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Heterosexual, Incestos en Familia, Intercambios / Trios

Aventura con mi sobrinita pt3

luego de un tiempo si verla, la niña regresa más puta.
3 años después el pasado quedó enterrado, casi nunca visitaba a mi hermano por lo que no hubo situación donde hablara con Sandra de manera íntima, en cuanto a mi relación pues andaba estable, todavía no nos habíamos decidido por tener bebés, pero en cambio lo que fue los primeros 2 años cogimos como adolescentes, experimentamos diferentes posturas y en distintos lugares además que no importaba que agujero usara, se lo devoraba hasta dejarme seco y pues no podía esperar más de alguien que tuvo su primer hijo a los 15 por lo que no hace falta ser inteligente para saber que culió bastante cuando joven. Afortunadamente solo se descuidó una vez porque de lo contrario no habría profundizado con ella si hubiera tenido más muchacho sin mencionar que el chico vivía con su padre. 

Un día mi hermano me llama y me pasa buscando por mi casa, cosa que me sorprendió ya que me llamo cuando estaba frente y tampoco era un viaje corto como para que se llegara de imprevisto, en fin. Nos fuimos a comprar unas cervezas y nos pusimos al día, pregunté por la familia y a pesar de que dijo que todo iba bien su rostro parecía lo contrario por lo que comencé a presionarlo para que hablara enserio y me suelta algo que había sucedido con Sandra.
Cuenta que en el colegio iba bien, era una chica inteligente, ya estaba en el último grado de primaria, pero ahora no puede ir al colegio y toca retirarla. 

—¿y qué sucedió? —, pregunto intrigado y esta saca su telf. y me lo da, lo que veo me sorprende bastante y es que en el video estaba Sandra rodeada como de 5 liceístas con sus vergas afuera, reían, la tocaban y se veía la intensión de querer más no obstante fueron sorprendidos y huyeron. —así que se regó el video—. 

—sí, y pues Carolina anda histérica que ahora van a tratar a su hija como puta y pues tú sabes. Ella a veces me echa la bronca porque estoy calmado porque no es mi hija. 

—comprendo—. 

—entonces para que la niña no pierda su año escolar quería saber si se puede mudar con ustedes para que estudie por acá—. 

—no tengo problemas, pero ya sabes, tendría que consultarlo con mi mujer—. 

—por supuesto—. 

—aunque deben tener algo en cuenta, si la niña es así (como en el video) no es como que le podamos prohibir todo—. 

Tiempo después como no hubo peros por nuestra parte ellos procedieron a hacer los transmites correspondientes, luego que hacen todo mandan a la niña; los años habían bendecido a Sandra, ahora era un poco más alta, su culito seguía paradito y un par de protuberancias comenzaba a marcarse en su pecho. Lo curioso que a pesar del pasado que tenía con ella, tenerla conmigo me daba cierta extrañes. 

Los días pasaron con naturalidad, la niña es como habían dicho: inteligente, responsable en pocas palabras alguien ejemplar, al menos era la fachada que mantenía que incluso hizo dudar a mi pareja sobre la veracidad de aquel video, pero su opinión cambió cuando un día su hijo vino de visita, en ese momento yo andaba trabajando y ella me cuenta que, tras regresar de hacer una diligencia, al llegar a la casa escucha gemidos lo cual con mucha intriga va en dirección del sonido y al asomarse mira a su hijo fallándose a Sandra; ella quedó muy sorprendida no sabía que hacer, si bien lo correcto habría sido reprenderlos al mismo tiempo se decía que no estaban haciendo nada malo; su hijo estaba era un adolescente con las hormonas a tope y Sandra era una niña que a pesar de ser prematuro estaba sexualmente activa por lo que ambos se complementaban y de una manera que incluso a ella le estaba mojando las bragas. La sumisa posición de Sandra tendida boca abajo, pero con su culito paradito le fascinaba a mi mujer; podía observar perfectamente en como el pene de su hijo abría de lado a lado aquella vaginita por lo que no pudo evitar el acariciar su entrepierna, la diferencia de edad hacía la escena demasiado morbosa como para soportarlo, su hijo Alex tenía 16; era alto cuerpo atlético y estaba por culminar el bachiller y por otro lado estaba Sandra que era mucho más baja que además que solo tenía 11 años y apenas iba a finalizar la primaria no obstante a pesar de todo a su parecer era mejor que lo hicieran entre ellos y no con alguien que pudiera provocar otro escándalo como en su anterior escuela porque ella entendía que si le restringían no podrían controlarla. 

