Cómo me inicie en el sexo
Muy joven aprendí a gozar, y desde ese momento no lo he dejado de hacer.
Nunca conté como me había iniciado en sexo, y creo que es una buena historia para ambos sexos ya que tiene un poco de enseñanza para hombres y mujeres.
Tenia unos 15 años y estaba muy de novia con un chico de 19 años (después fue mi ex esposo) y el calor del “amor” como a todos nos levantaba la temperatura. El muy conciente de que podía dejarme embarazada, me calentaba todos los días y me dejaba con las ganas.
Después de un tiempo, empezó a “dedearme” en mi conchita, a los pocos días ya me tenía LOCA de calentura y eso me llevo a tomarle la pija. Fue increíble mi sensación de sentir ese pedazo de carne palpitante, oscura, con muchas venas hinchadas y con sus jugos lubricando mi mano y mojando su ropa. Mi mano era chica en comparación a su tamaño y cuando subía y bajaba mi mano sentía como se estremecía y provocaba que el me apretara con mas fuerza mi clítoris.
Así mutuamente nos pajeamos y llegamos a satisfacer esos deseos, paso un tiempo y eso no nos satisfacía, por lo que … Él muy inteligentemente comenzó a dilatar mi colita y fregar mi conchita, por lo que logro comenzar a “culiarme” y así el se sacaba las ganas y mientras el me “pajeaba”.
Todo para que no quedara embarazada, esto trajo en mí un gusto especial por sentir ese pedazo duro en mi colita y desearlo siempre.
Así fue que cuando nos casamos tuve la mejor experiencia de mi vida, me DESVIRGO y fue una noche muy especial y muy larga, agotamos toda nuestra resistencia y reservas. Esa noche de lujuria iniciamos algo que jamás pude dejar de desear, y fue sentir como combinaba sus “mete y saca” entre mi conchita y mi colita.
Su pija muy dura entraba en mi cocha que estaba deseosa de sentir esa carne caliente y mi clítoris ese empujón que me hacia vibrar, pero me faltaba algo, era ese mismo pedazo de carne entrando en mi colita, y si bien su dedo trataba de saciar esa necesidad no era lo mismo.
Por eso en cuatro patas como una perra en celo el apuntaba su ariete y yo ya toda lubricada por todos lados sentía que entraba su carne por mi conchita, primero suave y despacio para subir de velocidad y cuando mas deseaba que siguiera la sacaba para meterla con fuerza en mi agujero oscuro que a los dos tanto nos gustaba.
Todos los días por mas de siete años nuestros momentos juntos como matrimonio eran un 95% de sexo, en cada rincón de la casa, el auto, los paseos y el otro 5% era preocuparnos por lo que pasaba en el mundo. Realmente éramos muy felices.
Ya el tiempo nos le llevo a querer otras cosas y sin darse cuenta EL busco sexo afuera y lo llevo adentro.
Me comenzó a engañar y a pagar putas, teniendo una gratis en la casa que hacia lo que el quisiera, y no miento por que cuando el quiso probar otras cosas yo no me negué, muchos amigos o conocidos me hicieron proposiciones, hasta que el mismo fue quien me pregunto si por amor yo aceptaba un trío con una amigo.
Así fue que trajo a un amigo que no conocía mucho pero que cada vez que nos encontrábamos me comía con los ojos y trataba de tocarme todo lo que podía.
Fue preparando toda para que una tarde noche lo recibiríamos para cenar, según mi marido su amigo no sabia nada de esto, ya que quería ver como se comportaba, ya que siempre lo calentaba como me miraba y buscaba su “amigo”.
Me puse “matadora”, con una pollera muy corta que se pegaba ami cuerpo y marcaba el elástico de mi tanga, medias de lycra con costura y una camisa de seda semitransparente con 3 de los botones desabrochados para que se viera muy bien mi canaleta entre mis pechos, además podía verse el corpiño que solo tenia que sujetar mis lolas pero que era de una tela tan fina que mi pezones erectos se denotaban claramente.
Para la cena no habia nada raro solo pastas con tuco y algo de vino, pero si yo era el postre de esa noche…
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