Con Roberto de nuevo en la obra. Por Natiorosco19
Hola esta historia, verídica, es la segunda parte de mi relato titulado A mis diez años un trio casi forzado.
Hola esta historia, verídica, es la segunda parte de mi relato titulado A mis diez años un trio casi forzado. Si bien a mi corta edad, 10 años y medio aproximadamente, mi vida sexual era bastante interesante, por no decir activa, ya habían pasado tres o cuatro semanas de ese encuentro en la obra con mi vecino y su amigo, si bien me había gustado, trataba de esquivar su presencia, no se porque tal vez por vergüenza, o por discreción, sin embargo a pesar que con el único hombre que había estado era con mi tío, debo admitir que no podía dejar de pensar en esa vez.
Bien un día al regresar sola de la escuela, paso por la obra donde trabajaba mi vecino y su amigo, cuando siento que alguien me chista de atrás; me doy vuelta y veo parado en la puerta a Roberto, me acerque y después de saludarnos, me invita a pasar. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y en tono amablemente rechace la invitación, diciendo NO PUEDO MI MAMA ME ESPERA PARA ALMORZAR, para luego dirigirme a mi casa.
Ya adentro después de cambiarme y comer mi mama se preparó para ir a dar clases a la universidad, dejándome sola en casa, hasta su regreso como a las 19:00.
No había pasado ni 20 minutos, de la partida de mi mama cuando, me asomo a la ventana de mi cuarto y veo que Roberto se encontraba, parado en la puerta de la obra. Lo mire para ver que hacía y de repente recordé su invitación; sonreí, y alejándome de la ventana, me vestí con un vestido floreado unas sandalias, y sin pensarlo más baje para la obra.
Con paso rápido llegué hasta donde estaba Roberto, el que seguía de pie junto a la puerta, al verme llegar se fue para adentro dejando la puerta abierta. Me acerque y mirando para todos lados entre, la puerta se cerró detrás de mí, el amigo de mi vecino, un hombre de unos 19 o 20 años me tomo por atrás, sentí su bulto en mis nalgas, pregunte por su amigo. Se fue con el dueño a la capital para hacer unas compras, y no van a llegar hasta las 19, dijo mientras me besaba la nuca. Sus manos comenzaron a acariciar o mejor dicho manoseaba mi cuerpo, me deje tocar. Lentamente sus dedos bajaron por mi vientre hasta meterse por debajo del vestido. Ay amor no tienes bombacha, comento obscenamente, al sentir la desnudez de mi entrepierna. No respondí y en silencio apreté mis nalgas contra su sexo.
Sus manos que habían dejado de tocarme, intentaron desprender el vestido, pero no pudo, temblaban, estaban torpes.
Y DEJA, YO LO HAGO, comente, y después de desnudarme, puse mi vestido con sumo cuidado sobre unos baldes.
Roberto que se había sacado la ropa rápidamente; estaba parado frente a mí, nos miramos en silencio, nuevamente nuestros cuerpos desnudos estaban frente a frente; se acercó y tomándome por la cintura comenzó a besar mis labios. Su cuerpo olía a sudor, el hombre me sentó en el sofá y parándose frente a mí comenzó a acariciarme con su pija. MMM, MMM, gemía al sentir su duro glande recorrer mi cuello, mejillas y pezones. Mis labios se abrieron, comencé a chupar su pija, su cuerpo olía a sudor, su miembro olía y savia a hombre no me importo.
La chupe, chupe y chupe, como mi tío me había enseñado con succiones lentas y rápidas, unos pequeños gemidos de placer se escapaban de su boca, hasta que Roberto sujetándome por la cabeza (parece que todos los hombres hacen lo mismo) inundo mi boca con su semen, que por supuesto no desperdicie.
Ay amor que rico, ¿quién te enseño? pregunto con voz agitada. NADIE, dije pasando mi lengua por los labios.
