Apocalipsis Zombie con Wendy I
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MonoLiso.
Antes que todo se fuera al carajo yo era un hombre de familia, dueño de una cadena de supermercados, tenía una esposa y dos hermosos hijos varones.
Mi esposa paso a mejor vida el “dia uno”, ella fue la primera victima que me toco ver, vaya sorpresa me lleve esa mañana cuando al despertar en mi casa y bajar por el desayuno me la encontré tirada en el piso de la cocina.
Recuerdo horroroso si lo hay.
Lo que yacía en el suelo no era mi esposa, era su cuerpo, si, lleno de mordiscos, partes faltantes, y esa mirada, esos ojos nublados, ese ronronear espelúznate que salía de su garganta… De eso ya paso como 5 años.
Nunca eh podido re encontrarme con mis hijos, Damian y Dario, gemelos, hombres ya grandes de 29 años .
No me moví de nuestra ciudad en todos estos años, esperando a ver si regresaban, hasta ahora no.
No es de mi familia y del desastre de los muertos andantes de lo que les vengo a contar hoy, amigo.
Si es que alguien encuentra alguna vez estas memorias, solo quiero que sepan que eh vuelto a creer en la vida, e vuelto a tener fe en la humanidad.
Y todo gracias a Wendy, que llego para hacerme sentir vivo, entre tanta muerte.
El dia que encontré a Wendy me había levantado con un poco de resaca, la noche anterior me había bajado la ultima botella de vodka que tenia en mi reserva personal.
Por suerte comida tenia mucha, ya que cuando todo se fue al carajo lo primero que hice fue llenar un camión con toda la mercadería que pude encontrar de uno de mis supermercados, me hice de un buen arsenal de alimentos no perecederos y de mucho alcohol por supuesto, pero el el vodka era lo ultimo en bebidas que me quedaba después de 5 largos años.
Decidí entonces emprender una salida, recorrer las calles, ya había visto en otras oportunidades que había alcohol en algunos lados, nunca me vi con la necesidad de llevar nada, antes solo tocaba salir a recorrer el barrio y la ciudad solo para ver que había.
A estas alturas los muertos no me impresionaban en absoluto, solo eran peligrosos cuando te tomaban por sorpresa o si andaban en grandes grupos.
Esta zona quedó tranquila después de casi 2 años, desde que inicio todo.
Cuestión de que emprendí viaje a una casa de Te que sabia tenia un poco de bebidas alegres.
Y ahí estaba yo, veía mi reflejo en la puerta de vidrio de la casa de te.
Un hombre maduro de 50 años, con el pelo y la barba sin cuidado, de tez trigeña y con una panza “cervecera”.
Parecía un vikingo al que le pusieron un jean y campera de cuero.
Ese era yo, ahí estaba parado contemplándome en la puerta de vidrio cuando escucho unos pasos desde adentro.
El reflejo no me permitía ver que es lo que se aproximaba del otro lado.
Quede sorprendido cuando la manija se doblo y la puerta comenzó a abrirse, nunca antes había visto a un muertillo hacer eso, eran espantosos si, pero completamente estúpidos.
Sin embargo la puerta se abrió, dos segundos me tomo darme cuenta de que se trataba de una persona normal.
Para mi sorpresa era una niña, no podía tener mas de 10 años.
Estaba toda sucia, se ve que era rubia y blanca como la leche , pero arriba de todo eso había tierra, barro y, lo que según parecía, sangre coagulada.
Cruzamos miradas, y de su boca solo salió – Ayuda- y comenzó a llorar.
– Niña , niña, estas sola?
– Si, todos se fueron, me dejaron solaaa.
– Quienes se fueron?
– La gente con la que estaba, un grupo de personas, nos encontramos con un grupo grandes de muertos, huyeron todos y se olvidaron de mi.
– Malditos… hace cuanto fue eso niña?
– No lo se, un par de noches
– Si fue asi entonces no estamos a salvo aquí afuera, los muertillos que los atacaron pueden estar cerca, no son muy rápidos que digamos.
Vamos a mi casa.
Esa misma noche la pequeña que respondía al nombre de Wendy cambio mi vida.
Una vez alimentada y limpia, mande a Wendy a dormir, había acondicionado una de las habitaciones de mi casa para ella, la pequeña Wendy que dice ella tenía 10 años, se transformaría en mi nueva compañera, no había manera alguna de dejar a esa pequeña niña sola en este mundo de muerte.
Una vez que se puso cómoda, me retire a mi recamara, le dije que cualquier cosa que necesitara no dudara en pedírmela.
Entrada la noche seguía despierto, no podía concebir en mi cabeza que clase de monstro abandonaría a su suerte a una niña tan tierna y agelical como Wendy.
Sumergido en mis pensamientos estaba cuando la puerta de mi recamara se abrió, en la penumbra veo a la pequeña Wendy, su pequeña figura, vestida solo con una remera mía y sin nada abajo se subió a la cama.
-Señor.
señor
-puede llamarme Carlos, Wendy, que sucede pequeña?
– señor Carlos, vengo a agradecerle su ayuda y a pagar por el hospedaje.
– Wendy no hace falta que pagues jajaja y aparte como piensas pagar, no vi que traigas dinero.
-Lo sé señor Carlos, por eso pensé que con mi cuerpo seria suficiente, mis antiguos cuidadores me cobraban asi.
Pienso que esta muy bien.
-Como dices Wendy? A que te refieres con que usaban tu cuerpo….
-Bueno, mi grupo anterior estaba formado por mi padrastro y dos de sus amigos , cuando mi mamá murió mi padrastro me dijo que tenía que recompensarlos por la carga que les reprentaba a ellos.
Yo me angustie mucho al principio xq no cargaba con nada de dinero, pero luego me explicaron como serian los pagos y me tranquilice jajaja
-… Wendy, pequeña, lo siento tanto… esos bastardos.
-Señor Carlos, no hay nada que lamentar.
La verdad es que me divertía mucho hacer los pagos.
Al principio solo le pagaba a mi padrastro, pero después los demás hombres dijeron que no le parecía justo, y es que tenían razón, ellos también ponían en riesgo su vida para mantenerme segura y alimentada.
Asique también les pagaba a ellos.
Algunas noches venían los tres a reclamar el pago y yo les entregaba todo mi cuerpo.
Aprendí muchas cosas, el tiempo pasa muy lento cuando no hay nada mas para hacer.
La pequeña Wendy me contaba eso como quien cuenta las noticias, y la verdad es que un poco me exitó el relato de la niña, después de todo hacia 5 años que no tenia contacto alguno con otro ser humano.
Una vez intente capturar una muertilla, lo hize, y la ate bien a un palo, aislando sus garras y dientes para que no pasara nada de lo que después arrepentirse, la desnudé.
Pero los muertillos muertos están.
Oler y ver lo que tenía esa criatura entre las piernas me hizo desistir de la idea.
Nunca mas volví a internarlo.
Mi vida solo era pajas y pajas, un par de veces había explorado el placer anal, nada del otro mundo, un dedo, dos… hasta tres, pero no era algo que me molara mucho para ser honestos.
Simple aburrimiento.
Y de pronto, un angel de 10 años se estaba ofreciendo, en mi cama.
Wendy se acurrucó en mi pecho, su cabello oía a rosas, su cuerpo estaba calentito, le correspondí el abrazo, mi erección ya estaba a full, no tenia ganas ni fuerzas de contener mis instintos, el mundo ya se había ido al carajo hace mucho tiempo, hacia 5 años que no tenia sexo y muy poco me valió las consecuencias de cogerme una pendejita que todavía no tenia ni siquiera senos.
En un momento de locura y pasión la imagen de la pequeña y angelical Wendy paso a transformarse en la de un pedazo de carne calentito.
La abrace con mas ganas, la pequeña paso una pierna encima mio, me puse de espaldas, ella se recostó encima mio, busco mi boca, y la beso, mi lengua busco la suya, sus brazitos abrazaban mi cuello mientras ella refregaba su chochito sobre mi pansa.
Despues de 5 minutos morreando de esa forma, sin darme cuenta nos encontramos completamente desnudos los dos.
La imagen era sumamente estimulante.
Wendy parecía perdida en un transe de placer.
Mis dedos recorrieron palmo a palmo ese cuerpito blanco.
Con una mano separaba una nalga de la otra y con la mano libre me dedicaba a dar masejes a su anito.
Ella solo gemia.
La puse boca abajo sobre la cama.
Me dedique un momento a contemplar ese angelito que tenia sobre la cama, completamente sumisa, con un dedo recorrí desde su nuca, bajando lentamente hasta el inicio de sus nalgas.
Wendy arqueaba la espalda a medida que me acercaba a su canal anal, para cuando el dedo llego a su ano Wendy se encontraba en una posición del infarto.
Boca abajo en la cama, los brazos tendidos hacia adelante, el pecho pegado al colchon y levantando la colita en total entrega.
No pude mas que rendirme al placer y sumergir mi cara en esas nalguitas.
Las mordí suavemente, recorrí su canal anal hasta su vaginita.
Chupe con todas las ansias del mundo ese culito.
Un asterisco rosa, encerrado entre dos montañas blancas.
Mas abajo estaba su conchita, de solo mirarla se me hacia agua la boca.
Tan blanca, sin pelos, suave al tacto, saladita al gusto.
Me acosté de espaldas a la cama, acomodando mi cabeza bajo Wendy, para asi poder degustar mas comodamente de su vagina.
Rendida al placer, Wendy relajo las piernas y acosto su parte baja sobre mi cara.
Mi lengua exploraba sin contemplaciones la vagina de la niña, vagina que había dejado de ser pura gracias a la perversión de su propio padre.
Wendy gemía como un pequeño gatito.
Con mis manos masajeaba sus nalgas, las juntaba y separaba para después volver a juntar.
Unte un dedo con sus jugos vaginales y lo lleve a su asterisco rosa, en el momento que mi dedo atravesó su esfínter Wendy comenzó a menear su cadera.
-oooh si si señor Carlos.
Mmmm por favor siga
-si hijita, toda la noche mi bebé.
-aaaii aiii señor carlos, eso eso, dos dedos siii
-bebé que vicio.
A ver si aguantas 3 deditos por el culito.
En el momento que mi tercer dedo entro Wendy empezó a largar mas fluido por su vaginita, estaba corriéndose.
A medida que soltaba liquido y se convulsionaba pude notar como se contraía su ano, mis dedos eran apretados y soltados, succionados dentro de ese canal calentito.
No podía resistir mas.
-Wendy, corazón, a ver… ven , si, siéntate sobre mi.
– si señor Carlos? Mmm aii
-de espaldas amorcito, a ver, una vuelta, asi asi.
La imagen era soñada, estaba recostado en la cama y sobre mi tenia a una nena de 10 años sentada de espaldas sobre mi.
Wendy dio vuelta su cabeza, nuestras miradas se cruzaron, llevo para atrás sus manos y se abrió sus nalgas, mientras lentamente comenzó el descenso.
Con una mamo acomode mi pene, bastante grande 22 cm, y ancho.
La deje tieso apuntando hacia arriba.
Cuando su asterisco hizo contacto con mi glande fue como ver detonar fuegos artificiales, ese pequeño agüerito iba envolviendo de a poco a mi pene de adulto.
La entraga en los ojos de Wendy no tenia desperdicio.
La pequeña viciosa no cortaba contacto visual conmigo mientras ella bajaba, y yo solo la miraba, y sentía como mi glande se perdía en su interior, calentito, aterciopelado, con ese movimiento involuntario de succion que hacia su esfínter.
Poco a poco ya llevaba la mitad de mi chota clavada adentro.
Wendy bajo la mirada hacia atrás para ver si llegaba a ver algo, volvió a mis ojos y dijo – Ahora la quiero toda papi-
Y no necesite mas excusas.
De un solo golpe levante mi cadera, undiendo en su culito lo que faltaba de mi pija.
Wendy pego un grito, no se si de dolor o de placer, nada me importaba en ese momento, había pasado a ser esclavo de mis mas bajos deseos.
Tome de las muñecas a Wendy para que no se separara y subí y baje mis caderas a un ritmo demente.
Wendy sollozaba.
La solté y se separo de mi.
– oooh Wendy, perdona si fui brusco, me deje llevar.
–
-no hay problema señor Carlos- contesto Wendy mientras se acomodaba a 4 patas al lado mío.
–Ahora como perritos! –
Como negarme.
Ahí estábamos, una niña de 10 años a cuatro patas siendo sodomizada por un adulto de 50 años.
No podía alejar la vista de su culito, era evidente que la niña ya había sido usada, no solo por la facilidad con la que mis 22 cm entraban en su hoyito, si no también en su actuar, se movía como las mejores putas.
En mi cabeza agradeci al vicioso padre que no dudo en compartir a su hija con sus amigos.
Tremenda maquina de gozar se había convertido Wendy.
Mi pija entraba hasta el fondo en su culo, la sacaba completamente y observaba su ano, que a la salida de mi pija quedaba como si estuviera bostezando, y antes que el bostezo llegue a su fin volvía a arremeter con mi pija.
Estocada tras estocada.
Wendy solo gemía.
Ya sentía que mi climax estaba cerca, me acoste sobre Wendy y quedamos tendidos sobre la cama, yo encima de ella mientras aumentaba el ritmo de mis penetraciones.
Lleve mis manos por debajo de ella, una a sus senos de niña y la otra a su conchita, humeda como estaba no me demore en contemplaciones y hundí sin reparo dos dedos dentro.
Le provoque otro orgasmo, y su culito comenzó a convulsionar, masajeando mi pene, apretando y soltando mientras yo entraba y salía.
La leche no demoró eh inundó su recto.
Me quede tendido sobre ella, recuperándome lentamente de tremenda gozada.
Me separe de Wendy y me recosté a su lado.
Separe sus nalguitas para ver como había quedado su culito.
Que cosita mas tierna, ahí estaba ese anito, un poco dilatado, bañado en lefa y un poquito manchado de marrón.
Lo miraba fijamente, hipnotizado, su ano parecía respirar, subia y bajaba.
Lo acaricie con dos de mis dedos.
– Muchas gracias señor Carlos.
– De nada Wendy, pero si seguimos con esto quiero que lo hagas por placer y no porque sepas que me debes algo, no quiero que te sientas obligada.
– Claro que si señor Carlos.
Lo hago con placer, usted es muy lindo jiji me recuerda mucho a mi padrastro.
– Tremendo infeliz… pero supongo que tengo que agradecerle, hizo muy bien enseñándote.
Eres toda una experta Wendy.
– Gracias señor Carlos.
Así fue el comienzo de mi relación con la pequeña Wendy.
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