Cuando me enteré de lo sucedido no pude evitar sentir celos y de manera injustificada, sobre todo cuando ahora tenían el permiso de hacerlo y para colmo le habían comprado cajas de condones para que jugaran. Tal fue el disgusto que sentí aquel domingo que preferí salir a trabajar esperando la hora a que Alex tuviera que irse ya que no quería escucharlos cada vez que se les antojara. En el momento que llegué a casa el papá de Alex esperaba afuera y poco después este sale y se despide, sin embargo, aún me sentía molesto; cuando entro me entero de que solo estaba Sandra y no sabía para donde había salido Mónica (mi mujer), de por si ni siquiera supo cuando salió y como lo iba a saber si de seguro estuvo bien ocupada. 

—¿Cuántas veces lo hicieron hoy? —. 

Sandra lo piensa un poco: —creo que como 6 con la última —. 

—así que te volviste su puta —, mi tono de voz y en la manera que me fui acercando hizo que ella cambiara un poco su actitud. 

—¿Qué pasa tío? Me estas asustando—, Sandra iba apartándose y grita en el momento que me abalanzo sobre ella tirándola a la cama así que me apresuro en taparle la boca. 

—¿que, ya no me quieres? ¿ya no te gusta el tío?, ¿Qué diría tu mamá si te viera lo puta que eres? —, por la manera en que la estaba tratando Sandra no pudo evitar llorar mientras que yo solo tuve que echarle sus pantys a un lado ya que solo estaba vistiendo eso con una camiseta, así que al tocarla digo: —la puta ya la tiene mojadita—, y sin previo aviso se lo meto a la vez que continuaba tapándole la boca. —uf… que apretada, pensé que estarías más flojita —. y la comienzo a bombear, en ese instante no me importaba nada entretanto Sandra solo lloraba a la vez que le aguantaba los gemidos, pero en un punto era ella la que me abrazaba, jadeaba cerca de mi oído y cuando le susurro que estaba por correrme, ella me abraza con sus piernas. —te voy a llenar el coñito de leche—, pero ella no me soltó y yo tampoco me detuve se sentía demasiado rico como para hacerlo y de momento a otro estaba recibiendo un mordisco cerca del hombro mientras llenaba su útero con mi esperma. 

Una vez que vacío toda la carga no sabía cómo mirarla que por mero reflejo terminé disculpándome y le dije que se lavara que podría llegar Mónica. Tras eso la atmosfera que sentí la necesidad de disculparme nuevamente y le expliqué que estaba celoso porque la quería mucho y sentí envidia de no haber sido que le haber sido el primero en darle por su cosita. 

—solo me usas y luego me dejas—. 

—no bebé, yo te quiero de verdad—. 

—mentiroso, ¿qué fue lo que hiciste la última vez? —. 

—es que es complicado, no podía vivir con ustedes toda la vida—. 

—vez, solo me quieres para cogerme —, y mira hacia un lado, en lo personal se me hizo coqueto y terminé respondiendo: —está bien eso es verdad, si te quiero coger. Ahora estas más grande, tu culito se ve más rico que quiero rompértelo y tu conchita estuvo muy sabrosa que quisiera comérmela todos los días—, toco sus pezoncitos —mira, ya tiene téticas—. Eran como dos conitos que se asomaban en su blusa. 

—ay, tío, eres un pervertido—, y se ríe. 

—¿y no te gusta? —, Sandra me empuja con una mano. 

Desde entonces fuimos restaurando nuestro trato, aunque no precisamente en lo sexual. La casa no siempre estaba sola o yo no estaba cuando en esos momentos, además que Sandra contaba con transporte que la llevaba al colegio, pero en lo poco que podía hacerle la fui conociendo más, por ejemplo: me enteré como fue la pérdida de su virginidad, cuando la escuché me dio algo de risa porque resultó que fue un accidente mientras se masturbaba. Ella ya tenía la costumbre de hacerlo, no tenía nadie con quien hacerlo por lo que se volvió un hábito así que un día cuando estaba sola en casa le quiso dar sentadillas a un frasco que le gustaba, pero en un descuido perdió un poco el equilibrio y se terminó rompiendo el himen no obstante a pesar del dolor y pánico que sintió en el momento simplemente abrió una nueva puerta hacia el placer por lo que su verdadera primera vez fue con un chico cuando anduvo de vacaciones en casa de sus abuelos. En cuanto a lo sucedido en su anterior colegio fue algo que se salió de control, el chico del liceo que le gustaba terminó contándole a otro amigo y una cosa llevó a la otra y como andaba calentona no le importó mamar más de una verga. 

Saber todo eso de Sandra me alegraba bastante, se había desarrollado mejor de lo que esperé y habría sido perfecto si yo hubiera sido su primer hombre. Bueno; si lo fui, pero también me habría gustado haber sido el primero en haber profanado ese agujerito y ahora nuevamente la tenía cerca de mí lo cual también era un problema que pondría en riesgo mi relación. Mónica desconocía mi pasado con Sandra y para colmo esta le permitió cierta libertad sexual dentro de la casa, incluso le daba tips para una mejor masturbación. A pesar de ello no significaba que podría traer a cualquier amiguito, eso realmente lo tenía prohibido ya que no quería que su imagen se arruinara por estos lares o sea que vulgarmente le estaba reservando un juguete a su hijo porque los días que su hijo se aparecía no había noche que no se la cogiera. 

Lo bueno es que pese a lo puta que se era Sandra no calificaba como una ninfómana al menos no todavía o sea no siempre quería estar metiéndose algo por sus orificios a menos que claro, alguien la incitara. 

Mi mujer se terminó convirtiendo en su confidente y pues era algo inevitable, siendo mujer podía aclarar sus preocupaciones ante cualquier cambio en su cuerpo, además que también era quien le aconsejaba en cómo cuidarse al tener relaciones y que no debía hacerlo con cualquiera por mucho antojo que tuviera ya que terminaría igual o peor a lo que sucedió en su antiguo colegio inclusive le prestó uno de sus juguetes.
la vez que me lo contó yo me sorprendí un poco y le pregunté si estaba bien, estaba criando una zorra. Claramente era una actitud de doble moral, pero había que aguardar las apariencias y parecer alguien responsable. 

 

Pero su respuesta fue un tanto chocante —papi, no sabes nada; esa chiquilla no la cambia nadie, si quiere coger lo va a ser, aunque se lo prohíban. yo lo sé yo también pasé por esa etapa —. 

—¿tú también eras una zorrita a los 11? —, y comienzo a meterle mano. 

—no, pero a los 13 después de perder la virginidad mi novio y yo lo hacíamos a cada rato, no podíamos tener un momento de privacidad porque acabábamos haciéndolo —. 

—y por eso ahora tengo a una experta comiéndome la verga—, Mónica usaba su boca con maestría para lubricar mi verga para después subirse encima y darme unas rica cabalgatas, ¿qué diría su madre si se enterara que la están instruyendo a su hija para ser una puta? —. 

—ha… ha… ha… no me eches la culpa a mí, ella ya era una putita antes de llegar aquí—, y continuamos teniendo sexo a la vez que hablábamos del tema. Pasado unos minutos en el momento que tenía a Mónica en cuatro dándole de anal por mero instinto miro hacia la puerta y noto que Sandra estaba mirando, al cruzar miradas comienzo a darle con más fuerza por lo que comienza a gemir a placer si medir su tono y me coloco en una posición que se le facilitara un poco a Sandra en ver como mi pene se enterraba en el culo de mi mujer para después acercarme a su oído y decirle —mira hacia la puerta— y cuando observa quien nos miraba pude sentir en como su culo me apretó por un instante por lo cual antes de que dijera algo reanude intensamente mis embestidas y le vuelvo a susurrar en el oído —ahora te toca en mostrarle como lo hace su maestra —.
Al principio pareció inhibirse un poco, pero no duró mucho ya que al poco tiempo la tenía cabalgando sobre mi e incluso de vaquera invertida mientras de piernas abiertas dejaba mirar a Sandra en como su coño desbordaba sus jugos cada vez que mi verga tocaba el fondo de su culo, al punto que Mónica tuvo un orgasmo como nunca; era la primera vez que miré que su vagina rociara a la vez que ella se retorcía y gritaba. Al terminar ambos quedamos anonadados, Mónica jadeaba con fuerza y comienza a reírse para luego llorar. 

—¿que tienes? —, pregunto algo asustado, pero Mónica me hace seña de nada no obstante continuó riendo y llorando a la vez por unos minutos más, ya una vez calmada me explicó que por un instante no pudo controlarse. 

Al día siguiente Mónica casi parecía otra persona, la manera en que actuaba casi irradiaba todo a su alrededor; alegre y amorosa casi que parecía principios de una relación de enamorados. 

Sandra y yo hablamos sobre como influyó anoche y que si ella quiere puede continuar viéndonos de ese modo el sexo que Mónica y yo tuvimos las noches posteriores tenía el morbo del voyeur, pero un día o mejor dicho una noche el morbo de Mónica estaba desbordado mientras le estaba dando de misionero menciona en lo mucho que se excita el saber que la están viendo. 

—hoy estás muy cachonda—. 

—sí, es que no dejo de imaginar algo —. 

—¿Sí? ¿Que? —. 

—no te vayas a molestar —. 

—¿por qué lo haría? —. 

—es que es algo malo —. 

—mmm… pues no me voy a dejar coger por otro tipo si es lo que te imaginas —. 

Mónica se ríe mientras jadea, —si eres tonto, no es eso. Solo que imaginar que la niña se une a nosotros me pone muy caliente —. 

—ah… si es eso no tengo problemas —. 

—ahora disimula, se notan las ganas de cogértela —. 

—es una putita y tú siempre me cuentas sobre sus perrerías, no es justo que tu hijo sea el único que se la coma —. 

Y tras unos momentos de relativo silencio ya que sus jadeos continuaban escuchándose ella me dice: —pues si ella quiere, no diré nada —, escucharla decir me excito aún más, —jajaja, eres un puerco. Se te puso más dura—. 

En esa nos ponemos como la primera vez que empezamos esto y Mónica estando sentada en mi verga llama a Sandra y le hace señas con la mano. Sandra entra callada, sin pantys y con uno de los juguetes de Mónica en su mano. 

Así que le pregunto, —¿quieres jugar con nosotros? La tía nos dio permiso —. 

—¿en serio? —. 

Mónica con brazos abierto le responde: —si querida ven conmigo—. 

Sandra sonriendo nerviosa sube a nuestra cama. 

—se nota que te gusta el juguete de tu tía—, le digo a Sandra al ver que aún tenía el dildo en su mano. 

Sandra no sabe cómo responder y su actitud casi que parecía como si nunca hubiera intimado conmigo. 

—a ver hasta dónde te cabe—, en ese instante estaba con el morbo a tope, estaba a punto de participar en mi primer trío. 

Sandra escucha mi petición y nos muestra como sus labios le abrían paso a aquel pene de goma. Creo que ambos sentimos algo cuando vimos a Sandra meterse el dildo ya que sentí como su vagina se estrechó y pues mi reacción tampoco habría pasado desapercibida; entretanto Sandra proseguía masturbándose Mónica se inclina hacia adelante y empieza a lamer la rajita de Sandra. 

