Camila, una niña precoz muy promiscua – Parte 1
Está en el último año de la escuela primaria. Apenas recién cumplidos sus doce años. Toda una preciosura, por donde se la mire. Y lo que es mejor, predispuesta al sexo como ninguna..
Como dije Camila es una hermosa mujercita de apenas 12 años. Ya su cuerpo se está desarrollando, por lo que sus pechos ya tienen forma, sus nalgas se han rellenado y eso presenta un hermoso culo. Es hija de nuestra vecina, yo apenas le llevo 5 años, estoy terminando la escuela secundaria. Ya hacía unas semanas que notaba algunos cambios en la niña. Salía a la vereda a la tardecita vestida muy llamativamente, se pone calzas muy ajustadas, sus camisas son sueltas y no lleva sujetador por lo que sus pechos se bambolean a gusto. Todo esto llevó a que yo pusiera atención a la niña. Una tarde, ya casi de oscurecida siento que al pasar Camila me propone que la acompañe hasta el almacén que está a dos cuadras, ya que tenía algo de miedo el ir sola. Yo me sentí importante, todo un guardaespaldas. La verdad es que la niña es muy bonita y está muy buena. Eso solo ya me ponía cachondo. Ni hablar que ya le había regalado algunas pajas en su nombre. Debo comentar que soy un muchacho flaco, de estatura promedio, de físico promedio y la verdad es que no sobresalgo por nada. Soy un pibe común de barrio. Lo único que puede sobresalir de mí, es que mi miembro que mide alrededor de 15 cms de largo es bastante grueso. Mucho más que lo común en mis compañeros. Si bien la cabeza es algo puntuda, aunque gruesa, el tronco es lo más impresionante, ya que mi mano casi no logra abarcarlo en su totalidad.
Volviendo a esa tardecita, Camila viene vestida con una calza de gris, con un top de algodón y como siempre sin sujetador, por lo que puedo apreciar sus pezones pugnando por escapar de la tela. Ella muy despreocupada, camina a mi lado, cuando nos rozamos ella me mira y sonríe. Camino al almacén hay un edificio en construcción, está abierto por debajo y lleno de materiales como arena, piedra, maderas, etc. Como el barrio es muy tranquilo no hay guardia ni nada que se le parezca. Pasamos caminando sin darle importancia. Llegamos al almacén, Camila tomó un carrito y recorríamos las góndolas comprando lo que su madre le había encargado. Mientras comprábamos yo caminaba detrás de la niña y podía observar su hermoso culo. Eso me hizo excitar y la verga se me paró. No lo pude evitar. Lo que no pude evitar tampoco que pensando justamente en ese hermoso cuerpo, Camila se frena de golpe y yo la choco desde atrás. Al llevármela por delante estiro mis manos y la tomo de la cadera, la atraigo hacia mí y sin pensarlo o quererlo, le apoyo la verga totalmente dura entre sus nalgas. Se quedó quietecita, luego dio vuelta su cara, me sonríe muy pícaramente, y me pregunta si traje linterna para el camino. No sabía a que se refería hasta que ella bajó la mirada hacia mi entrepierna y el bulto era imposible de ocultar. Al darme cuenta, me dio tanta vergüenza que me debo haber puesto colorado, mi amiga solo se rio, pero se quedó pensativa por un ratito y sonrió. Seguimos comprando pero pude notar que Camila movía muy lindo su trasero, mucho más que antes de chocarnos. De pronto frena el carrito propiciando que nos acerquemos, casi a chocar, pero pude observar como la niña tiraba su culito hacia atrás buscando el contacto con mi pija. Le di el gusto y la apoyé suavemente, la tomé de las caderas nuevamente y refregué mi pija en su hermoso culo. Pasado unos instantes siguió caminando como si nada. Pero podía apreciar de reojo que sonreía. Terminada las compras salimos camino a casa. Al llegar al edificio en construcción Camila decide descansar ya que las bolsas le pesan mucho. Deja la mercadería en la vereda y se interna un poco en el edificio, yo no sé que hacer. De pronto oigo que me llama. Dejo también las bolsas junto a las de ella, y me interno en las sombras, de pronto siento como de atrás me abrazan, pero no fue un abrazo afectuoso, fue un abrazo sexual, ya que sus manos fueron directamente a mi verga. La tomó por sobre el short de futbol, la apretaba y acariciaba, obviamente mi pija se puso dura enseguida. Ya repuesto de la sorpresa me suelto de su abrazo, nos enfrentamos, la abrazo y la beso, meto mi lengua en su boca y ella responde con ferocidad. Con su pelvis inmediatamente busca el contacto con mi rabo, comienza a masturbarse con el roce, yo acaricio sus pechos, ella gime suavemente, se va arrodillando y pronto tiene su cara a la altura de mi bulto. Me suelta el cordón del pantalón y me lo baja liberando así mi verga. Se queda sorprendida. Luego tímidamente estira su mano, toma mi palo por el tronco y lo sacude, lo acaricia, lo aprieta y luego simplemente abriendo bien la Boca se lo mete. La verdad es que se esmera en mamarme la verga, pronto ya tiene tres cuartas partes en su boca, yo sigo prendido a sus pechos, ella está muy excitada. La tomo por las axilas y la levanto contra su voluntad, una vez parada en frente mío, soy yo el que se arrodilla, le bajo la calza y sus calzones y me apodero de su pubis, no tiene vellos, su vagina es pura, de labios gordos, está brillosa por la excitación. Me aplico a chuparle bien la concha, le muerdo su clítoris, le acaricio su culo y encuentro su agujero trasero, meto suavemente un dedo, ella no se resiste, es más, gime con mayor fuerza, sigo chupando y lamiendo y de repente siento como su jugos invaden mi boca, sus gemidos y suspiros se hacen más fuertes. Está acabando, eso me excita más todavía. Tengo la verga dura y gruesa como un riel. Me levanto y le pido que me la chupe y me haga acabar. No se resiste, es más, con muchas ganas se mete gran parte de la verga en la boca, casi hasta su garganta, mama con gusto, chupa con aplicación y pronto estoy listo para llenarle la boca de semen, cosa que sucede sin previo aviso, le descargo cinco o seis gruesos chorros de semen que le llegan directamente hasta la garganta, ella los traga sin problema, y luego termina de lavarme la verga con su lengua. Pasado el momento de calentura de ambos, nos arreglamos la ropa y sin mediar otra palabra salimos de la obra para recuperar las bolas con mercadería, al llegar a su casa, nos despedimos con una sonrisa, y me dice que al otro día, irá de nuevo al almacén, y que quiere que la acompañe. Claro que no voy a negarme. Como podría?
Esperando con ansias la parte 2
Wooooooooooow! qué rico relato!