Compartiendo sexo con mi vecina y su hija – Parte I
Mi vecina tiene 32 años, es una mujer preciosa, con un cuerpo de bailarina. Es madre soltera de una niña de 13 años tan hermosa como su madre. Su soledad se convierte en mi mejor herramienta para disfrutar del sexo con ambas.
Juliana, mi vecina, a sus 32 años es una preciosura de mujer. Un cuerpazo de novela, al ser profesora de spinning mantiene ese cuerpo tonificado y esbelto. Sus nalgas redondas y bien formadas, duras. Sus pechos no son de gran tamaño pero armonizan con una cinturita de avispa. Por donde se la mire es una mujer muy deseable. Y por sobre todo es amante del buen sexo. Trabaja en un estudio de arquitectura. Ludmila, su hija tiene 13 años, practica patín carrera, por lo que su cuerpo es esbelto sobre dos piernas poderosas y unas nalgas para el infarto. Sus pechos recién están llenándose, seguro que serán similares a los de su madre cuando crezca. Y acá estoy yo, con mis 23 años, cursando el último año de facultad, un flaco deportista al 100%, mi deporte principal es el voley. De echo formo parte del seleccionado de la universidad. Y con mi estatura (1,95mts) sobresalgo bastante del grupo de estudiantes. Además hago gimnasio tres días a la semana por lo que mi cuerpo está bien marcado sin ser un físico culturista, no estoy tan mal. Y al ser de origen nórdico, soy de tez blanca, rubio y de ojos grises. Y debo mencionar por último que junto a mi altura, Dios me ha provisto de una buena verga, son 23×6 cms, bien armada. Habiendo puesto de manifiesto los atributos de cada uno de los participantes de este relato (verídico salvo los nombres) iniciaré el mismo.
Todo inició una mañana cuando estaba bajando en el ascensor para ir a clase, junto a mi sube Ludmila, mi vecinita. La verdad es una muñeca y encima por demás comunicativa y simpática. Vivimos en el piso 18 por lo que el viaje en el ascensor dura un par de minutos. La niña entró sonriendo y comenzó a dialogar conmigo de la nada, saludó y me preguntó si yo que estaba en la facultad daba clases de apoyo a estudiantes, ya que Ella necesitaba alguien que la ayude con Física y Química, y que como yo estudiaba ingeniería a lo mejor podía ayudarla Me sorprendió la pregunta, pero no me desagradó la idea. Antes de separarnos, le comenté que lo pensaría y a la tarde le contestaba. Que me diera su número de móvil que yo la llamaría.
La verdad es que yo me olvidé del requerimiento de la niña. Pasaron un par de días y tocan el timbre. Eran las 17.00hs y había terminado de merendar. Yo estaba solo en casa por lo que estaba vestido con el pantalón del piyama y una remerita deportiva ajustada. Mis dos padres trabajan en la empresa familiar. Tenemos un corralón de materiales de construcción muy grande con más de 30 empleados, eso les ocupa todo el día desde la mañana temprano hasta entrada la noche. Al fijarme en el portero veo que es Juliana, la madre de Ludmila, es una mujer que me cae muy bien y me gusta horrores. Pero nunca me atreví ni siquiera a insinuarle nada. Abro y me encuentro frente a una hermosa sonrisa, que acompañada de una sensual voz me saluda. Hola Nico. Puedo pasar? Obviamente, me hice a un lado y entró mi vecina. Al caminar delante mío pude apreciar su hermoso cuerpo y su culo. Que enfundado en una calza de lycra negra hacía resaltar su bombacha tanga metida entre esas hermosas y rotundas tangas. Inmediatamente sentí un tirón en mis testículos y mi verga inició una posible erección, pero al no tener el calzoncillo, se comenzó a notar el bulto en mi entrepierna. No lo podía evitar. Es demasiada mujer. Máxime para un pendejo calentón como yo. Debo reconocer que ya me había echo varias pajas en su nombre. Así que el tenerla en frente tan cerca era una motivación extra.
