Con solo 13 años me volvió loco – parte 1
A sus trece años, derrocha sexualidad, es preciosa, de ojos verdes, pelo colorado intenso, cara con pecas, sus pechos ya están pletóricos y su culito es una apología al desastre. Y lo peor es que me dió bola a mí, y no pude resistirme..
La «Colorada», así la denominé para que no haya sensibilidades heridas, está muy, pero muy fuerte para sus trece años. La crucé una tarde saliendo de la panadería y quedé impactado por su belleza, por su cuerpito de niña mujer. Y esa sonrisa pícara de mujercita que sabe que trae loco a los hombres. Quedé de boca abierta cuando al salir me sonrió como si me conociera de siempre, y era la primera vez que la veía. Se fué contoneando ese magnífico culo, y al alejarse se volvió y me dedicó un beso con una gran sonrisa. Quedé totalmente prendado.
Les cuento que tengo 20 años, soy un chico de lo más normal, no sobresalgo por mi físico, ni hermoso, y tampoco tengo plata. No sé que es lo que la atrajo, pero sí me dí cuenta de que le había gustado. Comencé a ir a esa panadería todos los días para ver de cruzarla nuevamente, finalmente al tercer día entro al local y allí estaba Ella. Vestía un top de lycra que dejaba su pancita al aire, pero marcaba y resaltaba ese hermoso par de pechos juveniles con pezones agresivos, se notaba a lo lejos que no llevaba brassier. Usaba una calza también de lycra que realzaba el largo de sus piernas, y finalmente demarcaban la belleza y redondez de sus nalguitas. Verla fue como que se iluminaba el día. Cuando me vio, su tez tomo un color naranja suave, se había ruborizado. Y yo me quedé como un tonto mirándola con la boca abierta.
Al salir pasa por al lado mío, yo la tomo suavemente del brazo, la detengo y le pregunto si la puedo acompañar, ella acepta, me comenta que vive a tres cuadras de ahí, sorpresa, está a solo media cuadra de mi casa. Salimos y nos comenzamos a preguntar cosas para saber quien era quien. Me dió su nombre, su edad, y que le interesaba relacionarse con chicos más grandes que ella ya que los de su edad eran todos unos mojigatos. Eso me alentó a continuar indagando, no tenía novio, estaba en segundo año de la escuela secundaria, y no tenía amigos, solo un par de amigas.
Llegamos a su casa y me invita a pasar ya que está sola, sus padres trabajan hasta tarde, y su hermana que es un año menor está en la escuela. Nos instalamos en el living, en un hermoso y grande sofá, ella se saca las zapatillas en un gesto muy sensual, yo ya tenía alterada la líbido y eso ya se comenzó a notar en mi verga, que lentamente comenzó a endurecerse, tengo una herramienta más que apreciable, es una linda barra de carne nervuda de 21cms y bastante gruesa, donde destaca su cabezota rosada. Yo noté que ella estaba algo inquieta, y se podía apreciar que sus pezones estaban erectos apuntándome como dos dedos detrás de su top, a esa altura el color de su piel era como un durazno, me pregunta si quiero algo fresco a lo que respondo que si, cualquier bebida está bién, se levanta y pasa frente a mi moviendo ese hermoso culito de un lado al otro, mirándome intensamente a los ojos, la dejo pasar y cuando ingresa a la cocina tomo coraje y voy tras ella, se agacha en frente a la heladera para tomar una gaseosa y eso deshinibe mi libido, y tomándola de la cintura apoyo mi verga erecta en medio de sus nalgas, ella se queda quietecita, pero no se quita, tomo desde atrás sus pechos, aprieto sus pezones y ella gime, vuelvo a empujar mi palo contra su culito y ella vuelve a gemir, se da vuelta, me hecha los brazos al cuello y me besa, mete su lengua hasta mi garganta, se refriega contra mi palo, la empujo contra la heladera, y tomándola de las nalgas la levanto dejando su conchita bien frente a mi verga, que está dura como un tronco, ella con golpecitos de cintura sube y baja por mi tronco, se está pajeando con mi palo. la bajo y ella solita se arrodilla frente a mi, me baja el short y libera mi pija que está larga, gorda y dura, como les gusta a ella, la «Colorada» al verla medio que se hecha para atrás, parece