• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (3 votos)
Cargando...
Heterosexual, Infidelidad

Colágeno para calmar mi calentura

Ya llevaba dos días con ganas de una buena verga. Ni mi marido ni mi amante estaban en la ciudad. No se me ocurrió otra cosa que buscar con quién paliar mi necesidad que tirarme a un jovencito que siempre me miraba embobado y sin disimular la verga parada..
Les cuento que mi esposo se fue de comisión con su cuadrilla a otra ciudad. Mi amante Bernabé llevó a su mujer a ver a sus parientes a la capital, CDMX. Por si fuera poco, Dalita, mi amante mujer chichona, la esposa de Pedro, se fue a un pueblo cercano para atender a una tía anciana que ya estaba en la última etapa de su enfermedad. Amador, mi otro amante, recibió una invitación para dar un curso a la universidad de Colima. ¡Imaginen mi angustia! Usuaria cotidiana de cuatro vergas y una panocha, me quedé sin nada durante casi una semana completa.

Al tercer día ya estaba que no me satisfacían las pajas, incluidas las que me hacía al tener comunicación con mi marido y Pedro en videoconferencia. La llamada de la noche anterior, les pedí a Pedro y a mi esposo que se hicieran una chaqueta cruzada mientras yo les daba espectáculo con mi consolador. Todos nos venimos rico. Ellos sí se mamaron para limpiarse el semen y yo me revolqué de calentura. “¡Putos, los necesito aquí adentro llenándome la vagina y las tripas con su leche!” grité en mi última corrida y apagué el teléfono que había conectado a la pantalla de mi recámara.

Al día siguiente, después de bañarme en la tina y masturbarme con el agua hasta el cuello, me acordé de un chico en el mercado, ayudante de uno de los puesteros a quienes les doy “cinito” llevando un escote y agachándome para escoger la fruta. No soy tan chichona como Dalita, pero sí sé mostrar mi pechuga para levantar montañas en los pantalones de mis observadores, más cuando no traigo sostén ni pantaletas, como es la cuestión, si vas de cacería. Ya llevaba la canasta llena y compré naranjas, un melón y una papaya que Dagoberto, el muchacho, había puesto en un par de bolsas.

–Don Remigio, ¿puede prestarme un rato a su ayudante para que me ayude a cargar lo del mandado a mi casa? –le pregunté al puestero mostrando una sonrisa coqueta.

–Con todo gusto, señora, nomás no me lo gaste mucho… –contestó maliciosamente, quizás adivinando mis intenciones.

–No se preocupe, no se va a cansar mucho, está cerca donde vivo –le contesté al tiempo que le di la canasta a Dagoberto.

Después de pagar y agradecerle el favor a don Remigio, el chaval y yo nos retiramos. Sí, moví las nalgas al caminar para agradecerle al puestero el servicio…

–¿Quieres que te ayude con una de las bolsas? –le pregunté a Dagoberto.

–No señora, yo puedo con todo –contestó.

–¿Eres muy potente? –le pregunté al chamaco y él, sorprendido, levantó ambas cejas –Que ricas frutas vende tu patrón. ¿Te gusta la papaya? –pregunté con doble sentido.

–También los melones… –contestó viéndome el pecho y relamiéndose los labios. Era obvio de lo que ya estábamos hablando, pues yo traía los pezones duros y eso se notaba en la tela suave de mi blusa.

Al llegar a la casa, lo invité a pasar y Dagoberto colocó la canasta y las bolsas sobre la mesa.

–Bueno, lo prometido es deuda, ¿quieres melones? –dije quitándome la blusa por arriba y, antes que se abalanzara sobre mis chiches me bajé la falda para quedar completamente encuerada–, ¿o quieres papaya…? –pregunté y me dejé abrazar.

–No comas ansias, nene… –le dije sobándole el pene sobre el pantalón–, yo quiero plátano, pero peladito y en la boca…

Dagoberto se desvistió de inmediato y fui yo quien se fue de boca sobre su picha. Me hinqué y le hice una mamada tan ardiente que “¡Nunca lo he hecho, pero es riquísimooo…!”, gritó y me llenó la boca de leche. Tragué gustosa la venida y acaricié sus abundantes pelos, luego pasé a lamer los huevos. ¡Con lo que me gusta mamar y saborear el semen! Lo tumbé en el sofá y seguí chupando.

–Dices que nunca lo has hecho, espero que seas mayor de edad –le dije antes de meterme una bola completa en la boca.

