Como obtuve sin querer el premio de un lindo culo
María es mi vecina, ambos vamos a la misma escuela, yo a tercer año y ella recién está en primero. Nos criamos como hermanos. Siempre nos quisimos mucho..
Como dije, María más que mi vecina es mi hermana de crianza. Esto pasó realmente en mi adolescencia, en plena pubertad de ambos. Ella es una linda chica, con un hermoso cuerpo para su edad, bien desarrollada. Susa tetas sobresalen, puntudas, pesadas. Y su culo es apoteótico, ni muy grande ni chico, simplemente deseable y genial. Yo reconozco que ya a esta altura me había hecho muchas pajas pensando e imaginando que poseía a María. Y al final terminó dándose,
Ella es bastante pizpireta, y le gusta hacerse desear, se pone ropa ajustada, calzas de lycra que le marcan bien sus labios vaginales, gorditos y apretados. Suele usar remeras muy sueltas y no se pone sujetador, por lo que sus tetas se bambolean libremente haciendo que cada sacudida sea n motivo de una nueva paja por mi lado. El solo hecho de pensar que algún día podría tener esas tetas en mis manos, producía una erección mayúscula. A mis quince años, mi pene ya mostraba un tamaño prometedor, poco tiempo atrás, con mis compañeros de futbol en las duchas, nos medimos el rabo y el mío arrojó la friolera de 18 x 6cms, y sobresale el glande, es como una gran ciruela morada cuando está erecto.
Esa tardecita, ya bastante oscuro, estábamos en casa y mi madre nos manda al almacén que está a dos cuadras, a comprar unos fideos. Salimos rápidamente, y a mitad de la cuadra siguiente, hay una obra en construcción. María llevaba puesta una falda cortita y suelta, y una camisola que permitía que sus pechos, como siempre sin sujetador, bailotearan de aquí para allá. Al llegar a la obra, se me ocurrió hacerla asustar, y le dije que me acompañara que tenía ganas de orinar, ella sin pensar nada malo me siguío adentro de la construcción, yo me fui metiendo en medio de las diferentes estancias, y cuando estábamos en el medio casi a oscuras, me escondí, ella primero se rió, pero luego medio asustada comenzó a llamarme a gritos. Nico, vení, tengo miedo, gritaba. Yo me le acerqué por atrás muy lentamente y tomándola en un abrazo, me adueñé de sus pechos mientras apoyaba la dureza de mi miembro entre sus nalgas. Ella se quedó quietita, yo le daba besitos, suavemente acariciaba sus pezones por sobre su camisola. Al ver que ella no me rechazaba, fuí más intrépido, metí mis manos por debajo de la camisola y pellizqué sus erectos pezones. Para esto yo ya estaba muy excitado, mi pija estaba a reventar metido en el medio de esos hermosos cachetes, y como yo estaba solamente con mi short, la verga apuntaba bien al centro de su culito, bajé una mano y metiéndome abajo de su falda me adueñé de su chochito, ya estaba algo baboso y mojadito, corrí a un lado su bombacha y metí un dedo suavemente entre sus labios vaginales, ella se abrió de piernas para permitir mejor posición de mi mano, apenas tenía pelitos en la conchita, comenzó a gemir, estaba totalmente entregada, y yo totalmente excitado y al palo. La apoye de frente a una de las paredes, levanté su falda y bajé su bombacha, ella facilitó la tarea sabiendo lo que se venía y obviamente lo quería. Me bajé el short y liberé mi verga, en lo oscuro ella no pudo ver el tamaño de mi pija, la hice agacharse un poquito para que echara el culito y la conchita hacia atrás y apoyé la cabezota de mi pija en la boca de su virginal túnel, se lo froté un poco y ella gemía más y más, finalmente presioné y comenzó a entrar la cabeza, ella gimió más fuerte y apretaba los puños, tomándola de la cadera seguí presionando y de repente me tope con su virginidad, la que obviamente no respeté y de un empellón la penetré hasta el fondo, ella gritó de dolor, quería que se la saque, y yo solo empujaba más y más hasta que se la metí toda hasta el fondo, ella lloraba, yo me movía lento adelante y atrás, ella dejó de llorar y lentamente comenzó a gemir, y se balanceaba a mi ritmo, con mi mano izquierda tenía una de sus tetas la cual apretaba y sobaba. Con mi mano derecha comencé a sobar sus nalgas, y cada tanto metía un poquito un dedo en el agujero de su culito, que o sorpresa, aceptaba más de la mitad sin quejarse. Yo seguía bomba que te bomba y de repente con un largo gemido y casi doblándose de piernas María alcanzó el primer orgasmo producido por una pija de carne. Yo estaba a punto de venirme, pero no quería embarazarla, por lo que le saqué la verga y de su conchita corrían sus flujos y un poquito de sangre por entre sus piernas, sin dejarla darse vuelta, abrí con ambas manos sus nalgas y apoyé la verga directamente sobre su esfínter, ella se quiso salir al sentir que la comenzaba a penetrar por el culo, pero no le di lugar, y metí parte de la verga de una sola sentada, ella grito, lloró, gimió, pero yo seguía entrando hasta que mis testículos chocaron con sus nalgas. La verdad es que tenía tan apretado el agujero del culo que me hacía doler la verga. Rápidamente la empecé a coger con fuerza, al ratito se la sacaba toda y se la metía con ganas hasta el fondo, de repente ella me dice, Nico como me gusta que me cojas por el culo, dame más, y eso me desenfrenó, se la sacaba toda y se la metía con furia y de repente ella acabó entre medio de gemidos y largos suspiros, yo no podía acabar de tan apretado que estaba su túnel trasero, le saqué la verga y sin dejarla pensar, la hice arrodillar, ella obediente se queda esperando, tomo mi verga y se la pongo frente a su boca, y le pido que me la chupe, al principio medio que no quería, pero luego su calentura pudo más y engulló la cabeza y una buena parte de mi verga, comenzó a chupar desesperada y duré tres minutos, finalmente le llené la boca de semen con una lechada interminable que ella tragó toda sin desperdiciar una gota. Finalmente la limpió con la lengua, y levantando la vista, se sonríe y me dice, pedazo de hijo de puta, faltó que me cojieras por los oídos. Pero como me gustó. Cuando lo repetimos? Me saqué la remera y limpié su entrepierna y su culito, nos vestimos y fuimos finalmente a comprar los fideos para mi madre. Espero que la obra no se termine nunca, hace dos meses que casi todos los días por las tardecitas nos metemos a cojer María y yo.
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