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Cargando...Cómo fue mi primer sexo anal
A petición de mis amigas del chat “Las pupilas de Tita”, aquí les cuento cómo fue mi primer sexo anal..
Tita: –Según hemos visto, todas practicamos el sexo anal. Ya saben cómo pasó conmigo, también Mar nos contó lo que le pasó la primera vez. Ishtar y Gloria no lo han precisado. Toca que nos lo cuenten.
Ishtar: –Mejor escribo un relato y lo publico, porque fueron en la infancia y es distinto cuando te dan una empalada con una tranca firme y grande.
Gloria: Yo también lo haré en un relato, aquí no puedo explayarme.
Así fue como surgió la promesa de esta confesión. Por lo demás, todos saben que en los tríos es imprescindible estar entrenada en las culeadas, si quieres que te hagan sándwich de manera agradable. Por cierto, alguna vez en algún sándwich, me la quisieron meter dos al mismo tiempo por allí, pero no se pudo a la primera y lo dejamos de lado y mejor se la mamé al que llegó después ya que no es fácil que se acomoden tres en la parte de abajo. Eso sí lo logró Teya, la ex de Bernabé, según nos contó Mar en “El que quiera Azul celeste” y sé que algún día lo intentaré…
Fue hace más de 10 años, cuando leí que Tita quiso sentir una verga en el ano porque una amiga de ella le había dicho que por allí se sentía muy rico. Primero se lo pidió a su amante Eduardo y no lo hizo; al llegar a su casa se lo solicitó a su marido, pero tampoco se pudo y sólo le metió la punta de la lengua en la cola; finalmente, poco tiempo después se lo pidió a otro amante cuando ambos estaban calentísimos y sí lo hizo sin más lubricante que los flujos de la panocha donde este empapó antes el pene. Al leer cuando ella explicó lo riquísimo que era, pues se trataba de una sensación distinta, eso me causó deseo.
Compré un gel lubricante, y lo mantuve guardado en el cajón de mi cómoda hasta que se diera la ocasión en que mi marido y yo estuviéramos muy calientes.
Habíamos estado viendo unos videos porno para calentarnos y aprender más posiciones. Sí, nos calentamos muy rico y cuando mirábamos, después de un rato de plática de convencimiento entre los personajes del video, vimos cómo la mujer aceptaba y se ponía en cuatro, el galán corrigió la postura haciéndola poner la cabeza en el colchón para que quedara la grupa en alto y se facilitara la inserción. Nos llamó la atención el ritual de preparación: le puso aceite en el ano y, poco a poco, fue metiéndole un dedo untado de lubricante, después otro y por último un tercero. En todo momento, la mujer estaba gimiendo de gusto. Por último, se embadurnó el pene, la tomó de las caderas, y se la introdujo con lentitud, deteniéndose cada pulgada para que ella se acostumbrara. Cuando ya la tuvo toda adentro, empezó el mete-saca, lentamente hasta llegar a ser furioso. Los gemidos de la mujer fueron en crescendo hasta gritar “¡Más, más…!”. Ambos se vinieron mucho y, así, pegados se acostaron a descansar. Cuando vino el fade out en el video, Miguel y yo nos volteamos a ver y sonreímos.
Sin decir algo más, me levanté para sacar el gel lubricante y se lo di en la mano a mi marido. Miguel leyó la etiqueta y yo me puse en posición de nalgas levantadas. Mi marido volvió a sonreír y exclamó, en voz baja, “¡Puta…!”. Me lamió la raja y el ano dulcemente y procedió a la tarea, siguiendo lo que muy didácticamente vimos en el video. Cundo me entró el primer dedo, al principio tuve dolor, pero pronto sentí agradable, al segundo ya estaba yo gimiendo, y al tercero sentía puro placer exclamando mi gusto: “¡Qué rico siento!