–Sí, bueno, pronto cumpliré los 18 –contestó temblando por mis caricias.

A pesar de que el niñito se había vaciado, el pene estuvo rígido otra vez con mis caricias bucales. Me senté en la erección y cabalgué viniéndome una y otra vez. Miraba el rostro del joven que mostraba diversas muecas, algunas mezcladas de sonrisas y dolor, quizá porque mis nalgas golpeaban sus huevos sin misericordia. Sus manos extendidas, apretando mi pecho. En la última venida sentí la de él y me tumbé sobre su cuerpo.

–¿Te gustó, cariño? –le pregunté antes de darle un beso.

–¡Sí, fue fantástico! –contestó y me besó metiendo su lengua en mi boca.

–Esa lengua traviesa hay que aprovecharla bien –le dije y me incorporé desmontándome de su verga ya exangüe y me corrí hacia su cara colocándole la panocha en su boca–. Chupa nene, te va a gustar, mete tu lengua hasta donde puedas.

En su cara me volví a masturbar, sin importarme si el bebé tendría asco o si pasaba lo contrario. Sentí su lengua y luego escuché como tragaba lo que abrevaba de mi panocha. Me incliné un poco hacia atrás para jalar rítmicamente su tronco. Era obvio que con la calentura seguía buscando nuevos placeres pues su pene juvenil estaba inhiesto otra vez.

–¿Quieres más recompensa por tu servicio? –le pregunté al levantarme sin soltar su pene.

–Sí, pero creo que ya no puedo…

–Si prometes no decirle a nadie, pues soy casada y con buena reputación que no quiero perder, te espero a las diez de la noche para cenar y más…, pero tendrás que irte antes de que salga el sol.

–¡Claro que nadie lo sabrá, señora! Aquí estaré para la cena –contestó comenzándose a vestir.

–¡Espera! –lo detuve–. Tienes que lavarte la cara, le dije pasando mis manos por sus cejas revueltas y llenas de jugos y esperma.

El chico se lavó muy bien y se marchó. Le abrí la puerta ocultándome pues yo seguía encuerada. Y encuerada me quedé para hacer el aseo de la casa, aspirar muy bien el sofá que estaba lleno de pelos de los dos. Además tuve que limpiarlo muy bien pues quedó muy manchado con tanto fragor. En la noche, así desnuda, atendí la videollamada del cuarto para las diez.

–¡Mamacita, qué rica te ves…! –dijo Ramón, mi marido y lo secundó Pedro “¡Estás lista para que te monten, Mar”.

–Sí, ya estoy preparada –contesté a sabiendas que habría acción más tarde–, pero ustedes no se han desvestido.

Se quitaron la ropa y se la jalaron inmediatamente “¡Eres una puta, mamacita!” gritaba mi marido mirando cómo me metía los dedos en la raja. “Sí, necesito verga y ustedes están muy lejos. Un pinche consolador no es suficiente, quiero carne…”, dije antes de meterme el dildo en la boca. “¡Ah, ah, ahhh…! Exclamó Pedro, soltando un chorro que salió fuera de la visión de la cámara y se abalanzó a la verga de mi marido para recibir su venida.

–¡Son unos putos! –dije escuchando los sollozos de mi marido viniéndose en la boca de su amigo –¡Qué envidia! ¡Yo también necesito leche de burro…! Que descansen, mis amores –dije y colgué.

Casi a tiempo, pues escuché las campanitas de la puerta. La había dejado emparejada para que Dagoberto no perdiera tiempo y se metiera sin que lo vieran. Él ya sabía que lo haría así.

Me levanté, aún con el dildo en la mano  y se lo mostré… “Te estaba calentando el nidito, mi niño”, le mostré la punta llena de jugo. “Abre la boquita para que lo pruebes…” le dije resbalándola en su boca. Dagoberto tímidamente lamió la punta cerciorándose, a todo olor y sabor que yo había usado el consolador. Lo tomé de la mano para llevarlo al comedor donde los cubiertos estaban acomodados, la botella de vino abierta esperando ser vertida en dos copas.

–Encuérate mientras te sirvo la cena, cariño –le indiqué.

Regresé con una deliciosa sopa de flor de calabaza a la que le hicimos los honores de inmediato. “Sirve las copas, mientras traigo la carne, la de comer, pues la de coger ya la traemos puesta”, aclaré.

