Camino equivocado a las colinas 3
Si entendieron la referencia del titulo, saben de qué va. .
Recupere la conciencia, a medias, no sé cuanto rato después, abrí los ojos. Desconcertado vi al jorobado traer a una mujer sobre su hombro como si fuese un saco de patatas. Me volví a desmayar.
Me desperté con unos gritos femeninos, mire a mí alrededor intentando que mi vista se aclarara. Levante la cabeza, me encontraba encadenado a la pared, con las manos por sobre mi cabeza, las piernas libres pero sin pantalones, sin ropa interior, desnudo.
Era un cuarto amplio, una celda o calabozo sin más mobiliario que un viejo sofá, unas mesas y unos colchones mugrosos donde estábamos tendido, no me encontraba solo; una mujer lloraba a lo lejos, me costó identificarla, todavía sentía la cabeza pesada y el doble de grande, sea lo que sea con lo que me dieron, me dieron duro.
Al verla me di cuenta que no era mi hermana, tampoco la mujer que encontré antes; tarde en identificarle y a los otros cuatro bultos que se retorcían silenciosos. Mierda, me dije, era la familia de la caravana.
De pronto, la puerta se abrió: Pá, Skrulls y el delgado entraron arrastrando a Camila del brazo, la encadenaron junto a mí. Skrulls buscó entre las demás personas y tomó a una niña soltando las cadenas.
- No, no te atrevas pedazo de mierda —gritó el papá.
- Jajaja —rió Skrulls—, skrulls follar frente a Pá.
- Alto, no, por favor —gritó la niña mientras el calvo le arrancaba la ropa.
- Espera, espera, por favor —suplicaba la madre—, no lo hagas, tiene doce años, fóllame a mí.
- Te follaremos también má —carcajeo Pá.
- Ni te atrevas cabrón de mierda —gruñó el padre.
- Tranquilo —se acercó el delgado—, tu culo y el de tu hijo serán míos —rió estridentemente.
- Mamá ayúdame —gritó la niña.
El calvo la arrojó sobre el sofá y de un tirón le arrancó las bragas dejando su culito desnudo para que todos pudieran verlo, con ayuda de Pá dieron vuelta a la pequeña dejándola de espalda y las piernas flexionadas.
- Recuerda —advirtió Pá.
- Si, coño de Pá.
- Déjala —gritó su padre al darse cuenta que los deforme pretendían sodomizar a su hija.
Skrulls se bajó los pantalones dejando al descubierto una tranca de veinticinco centímetros y una cabeza enorme, con sus enormes manos separó los carrillos de la niña, incordiando a su padre al mostrarle descaradamente el pequeño agujerito trasero en donde, en momentos, entraría aquel cipote de proporciones. El deforme se inclinó, hundiendo la nariz en el culo olisqueando entre gruñido, el padre rujio y skrulls soltó un carcajada arrogante, para luego apuntar la verga a la entrada del agujerito y empujar.
- Papá —gritó la niña al sentir el capullo dilatando su ano.
- Alba, por dios —lloró la mamá.
El rostro de Alba se contrajo y un agudo grito brotó de sus labios cuando el glande venció la resistencia de sus anillos anales adentrándose entre sus carnes, la mitad del pene del deforme se había alojado dentro de ella. El hombre, aferrándose a la cintura de la niña embistió contra el tembloroso ano hasta las bolas.
- Mamita, me duele —gritó Alba con la estaca de carne tumorosa enterrada profundamente en su esfínter—, me hace daño.
Y otro grito, casi o más fuerte que el anterior cuando Skrulls sacó la tranca y la volvió a enterrar. Los padres bajaron la cabeza y se echaron a lloran escuchando los quejidos de su hija.
- Culo estrecho, más estrecho que Meñique —dijo Skrulls golpeando su cadera.
- Apura, quiero probar su coño.
No quería escuchar, no quería ver solo quería tomar a Camila y salir de ese infierno, pero no podía. Entonces ingresó Meñique.
- Amigo, malo —dijo la pequeña desgraciada.
- Por qué dices eso? —pregunté.
- Tu ver.
Volteó a mi hermana; ella estaba echa un hobillo, su cuerpo desnudo dejaba ver la espalda y su culo desde donde, una mezcla de semen blanco e hilillos de sangre escurrían por su nalga. Meñique deslizó su mano por el cuerpo de Camila, llegó a sus glúteos y los separó.
- Ver coño reventado —indicando el agujero terriblemente dilatado—, así los deja Pa, ella mujer de Pa y tu querer llevar, amigo malo.