Cuando los sacó se frotó gel en el pene y el tronco, en esta última parte se agitó lo suficiente que se oyó el chasquido del prepucio en el glande. “¡Mételo ya, sólo te la estás chaqueteando!”, grité urgiéndolo a continuar. Me tomó de la cadera y sentí el glande en mi dilatado asterisco. ¡Uff, sí dolía!, pero yo lo quería dentro completamente. Era un dolor relativo porque en el tiempo que se detenía yo me sentía rara, un placer similar al de cagar, pero diferente. Al sentir el golpe de su pubis en mis nalgas y de los huevos en mis labios, me sentí tranquila. Más aún cuando Miguel se empezó a mover, pues sentí delicioso. Tita tenía razón, era una sensación distinta. Mi marido también lo notó diferente “¡Qué rico culito tienes mi amor, aprieta parejo en toda la verga!”, decía al balancearse. “¡Más rápido, cógeme más rápido, mi amor!”, exigí comenzando a sentir los orgasmos.
Miguel hizo una pieza musical de percusiones con mis nalgas y su vientre, yo estaba a punto del desmayo con tanto orgasmo de mayor magnitud cada vez y sentí un chorro de calor en el recto cuando Mi marido exclamó un “¡Ahh…! Al venirse y me soltó para descansar su cuerpo sobre el mío. Sentí escurrir su venida en mis piernas, pero no era eso, sino el flujo que, en cantidad mayúscula, salía de mi vagina. No soporté más el peso de su cuerpo y me dejé caer en el colchón quedando con Miguel encima. Salió su pene, y con éste el semen que me metió, mezclado con algunas de mis heces. Inmediatamente me fui a la regadera, y al limpiarme llamé a mi esposo para asearle el pene. Nos besamos como enamorados que compartían por vez primera la regadera.
Al secarnos fuimos a la cama y examiné muy pocas manchas de color marrón en las sábanas. Así fue mi primera enculada.
La complicidad para satisfacer la curiosidad «Miguel y yo nos volteamos a ver y sonreímos». Lo bueno es que tú ya estabas preparada. ¡Así deben ser las buenas compañeras! Sé que te gusta por chicuelinas, me consta. Pero, te confieso que es muy hermoso verte de frente, saltando, disfrutando del palo encebado y mirar el bamboleo de tus tetas. Besos (dos)
¡Ja, ja, ja…! Ya me puse tus besos donde creo que pensabas darlos. Recibe también dos ricas chupadas. Dos porque no te los abarco en una sola.
¿Verdad que sí es muy rico sentir el amor por atrás? ¡Qué bueno que se lanzaron a probar!
Eres maestra y provocadora. No te conozco, solamente vi una foto de tus deliciosos anzuelos (también aprendí a pescar así leyéndote) hace varios años, y me dije «¿Por qué yo no?, también tengo con qué» y luego leí de tu experiencia anal y no hubo más qué pensar, ¡había que actuar!
Sí es cierto, no es fácil que se acomoden tres en la parte de abajo. Yo también algún día lo intentaré. Sí caben dos por atrás, o dos por la vagina, yo lo sé, pero siempre es uno delante y otro atrás. ¿Cómo acomodar al tercero?
A mí también me convenció Tita para probarlo, aún en contra de mi primera experiencia traumática.
Señores: primero aprendan cómo hacerlo, antes de intentarlo a lo tonto.
Eso sí es importante. Voy a buscar uno donde tres atiendan a la dama por abajo.
Pues en mi caso, en la luna de miel con mi marido, probamos casi todas las maneras que veíamos en los videos y precisamente de perrito y por el culo fue la primera vez que sentí una verga grande y completa por atrás. Me dolió poco, pero las siguientes ya fueron muy satisfactorias.
¿Eso es todo? Prometiste un relato hace más de un mes. No salgas con que «Estás muy ocupada». No es por presumir, pero yo sí estoy con agenda muy apretada y, aún así, los mantengo informados. No. no es regaño, y sí me gustaría que estuvieras muy ocupada y me diera envidia cuando lo contaras.