Como inició mi gusto por las jovencitas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, llamenme Tomás, ahora tengo 41 años, pero cuando fue lo del relato tenía 37 años. Siempre fui muy correcto en mi vida sentimental, nunca le fui infiel a mi esposa (valores que aprendí en mihogar), pero ella no tenía los mismos que yo y me engañó. Yo la sorprendí en la cama con mi vecino y mi error fue lanzarle un puñetazo en el rostro a ella y le quebré la nariz, por eso la ley se ensañó conmigo y me quitó casi todo, solo me quedó una cuenta de banco y una casa pequeña, que tiene solo tres ambientes (dormitorio, sala-comedor y un pequeño patio).
Perdí mi trabajo, y solo un amigo, de los pocos que hay, me dio un trabajo de profesor en un colegio privado, poco a poco he ido recuperándome. Luego de más de un año en el colegio, me han salido oportunidades, siempre de docencia en otros lados. Pero aqui va el relato. En el segundo año en ese colegio, estaba yo en mi pequeña casa, ya habían sido los examenes finales, la semana anterior. Cuando tocan a mi puerta, abrí y era Gabriela, una linda adolescente con carita de tontuela. Ella era una de las estudiantes más ingenuas, yo sabía que sus padres le exigían más de lo que podía dar, y constantemente la amenazaban de sacarla del colegio si no aprobaba sus cursos.
Gabriela tenía unos 15 años, iba con zapatillas, medias arriba de las rodillas, falda corta y una blusa de tirantes de color negro, se notaba que no llevaba sostén, sus pequeños pezones se pegaban a la blusa. Le abrí la puerta y la pasé adelante, se sentó frente a un escritorio que tengo en la sala, donde paso el tiempo preparando clases y calificando.
Gabriela: – Profesor!, disculpe que lo moleste, pero estoy preocupada por su curso.. no me fue muy bien en el último examen.
Yo : -Si Gabriela, la verdad es que no te fue bien…(busque entre mis notas), aqui está!, Gabriela, perdiste, te quedaste a solo unos puntos de aprobar.
Gabriela: -Y que puedo hacer profe, para reponer esos puntos?-
Yo : -Ahora nada Gabriela, solo te queda prepararte para las recuperaciones-
Ella se veía desconsolada, sus mejillas rosadas brillaban más.
Gabriela: _Y profe, ud ya pasó las notas finales a la dirección?
Yo: -Para serte sincero, aún no, tal vez mañana lo haga.
Gabriela: -A la profe!!, no sea malito, ayúdeme!, mis padres me mataran si saben que perdí un curso.
Yo : -Gabriela, bien sabes que no es correcto, mi trabajo puede peligrar si se sabe que alteré la calificación (lo cual era cierto).
Gabriela: -Profe!, pidame lo que quiera, yo le doy dinero, le doy mi computadora personal… que quiere?..dígame!.
Yo: (me quedé sin decir nada varios segundos). No..sé..
La verdad es que yo me moría de ganas de tener sexo, el problema con mi esposa, tenía más de un año de no tener relaciones sexuales y solo masturbarme me había servido para aguantar.
Yo: Mira Gabriela, yo puedo hacer un trato contigo, pero no se lo debes contar a nadie, a nadie!!-
Gabriela: -No se preocupe profe, yo lo guardaré y nunca, pero nunca lo dire.
Yo: -Me lo juras?- -Por tu madre?-
Gabriela: -Si profe, se lo juro, por mi madre. Cual es el trato?-
Yo: -Como tu sabras yo estoy divorciado, y desde hace mucho tiempo que no tengo sexo, quiero que el trato sea que tu tengas sexo conmigo y yo te arreglo la nota final-
Gabriela: -Ay no eso no!- yo soy decente profe, no soy cualquiera.
Yo: -Tu eres virgen Gabriela?-
Gabriela: (se quedo un rato callada), ehh no, pero solo lo he hecho dos veces con un mi primo y de eso hace ya varios meses.
Yo: -VEs, ya lo haz hecho, entonces no tienes nada que temer, yo te voy a tratar con cariño, solo tienes que seguir lo que yo te diga. Pero si insistes en que no, entonces aqui quedó todo y te puedes ir.
Gabriela: (pensando), -ay no sé…
Yo: -Solo será un ratito, será rapido.
Gabriela: -no sé, mis padres se van a enojar
Yo: -No tiene por que saberlo, yo no lo diré a nadie.
Cómo Gabriela estaba indecisa, pero estaba a un paso de aceptar mi propuesta, me fui a sentar con ella le tomé una mano y se la acaricié, luego le besé su hombro desnudo, ella lo quitó de inmediato, pero insistí y le besé la mano, luego volví a besarle el mismo hombro, ella ya no lo quitó, seguí besándole ahora la parte superior de la espalda, por debajo del cuello, la mano con que le tomaba la suya, la puse ahora en su muslo y se lo acaricié. Luego ella se abrazó conmigo y le busqué la boca para besarla. Gabriela no tenía mucha experiencia, dos veces con su primo y posiblemente la dejó insatisfecha, era mi oportunidad de darle una buena cogída.
Estaba besándola rico, ella respondía mis besos y luego su lengua se entrecruzaba con la mia. Le fui bajando los tirantes de su blusita, era cierta mi apreciación, ella no llevaba sostén, sus senos eran pequeños volcancitos blancos con pezones rosaditos, los mamé suave usando la punta de la lengua y luego mis labios, ella cerraba los ojitos cada vez que se los tomaba y los chupaba con mis labios. Me turnaba para mamarselos uno por uno. Mis manos no estaban quietas, de sus muslos fui llegando hasta su braguita, acaricie su cuquita sobre su braga y luego metí mi mano, rápido noté que ella se rasuraba su rajita, estaba sin un solo vello, mis dedos jugaron con sus pliegues vaginales, los cuales me llenaron mis dedos de sus juguitos íntimos.
