Como mi amiga de la infancia me desvirgó
María, Pelusa para los amigos, y su prima Esther, ambas de 14 años me permitieron gozar de sus mieles, primera vez, y fue sin proponérmelo, todo causado por una intervención quirúrgica que sufrí. .
Pelusa, como dije tenía 14 años, yo 13. Nos criamos juntos, su familia eran vecinos nuestros en el pueblo. De hecho entre su casa y la de mi familia no había división, era todo un solo patio inmenso. Con mucha arboleda, había muchos frutales, era nuestro pequeño bosque. Allí jugábamos gran parte del día. Solos y con amigos. Desde chicos María siempre había tenido predilección por mí, cuando jugábamos a las escondidas siempre se escondía conmigo, eso a mí me gustaba. Pelusa y yo fuimos creciendo, por eso no me daba cuenta de la transformación del cuerpazo de María, sus pechos se habían comenzado a inflar, su culo se ensancho un poco y se rellenó, se arreglaba bien, se ponía perfume, pero lo que más me llamaba la atención era que Ella seguía siempre cerca mío. Yo un flaco desgarbado, con apenas unos pocos pelos en el pubis, vivía haciéndome la paja, y casualmente cada vez más, María era la motivadora de las mismas. Por esas cosas de la naturaleza, Dios me dotó de un miembro un poco más grande de lo normal para mi edad. Tampoco es que era el señor elefante. JAJAJA. Pero a mis trece años gozaba de una tripa de ya 15cms y algo gorda. Yo me comparaba en el gimnasio de la escuela con los otros chicos en el baño, y yo era el que tenía la pija más gruesa, aunque no la más larga. Oscar sí que era pijudo. La tenía finita, pero larga.
Una tardecita estábamos todos tomando gaseosa entre los árboles, Pelusa al lado mío, hacía calor por lo que todos andábamos livianos de ropa, yo con un short playero, Pelusa estaba con una calza de lycra de media pierna y un top cortito que dejaba al desnudo gran parte de su espalda y estómago. Al comenzar el crepúsculo ya un par de chicos se fueron a sus casa, quedamos Pelusa, su prima Esther y yo. Seguimos charlando animadamente sin ver la hora, de repente ya estaba oscuro. Esther se aproxima a su prima y le habla al oído, no sé qué le dijo, pero Pelusa se sonrió y me miró diferente, medio sonriendo medio con cara de pícara. Y sin más las dos se abalanzaron sobre mí, me tiraron al piso entre las dos, y Esther, la más salvaje se puso a caballito de mis piernas, con lo que su conchita quedó sobre el bulto de mi verga. Yo no entendía nada, la piba se comenzó a mover lentamente refregando su concha contra mi pene, que se comenzó a enervar, prontamente tenía la pija dura como una rama. Esther tiene la misma edad que Pelusa, 14 años, aunque no es tan linda como Pelusa, no deja de ser una hermosa chica, y encima me estaba excitando con sus movimientos de cadera. De repente Esther le dice a María, bajémosle el short para verle la verga. Se siente grande. Y sin poder defenderme, entre ambas, y yo no opuse mucha resistencia, es lo cierto, me bajaron el shorcito, con lo que mi pija saltó hacia arriba quedando como un mástil. María emitió un GUAUUUU. Esther se me acercó, arrodillada a mi lado y sin pedir permiso se metió mi tripa a la boca. Qué caliente esa sensación, me la chupaba como a un helado, con labios y lengua. María miraba con ganas de participar pero Esther estaba poseída, cada vez chupaba con más ganas, ya se metía toda la pija hasta la garganta, y claro, no duré más de tres o cuatro minutos y le largue una tremenda acabada en la boca a Esther, que sin amilanarse se la tomó toda sin chistar. Luego se levantó y le dice a Pelusa, ahora es todo tuyo. María se me acercó, se bajó y se sacó la calza, y desnudita de cintura para abajo, se sentó en la misma posición que antes había estado su prima, mi verga medio muerta, medio morcillona se acomodó muy bien entre sus labios vaginales, y María comenzó con un vaivén sobre mi verga, que de a poquito se empezó a poner dura de vuelta, ella lo sentía bien, y cada vez se masturbaba con más ganas, finalmente mi pene logró una completa erección, entonces Esther le pide a María que se hice, al hacerlo Esther tomó mi verga por el tronco y se lo posicionó bien entre los labios vaginales que chorreaban lubricación, y le dice, dale siéntate, despacito que es gorda. Y María inició un descenso sobre mi tronco, al principio medio costó que entrara la cabeza, pero Ella haciendo juego de cadera y moviéndose despacito se fue enterrando solita mi pedazo de carne. Era la primer concha en mi vida. Y fue justo la de María. Luego de varios movimientos finalmente quedó totalmente empernada, creo que hasta los testículos le entraron, y se desató un huracán, María se movía como una serpiente, totalmente desbocada, y rápidamente alcanzó lo que luego yo sabría eran orgasmos, uno tras otro tuvo cinco seguidos y quedó laxa sobre mí. Esther al ver a su prima ya agotada le pidió que se moviera y e diera espacio. María se levantó y sus fluidos le chorreaban por ambas piernas, pero tenía una sonrisa de oreja a oreja, satisfecha la niña. Esther se acomodó sobre mi palo, y de una se lo ensartó hasta el fondo, se escuchó el gemido que emitió, pero rápidamente se cogía solita, llegaba a saltar prácticamente sobre mi verga que estaba pletórica, había estado tan dura y gruesa como ahora, y Esther la estaba disfrutando. Pero de repente mirándome con los ojos medio extraviados, se hizo, toma mi miembro y se lo pone en la puerta de su culo, la cabezota de mi pija justo en su ano, y suavemente pero sin parar se sentó y se fue ensartando la pija. Que dolor, por favor, su culo estrecho y sin lubricación me hacía doler. Se levantó y le pide a María que me ensalive bien la verga, y le chupe su culito para lubricarlo, su prima lo hizo sin escrúpulo alguno, se prendió a mi verga con unas ganas locas, luego de que la baboseo bien, se la apuntó nuevamente al culito de Esther, esta volvió a sentarse lentamente y esta vez la pija se deslizó por ese aterciopelado y caliente túnel, hasta que mi pubis chocó contra sus cachetes. Una vez empernada, Esther me dio a mamar sus pechos mientras ella se movía arriba y abajo de mi tripa, de repente me vino una sensación intensa de que iba a acabar, se lo dije y Esther aceleró sus movimientos, y nuevamente se llevó todo mi semen. Y lo que más intenso lo hizo fue que la piba me acabó en el mismo momento en que yo le llenaba el culo de leche. Ella tuvo un intenso orgasmo, su culo pulsaba y apretaba como con la mano mi verga. Cuando mi pija comenzó a morirse, ella se levantó, y le salía semen del culo y fluidos de su conchita. Y nos abrazamos los tres. Resultó que ambas primas habían sido desvirgadas por mi primo hacía unos meses atrás. Pero me dejaron más que contento cuando ambas se pusieron de acuerdo en que mi poronga es mucho más grande y más gruesa que la de su primo. Y esa nochecita cerramos un pacto de honor, ambas cogerían solamente conmigo siempre y cuando yo no esté de novio y no ande haciendo comentarios sobre ellas por ahí. Obvio que mi promesa fue labios sellados. Y gracias a eso, hace ya un par de meses que día por medio y a veces dos o tres días seguidos, tengo sexo con ambas a la vez o de a una. Ayer justamente María me permitió hacerle el culito, previa preparación con gel lubricante. Realmente es para mí un buen arreglo. jajaja.
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