Comimos y bebimos platicando. Me enteré que aún dudaba si se inscribiría en el Tecnológico de la ciudad para estudiar ingeniería; y yo, con mi instinto de madre de tres hijos y experiencia de mujer madura le dije que ni se le ocurriera dejar de estudiar. “Aunque sea con esfuerzo, pero en nuestro país hay muchas facilidades para quienes quieren estudiar”, le indiqué. Le agradecí su presencia y le expliqué que, ante la ausencia de mi marido, quien me daba amor diariamente, no había podido aguantar mi costumbre al tener un majo tan fuerte cerca de mí. “Pero seguramente ya no habré más para ti, pues seguiré con mis rutinas de amor para quien me debo”, le advertí. “Así que, si te vuelvo a ver, no te ofendas si no te pelo, aunque me moje al recordar lo que hiciste y, espero que también harás esta noche, cariñito. ¡Ja, ja, ja…!”

Pasamos al postre, un flan horneado, y al café. Recordé el café cortado que hicieron Gloria y Laura con la leche de sus maridos y se me antojó, pero eso estaba reservado para mi marido y Pedro, ordeñados entre Dalita y yo.

Nos acabamos más de la mitad de la botella de vino y lo invité a la cama. Ese recinto donde mi marido y yo pasamos más de 20 años y últimamente, también compartimos eventualmente con Pedro y su esposa.

–Si has visto porno, sabrás cual es “el 69”, empecemos con eso –le dije al acostarlo–. Pero todavía no te vayas a venir… –le ordené y él asintió

Cogimos de muchas formas, Aprendió a contenerse y se vino dos veces cuando lo tenía al rojo vivo con besos y caricias. Me gustó iniciarlo. Se asombró cuando le di la botella del aceite y le dije que me pusiera en el culo y él también en la verga. “Vas a ver que es delicioso. Pero no te cojas a ninguna sin prepararla con lubricante. ¡Es un dolor horrible la primera vez!” Siguió mis indicaciones al pie de la letra y así se corrió por tercera vez, quedando ensartado en mí. Lo dejé dormir un buen rato hasta que se le salió el palo de mi culo y simplemente lo deslicé hacia la cama. Despertamos cuando sonó la alarma que había puesto a las cinco y media. Después de mamarle un poco para que soltara unas gotas acumuladas en la noche, le ordené que se vistiera y le leí la cartilla:

–Es hora de que salgas, con mucho sigilo. Nunca menciones mi nombre cuando hables de tu primera cogida, ni tampoco se te ocurra dar algún dato sobre mí. ¿Entendido? – le dije.

–Sí, gracias por esta noche que nunca olvidaré.

Sí, cogí con un menor de edad, pero él ya tenía pelos por todos lados… Al regreso de mis amores, todo volvió a la normalidad. Un domingo que fui con Dalita al mercado, le enseñé a Dalita, desde lejos, quién era Dagoberto.

–¡No presumas de pinche asaltacunas! Ese rorro tiene más de 20 años –dijo.

–Pues él me dijo entonces que ya iba a cumplir los 18, aunque su verga era del tamaño de la de mi marido y tan gruesa como la del tuyo –le dije y tuve que darle un codazo para dejara de verlo.

 

74 Lecturas/12 julio, 2025/0 Comentarios/por Mar1803
Etiquetas: culo, madre, madura, mamada, mayor, puta, semen, vagina
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
volví dos hermanas mis esclavas parte 1
Pillo a mi hija adolescente masturbándose parte II
Los niños de papá IV
continuacion de : mitad real mitad fantasia
EL AMIGO DE MI HIJO ME RECORDO LA MUJER QUE YO ERA EN EL SEXO
Me pajeo con Agustina de 5 en casa
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.129)
  • Dominación Hombres (3.432)
  • Dominación Mujeres (2.638)
  • Fantasías / Parodias (2.716)
  • Fetichismo (2.331)
  • Gays (20.725)
  • Heterosexual (7.347)
  • Incestos en Familia (16.665)
  • Infidelidad (4.107)
  • Intercambios / Trios (2.807)
  • Lesbiana (1.083)
  • Masturbacion Femenina (770)
  • Masturbacion Masculina (1.597)
  • Orgias (1.789)
  • Sado Bondage Hombre (413)
  • Sado Bondage Mujer (157)
  • Sexo con Madur@s (3.730)
  • Sexo Virtual (229)
  • Travestis / Transexuales (2.257)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.220)
  • Zoofilia Hombre (2.061)
  • Zoofilia Mujer (1.611)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba