COMIENDOME POR FIN A LULU
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Sr.Hedonista.
Hace varios años conocí una niña de mi barrio, tendría unos 14 en aquel tiempo y aunque no tenía tetas y su culo era pequeño había algo en ella que la hacía muy bella: su piel era blanca, tenía el cabello rubio y alborotado lo que junto con sus ojos claros le daban un aire a Janis Jopplin que me encantaba.
Ella se llama lucía pero todos le dicen Lulu.
Lulú tenía algo en su mirada que me decía lo puta que podía llegar a ser en la situción adecuada y vaya que quería descubrirlo, pero a ella le gustó fue un amigo mío que le llevaba 10 años, un man bajito, flaco, menudito y metedor de marihuana.
Su historia avanzó hasta el punto que mi amigo la embarazó antes de que ella cumpliera los 15 y entonces se fueron a vivir juntos.
Pero bueno, al que le van a dar le guardan dicen en el llano, y en sus ojos veía una picardía como un brillo de morbo cada vez que nos encontrábamos en la calle, aún en compañía de mi amigo.
Finalmente, el año pasado y luego de 6 años términó su relación y con ello los saludos y las charlas se fueron haciendo más seguidos, más picantes y se aumentó el doble sentido.
Ahora, cada vez que nos saludabamos nuestras bocas se daban un beso andeneado, el que tratabamos que no se viera muy evidente.
Yo le insinuaba cada vez más mis intenciones, aunque de sobra sabía que ella las conocía desde hace años.
Y un día sin esperarlo me escribió por face, entre frases de seducción mutua me dijo que algún día tenía que invitarla a mi casa y tomarnos algo.
Ahi sonó un Aleluya de coro angelical en mis oidos y mi verga creció en un instante marcándose bajo la tela del jean.
Sin darle tiempo a pensar le pedí su nuevo número de su celular y quedamos de hablarnos.
Dos días después, en la noche del viernes me encontraba con un grupo de amigos jugando a adivinar películas con mímica, en el apartamento de mi mejor amigo, y ante la falta de un jugador decidí llamarla.
Total ella estaba a dos cuadras y si decía que no tampoco perdía nada.
Me contestó medio dormida, pero ante la propuesta directa que le hice y la que además estaba implícita en la invitación se animó, me dijo que en 10 minutos llegaba y así fue, me timbró al estar frente al edificio y bajé a la recepcion por ella.
Por qué no dejar que llegara al apartamento sola?, pues porque quería hacer lo siguiente: en la oscuridad de la escalera la giré y la tomé del rostro acercándola a mi, para comerle esa boca de labios rosados con todo el deseo que tenía represado en todos esos años de conocerla.
Mientras la besaba con el mayor deseo pegué su delgado cuerpo al mío, para que sintiera mi verga dura contra ella, palpitando por entrar en su cuca y por verla mamándomelo.
Allí en la oscuridad, bajé mis manos a su culo y lo acaricie por primera vez, lo acaricie, lo amacé y lo nalguié duro en venganza por tenerme tanto tiempo deseándola.
Ella me besaba con desespero metiendo su lengua hasta el fondo de mi boca y chupándome la lengua como sí me mamara la verga, todo pintaba muy bien.
Pero de pronto, se incendió la luz de la escalera porque algún vecino venía bajando y nos separamos como en una reacción automática, para subir como sí no pasará nada.
Yo subía detrás de ella viéndole ese pequeño pero deseado culo.
Así que llegamos al apartamento en el quinto piso y al entrar varios de mis amigos, que iban acompañados, se quedaron viéndola con ganas lo que a ella y a mi nos excitó demasiado.
Jugamos todo el grupo un buen rato en la sala, muertos de la risa, y en algún punto le dio a mi mejor amigo porque paráramos un segundo para que pudieran fumar.
Los fumadores del grupo incluyendo a Lulú se fueron a una habitación vacía en el fondo del pasillo, que tenía una ventana grande hacia dentro del edificio para que el olor a cigarrillo saliera.
