Como me convertí en la mejor amiga de mi esposa.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, quiero comentarles como me convertí en la mejor amiga de mi esposa. Yo tengo 30 años y ella me lleva uno, ella es muy guapa y tiene un mega culo y unas tetas hermosas que no le pide nada a nadie. Todo empezó como un juego, estábamos en el asunto de probar con nuevas cosas para que nuestra relación no se enfriara cuando a ella se le ocurrió el juego de roles, en ese momento nadie pensaba lo que iba a pasar después.
Resulta que una noche ella me propuso vestirme y maquillarme, yo al principio no quería pero ella insistió, al fin que era de lo que se trataba, nuevas cosas, cuando terminó la transformación la imagen que me reflejaba el espejo no tenía nada que ver con la mía, era en verdad una mujer, siempre he tenido buenas nalgas y piernas pero hasta ese momento con una mini negra, medias y zapatillas (tengo el pie pequeño), una peluca rubia que tenía mi esposa, un top blanco y buen maquillaje, era otra persona, realmente una mujer, además de que su tanguita con encajes que se me metía en el culito era una sensación rara pero rica a la vez.
Mi esposa se quedo sorprendida y soltó una carcajada, “no inventes Martín, te ves mejor que yo”, al principio yo seguía no muy convencido de la situación pero ella me calmó diciéndome: tranquila “Andrea”, fue la primera vez que oí mi nombre de mujer, no se de donde lo sacó pero al oírla nombrarme así, algo me provocó un corto circuito en mi cerebro. Después de eso, ella se cambió, se recogió el cabello y se puso mi ropa, le quedaba algo grande pero para el caso serviría.
Empezamos las caricias y ella me decía cosas como “eres una putita” “que rico culito” “muévete perra” cosas que yo le decía cuando hacíamos el amor, y la verdad eso me prendió mucho, poco después sacó un consolador que no se en donde tenía y ahí fue cuando le dije, un momento Lorena, así ya no juego, pero ella me aventó a la cama y me dijo, “aquí tu haces lo que yo te digo puta” no se porque pero esas palabras me bloquearon y solo acerté en obedecer, me puso en cuatro y me empezó a lamer el culo, metía y sacaba su lengua una y otra vez, hasta que fue metiendo sus dedos, primero uno, después dos y hasta tres, yo veía su cara como poseída y solo acertaba a moverme, de pronto sacó el consolador y una crema lubricante y dijo: “prepárate perrita, porque vas a gozar como nunca” de pronto empezó a meter poco a poco el enorme consolador y yo gritaba, ya pinche Lorena, no mames, me duele. Eso parecía excitarla mas hasta que de un golpe lo metió todo, yo sentí que me partían a la mitad pero poco a poco me fui acostumbrando. Ella se acostó boca arriba y puso el final del consolador entre sus piernas y me gritaba, móntate putita, mueve el culo, y grítame cuanto te gusta, yo sentía electricidad por todo mi ser y fue cuando empecé a gritarle siiii, soy tu puta, cojeme, metelo, metelo más, soy la mas grande perra, esto la excitó mas y creo que se vino como 3 veces eguida, yo ya no aguanté mas y me vine encima de ella, ella se limpió y con su mano me untó en mi lengua mi propia leche, tenia un sabor raro pero no me desagradó.
Asi estuvimos varias horas, descansábamos y seguíamos, por la mañana nos metimos a bañar y cuando me iba a poner mi ropa dijo: “espera, es fin de semana y quiero seguir viendo a mi amiga Andrea. Yo sonreí, le guiñé el ojo y me puse la ropa que ella tenía preparada.
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