Aventura en el baño del trabajo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por wolfete.
Los nombres no son reales pero lo que me ha pasado si lo ha sido. Antes de comenzar a narraros lo sucedido debo pediros perdón si se me ha escapado alguna falta o la redacción no es la mejor, es mi primer relato. Soy más de charlas calientes.
Si os digo la verdad no se como se llama ella, nunca la había visto porque trabajo en una empresa bastante grande y nunca estoy quieto en el mismo lugar. Pero me gustaría llamarla Mónica, esa chica que siempre quise sentir su piel y aún la tengo pendiente. La chica era morena, con el pelo rizado por los hombros, un cuerpo delgado, mide 1,63 (como yo más o menos), sin mucho pecho, ojos marrones, una voz dulce, era agradable hablando y llevaba puesto un vestido gris oscuro, ajustado, con el cuello cerrado y la falda del vestido tenía poco de vuelo, le llegaba hasta la altura de las rodillas; y llevaba unos botines negros bajos. Tendría unos 26 años. Yo soy un chico delgado, ojos marrones, 28 años, tengo una discapacidad física que hace que use aparatos para andar y no tengo mucha fuerza en las manos. Llevaba puestos unos vaquero, deportivas y una camiseta. Con vuestro permiso voy a llamarme Rubén.
Todo ha ocurrido en mi trabajo, eran las 10:30 de la mañana. La oficina es una sala grande donde hay gente en cada puesto y para ir al cuarto de baño hay que salir de esa sala. Así que me he levantado de mi sitio, he cogido la llave del baño y me he dirigido como si fuese una ocasión normal.
Al llegar al baño, he ido a abrir la puerta del baño de discapacitados y justo ha aparecido Mónica. Me ha visto y me ha preguntado con una sonrisa de oreja a oreja:
– (Mónica): ¿Necesitas ayuda?
– (Rubén): No te preocupes, muchísimas gracias.
– (Mónica): Que sí, de verdad, déjame.
Me ha quitado la llave de la mano casi. Ha abierto la puerta, me ha sujetado la puerta para que pase y me ha preguntado si necesitaba algo más. Quizás he sido muy inocente pero la he dicho que no, que muchísimas gracias. Aún así me ha dicho que se quedaba por si acaso. Ha cerrado la puerta y ha echado el cerrojo.
Sonará raro pero he pasado completamente, no me esperaba que fuese a suceder nada, soy demasiado inocente. Me he acercado al water, me he desabrochado el cinturón, me he bajado la cremallera, me la he sacado y he empezado a orinar como si nada. Cuando he acabado me ha preguntado:
– (Mónica): ¿Ya está?
– (Rubén): Sí.
– (Mónica): ¿Pero te la has sacudido bien? ¿Déjame que mire?
No sabía donde meterme, me he puesto muy nervioso y antes de poder decir nada la tenía al lado, sacudiéndomela. Tenía las manos muy suaves y calientes, me miraba a los ojos con una sonrisa muy pícara, notaba como mi polla se iba poniendo cada vez más dura en su mano. Eso ya no era una sacudida… comenzaba a ser una paja muy suave.
Se ha girado sin soltarme la polla, ha bajado la tapa del water, se ha sentado y ha seguido pajeándome muy suave mirándome a los ojos. Me ha sonreído y ha acercado sus labios despacio hacia la cabeza de mi polla. Mi corazón estaba latiendo muy rápido, notaba su aliento en la polla y solo deseaba sentir el calor de sus labios y su lengua. Ha comenzado a besar despacio la punta y pasar su lengua de abajo a arriba muy suavemente y despacio. Estaba muy excitado, mi polla estaba muy dura. Ha continuado besándola y chupándome los huevos hasta que se ha metido la polla de golpe hasta la garganta. Estaba disfrutando como nunca y cuando estaba a punto de correrme la he pedido que parase.
La he pedido que se levante y hemos comenzado a besarnos suave, despacio, la he mordido su labio inferior de la boca, hemos jugado con nuestras lenguas mientras la acariciaba los pechos con una de mis manos por encima del vestido. Notaba como sus pezones se ponían duros y se marcaban en el vestido (no he podido vérselos ni chupárselos porque no se lo ha quitado, me he quedado con las ganas). La otra mano la he deslizado por su espalda despacio, pasando por su cadera, por su culo hasta sus piernas. He metido la mano despacio debajo de su vestido, notando su pierna suave y he seguido acariciando hasta subir a su culo. Cuando tenía la mano en su culo, la he subido el vestido y la he acercado contra mi polla. Notaba lo caliente y húmeda que estaba sobre su tanga negro que tenía.
Estaba muy cachondo, no podía más, necesitaba follármela. Menos mal que tenía un condón de fresa en la cartera. La he pedido que lo sacara y me ayudara a ponérmelo. Ha rebuscado en el bolsillo de mi pantalón, que lo tenía por debajo de las rodillas, ha sacado la cartera, el condón y me lo ha puesto como una experta. Me ha vuelto a sonreír, estaba que no podía más, es esa sonrisa que sólo hace que tengas más y más ganas de follar.
Se ha girado para apoyarse en el water, se ha subido el vestido y se ha bajado el tanga. Sólo de ver esa escena casi me corro. Estaba depilada, el coño le tenía muy húmedo y olía a gloria. He acercado mis labios y he pasado la lengua, estaba riquísimo y me hubiese estado horas comiéndoselo. Pero me ha metido algo de prisa diciendo que ya llevábamos mucho tiempo y quería sentir mi polla dentro de ella.
Me he acercado, la he pedido que me ayudase a ponerla en la entrada, y se la he metido de golpe. Se le ha escapado un gemido que pensábamos que nos habían oído, he parado un segundo pero he empezado a sacarla y meter cada vez más rápido y fuerte, notando chocar mis pelotas contra ella en su clítoris. La notaba muy caliente, se resbalaba la polla de lo húmeda que estaba. Al rato estaba que no podía más y se lo he dicho, me ha susurrado que me corriese que quería exprimirme hasta la última gota. No he podido más y me he corrido hasta llenar el condón casi.
Se la he sacado, con su ayuda para que no se le quedase el condón dentro. Me lo ha quitado y ha comenzado a lamerme la polla hasta dejarla bien limpia. Que gusto volver a sentir su lengua en mi polla. Ha pasado un dedo por su coño y me lo ha dado a chupar, estaba delicioso.
Nos hemos arreglado y ha salido ella primera. Al rato he salido yo, he echado la llave al baño y me he vuelto a mi sitio en la oficina. Creo que mi sonrisa me ha delatado por qué mis compañeros me han preguntado que donde estaba, que he tardado mucho. Dije que fui hablar por teléfono, no se si se lo habrán creído.
A Mónica espero volver a verla pero hay muchísima gente en mi oficina.
Espero que os haya gustado. Para cualquier consulta acepto privados. Gracias por leerme.
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