La hice pasar al living , la invité a sentarse y le ofrecí si quería tomar algo. Ella muy modosita me aceptó solo un vaso de agua. Vestía en su torso una remera de algodón y para mi sorpresa descubro que no traía sostén. Por lo que sus pezones pugnaban por empujar la tela hacia adelante. Otro motivo para que mi libido siguiera trabajando a pleno. Le traje el agua y Juliana inició la charla con un pequeño reproche. Y se refería a que no había llamado a su hija para comentarle si me iba a hacer cargo de ayudarla con los estudios. Que Ludmila estaba muy necesitada de ayuda, y que pretendía que yo fuera su mentor. Me tomó de sorpresa, yo había pensado que era una idea solamente de la niña, pero obvio que no. Mi vecina me comenta que está dispuesta a pagarme las horas que le dedique a su hija. Que le ponga precio a mi trabajo que Ella lo pagaría gustosa. Yo me entretenía mientras pensaba en si aceptaba o no en mirar sus tetas, me imaginaba esa hermosa boca alrededor de la cabeza de mi verga. Y terminé teniendo una magnífica erección que impulsó la tela de mi piyama en una carpa monumental a plena vista de Juliana. Por descontado que la vio, y se hizo bien la tonta pero no dejaba de relojear mi entrepierna cada tanto. Yo me encontraba algo avergonzado por la situación. Finalmente le dije que ayudaría a su hija y que por ahora no le cobraría nada. Anotaríamos las horas y si Ludmila mejoraba en sus notas, recién ahí hablaríamos del costo. Juliana se sorprendió mucho por mi respuesta. Seguro esperaba que le cobrara por la asistencia. Finalmente acordamos que yo le daría clases dos horas por día, tres días a la semana, Y que podíamos ir acomodándolas acorde a mis compromisos y a los de Ludmila. Comenzaríamos al otro día que era miércoles. Cerrado el trato, Juliana se levantó, y pude apreciar entonces que sus pezones estaban algo erectos, ya que eran bien notorios en su remera. No me quedó otra que pararme para ir con ella hasta la puerta, esperé que pasara delante y la seguí por detrás, de repente ella se frena de golpe e intenta darse la vuelta y yo que venía cerquita de ella me la llevé por delante, la tomé por la cintura para que no cayera y eso hizo que mi verga dura se apoyara bien en el medio de sus nalgas. Fue un segundo pero que bien se sintió. Son macizas, bien formadas. Y para mi sorpresa Ella demoró unos segundos en componerse, como si hubiera sopesado el tamaño de mi tripa incrustada entre sus nalgas. Dando vuelta la cabeza sonrió seductoramente y me pide disculpas. Yo no sabía que hacer, y no la soltaba. Finalmente dio un paso adelante rompiendo el embrujo de ese momento. Y para mi sorpresa se yergue sobre la punta de sus pies, y me da un beso en la comisura de la boca, como despedida, pero en sus ojos pude apreciar la picardía de la seducción. Disfrutaba lo que en mí había causado. Y se fue con la premisa que volveríamos a hablar. Inmediatamente envié un whatsapp a Ludmila diciéndole que la esperaba la tarde siguiente a las 15:00hs. Enseguida me contestó que estaba Ok. Por lo pronto yo corrí al baño y me hice una tremenda paja en honor a Juliana y a su hija.
Al otro día llegada las 15.00hs suena el portero y era mi alumna. Abro y puedo observar una réplica más joven de juliana. Su hija es igual de hermosa pero con solo 13 años. Vestía calzas negras, una remerita color rosa y gran casualidad al igual que su madre, no traía sostén. Aunque sus pechos son más pequeños, no dejan de ser atractivos. La verdad es que yo no había tenido en cuenta el suplicio que sería ayudar a esta niña. Sexualmente me atraía mucho. Y pronto mientras ella hablaba y me explicaba lo que necesitaba en su materia, yo no dejaba de imaginarme escenas de sexo con la pendeja. Al fin pude extraerme y comenzamos con el estudio. Ludmila es inteligente y rápidamente tomaba los conceptos que yo le transmitía, y además congeniábamos mucho. Pronto se generó un ida y vuelta de sensaciones que era agradable pero peligroso. Cada momento que pasaba más me sentía atraído por esta niña. En determinado momento tuve que explicarle un ejercicio sobre su carpeta, pasé las manos por sobre sus hombros para escribir y con el codo rocé uno de sus pechitos. Su pezón inmediatamente se puso duro. Me hice el tonto y le resté importancia, pero descubrí que no le molestaba el roce físico conmigo. Cumplidas las dos primeras horas de estudio, la invité a merendar conmigo. Aceptó y fuimos a la cocina donde preparamos la mesa y lo que consumiríamos. Disfrutamos de ese corto tiempo hablando de sus compañeros, de sus quehaceres, que le gustaba hacer, y detalles de su vida. Y pronto llegamos al tema que me interesaba, y es que quería saber si tenía novio. A lo que me respondió que novio oficial, no. Que había un chico que le gustaba bastante pero que no se animaba a intimar en nada con el. Solo un par de besos ligeritos y nada más. Y que a Ella le gustaban chicos mayores, que no se comportaran tan tontamente. Finalmente se despidió y al igual que su madre me da un beso en la comisura de los labios, con la misma sonrisa y picardía en los ojos que su madre. Me pareció a mí o aquí había algo raro en el medio?