Le intenté meter un dedo en su cuquita, pero estaba bien apretado, además la posición sentados no nos favorecía, pero de todos modos Gabriela estaba aún bien cerradita. Solo le pude meter la mitad de mi dedo medio y comencé a frotarle con mi dedo pulgar su clitoris al mismo tiempo, la pequeña comenzó a gemir. Yo la estaba llevando una corrida, con mi boca en sus pezones y mi dedo en su rajita. Un par de minutos y ella explotó en quejidos, su cuquita me bañó el dedo. La pequeña ya estaba lista para algo más.
La acosté en el único sofá individual que había en mi casa, le saqué su braguita, y le abrí las piernas, fui besándole los muslos y la entrepierna con húmedos lenguetazos. Fui llegando a su rajita, sus pliegues vaginales eran rosaditos palidos bastante finos, pasé la punta de mi lengua entre ellos y Gabriela lanzó otro fuerte gemido, luego comencé a lamer su rajita como si fuera un perro, dándole lamidas profundas y por todos lados, incuyendo el botoncito de su pequeño clitoris. Gabriela me tomaba de los cabellos para aferrarse a la vida.
Varios minutos después, Gabriela estaba como loca gimiendo y diciendo -ay profe!!. ay profe!!- a punto de correrse de nuevo, lo cual aceleré bajando un poco mis lamidas y llegando a su sexy y redondito culito, el cual saboree con varios lenguetazos cargados de deseo y de saliva. Gabriela me jaló fuerte los cabellos, casi se queda con algunos en sus manos, era la señal de su estruendosa venida, casi chilló con este orgasmo.
Sin dejarla terminar, me puse de pie, y tomándola de las manos también la puse de pie, luego me bajándome los pantalones y luego los calzoncillos, me senté con la verga bien parada, por fin iba a terminar mi larga espera, de follar. Luego la fui orientando para que ella se sentara sobre mi verga de frente a mi, se fue colocando, no sabía como se hacía. Tomé mi verga con la mano y le dije que bajara, se fue sentando y la punta de mi verga fue abriendo sus pliegues vaginales, sentí que estaba muy apretada, demasiado, tanto que yo mismo sentía un ardor en mi glande. La levanté de nuevo y la volví a colocar, esta vez mi glande entró mejor, ella gritó y yo tomándola por la cintura la fui sentando sobre mi verga, cada vez que le insertaba más profundo mi verga yo sentía que ya topaba, asi que con media verga adentro, la fui subiendo y bajando, ella gemía pero con duda si no la iba a lastimar.
Pronto la sabia naturaleza hizo su presencia, su rajita se fue lubricando y dilatando con el sube y baja de la mitad de mi verga, luego de varios minutos asi, pude metersela casi toda, asi ya ella solita comenzó a cabalgarme, primero bastante lento, pero luego ya era toda una jinete sobre mi verga ensartándosela hasta el cabo. Yo ya pude agarrar sus tetas y mamarlas, o besarle la boca mientras cogíamos. Qué rica era su vagina estrecha.
Luego Gabriela empezó a cabalgar entre gritos, al parecer estaba por correrse de nuevo, asi que la tomé de las nalgas con ambas manos y aumenté la fricción entre nuestros sexos. Le metí la yema de uno de mis dedos por el culo y los dos empezamos a gritar como locos, yo estaba al borde de mi venida y no estabamos usando ninguna protección. En eso la oigo quejarse, ella estaba llegando a un orgasmo más. Yo traté de aguantar el mio, asi que ella redujo la jineteada y yo también la solté. Luego la quité de encima de mi y poniendome de pie le dije que se hincara, -mámala!- le dije tomándo mi verga con una de mis manos. Mi verga estaba chorreada de nuestros jugos íntimos. Ella torpemenete fue metiendola en su boca (luego me confesaría que nunca había mamado una verga, su primo las dos veces se la cogío en su cama y solo se la metía la follaba y se corría en las sabanas) y la chupaba por todos lados, el algunos casos le pasaba la lengua como si fuera un caramelo.
Entonces la tomé de la cabeza y sus cabellos y metiendole mi verga en su boca, me puse a cogerla como si fuera un coño, asi pude llegar a mi corrida, me vine como desesperado, varios chorros de semen disparó mi verga, y Gabriela se los tomó todos sin siquiera hacer gestos. Todavía le follé la boca unos minutos más hasta sacar la última gota. Por fin se la retiré y ella se fue a sentar.
Ella me pidió que le mostrara el baño y se metío, me imagino que a lavarse la cuquita. Luego al salir, ya venía aseada y completa. Me dijo que si con eso era suficiente para cambiar su nota final. Le dije que si, fue entonces que ella se despidió de beso en la mejilla y abriendo la puerta se marchó.
La volví a ver hasta que inició el siguiente ciclo lectivo. Me saludó de nuevo de beso en la mejilla y en ocasiones en el aula se me queda viendo de reojo. Para terminar, un mes después de iniciadas clases nos volvimos a ver en una cita, ella a escondidas de sus padres, me la llevé a un motelito de esos baratos por hora, y le di otra memorable cogida, esta vez casi fueron las dos horas, le eché tres polvitos a su rajita. Luego de eso ella me enviaba papelitos en donde me decía que yo era el hombre de su vida. Eso me puso alerta y traté de alejar esa relación, además pronto se me atravezó Luciana, que era de 18 años, de las de último año. Delgada, piernas largas y una rajita muy caliente, que había que darle buenas cogidas para que se quedara satisfecha.
Pero eso será otro relato.
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