BEATRIZ… SOLANGE…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por dulces.placeres.
BEATRIZ… SOLANGE…
Un deseo? tener una hija, tal vez por ese eterno tema de Edipo y Elektra, no sé, siempre me gustaron las niñas, su dulzura, su inocencia, su instinto maternal…
Pero tuve un varón, y luego otro, y el tercero, cuando llegamos al cuarto con mi esposa decidimos como quien dice cerrar la fábrica, no digo que los varones no me hicieran feliz, pero siempre me quedó ese sinsabor de tener una hija mujer, pareció que el destino se había ensañado con mis deseos.
Mario, mi primo de sangre, y más que primo un amigo, el hermano que la vida no me dio, siempre fuimos muy compinches, disfrutamos éxitos, compartimos fracasos, esas personas que uno las ve a diario, o al menos a la semana, desde pequeños, toda una vida juntos.
Él tuvo lo que yo siempre quise, una hija mujer, una niña inocente y hermosa, solo una niña, su única hija, su tesoro, su vida.
Mario sabía de mi debilidad y me ofreció ser padrino de bautismo de la pequeña Beatriz, pedido que acepté con gusto.
En esos días también teníamos el bautismo de Jorge, mi segundo hijo, así que en contrapartida le pedí a Mario que lo apadrinara.
Por cierto fue todo bastante loco y original, no era una situación que se diera a menudo, primos, bautismos, padrinos cruzados, todo quedó en la intimidad de la familia,
Pasó el tiempo y la pequeña Beatriz creció, los primeros conflictos llegaron cuando ella tenía poco más de diez años, la joven se mostraba altanera y desafiante, rebelde por naturaleza y de fuerte carácter, recuerdo las constantes discusiones entre mi primo y su esposa por los continuos desplantes de la pequeña, ella estaba en los comienzos de una edad en la que debía empezar a cuidar un poco su intimidad, para ser mujercita, pero solía andar despreocupada, con sus piernas abiertas, mostrando su bombacha quien quisiera verla, ciertamente lo hacía con inocencia, pero sin saberlo, su vida se encaminaba peligrosamente hacia un futuro incierto, y cada vez que su madre trataba de encausarla, saltaba Mario a defenderla, ‘la nena era chica’, siempre con un rol sobreprotector y poniendo el pecho a las balas.
Creo que a los quince ese árbol llamado ‘Beatriz’ definitivamente había crecido torcido, lo que no se había corregido de chico, sería imposible corregir de grande, mi pequeña ahijada ya era toda una señorita, hermosa, me encantaban sus cabellos, eran lacios y castaños, largos hasta la cola, seductores, pero ella los había cortado a la nuca, rapada y se teñía a un rubio furioso, además de llevarlo perfectamente engominado, sus ojos claros casi permanentemente estaban delineados en negro, color que compartía en sus labios, dándole un aspecto muy dark, varias perforaciones en sus orejas para lucir diversos aros, las cruces eran sus favoritas, y hasta ostentaba varios tatuajes propios de su edad que la hacían ver muy provocativa.
Y si hablamos de provocativa, que decir de su figura, lindos pechos, fina cintura, generoso trasero, esculpidas piernas, ella era demasiado bonita, y lo sabía, entonces cualquier ropa le quedaba bien, y ella buscaba prendas que la hicieran ver entre sexi y puta.
Pero su carácter era lo peor, casi no tenía diálogo con sus padres, a quienes consideraba pasados de moda, pero a quienes siempre recurría cuando necesitaba una moneda, cosas de la vida…
Por un tiempo no supe mucho de ella, Mario decía que casi no pasaba por la casa.
Una tarde con mi mujer fuimos a hacer las compras, como de costumbre, de casualidad la cruzamos en el mercado, eran las seis de la tarde y no pasaba desapercibida, enfundada en un sexi vestido rojo ajustado al cuerpo, luciendo sus hermosas piernas desnudas, su cola parecía pintada a mano y sus pechos explotaban por el escote, creo que usaba tacos altos por primera vez, noté que llevaba un carro lleno de bebidas blancas, mi esposa solo dijo en voz baja
Y vos que querías una nena…
Nos cruzamos en el corredor del mercado, Beatriz nos esquivó la mirada y simuló no vernos, me dio pena por ella, y por mi primo, no dije nada, solo la observé marcharse entre tantos, se robó todas las miradas calientes de los hombres y todas las miradas envidiosas de las mujeres, ella como si nada se alejó meneando su hermoso culo como una puta caliente, afuera la esperaba un tipo de mi edad, con lentes ahumados, en un coche importado.