- Por favor meñique, ella es mi hermana, mi familia.
- Si, mi familia.
- Tu, follar con familia.
- Si —mierda, lo que quieras—, por supuesto, amo follar con mi familia, te gustó follar conmigo, quieres ser mi familia? Podríamos follar siempre.
Meñique titubeo unos segundos y se marchó corriendo.
Todo era tan convulso, tan demencial. Mi hermana, los alaridos de Alba, la gruta donde nos encontrábamos, el llanto de su familia, su familia, Alba, es mi culpa que se encuentren aquí, encerrados con esos dementes. Yo le di las indicaciones a Meñique, esa maldita cría me traiciono y capturo a la familia de Alba por mi culpa, que puedo hacer?
- Mamá! —gruñó Alba.
Volví a mirar, me había desconectado de mi entorno sin percatarme de nada hasta escuchar a la niña. Esta vez Pá era quien perforaba su dulce coñito. Los estruendosos golpes del sofá contra el rocoso piso en cada arremetida del deforme eran acallados por los bramidos de la pequeña.
- Yo —dijo el delgado, tomando al niño de la familia.
- No, no te atrevas puto enfermo —gritó el papá pateando la espinilla del delgado.
El delgado soltó al niño y se abalanzó contra el hombre clavándole el pie en la cabeza, el padre se dejó caer sobre el hombro sin moverse, una ancha brecha sangrante apareció en su sien, la mujer gritó.
El delgado levantó al niño cogiéndolo de uno de sus bracitos y lo arrojó contra una de las mesas para luego arrancarle la ropa interior, se reclinó sobre su menuda pelvis y se metió el pequeño y flácido pene en la boca, el delgado chupó la polla del niño hasta que esta cobro vida, el pobre crió debió ser la primera vez que lo estimulan de esa manera ya que viendo el horror en que nos encontrábamos, igual se le paró.
— Te gusta —se regodeo el delgado—, te gusta, no es cierto putita?
La madre no paraba de llorar al escuchar los chillidos de Alba y ahora el llanto de su hijo. El pequeño, de unos nueve años fue puesto boca abajo sobre las rugosas tablas, acomodado para que su culo quedara en la ubicación precisa para que la fina polla, de unos veinte centímetros de largo, pero con un capullo desproporcionado para la forma del pene, entrara lentamente dentro del ano del niño.
Los aullidos del pequeño aumentaban mientras más adentro ingresaba el cipote, hasta que los peludos huevos del hombre chocaron con los del niño, entonces, el deforme aferrándose a los cantos de la mesa, inició un mete y saca brutal provocando ruidosos chirridos del mueble y los estruendosos gritos del pequeño.
Para ese momento Alba ya no gritaba, estaba inmersa en sus pensamientos, refugiada en su cabeza. Allí no había dolor, no había abusos, no había terror.
El tiempo es relativo como decía Einstein; para mí, estando en este calabozo, pudieron haber pasado días; estando afuera, libre, horas, tal vez minutos, no lo sé.
Lo que si sé, es que Skrulls y pá se turnaron dos veces más con Alba y el delgado vació los huevos tres veces dentro del culo del niño hasta que se marcharon satisfechos.
Gemidos apagados y sórbeteos lejanos rompían la locura de un silencio sepulcral. El hedor a descomposición, humedad y moho envolvían nuestra fría prisión así como la penumbra que nos mantenía en un estado de alerta permanente, por lo que a mí respecta, al menos.
Camila a mi izquierda seguía sin moverse, se que seguía viva porque respiraba pesadamente, como aguantando un grito que nunca llegaba.
- Alba, amor —farfullo su mamá—Alba, estas bien?
No hubo respuestas.
- Marco, es mamá, háblame corazón.
- Cállate mamá, le rompieron el culo, no creo que quiera hablar.
- Por favor Sofía, no digas esos
- Es verdad mamá, violaron a Alba, Marco y a esa chica y nos violaran a nosotras cuando lo deseen —dijo Sofía levantando la voz.
- M…mamá.
- Marco, mi vida, puedes moverte?
- No, mamá, me duele, me duele mucho mi colita.
- Tranquilo amor —comenzó a llorar.
Me moví lentamente ya que no quería hacer ruido, parecía que no sabían que estaba aquí y quería que siguiera siendo así, me sentía inútil encadenado a la pared, me dormí.
Abrí los ojos pesadamente, nada había cambiado, mi hermana seguía hecha un ovillo a mi lado. La familia seguía encadenada pero el hombre no se movía, intenté agudizar la vista, ver si respiraba pero no había caso, no se movía.


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