Blanca, la hijastra de mi tio Alberto
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por anon1mo77.
No se porque… pero me encapriche por ella. Durante muchas noches me masturbe pensando en ella. Más de una ocasión tuve deseos de llamarla por teléfono y mantener una conversación erótica, y decirle lo que estaba haciendo pensando en ella; pero solo le daba llamadas perdidas a su teléfono. Alguna noche lo hacia mientras fantaseaba, y el replicarme con otra llamada me excitaba. Pero jamás… tuve una conversación ni caliente ni erótica con ella.
Blanca era la hijastra de mi tío Alberto, pero a pesar de ello la quería como una prima. Rubia de ojos verdes y unos pechos por los que sin dudarlo desearía acariciarlos con mi miembro totalmente erecto.
Un fin de semana mis padres y los suyos salieron a cenar y yo me quede en su casa. Yo me quede jugando en el salón, y al rato de estar solos no se porque… pero note un pequeño cosquilleo en mi verga. Reconozco que la idea de haberme quedado con ella me excitaba, pero aun no había roto la barrera de mi vergüenza para lanzarme.
Me levante del sofá y llame por ella
-"¿Blanca?"
-"Blanca, ¿donde estas?"
Pero no me contesto, así que subí las escaleras hacia las habitaciones y antes de llegar al primer piso escuche su voz, estaba encerrada en el baño duchándose y cantando. Solo de pensar… en su cuerpo desnudo, mi verga se empezó a levantar y a sentir una excitación que en ninguna noche había tenido. Como deseaba sentir sus manos sobre mi miembro erecto.
Toque la puerta
-"Oye… ¡¡¡me has dejado solo!!!"
·"Lo siento, en lo que termine bajo y jugamos ¿vale?"
Aquello de… "y jugamos" me excito, de pensar al juego que a mi me gustaría con ella.
-"Vale"
Por mi cabeza empezaban a salir ideas cada una mas caliente, seguí subiendo hasta su habitación. Abrí la puerta y fui directo al armario. Pero me di cuenta que allí no podría esconderme. Me agache y mire debajo de su cama, pero me di cuenta que allí tan solo vería sus pies y sus tobillos que tantas veces vi en la piscina. Así que tuve una mejor idea para cuando llegara a la habitación. Cerré la puerta y con la oreja tras la puerta espere hasta que subiera.
Abrió la puerta de la habitación y el estupor que sintió cuando mis labios comenzaron a besar sus hombros y manos se agarraban a la cintura, fue mucho menos que el ver toda mi ropa encima de su cama. Tenía la verga totalmente erecta y húmeda.
-"Si hay algo que te parezca mal dímelo"
·"Yo no me esperaba esto de ti"
Seguía besando su cuello…
-"¿Te parece mal?
·"No, solo que los sabemos que es imposible"
Abrí la toalla y las palmas de mis manos fueron a parar a sus pechos, mientras que mi verga quedaba apoyada en sus nalgas apuntando a su ano, mientras con mis labios seguía besando y acariciando su nuca.
Recogió el pelo para un lado y no pude aguantar las ganas de tocar con la verga su ano, quería saber su reacción. La arquee un poco y comencé a mover las caderas hasta el punto de notar su agujerito en la punta de mi miembro. Se dio la vuelta y me agarro de la mano, acercándome hasta su cama.
Aquello que vi, me excito si cabe un poco mas, tenia el pubis totalmente rasurado, y el color rosa del contorno de sus pezones me llamo la atención, tanto… que sentía un palpitar que nunca antes había sentido, unas ganas de explotar como nunca antes.
Me recosté con ella en su cama y no puede resistir las ganas de meterle mano y comenzar a masturbarla. Primero el índice, y luego el pulgar hacían las delicias de su sexo húmedo, mientras que con la boca iba lamiendo y mordisqueando sus pezones completamente duros y empitonados. Me estaba poniendo tan cachondo que por momentos sentía la necesidad de mover las caderas y rozar mi miembro erecto contra las sabanas para sentir un poco más de placer.
Estaba completamente excitado que por mi cabeza pasaban ideas de lo mas perversas. Me levante y me coloque entre sus piernas, las abrí y mire para ella mientras con la cadera de movía de forma hasta que mi verga rozara la raja de su sexo, solo quería ver su cara de deseo. Tal era su estado que por momentos no podía contener la mirada y la bajaba mirando para mi verga dura y me volvía a mirar.
Tome la verga en mano y comencé a deslizarla sobre su raja mojada, dando la mayor parte de sus roces sobre el clítoris, sobre el que se centraba la mayor parte de los roces, levantaba la vista cada vez que frotaba cada vez mas ahí para ver su cara de placer y locura.
Apoyándome sobre las rodillas fui subiendo por su vientre arriba, moviendo únicamente las caderas para seguir dándole roces en su sexo con mi verga, y besar su ombligo y de ahí… hasta llegar a sus labios. Su lengua estaba juguetona, y sus besos comencé a notarlos cada vez más torpes cuando mis manos empezaron a tomar sus pechos. Notar sus pezones duros entre mis dedos me volvían loco, primero eran roces a flor de piel, luego eran mis dedos los que hacían círculos sobre su contorno para que mas tarde diera tirones leves y los retorciera únicamente con los dedos índice y pulgar.
Pero en uno de los movimientos de mi cadera lo note… mi verga entra, y de la boca de Blanca salio un suspiro que mas de alivio era de placer. Y seguí con ese juego… por momentos seguía moviendo la cadera para rozar mi verga sobre su sexo, y mientras lo hacia buscaba la entrada para hundirla lo mas dentro de su vagina. Y así oír los pequeños gemidos y suspiros que salían de la boca de ella.