—que coñito tan rico—, menciona Mónica por otra parte Sandra solo decía “ay, tía” una y otra vez. 

No obstante, yo no estaba acercando a mi límite por lo que tras tomar el dildo que usaba Sandra y comencé a usarlo en el culo de Mónica, no podía ser el único que cayera. Mi mujer sabía el motivo de mi intensidad así que tras sincronizarnos logré aguantar hasta su orgasmo, se le podía escuchar su gemir mientras hundía su boca en la entrepierna de la niña. 

—¿se vinieron? —, pregunta Sandra y ambos (Mónica y yo) lo afirmamos. 

—¿quieres ver? —, le pregunto responde que me aparto un poco para que Mónica se acomodara y le dejara ver cómo le había dejado el coño.  

—se le está saliendo la leche—, dice Sandra y le toca el coño a Mónica. 

—con cuidado que todavía estoy sensible—, dice Mónica y en esa misma yo me pongo de rodillas dejándole mi babosa verga semi flácida cerca de su cara y me lo comienza a mamar, —eso mami, límpialo bien—. Entretanto noto que Sandra veía como me la mamaban y le hago señas para que le mamara la concha a Mónica, Mónica se sorprende al sentir que le comieran su sucio coño, acorde avanzó el tiempo ya se le hizo imposible aguantar sus gemidos. 

Por otra parte, otra vez tenía la verga dura, acerco mi rostro hacia la entrepierna de Mónica junto a Sandra y la comienzo a besar.
En otra situación o circunstancia tal vez no lo habría hecho al saber que ha estado probando esa boquita, pero la calentura le quito relevancia por lo tanto en ese instante no me importo probar mi propia leche y en ese mismo acto me fui acercando mi cuerpo hacia Sandra hasta que de un momento a otro ya me había posado sobre ella y miro a Mónica mientras paso mi verga por la raja de la niña. 

—te lo voy a meter— le digo a Sandra. Sandra me mira con una sonrisa dulce y a la vez llena de picardía es Sandra la que se echa hacia atrás y se mete mi verga hasta tocarle fondo, —uf… tenías hambre, perrita—. Y comienzo a penetrarla mientras veo a mi mujer. 

—dale con cuidado, la puedes lastimar—. 

No obstante Sandra solo jadeaba y gemía, no hacía ningún gesto o sonido de que le molestara. 

—yo no lo creo, solo escucha como gime—, me acerco al oído de Sandra y le pregunto, —¿te gusta así? —. 

—sí, si me gusta —, y continúa jadeando. 

—pedazo de puta, mira como culea —, dice Mónica mirando Sandra y luego allí aun estando piernas abiertas frente de ella —deja de gemir tanto y límpiame la concha que no has terminado —, y como no parecía responder, Mónica la toma por los cabellos y le hunde la cara en su vagina —así, sigue lamiendo—, exclamaba mi mujer. 

Por varios minutos estuvimos usando a Sandra a placer, tampoco es como que le importara ya que ella misma lo disfrutaba; la manera en que se movía, la sensación de su vagina y en el modo que le concha a su tía no eran de alguien que estuviera siendo forzada de alguna manera. 

Minutos después tras cambiar posiciones nos colocamos de una manera donde los tres nos estábamos comiendo nuestras partes al mismo tiempo; Sandra seguía bebiendo los jugos de Mónica, Mónica me la mamaba y yo se la comía a Sandra o sea un círculo de máxima perversión y fue tal que mientras saboreaba la conchita de Sandra repentinamente siento un líquido caliente disparado dentro de mi boca acompañado con unos ligeros espasmos.
Una vez me bebí todo lo que soltó y ella se calmó casi al unísono Mónica y yo dijimos lo mismo “la niña se vino”. Sandra estaba un tanto incrédula porque era la primera vez que sentía algo así, nunca se había “orinado” en el sexo y en ese instante le explicamos que no se orinó, el sabor y olor no eran correspondientes al del orine y de ese modo aclaramos sus dudas, no obstante, mi rifle aún estaba armado y todavía quería seguir cogiéndome a la niña. 

