Aquella noche
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Parsifal.
Estamos subiendo en el ascensor. Nuestras manos juguetean juntas. Estoy nervioso. Apenas consigo abrir la puerta de la habitación. Nada mas entrar, te abrazo y comienzo a besarte. Con mis manos acaricio tu cuello y tu cara. El pelo. Tú me vas abriendo la camisa, jugando con mi pecho. Me quito la camisa. Nos tumbamos en la cama sin dejar de besarnos. Te ayudo a levantarte y te quito la parte de arriba de tu ropa, voy con mi cabeza hacia la tuya y te beso en una mejilla, luego en la otra, acercándome a tu boca, luego en la comisura y finalmente mis labios encuentran los tuyos, dulces, suaves. Te beso. Tomo tu cara, cálida, entre mis manos y suavemente, me miro en tus ojos.
Acaricio tu pelo, tus mejillas, sintiendo muy cerca tu aliento y respiración, recorro tu rostro con mis besos. Sin dejar de mirarte, observando tus ojos y tu mirada, vuelvo a tu boca, con deseo, tratando de que contestes a mis besos, para poder hacerlos, más profundos lograr que lentamente se entremezclen saliva y nuestras lenguas. Empiezo a sentir en mis oídos tus suspiros, veo que comienzas a excitarte. Notar tu olor, intenso, agradable, el cual me provoca y me calma a la vez. Te quito el sujetador y libero tus pechos, los muerdo suavemente, los rozo con la lengua. Te voy desabrochando los pantalones. Los desabrocho totalmente y los voy bajando, dejándote desnuda de cintura para abajo, a la vez que los bajo, baja mi cara y mis labios van besando el recorrido de tu cuerpo, suave y terso, hacia abajo.
Me levanto, te cojo de la mano y te llevo la ducha. Me ayudas a terminar de desnudarme y nos metemos juntos. Notas como el agua caliente se desliza sobre tu piel. Cierras los ojos y te concentras en la placentera sensación de humedad y vapor, acompañada por el particular sonido del agua estrellándose contra nuestros cuerpos. Pongo mis manos en tu cadera y te beso en el cuello. Me sientes desnudo contra tu espalda y notas mi erección contra tu culo. Asciendo lentamente mis manos por tu cintura hasta coronar tus pechos, acariciándolos, con mis manos sobre tus tetas, acariciando suavemente. Mientras sigo besándote el cuello y la nuca. Oigo tu agitada respiración.
Te doy la vuelta y te beso, recorriendo tu boca con mi lengua. Cojo el gel, lo pongo en mi mano y comienzo a masajearte muy suavemente, empezando por el cuello, bajando hacia tus tetas, acariciando el contorno de las mismas, bajando por la cadera, la cintura, la barriga, juego con tu ombligo, bajo por los muslos, me agacho y juego también con tus pies, enjabonando, uno por uno, cada dedo. Vuelvo a subir por los muslos y la cadera y comienzo a enjabonarte un brazo, la mano, los dedos. Luego el otro brazo, la otra mano, los otros dedos…Vuelvo a darte la vuelta y comienzo por las piernas, ahora desde atrás, subiendo, el culo y finalmente tu espalda, la nuca y los hombros. Acariciándote muy suavemente, sintiendo a la vez el agua y tu respiración agitada. Así, desde atrás, comienzo a enjabonarte el pelo, acariciándolo, despacio, masajeándote la cabeza, con la yema de los dedos, con movimientos en círculos. Al mismo tiempo, sientes el agua caliente sobre tu pecho. Ahora, nos ponemos bajo el agua y comienzo a enjuagarte el pelo, acariciándolo mientras tanto para quitar todo el jabón. Sientes como el agua baja por todo tu cuerpo al mismo tiempo que mis manos van acariciándolo muy suavemente, recorriéndolo, acompañándolo con el agua. Nos quedamos unos minutos en silencio, besándonos y abrazados bajo el agua caliente.
Salgo y me acerco con una toalla para que no cojas frio. Te seco, muy despacio, con pequeños toques de toalla, con delicadeza y enrollo tu pelo con otra toalla más pequeña. Cuando tienes el cuerpo seco, te acerco a la cama y hago que te sientes. Cojo la crema hidratante y me agacho. Comienzo por una pierna, la extiendo…el pie, los dedos, el tobillo, subo por la pierna, el gemelo, el muslo…me paso a la otra pierna y vuelvo a comenzar por el pie y los dedos, subiendo despacio sin dejar ni un solo poro de tu piel por acariciar. Ahora, hago que te recuestes, bocarriba, y continúo por la cadera. Me detengo un momento a besar tu ombligo. Juego con mi lengua en él. Sigo por tu la barriga y voy subiendo hacia tu pecho, rodeo las tetas y me centro en los costados. Subo hasta los hombros. Luego, primero un brazo, lo extiendo y lo sujeto con una mano mientras con la otra voy recorriéndolo, hasta llegar a tu muñeca. Me centro en tu mano y luego en los dedos, uno a uno, entremedias de los mismos.
Repito el mismo proceso con el otro brazo, las manos y los dedos. Luego, decido acariciar tus pechos, su contorno, por debajo de las tetas, los pezones y continúo subiendo por el pecho hasta tu cuello. Te ayudo a darte la vuelta y empiezo a masajear tu espalda en la zona del cuello. Te digo que te relajes. Bajas los brazos y apoyas la cabeza encima de ellos, sigo masajeando la parte de tu cuello con mis manos y bajo por tu espalda muy despacio y llego a tu culo, lo masajeo. Continúo bajando por tus muslos y separo tus piernas. Sólo lo suficiente para poder acariciarte por encima para notar tu humedad. Me encanta notar que estas lo suficientemente excitada. Continúo acariciándote, con la palma de la mano y decido buscar tu clítoris con mi dedo. Lo acaricio, lo rozo, lo noto húmedo y caliente. Lo aprieto un poco. Me llevo el dedo a la boca para notar su sabor. Me incorporo, me reclino y bajo mi cabeza. Separo un poco más tus piernas y con mi lengua llego a tu clítoris.
Empiezo a lamerlo muy despacio, mientras paso uno de los dedos que tú has chupado por tu cuerpo, bajándolo hasta tu vagina, cálida, palpitante. Mientras, sigo con mi lengua, jugando con ella en la entrada de tu vagina y subiendo, nuevamente, hasta tu clítoris. Me entretengo en lamerlo bien despacito mientras introduzco mi dedo, humedecido previamente por ti, suavemente, recorriendo la entrada y hundiéndolo cada vez mas, con un movimiento lento, pero firme. Al mismo tiempo, con la lengua, recorro tu clítoris, jugando con él, deleitándome con tu sabor, aumentando el ritmo de la lengua y del dedo cada vez más. Noto, por tus gemidos y por tus movimientos de cadera, que no estas lejos del orgasmo, así que meto suavemente la lengua dentro de ti como su fuese y para volver a subir hasta el clítoris, succionándolo y lamiéndolo nuevamente hasta que consigo que te corras, ahogando tus gritos y gemidos con la cara apoyada en la cama. Mientras, sigo jugando con mi lengua, hasta que dejes de gemir y dejes tu cuerpo relajado debido al placer producido. Me separo lentamente y colocándome encima de ti, te abrazo fuertemente durante unos minutos.
Te das la vuelta y vuelves a besarme. Haces que me tumbe. Me besas el cuello. Bajas por el pecho, sin dejar un punto del mismo por besar. Muerdes uno de mis pezones y continúas bajando, muy despacio. Te paras frente a mi pene y comienzas a pasar tu lengua desde la base, subiendo hasta la punta, notando como brotan de la misma las primeras gotas y la metes en tu boca. Lo chupas de nuevo a lo largo de todo el pene y vuelves a la punta sin llegar a metértela entera. Notas como me desespero. Sientes como deseo que introduzcas mi polla en tu boca. Decides que aun no es el momento y acaricias mis muslos mientras tu lengua recorre mi polla. Vas una y otra vez desde la punta hasta la base y viceversa, recorriéndola con la punta de tu lengua. Acaricio tu pelo mientras, tus cejas y las mejillas.
Cuando menos lo espero, la metes en tu boca. Mi respiración pasa de ser acelerada a casi fatigada, gimo. Aprietas fuertemente los labios. Comienzas a bajar y subir hasta la mitad. Continúas apretando los labios para darme el mayor placer posible. No puedo ni hablar pero me gustaría agradecértelo, haciéndote saber el gusto y el placer que siento. Continúas en tu labor de entrar y salir hasta la mitad y entonces decides hacerlo más a fondo, como si fueras ganando terreno cada vez más. Notas el placer que eso me produce y por fin, la metes entera en tu boca, notando la punta en tu paladar, una y otra vez, muy despacio. Me miras fijamente a los ojos mientras lo haces. No puedo concentrarme. No puedo aguantar más y notas como voy a correrme. Sientes como se agita mi respiración. Tú aceleras el ritmo. Arqueo mi cuerpo y no puedo aguantar más. Grito. La sacas de tu boca rápidamente y me corro. Continúas con la mano, con un ritmo lento, tú no dejas de moverla, con tu ritmo, mientras se va derramando el semen. Desde la base hasta la punta, casi como acariciando y continuas jugando con ella.
