Así nos dijimos adios
Sus manos, sus labios, su cuerpo, habían sido mios por 3 años y medio, de la misma manera yo había sido suya, pero el amor se había acabado y el deseo no era suficiente para continuar..
Sus manos, sus labios, su cuerpo, habían sido mios por 3 años y medio, de la misma manera yo había sido suya, pero el amor se había acabado y el deseo no era suficiente para continuar. Rubén había sido mi primera pareja oficial, no significa que fuera el primer hombre que estuvo en mi vida, pero si fue el primero que lleve a mi casa, el primero que conocieron mis padres, al que llevé a la boda de mi prima y a la cena navideña en casa de mamá, por eso pensé que Rubén sería mi felices por siempre, y al principio fue así, durante un par de años él era ese principe azul que algunas buscamos, pero la vida no es un cuento de hadas.
Rubén comenzó en un nuevo trabajo y eso significó nuevos horarios, nuevas rutinas, nuevos compañeros, allí conoció a una chica con la que le tocó viajar veces y me enteré por boca de uno de sus compañeros que en esos viajes se habían liado, al parecer ella le había contado a todos en la oficina los detalles más exactos, que hicieron, como lo hicieron, todo, posiciones, medidas, tiempo, cualquier detalle que dejara claro que mi relación estaba a punto de morir. Él me negaba la historia y yo le creía aun sabiendo que me estaba mintiendo, decidí irme a vivir con él a su apartamento, pensé que vivir juntos aumentaría la frecuencia sexual, la intensidad del sexo y que se yo, que reviviría nuestra relación, una relación que se había acabado pero que yo quería hacer durar más.
Mis amigos me ayudaron con la mudanza, lleve mis cosas y personalicé su apartamento de una sola habitación en nuestro nido de amor, al principio funcionó, lo esperaba con la cena lista, comiamos en la cama y haciamos el amor cada noche, sentía que era solo mío y estaba feliz, había funcionado, lo había recuperado y lo que mi relación necesitaba era solo eso, subir de nivel, ya no era su novia, ahora era su mujer.
Pasaron tres meses desde mi mudanza y tuvo que salir de la ciudad por una semana, sabía que ella iría, pero él me juró que no pasaría nada y yo le creí, se fue. Lo esperé toda la semana planeando una sorpresa para su llegada, sabía que llegaría el viernes en la noche, hablaba con él diariamente y estaba segura de que en ese viaje no ocurría nada. Llegó el día y lo esperé con dos copas de vino, música suave y luces bajas, cuando entró a la habitación me encontró en la cama en ropa interior, sonrió al verme y me besó, esa noche hicimos el amor y pude notar que tenía algunas marcas en cu pecho y en su cuerpo, como chupetones, pero preferí no decir nada. Desde ese momento ella empezó a enviarlo a mi casa con marcas en el cuerpo y él decía que eran golpes o se justificaba con cualquier historia absurda, hasta que poco a poco empezó a evitar el sexo conmigo, yo sufría y me negaba a perderlo, aún cuando sabía que ya lo había perdido, así viví por varios meses, hasta que una noche llegó a la casa mucho más tarde de lo normal, llegó tomado y me confesó que venía de estar con ella, que no quería continuar y que prefería que yo me fuera, que ella no se mudaría con él, pero que era ahora su novia y que seguir conmigo no era justo para ella, de pronto yo, su novia oficial, la que vivía con él, la que era su mujer, me había convertido en una especie de amante, ahora ella era quien tenía derechos y yo debía salir de sus vidas. Lloré, me sentí destruida, humillada, engañada, en fin, nada valía nada, porque simplemente él ya no me amaba.
