
– Con que aquí estaban y yo buscándolos – dijo Ángela, no la vimos venir ni subirse al auto.
Miriam se lo sacó de la boca y la miró sorprendida sin soltarlo. Yo no supe qué decir.
– Ya, sigue nomás – le dijo a Ángela.
– Pero es tuyo, sigue tu – dijo Miriam.
Ángela se cambió para atrás sentándose a mí lado.
Miriam se lo entregó y ella se lo metió a la boca chupando con muchas ganas.
– Ahora tú – le dijo a Miriam, la que no se hizo de rogar. Cerré mis y las dejé que hicieran lo que quisieran . Siguieron con el intercambio hasta que acabe. Como buenas hermanas se repartieron mi lechuga y quedé agotado.
– Cuando quieras coger con él, puedes hacerlo le dijo a Miriam, yo entiendo que aveces el querrá una vagina y en ti es la única que puedo confiar – dijo Ángela.
– Si, no sé, es tu novio, pero de verdad que si me gustaría – dijo Miriam
– Y ahora…no quieres? – le preguntó.
– Pero ahora está agotado y acaba de eyacular –
– No te preocupes, le dijo Ángela, en dos minutos te lo dejo listo – metiendo mi miembro en boca y chupando para ponerlo duro, mientras tanto Miriam se sacaba su ropa interior.
– Ahora déjame a mí – dijo Miriam levantando su vestido y sentándose en mi pene que Ángela no quería soltar y que lo guió hasta la entrada de la vagina de su hermana.
Cogimos rico largo rato. Yo ya había eyaculado, Miriam estaba súper mojada por lo que acabó a los dos minutos y siguió hasta tener dos orgasmos más.
– Acabaste ? Me preguntó Ángela.
– No, tú también quieres? –
– Si – dijo ella poniendo mi miembro en su ano y sentándose lentamente exhaló un leve quejido. Después comenzó a cabalgar hasta acabar los dos.
– En la guantera hay papel higiénico la dijo ella a su hermana.
Yo sostenía su pene con una mano mientras que con la otra había levantado mi camiseta para no mojarla con su semen. Nos besamos dulcemente. Miriam sacó un trozo de papel para limpiarse y le pasó el rollo a Ángela para que me limpiara.
Después descansamos un rato y las fui a dejar. Me despedí de las dos con un rico beso a cada una.
Me reía sólo. Ahora tengo dos por una…
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