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Heterosexual

CADA VEZ ES MEJOR… ME GUSTA PERO ME PREOCUPA

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
CADA VEZ ES MEJOR… ME GUSTA PERO ME PREOCUPA
La rutina del trabajo a la que estoy sometido me volvió a poner en contacto con otro caso.

Este no fue por una denuncia sino que por una circunstancia fortuita descubrí a un subalterno que tenía relaciones con sus hijas desde que quedara viudo.

Es un suboficial, joven aún de unos 34 años, padre de cuatro niñas de entre 11 y 5 años, con el que se estableció una buena comunicación desde el momento de mi llegada al destacamento y que una noche me invitó a comer a su casa.

Hizo un asado que fue “regado” con buen vino casero.

Las abundantes libaciones nos llevaron a las confidencias y entre ellas el descubrimiento del incesto practicado con las cuatro nenas, habiendo penetrado a las dos mayorcitas de 11 y 9 años.

En el pueblo en donde me encontraba acostumbran a poner apodos según alguna característica particular que tengan las personas.
A este suboficial le llamaré con el apodo con el que se lo conocía: “Chupino”.
Así se les llama en aquel lugar a los hombre muy bien dotados por la madre naturaleza.

-Tengo la “huasca” (pene) más grande del destacamento, mi comisario… pero no le doy mucho uso dende que quedé viudo – me dijo mientras hacia el asado y después de haber bebido bastante vino casero – No.
Estoy mintiendo, mi viejo.
La Paulita y la Teresita me le hacen de vez en cuando algunos mimitos.
Pero claro, no se la puedo meter mucho porque tienen el papito muy chiquito sabe y no quiero lastimarlas.
Ellas me hacen acabar con sus boquitas.
Tendré que esperar que se hagan grandes para poder plantarles mis semillitas ¿Sabe?.

Me di cuenta que el hombre me contaba esos detalles de su vida motivado por el exceso de vino consumido.
Ya había identificado a cada una de las niñas.
La de 11 años era una morochita delgadita que se peinaba con dos trenzas, esa era Paulita y Teresita era la de 9 años de similares características.

Debo destacar que la gente que habita en zonas rurales, en cualquier lugar del mundo tiene la característica de vivir de la manera en que lo hacen aquellos que están en contacto permanente con la naturaleza.
Es así que desde muy chicos los niños ya saben como se reproducen los animales y los ven cotidianamente cumpliendo sus ciclos.
De esa manera llegan a adultos con la convicción de que es natural y lógico que dos personas de diferentes sexos se acoplen cumpliendo ese ciclo natural.

El detalle es que no saben discriminar lo que en las grandes ciudades está determinado por normas, pautas y valores convencionales que convierten en delito sus transgresiones.

Esto, el conocimiento que me daba el hombre de su vida familiar, me obligaba a actuar acorde con el rol que estaba cumpliendo allí.
Pero yo opté por culpar al vino que no me permitió razonar y reaccionar.
Avanzada la noche y consumido el asado el Chupino me hizo un ofrecimiento que recibí sin oposición…
-Mi comisario, hace bastante que usted esta aquí en el pueblo y nadie le conoce una amiguita ni lo ha visto ir por ahí a dar de comer a algún papito.
Supongo que debe tener el tanque lleno como si fuera un tambo.
Venga, comisario…
Estábamos comiendo en el patio, en el exterior de la casita ubicada a varios kilómetros del pueblo, teniendo el vecino más cercano a un kilómetro de distancia.
Lo seguí al interior del rancho y llamó a la nena mayorcita…
-Paulita, venga m`hija… el comisario necesita una ayudita de usted…
La nena estaba paradita entre nosotros dos y el Chupino le dijo…
-Mire m`hija el comisario es un gran amigo que esta solito aquí, sin su familia y necesita de alguien que le haga un cariñito como usted me lo hace a mi desde que su madre se fue al cielo… Hagale, m`hijita…
Yo no entendía hacia donde iba la cuestión hasta que la nena se volvió hacia mí, me sonrió, le devolví la sonrisa y tendiendo sus manitas me toco el bulto y antes de que yo razonara sobre eso, me abrió la cremallera y sacándome el miembro se lo metió en la boca comenzando a succionar.
Se puso duro en segundos y ya no pude negarme a recibir ese regalo.

El Chupino salió del cuarto y nos dejó solos.
Despues de chuparme un rato, la nena soltó mi miembro, se quitó la bombacha y se puso de rodillas sobre una silla que había en ese cuarto, levantando el vestidito que llevaba, dejando el culito al aire.
A un gesto de su mano respondí parándome detrás.
Ella tomo mi pene y lo oriento hacia su rajita pincelándose con el pene entre los labios de su vagina y luego poniéndolo en posición.
Suave y lentamente lo fui deslizando por su papito, como dicen los lugareños.
Le entro casi todo mi pene.
No demoré mucho y eyaculé en su interior.
Cuando mi bicho se aflojó y salió, la nena se bajó de la silla y desapareció.
Me limpié con mi pañuelo, guardé el armamento y volvi donde estaba el Chupino…
-¿Está hecho, comisario?.

-Estoy hecho Chupino.
Te agradezco.

-Cuando lo necesite, ya sabe la casa.
Venga nomás que aquí somos amigos de los amigos.

Este fue el comienzo de mi relación con el Chupino y sus hijas.
Relación que pudimos profundizar porque se dio la posibilidad repetida de compartir con él y con las chicas momentos muy particulares.

El trabajo me apremia y debo dejar.
Espero volver pronto para contarles algunos de los momentos vividos en esta casa.
Trataré de contar con má detalles.

3325 Lecturas/1 octubre, 2018/0 Comentarios/por sexosintabues
Etiquetas: amigos, amiguita, incesto, madre, padre
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