Esa noche fue dificil para ambos, no podía irme de inmediato y no había otra habitación, nos tocó compartir la cama, yo sabía que esa noche él venía de tener sexo con ella, pero también sabía que era la última noche que compartiría conmigo, él se había acostado dandome la espalda y se había quedado dormido, yo no podía dormir, lo veía tratando de fijar su imagen en mi memoria, entonces entre tristeza, lagrimas y algo de melancolía lo abracé y comencé a besar su espalda, él no hizo nada, se que se despertó pero no me detuvo, con mi mano comencé a acariciar su abdomen y seguía llenando de besos cada centimetro de su espalda, un solo movimiento cambió el rumbo de mi despedida, tomó mi mano y suavemente la bajó hacia su pene, no pensé, solo seguí besandolo y ahora con mi mano masajeaba su pene que crecía poco a poco con cada roce, se volteó para quedar boca arriba y casi de inmediato me metí bajo las sabanas, busque su pene con mi boca y comencé a besarlo y lamerlo como nunca, me despedía de ese pene que había sido mio tantas veces, él comenzó a gemir con suavidad mientras enredaba sus manos en mi cabello marcando el ritmo, ya no lloraba, de pronto mi tristeza se había apagado por un momento y solo quería disfrutar de ese momento, me soltó la cabeza y comencé a besar su abdomen y a subir lentamente por su pecho con besos y mordiscos pequeños, pasaba mi lengua por su piel y llegué a su cuello, ahora estaba sobre él y sus manos acomodaban mi cadera para que pudiera sentarme sobre su pene bien erecto, me penetró, comencé a moverme arriba y abajo con fuerza y un ritmo constante mientras sus manos apretaban y acariciaban mis senos, mi vagina estaba cada vez mas humeda y ansiaba que ese momento no terminara jamás. Sentí venir un orgasmo pero no disminuí el ritmo, gemíacon fuerza y al alcanzar el orgasmo pensé en detenerme, en dejarlo así, pero con un movimiento él cambió la posición y me puso en de rodillas con el pecho completamente inclinado hacia adelante y desde atrás comenzó a bombear con fuerza, nuestros cuerpos aplaudian y yo comenzaba a sentir cosquillas de nuevo, su mano buscaba mi clitoris y lo acariciaba como él sabía que me gustaba, otro orgasmo se vino rapidamente y él seguía bombeando, mantuvo la posición por un rato hasta que me tumbó boca abajo, colocando mis pies sobre sus hombros me penetro profundamente, habló por primera vez para decirme que le encantaba la cara que hacía cuando estaba gozando, entonces por primera vez en la noche me besó en los labios y siguió moviendo su cadera con fuerza, quería decirle que lo amaba, pero no quise arruinar el momento, otro orgasmo me llegó y él aumentó el ritmo, cuando sintió que mi orgasmo había terminado sacó su pene y comenzó a pajearse para correrse sobre mi vientre, para luego meter su pene en mi boca y yo deseosa lo lamia y me tomaba las últimas gotas de su semen. Entonces se acostó a mi lado y comenzó a jugar con mis senos hasta que nos dormimos sin decir nada.
A la mañana siguiente pensé que se levantaría y se iría sin decir nada, pero me despertó de una manera deliciosa, su lengua jugaba con mi clitoris y al abrir los ojos pude verlo metido entre mis piernas disfrutando de mi vagina, acomodé mi postura y me dispuse a difrutar, sus dedos entraban a mi vagina y los movía en movimientos circulares profundos, sabía donde tocar y como para hacerme sentir, su lengua aumentaba el ritmo y mis gemidosse intensificaban, tocate para mi me dijo mientras se separaba y se sentaba al borde de la cama, su pene estaba duro y comenzó a tocarlo, así que hice lo mismo, abrí las piernas para que pudiera verme y comencé a tocarme, mis dedos jugaban con mi vagina hasta que alcancé el orgasmo, en ese momento se inclinó sobre mi para penetrarme, me bombeo con fuerza y sentí como se corría dentro de mi cuerpo, me besó con pasión y me miró a los ojos, ya no se movía pero su pene seguía dentro de mi, estuvimos así mirandonos un par de minutos, entonces me beso la frente y se levantó, se dió un baño y se vistió para salir a trabajar.
Antes de irse me vió y no se despidió, entonces comencé a recoger mis cosas y me fui antes de que pudiera volver. Le dejé sobre la almohada una de mis pantys y me fuí. Pensé que esa noche habíamos cerrado todo y que la historia terminaba bien, con un cierre divino y sin un recuerdo doloroso al final, pero a los pocos meses volvió a llamarme, tenía una relación estable con aquella chica pero me hizo ver que el fantasma de aquella noche lo perseguía y lo excitaba, me gustaría decir que no volví a verlo, pero no fue así, por mucho tiempo lo seguí viendo de forma esporádica y con la única finalidad de disfrutar de buen sexo, pero esa historia la contaré en otra ocasión.
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