Apocalipsis Zombie con Wendy II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MonoLiso.
Ya había pasado casi un mes desde la llegada de Wendy a mi vida.
La mayor parte del tiempo intente ser como un padre para ella.
La cuidaba y trataba de darle lo mejor que estuviera a mi alcance.
Ella era como la hija que nunca tuve, claro que la mayoría de las noches olvidábamos nuestra “relación” filial para compartir horas y horas de puro sexo guarro sin contemplaciones.
Wendy durante el dia actuaba como la nena de 10 años que era y por la noche se transformaba en la ninfula de mis tormentos, en mi Lolita.
Wendy y yo nos entregábamos al placer cada noche, en cualquier lugar donde las ganas nos encontraran.
Recuerdo una de esas noches, ya de noche me encontraba haciendo la ultima ronda alrededor de mi casa, antes de dormir siempre acostumbraba a subir a la terraza y recorrer la casa, solo para cerciorarme de que los muertos se mantengan lejos.
En eso estaba cuando veo a Wendy aparecer por la puerta, completamente desnuda.
En una mano traía un vaso de leche y en la otra un pepino de unos 17 centímetros, muy ancho.
Que se proponía esa chiquilla?.
-Papi Carlos, un vaso de leche antes de dormir?
– gracias Wendy… uuu fresca.
Y ese pepi…- No me dejo terminar la frase, se apretó a mi en un abraso, su estatura solo le permitió rodearme el cuerpo a la altura de la entrepierna, su cabeza quedaba justo a la altura de mi bragueta.
Termine tragar el sorbo de leche mientras ella ronroneaba en mi regazo.
Con la mano que tenia libre la separe de mi, levante su cabeza por su quijada, me miro con esa mirada que yo ya empezaba a conocer bien.
Levante el vaso de leche y lentamente lo volteé sobre su cara, a medida que la leche caía ella sacaba la lengua, de un lado para otro, tratando de probar.
Se sentó sobre sus rodillas y con las manos se empapaba su cuerpecito con la leche.
Tire el vaso por la terraza, desprendí mi cinturón y deje en libertad mi verga, que a en comparación con el cuerpito de esa niña de 10 años parecía un monstro.
Wendy me rodeo las nalgas y me atrajo asía ella de un solo envión.
Mi pene entro derecho a su boca, nuentras miradas se cruzaron.
Pequeña zorrita.
Estiro su cuerpo para que pudiera verla mejor.
Su cabeza se acercaba y alejaba, haciendo que mi pene entrara y saliera de boca, con la mirada recorrí su espaldita, hasta llegar a sus nalguitas.
Para eso era el pepino, ahí estaba.
No se en que momento la pequeña cerda se lo había incrustado en su ano, un poco mas de la mitad ya lo llevaba dentro.
Suavemente la separe de mi, me agache para estar a su altura, la di vueltas y la deje dándome la espaldas a cuatro patas sobre mi terraza.
Con una mano me puse a masturbar su vaginita experta.
Con la otra me dispuse a joderle el culo con el pepino, tremenda guarra, los gritos de placer que daba.
Me acerque mas a ella y clave de una mi vega en su panocha chorreante.
Dudo que halla existido vulva de 10 años tan hambrienta como la de Wendy.
La manera en que succionaba mi pene me hacia flipar.
Con las dos manos la sostenía por las caderas, la visión que tenia de ella era espectacular, mi pene entrando y saliendo, brilloso a la luz de las estrellas, y sus nalgas, sus pequeñas nalguitas, separadas por la pose, me dejaban ver como ese pepino en su culo se movía por las contracciones de su esfínter.
En un momento de locura lleve una mano al pepino y de un solo chirlo mi palma lo hundió por completo en su ano.
Con mi pija pude sentir la dureza del pepino adentro de la niña.
Tuvo un orgasmo muy violento.
Con la voz llorosa de placer no hacia mas que pedir que la coja mas duro.
– Asiii papi carlos, mas por favor… diooos mi cuulo… papi
– Si mi amor, si, asi me gusta, putita viciosa.
No pude contenerme mas y le llene el utero de leche.
Me recosté sobre ella, undiendo su cuerpito sobre el piso de la terraza.
Cuando me recupere y volvi a ser conciente de la realidad me fije en ella.