Yo no fumo, así que me quedé en la sala charlando con las parejas de mis amigos y riéndonos.
Pasado unos minutos decidí ir por Lulú, al ver que algunos de los que se fueron ya regresaban a la sala, la encontré en esa habitación sin bombillo e iluminada por las luces de las ventanas internas de los demás apartamentos.
Estaba hablando animadamente con la novia de mi mejor amigo y la hermana, la abracé y haciendo que le prestaba atención a su conversación empecé a tocarle el culo a mi antojo.
Metí mi mano despacio entre su pantalón, un leggins negro, y sentí con mís dedos como el hilo de su tanga se perdía entre sus nalgas duritas, como sí se lo comiera.
Mis amigas no se daban cuenta, pues lucía disimulaba muy bien y seguía la charla, dándome algunas miradas de complicidad.
Yo mientras, bajaba despacio mis dedos por entre su culo y comencé a jalar suavemente el hilo hacia arriba, para que sintiera la tela tallar su cuca y meterse aún más entre sus labios .
La mire mientras lo hacía para disfrutar mi travesura y claro su reacción, ella soló se mordió el labio con una expresión de placer disimulado, pero me seguía el juego.
Así que subiendo la apuesta solté el hilo y metí mis dedos bajando aún más por su culo, hasta que sentí con la yema de mi dedo anular que tocaba la suave rugosidad que forma la apretada entrada de su culo, y lentamente jugué haciendo círculos pequeños sobre él.
Lulú me miro con una expresión mezcla de súplica y morbo, sabía que la estaba volviendo loca.
Una de mis amigas ya se había dado cuenta de lo que pasaba, o conociéndome lo intuía, además que sus ojos bajaban a cada rato a mi entrepierna para ver como se me marcaba la verga, no decía nada y parecía disfrutar de ser cómplice en esa situación.
Luego de un rato de acariciar el culo de Lulú, sin llegar a penetrarlo, bajé aún más los dedos y toque la entrada empapada de su cuca, estaba anegada por su humedad.
Metí un poco el dedo anular mojándome la mitad y haciéndole circulos dentro.
Ya bien empapado lo saqué para devolverlo a su culo y volver a jugar con su pequeña entrada.
Ahora, mi dedo lograba colarse en su culo lentamente y abrirlo con suavidad.
Yo la veía hablar mientras tenía medio dedo empalándola, la piel blanca de sus mejillas se había sonrojado y sus labios se mojaban más en saliva.
los ojos de Lulú me miraron por dos segundos con un brillo de deseo y una expresión de: “me vas a hacer venir frente a tus amigas”, yo seguí porque me encantaba verla así.
El tema de la charla seguía y yo ponía una cara como sí en verdad pusiera atención.
Pero toda mi atención estaba en el calor que abrazaba mi dedo y en como lucía intentaba disimular su excitación.
Mi amiga, la que se dio cuenta de mi verga despierta, se llevó a la otra para la sala y yo quedé al fin sólo con lucía en la habitación a medio iluminar.
Ellas no cerraron la puerta, así que quedó medio abierta y en la sala se escuchaban las voces animadas jugando de nuevo.
Así que me abalancé sobre la boca de mi pequeña Lucía y mientras nuestras lenguas luchaban entre sí, la pegaba a mi cuerpo para que sintiera el efecto que desde siempre causaba en mi.
Nos besamos como locos, desesperadamente y sin pensarlo mucho, tampoco era que nos diera pudor así que continuamos ahí en la ventana, donde nos podían ver desde cualquier otro apartamento.
Yo tenía muchos deseos de chuparle la cuca y en un movimiento me puse detrás de ella y saque con suavidad mi dedo de su culo, lo que le causó un gemido callado y que se cogiera del marco de la ventana con fuerza.
Baje entonces besándola desde el cuello, por la espalda hasta su culo pequeño y parado, dándole un parde mordizcos sobre la tela.