—vamos, una más antes que nos enfriemos—. 

—¡tan rápido! —, dice Sandra. 

—si ven, sentadito—. 

Sandra se para y da unos pasos hacia mí, una vez de frente se agacha y acaricio su raja con mi pene hasta que con el mismo me enfoco mucho en su ano y ambos nos quedamos mirando a los ojos, no hizo falta decir nada ella comprendía las intenciones y estaba dispuesta a cumplirlas. Sandra comienza a dar suaves sentadillas en la cual podía sentir como la penetraba cada vez más profundo. 

—sí, así es como me gusta este culito— exclamo en medio de los brincos de Sandra. Por un instante Mónica se quedó quieta mientras nos observaba, pero al poco tiempo se nos unió; los tres nos besábamos a la vez que metía mis dedos en el coño de Mónica y de esa manera disfrutamos un buen rato de nuestro morboso acto y Mónica supo la mejor manera de finalizarla; empezó a comerle el coñito a Sandra mientras su culo me comía la verga, pero eso no fue lo único, sino que comenzó a penetrar la vagina de Sandra con el consolador que ella misma trajo. 

—tan jovencita y ya puede hacer doble penetración —, le dice Mónica a Sandra y tras darse un beso Mónica vuelve a lamerle la cosita a la vez que usa el consolador en Sandra. 

 Sandra gritaba, pero no de dolor. En ningún momento dijo que parásemos, solo se limitó a gemir con fuerza al punto que comenzó a temblar y no solo ella, yo también me estaba retorciendo mientras acababa en lo más profundo de su ser. Sandra se tendió en la cama y yo sobre ella aún con mi verga enterrada en ella. 

—estuviste fantástica—, le susurré en el oído a la niña, Miro al otro lado y Mónica también se veía agotada; nos miramos y reímos de lo increíble que se sintió todo. 

Luego fue cosa de bañarnos y en medio de eso mientras andaba junto a Mónica hablando de lo que habíamos hecho, ella me sorprende con una pregunta —¿ya te la habías cogido?, ¿verdad? —. el corazón se me heló, su rostro no era el de alguien molesta, pero me aterraba responder; “ella lo sabe” llegué a pensar. —lo supuse —, dice ella al no obtener una respuesta verbal de mí. 

—perdón—, me sentía estúpido al no saber que decir. 

—honestamente no estoy segura como digerir esto, es decepcionante el haberme enterado de que me habías sido infiel con una niña, pero a la vez creo que soy igual —. 

—¿también me has estado montando cacho? —. 

—no, lo decía por lo que acabamos de hacer y precisamente por esto es que me acabo de enterar de tu infidelidad—. 

Me quedo algo extrañado 

—cuando se lo metiste por el culo se te escapó, tu forma de hablarle te delató —. 

En ese punto me sinceré por completo, le dije todo y en como la inicié; Mónica estaba asombrada, su rostro estaba entre alguien con repudio, pero acorde le fui contando de como Sandra fue evolucionando ella parecía disfrutar escucharme inclusive llamó a Sandra, Sandra conto casi lo mismo sin embargo algo de lo que contó si me sorprendió y fue el hecho de que las noches que visitaba a Sandra no estaba precisamente dormida, al menos no desde la vez que comencé a jugar con su rajita, ella nos contó que cuando despertó no sabía que sucedía, pero con lo extraño y rico que se sentía ella no dijo nada, sobre todo le gustaba cuando le mojaba su cosita con mi lengua. Era evidente que Mónica era igual o incluso más pervertida que yo, pero en ese momento ninguno de los dos teníamos energía para nada así que al final solo nos quedamos durmiendo los 3. 

 

46 Lecturas/16 octubre, 2025/0 Comentarios/por Buzuk
Etiquetas: anal, colegio, hermano, infidelidad, madre, sexo, vacaciones, voyeur
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