Medité mucho tiempo por culpa de esa imagen, es que yo la quería como a mi propia hija a la inocente Beatriz, y realmente en un punto suspiré aliviado porque no lo era, puede sonar egoísta, pero es lo que sentí.
Mis encuentros con Mario seguían siendo frecuentes, solíamos tener largas charlas de café en un bar de mala muerte del barrio, donde compartíamos cosas de hombres, lejos de nuestras mujeres, no por ser más ni menos que ellas, solo porque hablábamos en nuestro idioma.
Y teníamos charlas de futbol, de política, de trabajo, del día a día, de mis hijos y… y de su hija.
Hablar de ‘la pequeña Bety’ con su padre, mi primo, mi amigo, mi hermano de la vida no era algo que fuera de su agrado, ni del mío, mal que mal ella seguía siendo su hija, y yo podía notar como se deshacía en emociones al borde de las lágrimas, sabía que las discusiones fueron de mal en peor y él la había echado de la casa, y aunque yo intentara darle aliento en cada segundo él vivía sumido en una triste depresión, aun me parece escuchar sus palabras con la mirada perdida en la nada, mientras revolvía con la cuchara el café que se enfriaba en su taza
Hay que asumirlo primo… la nena me salió reputa…
Eso me sonó tan feo, Beatriz vino a mi mente al escuchar sus suspiros y sus congojas, como esta historia había llegado a este punto?
Hace algún tiempo mi grupo de amigos de trabajo compartió videos por WhatsApp, como de costumbre, cosas de hombres, putitas que se virilizan, que las filman teniendo sexo, es la moda, chicas bonitas que van y vienen, desconocidas, olvidables…
Pero este mensaje no sería uno más, cuando vi su foto, pude reconocerla, su face, su Insta, claro, ya no se llamaba ‘Beatriz’, ahora era ‘Solange’, y esas fotos de puta no eran de mi dulce Beatriz, era de una extraña Solange, me quedé inmóvil, congelado en mis pensamientos, tanta belleza desperdiciada…
No pude resistir la tentación de ver el video, no en ese momento, no era oportuno, pero si más tarde, en la intimidad de ese bar maloliente que acostumbraba a ir con su padre.
Busqué un rincón, en penumbras, con la seguridad que me daban las paredes del fondo, Alberto, el mozo, me trajo una ginebra antes que la pidiera, conocía mis gustos y sabía de ante mano que pediría, me preguntó por mi primo, era raro que no estuviéramos juntos, solo di un rodeo como excusa.
Tomé el móvil, puse los auriculares y busqué el video…
Y esa no era Beatriz, esa era Solange…
El video era de baja calidad, un video casero, mala luz, mal filmado, empezaba en pleno acto sexual, Solange estaba montada en un tipo, se podían ver sus medias blancas con porta ligas, saltaba sobre el comiéndose su verga, se masajeaba las tetas, por cierto, me enteré que su pezón izquierdo estaba atravesado por un anillo de acero, eso debió doler…
Atrás se veía otro tipo que se masturbaba esperando su turno y quien filmaba le metía la pija en la boca, mi ahijada la chupaba con esmero, y este hijo de puta decía
Acá nos estamos cogiendo a la putita de Solange, la vemos a llenar por todos lados, como a ella le gusta…
Solange respondía a la cámara con una sonrisa, sin dejar de meterse esa verga en la boca…
Cambiaron de posición, y el que filmaba solo se dedicó a eso, a filmar, el tercero que parecía fuera de juego entró en acción y fue sobre el rostro de la joven, fue el quien metió su pija en la boca, y Solange parecía morirse de placer, supe que actuaba para la cámara, como si se tratara de una actriz porno parecía más enfocada en mirar a la cámara y largar gemidos desgarradores que en el placer del sexo en sí mismo, parecía gozar con esa situación de puta, porque ponía la verga del tipo en primer plano, entre sus labios y la lente, besándola, pasándole la lengua, preocupada por darle placer a quien estaba al otro lado de la cámara, como yo en este caso…
De pronto recibió una cachetada y le metieron la verga hasta la garganta, se sintió de fondo
Dale puta, trágate toda la verga… te gusta putita? Chupala toda putita…
Otra cachetada en el rostro de Solange para cerrar el diálogo, ella solo reía, se sentía la reina de la noche y evidentemente estaba en su juego…
Se esmeró entonces por comerse toda esa poronga, hasta el fondo, hasta tener arcadas, pero en verdad parecía disfrutarlo…
Se movió el cuadro de filmación en ese momento, evidentemente quien tenía el móvil cambiaba de posición, fue por detrás, a tomar el plano de la verga que se comía por la concha, la hermosa Solange tenía un culo envidiable, con un hermoso broceado que hacía resaltar el blanco de la pequeña tanga que aún tenía puesta y los ligueros que atravesaban sus nalgas, ella movía sus caderas como perra, alternando entre penetraciones completas y jugando solo con el glande de quien la cogía, sus gemidos llenaban mis oídos a través de los auriculares…
Me noté con una erección bajo la mesa, confieso que me dio muchísima vergüenza y sentí furia conmigo mismo, lucha interna de ángeles y demonios, la inocente Beatriz, la puta de Solange, tomé aire y distancia sacando la pantalla del celular del alcance de mi vista, observé el entorno, Alberto, el mozo estaba duro como estatua al borde del mostrador, mirando por la ventana quien sabe que, no tenía mucho que hacer, apenas vi un par de parroquianos sentados a las mesas, tome un trago seco de ginebra, casi sin saborear, directo al buche, sentí ese hermoso ardor que dura eternos segundos bajando por mi esófago.