Acostada a mi lado, seguía boca abajo, me fije que tenia una mano entre las piernas, se estaba masturbando.
-oo Wendy lo siento, pensé que habías llegado al orgasmo.
– si papi, lo hice, solo que quiero un poco mas.
-a ver, te doy una mano.
Me dispuse a lamerle la panocha, suavemente, lleve uno de mis dedos a su culo y recordé el pepino, seguía allí.
Mi dedo bailaba dentro del culo de Wendy, dándole vueltas al pepino.
Hizo un poco de fuerzas y el pepino fue saliendo de a poco.
Lo tomé y empecé a joderla con el de nuevo.
Ya no solo con el simple mete y saca, lo doblaba, trataba de moverlo para los costados, alargando así el esfínter de Wendy.
El masaje anal y las lamidas a su panocha fueron suficientes para hacerla acabar de nuevo.
Una vez satisfecha, se levanto.
Me beso tiernamente y se retiro adentro.
Así eran las noches con Wendy.
Me sentía el hombre mas afortunado del mundo, tenía una pequeña diosa sexual para mi solo.
O eso es lo que creía por aquel entonces.
Una tarde que me encontraba recorriendo el pueblo, solo por las dudas, ya conocía palmo a palmo las calles y las casas.
Nada podía sorprenderme, pero solo por no caer por confiado solía recorrer las calles.
Fue entonces cuando me encontré con un tipo.
Parecía tener la misma edad que yo, solo que mas flaco, mucho mas flaco, pero del tipo fibroso.
Se ve que el tipo se había curtido un cuerpo de gimnasio.
Cuando reparo en mi presencia si acerco a zancadas, alzando los brazos arriba y abajo.
Me quede quieto, esperando que se acercara mas.
Sabido es que no se puede poner uno a los gritos.
Llamaría la atención de los muertos.
-Hola, hola, gracias al cielo… sed mucha sed… – Cayó de rodillas desmayado.
Alma caritativa lo lleve a casa, cuando llegue Wendy no estaba, seguro se encontraba en la biblioteca, absorta en algún libro.
Llevé al hombre a una de las recamaras disponibles, lo desnude y lo acomode sobre la cama.
Deje una jarra de agua a su lado para cuando se recuperara.
Baje al encuentro con Wendy.
– tenemos un huésped querida Wendy-
– como asi papi? De quien se trata?
– no se su nombre, el pobre tipo se desmayo en mis pies.
Calculo que estará deshidratado y sin comer.
Escucha Wendy, es muy importante que cuando despierte y se incorpore, el tipo crea que eres mi hija, si?
– si papi, entiendo, prometo portarme.
-Bien, falta unas horas para la cena.
Mejor que preparemos algo especial para el pobre hombre que dices?
– Si!!!! Que divertido papi!!
Casi cinco horas después teníamos listo un menú digno de un restaurante.
Me considero un fan de la cocina y con Wendy realmente que nos lucimos.
Ya estaba la mesa servida cuando subí a ver nuestro invitado.
Lo encontré sentado en la cama, se había tomado toda el agua de la jarra.
Le explique que no tema, que aquí encontraría refugio.
Su nombre era Juan .
Con los ojos llorosos me confesó que estaba muy triste, tiempo atrás había perdido a sus amigos en manos de los muertos.
Estaba camino a una casa de te en la que habían estado antes y tuvieron que huir cuando fueron sorprendidos por los muertos, estaban acompañados también por la hija de Juan, Wendy, de tan solo 10 años… Yo simplemente enmudecí y deje que me contara la historia.
Ese dia en la casa de te el y sus amigos estaban borrachos, los muertos llegaron sin aviso y los sorprendieron.
Wendy fue la de dar la alarma con sus gritos, gritos que ayudaron a atraer mas de esos malditos cuerpo animados.
Juan y sus amigos corrieron al encuentro con Wendy, pero no llegaron a tiempo, la pequeña Wendy se perdió del campo de visión de su padre y amigos.
El padre en un ataque de locura quiso tirarse cuentra los muertos, quería morir con su hija, no iba a dejarla sola, pero sus amigos se lo impidieron, nada podía hacer ya.
Lo noquearon y asi se lo llevaron.
