Aprovecho sus problemas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como alguna vez publiqué, empecé a coger con la hija de mi amante de una manera no premeditada. Pero a quién quiero engañar si la niña es muy bonita y coge riquisimo. A sus 19 años tiene una gran experiencia para mamar que hace que olvide todo lo vivido. Resulta que recibí una llamada de mi amante diciendo que su hija había salido de su casa y tenia ya dos días que no sabía de ella. Le pedí me diera su número para tratar de comunicarme con ella. La chamaca de veras estaba enojada con su madre pues no contestó en dos días ninguna llamada mía. Claro esta que yo le diría a su madre dónde estaba por tranquilidad de todos A los 4 días, por fin, me contestó. – ¿Dónde andas, chiquilla? – Pues en casa de una amiga. Me contestó. – ¿Estás bien, necesitas algo? – Mi mamá, siempre se pasa de lista. No deja de darme lata con que no apoyo en casa y tu sabes que no es cierto. – Bueno, para ser sincero, no sé a quién darle la razón porque no vivo con ustedes. Y a las dos, las quiero mucho. – Nos quieres mucho. Nos quieres coger a las dos! Contestó. – Y me encantaría tenerlas a las dos al mismo tiempo. Le dije. -Ah, no quieres nada pinche pervertido. Me dijo. – Bueno, por ahora, dime dónde estás. ¿Ya comiste? Pregunté. – Ando cerca del centro y no, no he comido. – Bueno, te veo en media hora cerca del metro Balderas. ¿Te parece? Vamos a comer y me platicas qué piensas hacer. Pasada la media hora, llego mi niña al metro. En cuanto la vi venir, mi verga clamó entrar en su panochita. Se paró y lo hizo de una manera muy notoria. Nos vimos y la abracé de manera muy decente como se abraza a una hija. Pero la muy juguetona bajó la mano y rozó mi miembro. – Puedo sentir que quieres coger, verdad? Preguntó. – Por supuesto que si, mi vida. ¿Vamos? – Pero primero, invítame a comer. Eso fue lo que comentamos. – Cierto. Ese fue el trato. Nos encaminamos a una fonda y con el pretexto de lavarnos las manos, fuimos al sanitario. En cuanto entramos, la arrinconé hacia la puerta y besé esa linda boquita que tan ricas mamadas da y empecé a tocar todo su cuerpo sobre la ropa Esa niña tan delgada con poco pecho y ricas nalguitas, me vuelve loco. Me saqué la verga y le dije: -dale una mamadita, por favor. No quiso y ya no insisté. La deje pasar primero sin antes manosear su hermoso trasero y con el dedo medio, pasar desde su vagina hasta su ano. Mhhhh. Qué rico culo tienes, mamacita. – Le dije. Comimos y entre plática, con su pie, tocaba mi verga que ya quería acción. Apresuradamente, pagué la cuenta y le dije: ¿Ahora si a coger? – Vamos de una vez. Contestó. Caminamos hacia un hotelucho y lo primero que hice, fue mostrar su INE para evitar cualquier contratiempo. A la encargada le valió madre pero más vale ser precavido. Apenas cerré la puerta, se abalanzó sobre mi cinturón y bajó mi pantalón. Mi verga brincó con emoción esperando ser acariciada por esa rica boca y lengua. Es un placer ver sus lindos ojos cerrarse mientras con su lengua recorre desde mis huevos hasta la punta de mi verga. De manera muy cachonda, me mira hacia los ojos y lanza gemidos. Mhhhhh, Mhhhhhh. Mhhhhh. Mientras mama, me encanta que acaricie mis huevos y me tome de la cadera. Parece adivinar mis gustos y lo hace sabiendo que eso me enloquece. Con esta, es la tercera vez que cogemos sin prisas. Ha sabido adivinar mis puntos débiles. La levanto y la cargo. Pesa apenas 53 kilos que puedo cargar sin problema. La beso en su boca que sabe a mi pene y la deposito en la cama. Desabrocho su blusa blanca, se la quito y puedo sentir su pechito en mis manos sobre su sostén. Empiezo a sentir sus pezones duros y haciendo a un lado sus copas, empiezo a succionar esos botones rosados de ese pecho blanco y terso. Ahhhh, te amo niña. Te amo. Mis manos empiezan a desabrochar su pantalón y quito sus tenis. MIentras hago esto, ella juega con mi pene entre sus manos. Lo acaricia, lo ensaliva con sus dedos. Logro sacar su pantalón y queda con una tanga tan diminuta y linda como esta hermosa niña de 19 años. Empecé a mamar su vulva desde los labios mayores a los menores, paladeando cada pliegue que rebosaba de jugos vaginales. Ese sabor y ese olor que encanta y vuelve loco a mis sentidos. Me jalo hacia sí y me dijo: – métemela ya. quiero sentir tus huevos chocar en mis nalgas. No me hice del rogar y de una embestida le dejé ir mi miembro mientras ella dejaba escapar un gemido de placer. Abrazó con sus piernas mi cadera y su vagina quedó invadida por mi pene. Con mis manos acariciaba su pecho, sus nalgas, besaba su boca, todo su lindo rostro. Y mirando esos grandes ojos color café no pude evitar decirle que la amaba. -Yo tambien te amo, contestó. Pero ahora cógeme, cógeme como te coges a mi madre. La puse en cuatro y un poco recostada, la penetré. Caramba! Que rico mueve esa cadera y hace un vaivén que en menos de tres minutos, amenazaba ya con venirme. ¡Para un poco que aún no quiero terminar!, le dije. Se detuvo y volvi a mamar su panochita hermosa concentrando mi lengua en su clitoris mientras metía dos dedos en su vagina buscando su punto G. Mamaba y frotaba, mamaba y frotaba. Ella decía: me tienes loca, cabrón, me tienes loca! Sigue, sigue, sigue!!!!!! Pude apreciar su hermoso abdomen que empezaba a temblar y a contraerse. Arremetí con gusto usando lengua y dedos cuando explotó y soltó más jugos vaginales. Ahhhhhhhhh! Que rica lengua tienes, cabrón pervertido. Me dijo. Todavía estaba sintiendo esos espasmos cuando se montó en mi verga. Cabalgó como sólo ella sabe hacerlo. Se monta y haciendo gala de condición física y buenas rodilas suba y baja todo su cuerpo sobre mi verga caliente y con una mano por detrás, acaricia mis huevos. Toco su pecho y clítoris hasta que tiene otro orgasmo. Te voy a echar mi leche, mi vida. Te la voy a echar, le dije. Se movió con más ganas y antes de terminar, se bajó y empezó a mamar de la manera más rica que haya yo sentido. Ya no pude evitarlo y sin previo aviso, mi verga empezó a escupir su leche. Ahhhhhh, que rico la recibe y la paladea. La contiene en su boca y sabe que me encanta que me bese con mi leche en su boca. Tragamos toda mi leche y quedamos tendidos un rato en la cama. Traté de convencerla de regresar a su casa y me dijo que por el momento, no. Yo estuve de acuerdo pues así podríamos vernos sin tanto rollo y fuera de su casa. Quedamos de vernos la próxima semana y así lo haremos. Tengo que aprovechar este tipo de situaciones y de pasada decir a mi amante que su hija está bien. Que no la he visto, pero que está bien.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!