Pero quería probar mas… reconozco que nunca había probado sexo oral, siempre me había dado un poco de asco, pero tan excitado estaba… que me provocaba probar con ella. Así que fui bajando lentamente por su vientre hasta que mi cara quedo justo encima de su sexo. La mire… y sin saber como ni porque acerque mi dedo índice a su sexo y lo hundí dentro de la vagina. Lo saque y lo metí en la boca chupándolo como si de un helado se tratara.
La cara de sonrojo y excitación que puso aun la recuerdo, me agache y abrí sus piernas y comencé a lamer su raja que estaba mojada, aquello que hasta ahora nunca lo había hecho me empezaba a gustar y tener sentido. Sus labios estaban impregnados de su flujo que lamía sin parar, como fuera un rico postre. Así que… deje bien lamidos sus labios vaginales saque toda la lengua y la pase por su raja de abajo arriba hasta que llegue a su clítoris. Se pare con dos dedos un poco mas sus labios hasta llegar a vérselo con mis ojos y jugando con la punta de mi lengua le empecé a jugar con el dándole caricias y lamiéndoselo. Blanca se retorcía del placer que sus piernas se movían a veces con movimientos bruscos, y aquello me gustaba, sabía que la estaba haciendo disfrutar. Pero exploto cuando noto como mi lengua intentaba entrar cada vez más y más a lo hondo de vagina. Disfrutaba de mi lengua rozando su vagina, tanto que no podía dejar de mover sus caderas y sus piernas de forma más brusca, cuando escuche como contenía en sus gritos los gemidos más profundos.
-"Vamos Blanca…"
-"Quiero oírte gemir"
Note como sus piernas me apretaron contra su sexo, entendí que había llegado un brutal orgasmos, casi podía notar su sexo palpitando, que hice lo que nunca antes jamás habría echo. Comencé a lamer aquel flujo que salio por su sexo… tanto me gusto que con lengua seguí lamiendo, y tanto me excito la situación que allí me quede lamiendo sus ingles, y besando sus muslos mientras movía las piernas por las cosquillas que sentía tras su orgasmo. Había tenido todo su sexo húmedo, calido, caliente. Me gusto y quise volver a repetir la sensación. No me hice de esperar y agarrándome con las manos a sus nalgas volví a mirar para su sexo y otra vez volví a probar sexo oral con ella.
Lamía un labio, chupándolo y besándolo con la boca, después el otro… tan cachonda que intentaba levantarse, me pedía que no siguiera. Aquello de verla así me gustaba, estaba grabando en mi memoria algo que jamás habría soñado ni en las noches en que mas ganas de masturbarme tenia. Estaba excitada, estaba que no cesaba de notar su sexo húmedo, hasta que por fin… comencé a lamer y chupar su clítoris, estaba duro, apetitoso, y llego su orgasmo.
Se levanto y me dijo
·"¿Sabes que hacia la noche pasada mientras me diste la llamada perdida?
Reconozco que aquello me sorprendió, me excito, pero no dije nada.
·"Acuéstate en la cama, seria perfecto"
Agarro con sus manos mi verga y con una mano estiro para atrás toda la piel del glande y comenzando da darme vaivenes empezó a masturbarme. Solo se que cuando note su lengua dándome círculos por el glande no pude resistirlo y me apoye con fuerza la cabeza en la almohada. Sentir ese cosquilleo tan excitante que jamás había sentido me gusto, y mas siendo ella. Sus manos hacían las delicias y su notar su boca subiendo y bajando me apuro la excitación. Moví un par de veces las piernas con violencia mientras mi ritmo era agitador, sudaba como nunca antes de placer, tanto… que ninguna mujer había conseguido que gimiera como loco de placer; ella notaba que pronto podría venir mi eyaculación y controlo el ritmo… Pero no pude resistirlo.
-"Ven… acuéstate por favor…"
-"Quiero penetrarte… quiero hacerlo"
Me puse entre sus piernas, las levante y coloque mi cuello y mi cabeza entre sus piernas, de tal manera que teniendo sus piernas estiradas apoyada contra mi pecho me permitía poder penetrarla con mayor placer y sensación, lo que le permitía a ella mover las caderas si deseaba para que fuera mas placentero. Tanta era la excitación que Blanca comenzaba a sentir que notaba sus caderas moviéndose contra mi, como deseando que los centímetros de mi miembro dentro de ella fueran eternos, como si no deseara sentir fuera de su vagina mi verga. Mis manos estaban acariciando sus pechos y mis dedos tocando sus pezones, dándole pequeños pellizcos para deleite de mis deseos. Su cadera se movía y como con sus músculos apretaba dejando mi verga aprisionada contra su sexo. Hasta el punto que tanto me excito que note como iban viniendo las ganas de eyacular.
Me apresure a salir y correrme fuera, pero me aprisiono con sus piernas el cuello y con sus manos me sujeto por las nalgas y sus músculos vaginales me excitaron que en un abrir y cerrar de ojos sentía como me estaba corriendo dentro de ella, mientras me sonrió y me dijo
·"Tranquilo… no tienes de que preocuparte"
·"Quería que terminaras a dentro"
·"Intuyo que nunca lo hiciste…"
No sabia que responder, solo se que me libero de la presión y me acerque a sus labios para besarla, en ese instante sentimos que los coches que llegaban a la casa. No nos dio tiempo de mucho mas, me vestí como pude y seque mi cuerpo sudado con la toalla que traía del baño, baje, mientras ella volvió a la ducha.
A media noche recibí una llamada suya, y solo se que aproveche para enviarle un mensaje y preguntarle que hacia la noche pasada mientras le daba la llamada perdida, pero quizás… ese sea otro relato.
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