Mi verga aun latía bajo la mesa, necesité volver a la pantalla…
El que filmaba aún mantenía ese plano sobre el trasero femenino, ella no paraba de comerse esa verga, pasaron unos segundos, él fue por todo, corrió la tanga y abrió sus nalgas, su esfínter lucía enorme, la toma salió de cuadro por unos instantes y cuando retomó la filmación la estaba sodomizando, se la daba por el culo, bastardo…
Cada tanto le sacaba la verga y mostraba como le dejaba el culo abierto
Fue un rato más, hasta que el estiró su brazo lo más que pudo, buscando que en el mismo plano cupieran las cuatro personas, entonces se escuchó entre los gemidos de mi ahijada
Bien, acá estamos los tres con la putita de Solange, como pueden ver se la está comiendo por todos lados, por la boca por la conca y por el culo…
Y siguió al tiempo que le daba fuerte nalgadas
Solange! mirá a la cámara… te gusta? te gusta putita barata? te gusta la pija?
Ella solo giró su rostro lo más que pudo, apenas soltando la verga de su boca, apenas sonrió, apenas asintió con la cabeza para volver a hacer lo que estaba haciendo…
El video se interrumpió de golpe y comenzó en otro cuadro, ella estaba semi recostada, su rostro ocupaba casi todo el plano, tenía dibujada una sonrisa de puta imposible de ocultar, apenas se veían esas vergas masturbándose muy cerca, ella abrió la boca, y ya imaginan el final, chorros de leche caliente impactaron de lleno en su cara, por todos lados, el semen entraba en su boca y ella lo dejaba chorrear, sus labios y su lengua se blanquearon, el líquido viscoso rodó por sus mejillas, por su cuello, los tres acabaron de la misma manera y ella pareció sucumbir ante esa invasión de leche caliente…
Para cualquier hombre este es el final perfecto, para cualquier hombre esta mujer era la puta que cualquiera querría tener en una noche de locura y sexo, incluso para mí, solo que esta vez, esta puta, era mi dulce Beatriz…
Saque los auriculares del celular, miré los datos de la filmación, apenas tres minutos, para mi parecieron tres siglos…
Respiré profundo, aún tenía la verga dura bajo la mesa, que locura, no?
Llamé al mozo, pedí una nueva ginebra y me quedé meditando, repasando en mi mente toda su vida, de aquella inocente bebota rozagante a esta puta perversa, como había llegado a esto?
Mario entró al bar, fue casualidad, apenas me vio vino a mi lado, se sentó como de costumbre, el ignorando todo y yo, aun con vergonzante ardor entre mis piernas…
El fin de esta historia? bien, Mario se hundió poco a poco en una peligrosa depresión, en el fondo nunca pudo aceptar la vida de Solange, el añoraba a Bety, apartarla de su camino no había resuelto el problema, solo lo había tapado, era como intentar tapar al sol con un dedo…
Nunca le dije nada de ese maldito video, aunque cada vez que lo miraba a los ojos lo recordaba, tampoco hacía falta que yo le dijera algo, el video de Solange se viralizó en el barrio y todos hablaban de él, o de ella…
Mario pronto pasó a ser ‘el padre de…’ y los murmullos de la chusma se hacían audibles a su paso…
Y así fue que lentamente la vida de mi hermano del alma se apagó, entregó hasta el último suspiro, le ganó la tristeza…
Beatriz? o Solange?, jamás supe nada mas de ella, ni de su vida, jamás volví a verla, ni siquiera en el velorio de su padre.
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