Al rato que se fue Ludmila suena el timbre de nuevo, voy a abrir y era Juliana, abrí y pidió pasar, nos fuimos al living y se sienta. Yo quedo de pié a la espera de que me dijera que quería. Me preguntó como había sido la clase, como se había comportado su hija y si veía que Ludmila mejoraría. Comencé por comentarle que su hija es muy inteligente, que rápidamente comprende la materia, y que solo es cuestión de dedicarle algo de tiempo y acompañarla. A lo que mi vecina comenta que ellas viven solas. Que el padre de Ludmila ni siquiera la conoció, que se fue apenas ella quedó embarazada y nunca más lo vio. Que se sentían solas y que agradecía que yo le dedicara tiempo y que estarían siempre agradecidas por eso. Se puso de pié, se me acercó y simplemente me dá un beso suave en los labios, se da vuelta y se encamina a la puerta moviendo sus caderas en una clara muestra de sus atributos. La sigo y cuando llegamos a la puerta se vuelve a frenar pero esta vez consciente de que yo estaba detrás. Otra vez me la llevé por delante pero esta vez estaba la puerta por lo que quedó apretada con mi cuerpo, no se resistió, solo se dio la vuelta, me echa los brazos al cuello y me besa con fuerza y ganas, respondo al beso y encuentro su lengua buscando la mía. Prontamente mi verga se pone en acción, se enerva y se interpone entre su vientre y mi cadera. Al sentirlo en su bajo vientre, se hiza en punta de pie y se sube a caballito de mi polla. La aprieto contra la puerta e iniciamos un morreo furioso, la tomo de las nalgas y ella coloca una pierna sobre mi cadera dándome acceso a su conchita, la que ataco muy contundentemente con mi badajo. La estimulo con pequeños roces arriba y abajo. Pronto se desafora, me come la boca, baja la mano y me manotea la verga, yo me adueño de sus pechos, los que aprieto y sobo, sus peones parecen clavos empujando contra mi pecho, de repente se desliza hacia abajo, se arrodilla frente a mí, me desabrocha el pantalón, me lo baja junto al sleep y libera mi tripa, la que está en todo su esplendor. Medio se sorprende por el tamaño, creo que más por el grosor, no se lo esperaba. Lo toma por el tronco y se mete la verga a la boca. Inicia una mamada de novela, pronto la pija le llega a la garganta, prácticamente se la come toda. Luego de unos minutos de mamarme la verga, la tomo por los brazos, la pongo de espaldas a mi, le bajo la calza y su tanga, lo que me da acceso a su hermoso culo, la hago agachar un poquito y arrodillándome detrás de ella le hago abrir las piernas, su vulva está jugosa, se depila la entrepierna, y con la lengua y mis dedos ataco su vagina y su culito. Pronto está desesperada, gime y suspira fuerte. De pronto con desesperación me pide, por favor metémela, ya, ahora. No me hago rogar, y poniéndome en posición, acometo su vagina desde atrás con mi rabo, ella ayuda con su mano a posicionar la cabeza de mi poronga entre sus labios vaginales, se abre de piernas para darle buen lugar a la tripa y solita comienza a penetrarse, al principio cuesta un poquito que entre, pero pronto se relaja y en medio de gemidos mi verga invade su conchita. Está ajustada y algo estrecha, caliente. Una vez penetrada, Juliana comienza a moverse, se coge sola, pierde todo control sobre su cuerpo, se desespera e intenta que toda la verga le entre hasta el fondo y en medio de suspiros y gemidos siento como su vagina comienza a contraerse y finalmente me inunda con sus fluidos, no aguanto más y le lleno la concha con fuertes chorros de semen, no me rindo y sigo dándole bomba, Juliana responde con ganas, prontamente la tengo al borde de otro orgasmo el que llega tan intenso que se le doblan las piernas y si no la hubiera sostenido por las caderas, se hubiera arrodillado. Nos quedamos así unidos por un rato hasta que mi verga se murió del todo. Me retiro de Ella, me levanto el pantalón mientras Juliana se vuelve a acomodar la ropa. Se da vuelta, me mira y con una franca sonrisa, me dice que hacía tiempo que no tenía sexo. Que me lo agradece al igual que las clases a su hija. Pero que no me confunda, seguirá viniendo a controlar como le va a su hija. Y revoleando el pelo y sus caderas se dirige a su depto. donde al abrir la puerta, se da vuelta y me tira un beso. Día completo para mí, tengo una alumna y sexo gratis. No se pierdan la continuación de este relato en parte II
Wow! sin duda ha de ser emocionante y riesgoso a la vez.
Ojalá también se coja a la nena, mi fantasía frustrada a su edad, o haz un relato de sexos inversos. Aún no tengo un hijo que deslechar asi que me pajeo con esto uwu
Muchos haríamos aplaudir esa rica vulva. Qué morbo.