Así fue
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Marcia95.
Jorge era un hombre muy guapo, su cuerpo trabajado en gimnasios y estadios le daba un aire diferente, lo llenaba de confianza y eso lo demostraba en el trato, nos casamos hace dos años, tuvimos un noviazgo apasionado, el sexo se hizo costumbre y a mis 19 años se convirtió en una necesidad tan urgente como el respirar, el matrimonio fue bien al comienzo, la cama nos esperaba cada noche, mi entrepierna bien mojada y la carne pidiendo desesperadamente su miembro exquisito, 22 centímetros de mucho placer, sin embargo, el deporte o el machismo nos fue distanciando, los fines de semana perdidos comenzaron a ser costumbre, la cancha de fútbol, los amigos, la cerveza y quizás alguna aventura me hicieron conocer a un hombre diferente del que me enamoré, alguna vez decidió penetrarme casi por obligación, entre el descanso de un partido de tele o el apuro por salir, tal vez tranquilizaba su conciencia o simplemente comenzó a pensar que su pene me bastaban para olvidar lo que nos estaba pasando.
Hernán es un hombre mayor, 47 años bien cuidados, sin panza, con alguna cana coqueta, de hablar sereno y trato caballeroso.
Llegó un día a casa acompañando a Jorge, el entrenador del equipo amateur donde gastaba nuestro tiempo mi esposo, desde lejos pude divisar una mirada que se perdía entre mis nalgas, penetrando mi cuerpo con algún gesto insinuante, con apuro fui hasta el dormitorio para sacarme el sostén y acomodar una blusa que me permitiera mostrar un poco más, lo asumí solo como un juego, descubriría pronto que nuestras intenciones iban mucho más allá de la simple coquetería cuando otros amigos de mi marido se unieron a la convivencia, fue en ese preciso instante en que Hernán me llevó hasta el baño de la casa para chupar mis tetas y meter sus dedos en mi culo ansioso, la calentura me hacía respirar agitadamente, me daba miedo ser sorprendida, pero, ese miedo me ponía a mil, el entrenador sabía lo que buscaba y como llegar hasta aquello, mi blusa abierta completamente permitió que sus labios se apropiaran de mis pezones, dos de sus dedos entraban con maestría en mi ano, mojando mi vagina de manera exagerada.
Esa tarde el juego fue corto, él ya sabía que yo era carne dispuesta para sus placeres, mis ganas de consumar un encuentro me llevaron a llamarlo al día siguiente, estúpidamente dispuse una estrategia de saludo, pero Hernán entendió inmediatamente, apenas un hola, de mi parte, encontraron una propuesta inmediata de su parte, fue así como en menos de treinta minutos él ya estaba sentado en el sillón de la casa tocando mis tetas y besando mi boca, su lengua se perdía en mi garganta, mientras mis manos con algo de timidez buscaban sentir su pene, de pronto él se levanta, saca la correa de su pantalón, baja la cremallera y luego desabotona para sacar su pito y pasarlo por mi cara, mis labios, mientras yo intentaba pasarle la lengua, me toma del pelo y empuja suavemente y mi garganta comienza a hacer arcadas, su pene es delicioso, huele a hombre, es lo que necesitaba sentir, ahora voy con confianza, lo masturbo, lo miro, bajo su pantalón hasta sus tobillos, sus testículos están entre mis labios, todo él es delicioso, siento que se contiene, me levanta tirando mi cabello, me toma del brazo y camino encorvada hacía él, me lanza sobre la cama, se mete entre mis piernas, saca a tirones mis calzones y se apropia de mis jugos, el clítoris parece palpitar, su lengua fría provoca una multitud de gemidos y suspiros, no lo puedo creer, había olvidado lo rico que se siente cuando una lengua intenta descubrir los secretos de mis agujeros, mis piernas están alzadas, su lengua se abre paso hasta mi culo, se ubica de rodillas con mis piernas entre sus manos, con cierta dificultad su pico duro rompe mi culo, no es violento, trata de hacerlo suave, me desespera mi primera penetración anal, sin embargo cedo rápidamente, puedo sentir como su mástil ingresa apretadito en mí, se mueve lentamente hasta que mi ano esta dilatado, ahora es el momento de gozar, quince minutos de un mete y saca sin descanso, muerdo mis labios, mis manos se aferran a una almohada y mis gritos mueren en su pene, soy feliz, luego lo saca, me ordena acomodarme para él, de un solo golpe se ensarta en mi vagina y ahora es inevitable, un alarido de gusto y placer recorre esa habitación, pido más, más y más, mientras su cuerpo se mueve armoniosamente, me pierdo entre sus brazos, su cuerpo gotea en el mío, se puede oír el sonido húmedo de sus movimientos, sus testículos golpean mi culo, me vuelve loca sentirlo, es mi hombre, desde esta mañana soy su mujer, a esta hora Jorge ya es historia, ya tengo un pico para mis horas de deseo y calentura.
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