Con solo 13 años me volvió loco – Parte 2
Había llegado su hermana, otra colorada similar a ella pero con dos años menos. 11 años y un hermoso par de tetitas que apuntaban hacia mí sus pezones, nos había visto mientras me estaba cogiendo a su hermana. .
Juliana que así se llama la colorada más pequeña, me intimó directamente que si no le hacía lo mismo que a su hermana, ella contaría todo. Eso me puso en una situación muy delicada, esta piba quería sexo si o si. Mi verga estaba entumecida luego de haber llenado la conchita de «La colorada» de semen en un hermoso polvo. La miro directamente a los ojos, y le digo, bueno, quieres de lo mismo, ven y chupa. Y le presento mi verga a medio parar, ella se acerca con un poco de verguenza, se arrodilla frente a mí, y tomando mi palo desde el tronco, se mete la cabezota en la boca, obvio que no tenía experiencia, no sabía como mamar una pija, se acercó la Colorada a su hermana Juliana y tomando mi verga se la mete a la boca y comienza a darme una excelente mamada, a la cual mi verga reaccionó de inmediato, tomando forma y dureza, la coloradita le saca la pija a su hermana y habiendo visto como hacía, ella también se metió un pedazo de mi tripa a la boca y la saboreaba como un helado, lengua y labios, exquisito. Estuvo unos 5 minutos chupando, para esto yo le acariciaba las tetas, que dicho sea de paso estaban bien duritas, sus pezones excitados sobresalían en su remera. Llevaba puesta una pollerita corta de tablitas, lo que me permitió meterle mano a su culito, redondo y firme como el de su hermana, le corrí a un lado la bombacha y me adueñé de sus agujeros, su conchita cerrada ya tenía algo de baba, estaba lubricando por la excitación, se notaba que no había sido desflorada aún. Su culito poseía un agujerito chiquito, rosado, pero para mi sorpresa, al arrimarle un dedo a su esfínter, se deslizó a su interior sin ninguna resistencia, entró todo, ella solo se movió un poquito pero siguió prendida a mi verga, solo que ahora trataba de meterse toda la tripa a la boca, con desesperación, para esto su hermana mayor se estaba excitando también, se acercó y me besaba y manoseaba mis huevos, yo ya estaba duro nuevamente, con mi palo dispuesto, por lo que había que darle matraca a la Coloradita. Interrumpí la mamada y la llevé hasta el sillón del living donde le ordené que se desvistiera totalmente. Ella obediente en un minuto estaba totalmente en bolas, su vagina sin pelitos, sus tetas bien paradas, le pido que se ponga en cuatro en el diván, ella obedece, al hacerlo me presenta ese hermoso culo y su vagina totalmente cerradita, pensé, este es un día de mucha suerte. Ataqué su vagina desde atrás con la lengua, Juliana se retorcía y gemía, estaba muy excitada, su conchita era un río de jugos, yo la penetraba con la lengua mientras le metía el dedo gordo en su ano, cada vez más profundo, luego fueron dos dedos, y ella no se quejaba, solo gemía, cuando sentí que estaba a punto me paré detrás de ella, mi pija era un tronco cabezón, su hermana tomó mi palo y lo dirigió a la cuevita de su hermana mientras le acariciaba las tetas, apoyé el glande en medio de sus labios mayores, hice presión pero no entraba, a pesar de sus jugos, entonces le pido a su hermana si no tiene algo para lubricarla, la colorada va hasta la heladera y trae un pan de manteca, tomo un poco y lo unto bien sobre mi palo, tomo otro poco y se lo unto entre sus labios vaginales metiendo un poco los dedos dentro de esa conchita, ahora ya podía probar de vuelta, y así fué. Al presionar la verga contra su túnel, se deslizó parte de la misma dentro suyo, Juliana gimió fuerte y me dice, pará, es muy gruesa, me duele, yo la tomé firme de sus caderas y sin mucho miramiento se la metí hasta el fondo, ella gritó, pero ya estaba hecho, no era más virgen y m pija estaba hundida hasta el fondo en su conchita. Me quedé quieto un poco aguardando que su vagina acepte el tamaño de mi rabo, luego de un ratito, comencé a moverme lentamente, ella gemía, ya al ratito le daba sin asco, se la sacaba toda y se la metía hasta el fondo chocando con su útero y ovarios, ella pedía más y más, y finalmente se vino en un gran orgasmo, yo seguí bomba y bomba, logré sacarle otra acabada que la derrumbó sobre el diván, y yo seguía con la pija como una tabla, la hice darse vuelta y levantar las piernas, con lo que el agujerito de su culo, lleno de sus jugos y la sangre de su desfloración estaba bien mojadito, le pido a la colorada grande que se tienda al lado de su hermana en la misma posición, que haría dos por uno, ellas no entendieron bien, pero se lo imaginaron, se reían y se daban piquitos, tomé manteca, mucha y unté el culo de ambas hermanas, deje descansar a la coloradita, puse las piernas de la mayor sobre mis hombros y me incrusté hasta el fondo de su vagina, ella contenta se movía como una culebra, luego de dos minutos ya estaba acabando, tuvo dos orgasmos seguidos, y yo seguía con la verga dura, puse más manteca sobre la cabeza de mi miembro, separé bien las piernas de la coloradita, que había visto que sería más receptiva si se la metía por el culo y allí fui. Apoyé la cabezota en su anito, entró un poquito, la saqué y volví a penetrar su esfínter y esta vez me deslicé lentamente en su interior, Juliana comenzó a llorisquear, pero ya tenía media verga adentro, seguí lentamente empujando hasta que topé con mis testículos contra sus blancas nalgas, ella sollozaba, la estuve cogiendo por el culo unos cinco minutos, se la saqué y encaré el culo de su hermana mayor, ella me dice, pará, no me vas a meter tremenda pija en el culo, yo sonriendo le digo, claro que si, por eso te colocaste aquí al lado, la tomé de las piernas, las puse sobre mis hombros, tomé mi badajo y se lo presenté a su ano. Al principio no hubo forma, ella que se resistía y la cabeza de mi verga que estaba tremendamente gorda, retiré mi palo, le llené el agujero de saliva, se lo apoyé fuerte y empujé, la cabeza entró, junto a una pequeña porción del tronco, ella gritó, sacala, sacala me duele mucho, yo seguí empujando hasta que finalmente estaba totalmente empalada, ella lloraba y gritaba, gemía, y yo no le hacía caso, iba y venía por ese aterciopelado túnel, estrecho y caliente, finalmente sentí que llegaba al climax y se la enterré toda hasta el fondo, allí deposité toda la lechita que estas pendejas me habían generado. Ella seguía llorando, su hermana menor la consolaba mientras me decía que era un bruto. Yo las miro a las dos coloradas y les digo, díganme cuando vuelvo así entrenamos. Ellas primero se quedaron calladas, luego sonriendo la colorada mayor me dice que el fin de semanas estarán solas, ya que sus padres saldrán de la ciudad, y que si yo quería podía pasar el sábado en la noche en su casa. Obvio que no me negué, simplemente hoy pasé por la farmacia a comprar lubricante anal y un par de pastillas de Viagra para ayudar en la faena.
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