Le mire, su rostro tenía una expresión, «de si claro», no me creía y no me importaba, yo no tenía por qué decirle quien fue mi maestro. Sin decir nada me recostó en el sofá, donde después de abrirme las piernas, comenzó a lamer mi conejo. MMM, AHHH, AHHH, gemía con mis extremidades abiertas como tijera, al sentir como su lengua recorría de abajo hacia arriba mi sexo, hasta que de pronto su húmedo apéndice encontró mi clítoris, AYY, AHHH, AYY, AHHH, exclame al sentir como chupaba mi botoncito, al tiempo que clavaba uno de sus dedos en mi conejo.
MMMM, QUE RICOO, gemí sujetando sus cabellos con mis manos, su boca comenzó a subir por mi vientre hasta llegar mis pechos, AYY, AHHH, AYY, gemí al sentir la succión en mis tiernos pezones; al tiempo que percibía el rose de su glande sobre mi paloma. La meto? pregunto en tono suave. AYY, SIII, SIII, respondí, al tiempo que mis piernas se envolvían en su cintura para empujar su cuerpo contra el mio. Roberto no se hizo esperar, lentamente su dura y caliente pija comenzó a entrar en mi interior. AYY, AHHH, AHHH, AYY, AHHH, gemí con mi conejo lleno de carne, la sentía adentro, toda, toda adentro, con mis paredes vaginales abrazando su cálido tronco.
¿Te gusta? pregunto mientras empezaba a moverse. SIII, AYY, SIII, respondí, con sus vellos genitales rozándome mi pequeño y lampiño sexo. Sus estocadas eran suaves profundas, instintivamente comencé a mover mi cintura de atrás para adelante, hasta que de repente su pija se escapó de mi conejo.
Roberto sonrió y levantando mis piernas, me quito las sandalias, y poniendo mis pies sobre sus hombros, la metió de una sola estocada; para comenzar a cogerme frenéticamente, un gemido, AYY, AHH, ROOBB, AYY, AHHH, AASSSII, casi agónico escapaba de mis labios, al tiempo que sentía el rítmico golpeteo de sus testículos. Mi cuerpo pequeño, blanco, temblaba como una hoja; debo aclararles que si bien desde chica me gustaron los falos grandes, su pija me parecía hermosa, perfecta, y entraba totalmente en mi infantil conejo. Unas gotas de transpiración, comenzaron a brillar sobre su frente y torso, comencé a orinarme, mis jugos producto de sus embestidas, corrían por el medio de mis nalgas. Roberto saco su pija y bajando solo un poco llego a la entrada de mi esfínter. AYY, AHH, ME DUELE, AYY, ME DUELE, gemí al sentir como su falo, algo seco, caliente y duro entraba en mi recto. El dolor fue desapareciendo, ya casi no dolía, el hombre comenzó a moverse, yo gemía, sus vellos rozaban mis nalgas. Roberto volvió a sacar su pija; y haciéndome montar sobre él apoya brazo del sofá, de espaldas a él, invadió nuevamente mi esfínter de una sola estocada. AYYY, AHH, AYY, exclame con su falo entrando y saliendo e mi ano.
Ay amor ya termino dijo Roberto al tiempo que aceleraba sus estocadas, pero fue entonces que unos golpes en la puerta nos interrumpieron, nos asustamos (yo más que el) rápidamente tome mi ropa y escondiéndome detrás de unas bolsas de cemento me cambie apresuradamente. Roberto que no sé en qué momento se había vestido abrió la puerta, del otro lado estaba su amigo, mi vecino, que había llegado antes de lo previsto, entro solo. Roberto lo miro y en tono de alivio exclamo, Ah eres tú. Si quien más, exclamo y entrando pregunto en tono travieso, ¿Que hacías? Nada, y el dueño respondió. Ay Roberto muchacho travieso ¿Qué hacías? Comento su amigo en tono travieso. Y el dueño? Volvió a preguntar Roberto. Se fue al lado a ver algo dijo su amigo, para después agregar, Mejor que se vaya antes que vengan. Mejor dijo Roberto, Yo al escuchar eso salí de mi escondite y paso rápido me dirigí a mi casa presurosamente, donde me bañe y me puse hacer mis deberes, sin saber que habría consecuencias.
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