Columbus
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MariaRaab.
Salgo de mi habitación.
Vestida como me ordenó el capitán.
Una mini negra que se vea mi rajita.
Sin ropa interior.
Ligueros negros.
Zapatos tacon aguja.
Blusa apretada y pequeña.
Apenas cubre mis pechos y deja mi abdomen a la vista de cualquiera que cruce mi camino hasta la habitación del capitán.
Él espera sentado en su sillón con su impecable uniforme.
Me pide que me arrodille delante de él, muy cerca y abre sus piernas para darme espacio.
Su hermosa verga, erecta y dura sale de un salto al abrir la cremallera del pantalón.
Golpea mi mejilla izquierda por sorpresa.
Quedo muda asombrada por su tamaño.
-Te gusta lo que ves María? Dice con su voz grave, siento como el sonido de su voz estremece mi cuerpo hasta mis labios vaginales.
-Si me encanta.
Es tan grande.
Con mi mano izquierda agarro el tronco y jalo un poco para lucir mejor semejante monumento.
Mientras con mi mano derecha aparto un poco el pantalon y su ropa interior y dejar a la vista sus enormes testiculos cuidadosamente afeitados.
Ahora su verga y bolas estan por fuera de la cremallera y es una visión abrumadora.
-No te quedes pasmada y empieza a trabajar.
-Si capitán.
Digo obediente.
Abro mi boca y al tiempo que meto todo su miembro, saco mi lengua para darle espacio a ese tremendo pedazo de carne.
Engullo su miembro, violentamente choca con mi garganta.
-Si chiquita.
Muy bien.
Debiste mamar muchas vergas cuando hacias calle.
Lo haces espléndidamente.
Mi capitán relaja su cuerpo en el sillón y empieza a gemir de gusto.
Disfruta cada segundo de la mamada que hago a su enorme verga.
Hago el movimiento de sube y baja con mi cabeza.
Succiono con energía el glande.
Jalo su verga para estimular su eyaculación.
Sus gemidos de gozo retumban en su habitación.
Sé que pronto me dará leche.
Masajeo sus bolas mientras jalo su falo.
Mi boca esta succionando su glande y de pronto sus manos toman firme mi cabeza y nuca.
Me obliga a meter su verga completamente dentro de mi garganta y empieza a eyacular.
Me presiona firme sin dejarme respirar por mucho tiempo.
Su semen recorre mi garganta y al último minuto de caer inconciente, retira su verga de mi boca y termina de eyacular en mi rostro.
Doy bocanadas para respirar.
Mientras él me pone de perrito en el suelo.
-Eres una callejera?
Me pregunta excitado.
Volteo mi cabeza para alcanzar mirarlo con el rabillo de mi ojo.
-Si capitán.
Soy la callejera de su buque.
-Entonces quieres verga putita.
Sin decir más.
El capitán penetra mi delicada conchita.
Empala mi cuerpo con su miembro haciéndome estremecer.
Mis tetas se mueven al ritmo de su verga.
Mis gemidos dan armonía al movimiento.
Su pelvis golpea fuertemente mis nalgas con cada brutal embestida.
Su virilidad está al máximo.
Sus gemidos son más roncos y fuertes.
Los minutos pasan sin descanso.
Mis labios vaginales abrazan cada centímetro de su hermosa verga.
Siento que estoy acabando.
El sonido de sus embestidas se convierte a algo más, mojado.
El tronco de su verga se empapa con mi viscoso orgasmo.
-Veo que acabaste puta.
Ahora yo.
Dice el capitán sin perder el ritmo.
Después de una última embestida que me obliga a lanzar un alarido de dolor.
Su semen es eyaculado en el interior de mi utero.
El capitán me deja en 4 y su verga dentro mío descansando, mientras las últimas gotas de su leche inunda el interior de mi cuerpo.
Siento que su verga cambia de dureza.
Lo que parece unos minutos, el capitán descansando su verga en mi interior, su pene se torna flacida, en reposo.
Dejó de sentir ese dolor punzante en mi interior.
Los labios de mi vagina se relajan.
Él retira lento su pene flácido y semen es expulsado.
-Quédate de perrito María.
Espera un momento.
Me dice tiernamente.
No tarda en fotografiar con su celular mi postura y el semen expulsado de mi interior.
-Hermosa mi amor.
-Gracias capitán.
Fui buena?
-Si María.
Eres la mejor.
Puedes ponerte de pie.
Anda a cambiarte y bañate.
-Si capitán.
Coqueta mientras mis dedos urgan en mi conchita.
Me llevo a la boca y saboreo su semen de mis dedos.
-Dios María.
Eres.
No sé que eres.
Pero me gusta.
Dice el capitán, nuevamente sentado en su sillón con la verga a fuera de su cremallera semi flacido.
-Chao capitán.
Me llama cuando quiera.
Cierro su puerta y regreso a mi habitación con mis hijas.
Semi desnuda, sucia y sudada; excitada con ganas de sexo.
Simplemente quiero más.
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