ASÍ ERA DE CALIENTE MAYRA, LA OPTOMETRISTA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Era hermosa, delgadita, de pelo largo y lacio, con ojos pequeños y rasgados, y parecía estar siempre sonriente. Había llegado junto con su madre y hermano a vivir en el edificio a donde viva yo con mis padres cuando estaba por concluir mi carrera de médico. Tenia 18 años ya, o sea que era como se dice por ahí, cancha reglamentaria, y es que No entraba en mis planes el casarme, así que debía tener cuidado en eso de la edad. Comenzamos a platicar, y una semana después la invité a salir. Acababa de cobrar así que la invité al cine y a cenar, y en el restaurante nos bebimos una cerveza cada uno. Yo no la forcé pero ella misma la pidió. El caso es que se mareó un poco y al salir el aire le hizo que se agarrara de mi brazo. Nos besamos, y nos fuimos caminando por Insurgentes rumbo al Metro.
Así comenzó mi etapa de noviazgo con Mayra; Ella trabajaba como optometrista junto con su madre, una señora separada de su marido desde hacia años, y además, con ellas vivía el hermano de Mayra, un tipo alto con tendencias Gay que en realidad no se metía conmigo mas que para saludarme y ya. Yo iba a la casa de Mayra casi a diario, aunque fuera una hora y ahí pasaba un buen rato, platicando y fajando cuando había oportunidad -¡Que casi siempre la había o la buscábamos!- y si al principio Mayra era algo tímida, al paso de los días y con la confianza comenzamos a platicar de muchas cosas… cosas excitantes que hacían de nuestro noviazgo algo muy cachondo.
Me gustaba que me invitara una cerveza, y no porque yo bebiera sino porque ella se bebía también una y siempre como que se le soltaba la lengua y se desinhibía, así que platicaba de lo que había sido su niñez. Decía que a los doce años un amigo de su madre la había manoseado y eso le había despertado el interés por el sexo, así que como la mamá era medio tímida, Mayra había obtenido información con amigas de la escuela y así a los 13 años había tenido su primer novio, un chavo de su misma edad con el que fajaba y se dejaba manosear.
No se la cogió porque de alguna forma Mayra quería cuidarse pero según me contaba se quedaba con muchas ganas de hacer mas cosas cada vez que el chavo se iba. Lógicamente comenzaba yo a fajarla y ella se dejaba acariciar bien rico. Me gustaba sobarle los senos y sus piernas pero cuando intentaba meterle mano debajo de su falda se ponía enojada y ahí la dejábamos pero yo pensaba que en algún momento caería.
El día llegó cuando su mamá dijo que se iba a ir a su pueblo por dos días porque era la fiesta del lugar y Mayra no podría acompañarla como siempre por el trabajo. Y si, la señora se fue a su pueblo. El hermano trabajaba en un bar y dormía hasta tarde porque llegaba siempre de madrugada, así que pensé que podría quedarme con ella desde las 7 de la noche que era su hora de llegada hasta poco después de la una o dos de la mañana porque el hermano llegaba a las tres… ¡El plan era perfecto!
Serian las 4 de la tarde cuando Mayra me llama a mi trabajo en un sanatorio diciéndome que se sentía mal. Pensé que era un cuento para darme esquinazo pero no, estaba realmente enferma y el caso es que a las 5 ya estaba en su casa… y yo con ella. La revisé bien, y fui a comprar un antibiótico inyectado, y cuando preparé la inyección ella se desnudó y pude ver sus nalgas, firmes y redonditas, antojables de verdad. Pensé en acariciárselas pero se me hizo una jalada de mi parte y solo la inyecté… y una hora después ya estaba mucho mejor. Le preparé algo de comer y finalmente se compuso. Ella estaba feliz y agradecida, y me encantó que se sentara junto a mí en la sala pero solo estaba vestida con una bata sencilla y sin nada debajo, ya que en un descuido vi su conchita velluda y se me paró la verga… cosa que ella miró discretamente.
Nos abrazamos, vimos la TV un rato y luego comenzamos a besarnos. Por fin sentí en mi mano su panocha velluda y ella me sobaba la verga que ya estaba durísima. No hablamos para nada, y solo me hinqué para abrir delicadamente sus piernas y ahí estaba esa panocha. Olía rico, y muy limpia ya que se había dado un baño, y comencé a darle sexo oral. Era algo exquisito sentir esos vellos en mi boca, y apartarlos despacito para alcanzar el clítoris. Ella alzó sus piernas y con ellas apretó mi cabeza mientras sonreía y me decía:
-Ay, mi amor… tenia tantas ganas de hacerlo, papacito… ¿Te gusta cómo lo tengo? Digo, ¿así velludito o te gusta más sin pelos? Anda papi… dime cómo te gusta mas… ay, que rico estoy sintiendo, mi amor… tenia muchas ganas de que me lo hicieras… ya me siento bien, mi cielo… ¡Anda, méteme la lengua papacito!… Ahg, así, así mero mi amor… ¡Me estoy viniendo! No dejes de meterme la lengua… así, así, un poco mas adentro- y yo sentía en mi boca el sabor del orgasmo de Mayra mientras le hurgaba el culito y le sobaba sus lindas nalgas.
Luego de que se vino dos veces, me senté a su lado y ella me besaba mientras buscaba abrir el cierre de mi pantalón. Por fin lo hizo y yo zafé mi cinturón. Bien pronto mi pantalón y mis calzones estaban en el piso y Mayra, inclinada, me daba una mamada sensacional mientras yo hurgaba sus nalgas y alcanzaba su clítoris desde atrás. Mamaba muy rico, lo que demostraba que ya la chava tenía experiencia, y yo estaba disfrutando.
Su vagina estaba sanita, y como dije antes, olía riquísimo y además, me sobaba los huevos como no me lo hacia ni siquiera Lupita, la enfermerita que me estaba cogiendo en el sanatorio… pero Mayra era un estuche de monerías, ya que se puso de pie y tomándome de la mano me llevó a su recamara. Recogí mi ropa por cualquier cosa sorpresiva, y ya en su cuarto, donde había una camita individual, ella se acostó insistiendo en que volviera a darle lengua y así lo hice de nuevo hasta que se volvió a venir dos veces mas, y luego, ella solita se monto encima de mi, se acomodó mi verga en la entrada de su vagina y se fue deslizando poco a poco, mientras me miraba a los ojos sin dejar de sonreír hasta que mi verga estaba por completo dentro de ella, y luego, lentamente, comenzó a mover sus lindas nalgas y me apretaba la verga con su vagina en un perrito inolvidable. Luego, ella se zafó mi verga y me dijo coqueta:
-Tengo ganas de que me la metas desde atrás… ¿No te gustaría?
-Claro que si, mi cielo… estas buenísima… tienes unas nalgas bien ricas y así, de a perrito te las puedo ver bien, mi amor.
-Pero no me la vayas a meter por el culito, mi cielo… debes cogerme pero por el ponche.
-Claro, Mayra… eso del sexo anal solo lo vamos a hacer cuando tú lo quieras.
-No, te voy a dar mi culito como premio, mi amor, pero solo si me coges bien por adelante… no te vayas a venir muy rápido sino que quiero que te vengas hasta que yo ya me haya venido muchas veces… mira, me voy a poner de a perrito.
-Si mi cielo… así, mi amor, así ponte… ay, te ves lindísima mi cielo… tienes unas nalgas lindas de verdad.
-¿Te gustan? Pues tu sabes, mi cielo, si te las ganas… nada mas no te vayas a venir rápido… déjame gozar bastante… así, ponme tu verga en la entrada de mi ponche pero no me la metas… yo solita me voy a menear para que me entre bien rico –y así lo hicimos.
Yo solo le puse la cabeza en la entradita y Mayra se fue moviendo poco a poco hasta que mi verga le entró por completo. Luego ella giraba la cabeza, sonreía y hacia como que me daba besos y yo me inclinaba para besarla en el cuello y en la boca mientras ella metía su mano entre sus piernas y me sobaba los huevos… y yo pensaba en las sorpresas que se lleva uno cuando ve a una chica. A veces las ve uno muy sensuales y resulta que son de lo más torpe a la hora de coger, y en el caso de Mayra, se veía como la ingenuidad personificada y era muy cogelona. Luego me contó que se la estaba cogiendo el gerente de la óptica aunque no lo sabía su mamá, y que en realidad había cogido por lo menos con diez hombres así que tenía bastante experiencia sexual la chavita… pero a mi en realidad no me importaba porque no pensaba casarme todavía y en caso de hacerlo buscaría a una chavita por lo menos algo inexperta.
Estuve mete y saca por un buen rato, aunque a mi edad eso no era merito, ya que tenia yo 23 años apenas y a esa edad la verga se para en automático. Luego, Mayra volteó su carita inocente y sonriendo me dijo:
-Mira papacito, me gusta cómo me lo haces… tenia ganas de sentirte dentro de mí, mi amor… ¿No quieres ya venirte?
-No, pero me tienes muy caliente, mi cielo –le contesté.
-Tengo ganas de seguir cogiendo pero me siento adolorida del cuerpo… ¿No te quisieras venir en mi boca, mi amor?
-Claro que si, Mayra pero… ¿No que me ibas a dejar que te la metiera por atrás?
-Yo pensé que se te había olvidado –dijo sonriendo, y agregó- bueno, pero debes metérmela con cuidado, papacito, a modo de que no me vaya a doler mucho… mira, ahí en mi cómoda hay un frasco de aceite Menen, tráelo y me lo untas atrás y tu te pones un poco en la verga para que resbale.
Fui a la cómoda, y con el aceitito unté su lindo culo, y mi verga, y los dos brillábamos del aceite… y comencé a meterle la verga por el fundillito, y aunque lo tenia apretadito, poco a poco fue dando de si hasta que se hormó a mi verga. Cuando le entró la cabeza sonreí pensando: “YA ESTUVO QUE ME LA COGI POR EL FUNDILLO” y así fue. Entró toda la verga y casi no me movía porque ella insistió en que me quedara quieto para que no le doliera –Luego supe que también tenía una gran experiencia a la hora de coger por el culito- pero lo apretado de su fundillo hizo que sintiera ganas de venirme y se lo dije. Ella asintió con la cabeza y pujando un poco casi se sacó a fuerza mi verga de su culo. Me la vi para ver si no estaba embarrada de caca pero no, estaba limpiecita, y es que luego supe que Mayra se lavaba ben el culo con ayuda de una perita de hule, así que no había nada sucio al alcance de mi verga.
Para mi sorpresa, Mayra se sentó en la cama y me hizo poner de pie a un lado… y comenzó a mamarme la verga y a sobarme los huevos hasta que le dije que me iba a venir. Ella se sacó la verga de la boca, sonrió y dijo:
-Si, mi amor, vente ya… quiero sentir en mi boca toda tu leche, mi cielo… ahg… así, Humm, que rico sabe tu semen papacito… -dijo, mientras tenia la verga dentro de su boca y la chica con cara de inocencia no dejó escapar ni una sola gota de mi leche, sino que se la tragó toda. Yo estaba feliz, sobre todo porque a Lupita le había yo pedido que se tragara mi semen y no había aceptado, porque según ella sabia muy feo… ¡Que diferencia de lo cachonda que me estaba resultando Mayra, con todo y su carita de inocencia y su sonrisa angelical¡… ¡Bien dice el refrán, caritas vemos, culitos no sabemos!
Así fue la primera cogida con Mayra, pero no la ultima. Lo hicimos de todas las formas posibles por un año o poco mas, y ella seguía cogiendo con el gerente y con un chavito que su mamá aprobaba, y yo no decía nada, sino que solo gozaba del cuerpecito de Mayra… pero luego les cuento mas de lo que hicimos durante ese año.
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