Con las dos manos busqué el borde de su leggins y de un jalón lo bajé con todo y el hilo, la cuestión era de ganas y además alguno de mis amigos podía entrar en cualquier momento.
Ahí estaba yo, arrodillado detrás de Lulú con su culo blanco y bello frente a mi y ella asomada por la ventana con los ojos cerrados y su pantalón recogido en los tobillos.
Hasta deseé que hubiera un espejo para ver aquel espectaculo porno.
Tomé con mis manos cada una de sus nalgas y las abrí para ver mi tesoro, mi premio a la eterna paciencia que no tengo.
La entrada de su culito era de un rosado intenso que se desvanecía hasta perderce con lo blanco de su piel, ya estaba un poco abierto y muy brillante por mis juegos anteriores.
Su cuca estaba depilada totalmente, era también rosada pero sus labios parecían casi rojos, bueno con la poca luz que entraba así me lo pareció.
Cuando acerque mi nariz su fragancia me embrujó y pensé: así deben oler los ángeles cuando se excitan, así que sin demora con mi lengua empecé a chuparle esa cuquita humeda.
Yo veía como emanaban aquellos jugos dulzones por entre sus labios hinchados, y los recogía con mi lengua para paladearlos como si fuera un elixir.
Mientras, todo los demás estaban en la sala jugando a unos 3 metros por el pasillo y la puerta seguía a medio abrir, así que cualquiera que fuera al baño nos habría visto sin necesidad de entrar.
Eso me excitaba aún más y con más ganas le metía la lengua a lucía, empapándome el rostro en sus jugos, a la vez me imaginaba la cara de puta que estaría poniendo ella y la posibilidad de que algún vecino la estuviera viendo tan arrecha.
Me separaba de esa deliciosa cuca solo para contemplar su arrugado culito y pasar la lengua sobre el, con un poco de presion la punta de mi lengua lo abrió penetrándola suavemente.
Lulú paraba mas su culo y sólo sentía como palpitaba apretándome la lengua y chupándola hacia su interior.
Era un sueño, yo me debatía entre chupar como loco y parar a ver lo delicioso que lucía aquel panorama.
Esa cuca abierta con ríos transparente bajando por sus piernas y el culo tan rosado como su cuca pero abierto solo un poquito.
Volví a clavar mi cara entre sus nalgas dispuesto a sacarle un orgasmo a lucía como mi premio revancha, le enseñaría a está culicagada lo que se había perdido y como era que un hombre de verdad se la comía.
Con mis dedos abrí bien sus nalgas y su cuca.
Pegué bien mi nariz a su culo y con la punta de mi lengua empecé a culiarla cada vez más rápido, entraba y salía de su cuca a un ritmo salvaje.
Le escribí con la punta de mi lengua dentro: "eres mi puta" y sin mucha demora lucía la culicagada que se hacia la difícil conmigo, se vino en mi boca agarrándose de la ventana y mojándome toda la cara entre gemidos.
En la sala se escucharon algunas risas y el imprudente de mi mejor amigo gritó desde allá que dejara de comérmela y volviéramos al juego.
A mi me dolía la lengua, la quijada y las piernas pero estaba feliz, había logrado lo que deseaba, por su parte Lucía se demoró un rato en volver en sí y yo aproveche para darle pequeños besos a su culo y lamerle los labios.
Ella se recuperó de aquel masivo orgasmo, se subió el pantalón y antes de salir me besó, recorrió con su lengua los alrededores de mi boca limpiando mi rostro de toda aquella humedad, se saboreó regalándome una sonrisa llena de morbo y mientras yo me dirigía a la sala ella entró un momento al baño.
Las burlas y risotadas no se hicieron esperar, pero a mi no me importaba nada, estaba en la gloria pues sabía que la noche era joven.
Finalmente, jugamos otro rato más con mis amigos como hasta las 3 de la mañana, para luego venirnos a mi casa y tener sexo el resto de la noche hasta que empezó a amanecer y así abrazados, con mi verga aún dentro de Lulú escuchamos los pajaros cantar mientras clareaba el cielo.
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