Cuando despertó ya se encontraban lejos, en el coche de ellos.
Juan no pudo vivir con la culpa de haber dejado a su pequeña, asique se propuso volver a la casa de te y rogar encontrar algo de la pequeña Wendy y darle un lugar de descanso digno.
En esa empresa estaban el y sus amigos cuando de nuevo fueron sorprendidos por los muertos.
Solo sobrevivió Juan esta vez.
Cuando termino el relato se hizo el silencio, silencio que fue interrumpido por una puerta a mis espaldas que se abrió de golpe.
-Sabia que no podias haberme abandonado! PAPÁA
– WENDYYY.
QUE … COMO ES POSIBLE HIJITAA.
Se re encontraron entre lagrimas de felicidad y abrazos, yo también me emocione.
Mas calmados bajamos a comer, y si que se vivió una noche de fiesta, no faltaría mas.
Wendy se reunía con su amado padre, aquel que ella pensaba que la había abandonado, no fue así.
Esa noche dormí solo.
Todavía no sabia como iba a tratar el tema de la sexualidad de Wendy con su padre.
Me pase la mitad de la noche en vela pensando en la cuestión.
No pude pegar un ojo en toda la noche.
Conociendo a la péqueña Wendy ya me imagina las cosas que estarían haciendo con su padre.
La curiosidad y los celos me pudieron, celos a medias porque sabia que yo solo era el tercero en discordia en esa pareja pedo incestuosa.
Salí de la cama y me dispuse a ir en puntitas de pie hasta la habitación del padre de Wendy, que quedaba al otro lado de la casa, convenientemente lejos de mi habitación y la de Wendy.
A mitad del pasillo ya se escuchaban los gemidos de placer de ambos.
Pero lo que mas me excitaba era el ruido de la cama, ese conjunto de sonidos de los chirineos que hacen los resortes y el traqueteo de la madera contra la pared.
Todavia no los veía pero me imaginaba.
Mi pequeña niña de 10 años, blanca como la leche, rubia como el sol, debajo de del cuerpo fibroso de su padre.
Siendo sometida.
No estaba muy lejos de la realidad, al llegar a la puerta, que me resulto curioso, la puerta estaba exageradamente abierta, los pude ver en su totalidad.
Al menos a Juan, la espalda de Juan, blanca y musculosa, sus nalgas, flacas pero poderosas, subían y bajaban, y a los costados de su cintura estaban las piernas de Wendy, sus brazitos hacían el intento de rodear la espalda de Juan, lo cual le resultaba imposible.
Mi pene no daba mas.
No sabia que hacer, tenia ganas de unírmeles, sabia que tarde o temprano terminaríamos haciéndolo juntos o separados, no sería la primera vez que ese señor compartiera el cuerpo de su hija.
Pero no quería arruinar el momento del reencuentro.
Asique solo me dedique a mirar, sobando mi duro pene sobre mi calzón para dormir.
-papiii papiii, te extrañe mucho
-yo también mi cielo, prometo nunca volver a dejarte, jamás .
– La pasión con la que hablaban era tremenda, realmente se querían, y en ese estado sus palabras cobraban otras dimensiones.
Con cada palabra de cariño que decía Juan mas dura y profunda eran sus estocadas en la vagina de la nenita.
Juan se incorpora separándose de ella, la toma por los hombros y la pone a cuatro patas mirando para la puerta donde yo estaba, mi mirada con la de Wendy se encontraron, pero no fue hasta que Juan se puso detrás de ella que reaccione.
-Querido amigo Carlos, ya lo se todo sobre tu y mi hija
-yo solo…
-no hace falta dar explicaciones, ya esta todo hablado, ven hermano mio.
– Y estiro una de sus manos en señal de invitación.
– A partir de hoy somos familia, Wendy ahora te llamará tio, ya que su único papi soy yo y aquí estoy, pero tu ahora eres mi hermano! Y mira esto… mira estooo .
–
Ya ya a su lado, baje la vista asia donde el miraba, con sus manos separaba las nalgas de Wendy y su enorme, enorme y gordísimo pene hacia su entrada al canal rectal de la nena.
Quede petrificado al ver la poronga que se cargaba Juan, con razón Wendy era asi de intensa a la hora de amar, si había comenzado con ese tero…
-Mira el culito de tu sobrina, Carlos….
-mmmm sobrinita, vaya golfa eres no¿
-jiji solo para mi papi y para ti tiiito…
No espere invitación me acomode debajo de Wendy, en un 69, apenas vio mi pene cerca de su boca se lo enchufo, y yo me dedique a mamar su conchita, mientras su padre le hacia el otro a la pendeja.
Los liquidos que largaba Wendy me los tragaba todos, estaba que flipaba, solo pensaba en las cogidas que le esperaba a la zorrita esta.
Las cosa que haríamos con mi ahora hermano Juan.
Juan cada vez aumentaba la profundidad de sus penetraciones, desde mi postura podía ver como los huevos de Wendy chocaban una y otra vez en el perineo de la nena.
Con cada embestida de Juan aumentaba la fuerza de succión de Wendy, mi pensé se tentia comprimido en un guante húmedo y tibio.
Estuve a punto de correrme, asique decidí salirme de su boca.
Cruce mirada con Juan y leyó en mi mirada lo que se avecinaba.
Lo inevitable.
Juan salió del ano de Wendy, haciéndole soltar un pedo de aire, Wendy entre risas se acerco a mi, me dio la espaldas y de cuclillas se fue agachando, con mi mano guié mi pija a su maltrecho ano, entro de una, la pendeja se dejo caer incrustándose mi verga hasta las bolas.
Me incorporé y con mis manos en sus planas tetas la acerque a mi, me recosté y la traje conmigo, dejándola boca arriba con las piernas abiertas a mi costado y mi verga en su ano.
Juan vio la via libre y no si hizo esperar ni un segundo, pude sentir la dureza de la pija de mi ahora hermano ingresando en la vagina de su hija.
-Hijaaa…
– papaaa….
Siii por favor, háganme suyaaa
Las embestidas de Juan eran salvajes, Wendy lloraba de placer y dolor.
Hice lo que pude, sentía el peso de los dos sobre mi pero no me impidió moverme, su cola estaba mas estrecha que nunca, resultados de las estimulaciones en el cuerpo de la niña.
Uno entraba y el otro salía, perfecta sincronización.
A los minutos cambiamos, esta vez Wendy se dio la vuelta, entregándome su concha mientras su padre volvía a romperle el culo.
La pendeja estaba hecha una fiera en celo.
Nunca en mi tiempo con Wendy la vi tan sacada y llena de placer.
Juan agarraba a su hija por la cintura, llevándola de atrás ah adelante.
En esta pose yo tenia mas libertad para moverme y lo hice entrando y saliendo pero moviéndome asia los costados, quería darle a Wendy la cogida de su vida, 10 añitos y allí estaba la pequeña viciosa, entregando su conchita a mi y el culito a su padre.
Juan aumento sus embestidas a un nivel demencias, agarrando a Wendy por la cintura, levantándola, quedo con las piernas suspendidas en el aire mientras recibía la lefa de su padre en el culo.
Juan salió de Wendy y se tendió al costado de notros, agotado.
Inmediatamente cambie de posición, quería acabar en el ano de la pendeja.
En un segundo la puse boca abajo sobre la cama y de una me introduje con toda la fuerza del mundo, comencé mis ultimas embestidas con todo, la cama ya no daba mas, escuche algo que se rompía debajo, una de las maderas de la cama.
Wendy perdió el conocimiento, acabe en su ya inundado intestino.
Me hice a un lado y me recosté, mire a Wendy, me asuste al principio y Juan notó mi preocupación – Esta agotada, no te preocupes, dejémosla descansar.
–
El es su padre, asi que el sabrá, me dije.
Desperté al otro día temprano, ya con el sol a todo dar, estaba solo en la cama.
Baje a la cocina y estaba Juan preparando el desayuno.
Nos miramos y sonreímos.
Desde ese día comenzamos una larga amistad.
-La pequeña?
-Esta en el baño, compadre, quiero agradecerle por el cuidado que le brindo a Wendy.
-No se diga mas hermano.
Nos dimos la mano y me pasó una tasa de café, me senté a la mesa, el se sentó en la otra punta, llegó Wendy, cogió su cuenco de cereales y se sentó junto con nosotros.
Menuda familia.
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