que no ha visto en su vida una buena verga en vivo, la tomo de sus orejas y suavemente aproximo su boca a mi glande, lo toma con sus dos manos, abre bien la boca y se introduce la cabezota y parte del tronco, y comienza a darme una tremenda mamada, es impresionante el calor de su boca, chupa y lame a la vez, es una diosa del sexo oral, tiene la mitad de mi verga dentro de su garganta y hace esfuerzos para tragarla toda, diosito, que tremenda chupada de verga, y obvio que con esa maestría no iba a durar mucho y sin avisarle le descargué cinco chorros de semen caliente, que ella tragó sin siquiera hacer una mueca, y siguió lamiendo hasta que mi tripa dejó de expulsar lechita, levantó la mirada y sonriendo me pregunta si estubo buena la mamada. Le dije que fue genial, y que ahora me tocaba a mi, que se sacara la ropita, cosa que hizo enseguida quedando totalmente desnuda frente a mí. Era una vestal, la corona de pelusa colorada que tenía su monte de venus fue el detonante para que mi verga volviese a ponerse dura, yo ya quería cogerme a esta pendejita, no me importaba nada. La levante desde su culito y la monté sobre la mesada, abrió sus piernas dejándome servida esa conchita estrecha de labios gorditos y muy pegados, la pregunta brotó desde muy adentro, sos virgen? a lo que Ella contestó que sí, todo lo que sabía de sex lo había aprendido de internet, nunca ningún muchacho le había tocado una teta, o su culito, y le gustaba mucho lo que yo le hacía, pero que tenía miedo por que mi verga se veía muy grande para ella. Yo arremetía a pura lengua entre sus rosados pliegues, ella era puro fuego, se retorcía, gemía, y pedía más, me tenía tomado del pelo y llevaba mi cabeza hacia su vagina con desesperación, de repente entre gemidos y grititos, sus fluídos invadieron mi boca, había tenido su primer orgasmo producto de la estimulación oral, seguía retorciéndose, y vibrando, liberé mi cabeza, levanté sus piernas a la altura de mis hombros, con lo que su chorreante vagina quedó a la altura de mi palo, lo tomé desde el tronco, apunté la cabezota al medio de sus pliegues y produje el primer embate que llevó mi tronco a ensartarse en su húmedo y caliente túnel, estaba muy estrecho, insistí e ingresé otro pedazo de pija, hasta chocar contra su himen, forcé un gran empujón de caderas y finalmente me ensarté todo dentro de su estrecha cueva, ella soltó un bramido y comenzó a llorar, pero ya estaba hecho, yo estaba enterrado hasta el fondo de su vagina, era un volcán, caliente, húmeda y estrecha, ya no más virgen, de a poco su estrechez se fue aflojando y permitiendo que mi palo pudiera entrar y salir suavemente, comencé un lento vaivén, pero se la sacaba casi toda y le entraba hasta chocar contra su útero, mi verga estaba dura, muy gruesa por la estimulación, sentía como la cabeza entraba y salía apretada, ella solo gemía, estuve unos 10 minutos bomba que te bomba, y ella cada vez resultaba más cooperativa, ya movía lasa caderas saliéndome al encuentro, hasta que nuevamente logró un orgasmo, que por el calor y los jugos hicieron que mi palo comenzara a expulsar semen al por mayor, me perdí lo más adentro que pude, toda mi pija enterrada en ella, ella sonriendo y gimiendo, ensartada hasta las pelotas, me abraza y me dice, dale otro poquito que me gusta mucho. Y no me hice rogar, nuevamente la penetraba hasta el fondo, ella ya estaba a sus anchas, se movía debajo de mi como una anguila, mi pija nuevamente dura, su conchita chorreando jugos, y escuchamos un ruido detrás nuestro a la entrada de la cocina, me doy vuelta y descubro a otra colorada parada en la puerta con los ojos como el dos de oro, también sonrojada, y también con los pezones apuntándome, obvio que era su hermana menor que había llegado antes. Del susto le saqué la pija que quedó apuntándole, ella la miró, sonrió y lamiéndose en forma muy sugestiva mirándome a los ojos, me larga de una: Yo también quiero, si no hablo. Y no me quedó otra que hacerla callar, pero eso en la parte 2
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