Cuando consigo recuperarme, haces que me incorpore y me siente sobre la cama. Te sientas encima de mi y me besas, abrazados, al mismo tiempo que mueves tu cadera, con pequeños movimientos circulares. Noto como tu sexo palpita al igual que el mío vuelve a endurecerse poco a poco. Sin embargo, no me rozas, estas solo a unos milímetros, noto tu calor. Te retiras y me pides que me contenga, que me esté quieto. Apoyas una mano contra la cama y con la otra acaricias tus pechos. Yo los observo con deseo pero te obedezco y me quedo quieto. No puedo apartar mi mirada de ti. Notas como te deseo…Tu mano sigue masajeando tus suaves tetas y la otra desciciende despacio por el contorno de tu cuerpo, y se adentra, sin prisa, acariciando entre tus piernas. Empiezas a masturbarte sin dejar de mirarme a los ojos muy pegada a mí. Puedo ver tu cara de placer. Escucho tus gemidos. Estas disfrutando, estas húmeda nuevamente. Estas muy excitada pero necesitas mas.
Es demasiado para mi, pienso q voy a reventar. Dejas de tocarte y coges mi sexo. La mueves a lo largo de tu entrada. Noto tu calor y tu humedad. Me impaciento al tiempo que te vas excitando más. Ubicas mi polla a la entrada de tu cueva y poco a poco notas como se va introduciendo en tu cuerpo. Suspiramos los dos. Te quedas quieta unos segundos. Apoyas tus manos sobre mi pecho. Comienzas a moverte lentamente, con un movimiento pélvico cadencioso. Lento, despacio. Rozando las caderas. Mis manos mientras juegan en tu espalda y con mi boca beso tus tetas, mordiendo los pezones con mis labios, succionándolos. Aceleras el ritmo cada vez mas, sacando mis gemidos de mi garganta. Me preguntas como lo haces. Te susurro que me encanta, que quiero más. No te haces de rogar y aumentas más el ritmo. Estoy como loco. Te gusta mantener el control y lo disfrutas. Grito que voy a correrme y te levantas inmediatamente. Susurras, con tu pegada a mi oreja que aun no es mi turno. Notas en mi mirada el asombro. Me callo. Te levantas y te pones a los pies de la cama, agachada y apoyando tus manos en el borde, dejando tu culo frente a mi. Agarro tus caderas y aproximo mi sexo al tuyo. Lo introduzco lentamente, por completo, suspirando en ese instante ambos de placer. Te sientes completamente llena en es postura y mas cuando escuchas mis gemidos cada vez que te penetro. Mis manos dejan tus caderas para volver a agarrar tus pechos. Sientes los pliegues de mi polla en el interior de tu vagina, que se adapta como un guante. Notas mi respiración acelerada. Cada vez aumento más el ritmo, no rápido, sino con fuerza. Cuando noto, por tu respiración y por tus movimientos de cadera hacia mi, buscando mi polla, que estas a punto de correrte.
Pero esta vez soy yo quien se frena y me retiro. Quiero hacerlo contigo. Te doy la vuelta, te tumbas y te pongo frente a mí. Esta vez tomo la iniciativa. Levanto tu cadera y dejo tu sexo justo a la altura del mío. Te penetro de golpe, pero a su vez con cuidado de no hacerte daño. Me muevo con fuerza. Puedes verme, sentirme por completo y ver desaparecer mi polla en tu interior. Nos besamos mezclando nuestras lenguas y abriendo los ojos alternativamente para observar nuestras miradas de excitación. Me muerdes el labio inferior. Mis movimientos son cada vez más frenéticos. Estas cerca del orgasmo que se precipita velozmente cuando pego mi boca a tu oído y sientes como suspiro y jadeo, tan excitado. Me agarras arañando mi espalda y apretando tus piernas contra mi cadera, al tiempo que gritas de placer.
Te corres convulsionando tu espalda y aferrada con las manos a mis brazos. Me aprietas. Gritas. No tengo tiempo a reaccionar, solo a morder tu cuello y besar tu boca furiosamente. Cierras los ojos, sin que se despeje ni un momento de tu interior todo ese rio de sensaciones. Te sientes arder. Notas como mi cuerpo también se tensa, como mi sexo comienza a palpitar cada vez más. Esta vez no me vas a cortar. Apenas unos segundos después mi cara se asienta en tu hombro y mi sexo se introduce en lo más profundo de tu cuerpo para sentir como se hincha para, a continuación, sentir como te inundo, gimiendo profundamente con cada espasmo y plegándome finalmente sobre ti. Quedamos exhaustos, abrazados, en silencio, recuperando el aliento. Después de estar callados durante unos segundos y de besarnos, te abrazo y me tumbo a tu lado.
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