Ayudando
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por satirosex.
Hace unos años, me topé con una amiga que conozco desde chiquilla, fui y soy amigo de su hermano mayor aun que nos vemos muy rara vez, anduve con ella varios años, fue mi amante, de hecho yo la desvirgue, platicamos, terminamos tomando un café, me platico parte de su vida y que su esposo había resultado gay de closet y se habían separado, que tenía dos hijos, una nena pequeña y un varón como de 10, hijos del ex marido
Dentro de las confidencias me dijo que sentía que abusaban de su nena, pero no estaba segura, le llamaba la atención que cuando su nena, estaba con algún hombre adulto le daba por abrir las piernas enseñando sus calzones y sonriendo, yo bromeando le dije que así era ella de pequeña, me dio un suave golpe, aclarándome que ella cuando empezó con sus calenturas ya tenía más del doble de edad que su hija, ambos reímos, me pidió ayuda para comprobar si eran ciertas sus sospechas, ya que la nena, no lo hacía cuando estaba ella, pero su hermano le había dicho aquello
Fuimos a su casa y la muchacha que le ayudaba y cuidaba a los niños estaba por retirarse, le informo todo y se despidió, poco después me guiño el ojo y dijo que iba a la tienda por unas cosas para su hijo que si podía quedarme con ella, la pequeña usaba un vestidito corto, de color claro, peinado de cola de caballo y calcetines, muy risueña, linda, con hermosos ojos cafés claros como su madre, le dijo que se portara bien, ella muy seriecita asintió, la mama salió con su hijo, apenas pasaron unos minutos de que se había retirado, cuando la chiquilla comenzó a portarse diferente, según hacia su tarea, pero comenzó abriendo sus redondas piernas, enseñándome los calzones, blancos con orillas rosas, muy a mi pesar me inquiete, la pequeña abría y cerraba sus piernas, luego me sonreía, me estaba poniendo nervioso su descaro, mi verga comenzaba a despertar, para ponerla a prueba, comencé a sobarme el bulto, lejos de asustarse, se sonrojo, miraba con poco disimulo, algo que despertó mi morbo, se me fue poniendo tieso y la nena lejos de calmarse se movía más inquieta, tragando saliva de los nervios, le dije que si quería jugar caballito, igual de turbada asintió, con su sonrisa nerviosa, se paró y camino hasta mí, la tome y la monte directo encima mío, comencé a moverla frotando mi bulto con su bultito, su respiración se agito, sus blancas mejillas se sonrojaron, estaba temblando, su mirada se puso vidriosa, por instinto se mordía sus labios, le jugaba las nalguitas y ella respiraba agitado
Excitado como bestia, comencé a bajarle los calzones, lejos de espantarse se acomodó de manera que facilito la maniobra, así todavía recostada de lado, me miro sacarme mi verga erecta, que ya expulsaba mis jugos lubricantes, me dejo acomodarla y le frote intensamente su dulce rajada, haciéndole gemir, unos minutos después pareció desmayar y se recostó en mi pecho, mientras aun me masturbaba con sus deliciosas nalgas, broto mi semen mientras su tierna rajada del culo me acogía, mojándole todo su lindo trasero, suspirando se quedó un rato así, nos levantamos y nos lavamos, mirándonos, me sonreía, estaba más que despierta
Cuando llego su madre, y me pregunto, le dije que era muy pronto para darle mi opinión, ya que apenas me presento y quizás debía estar un par de veces más a solas para ver si me decía algo de lo que su madre sospechaba, la picara nena escondida me escuchaba atenta y sonreía sin que lo viera su mama
Le pareció buena idea, así que investigue a fondo, muy a fondo, tanto que por instrucción mía la chiquilla dejo de comportarse como decía su madre, en cambio aprendió otras cosas que le gustaban mucho mas
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