Con toda su juventud, se muere por los maduros
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La verdad que se ven caras pero no corazones, y nunca mejor dicho.
Soy un hombre argentino, me llamo Eduardo, tengo 50 años, hago bastante deporte y me conservo bastante bien, vivo con una chica Venezolana, hace dos años.
Siempre me pedía que traiga a su hija con nosotros, ya que haya la cosa esta muy jodida, hasta que logramos traerla.
Cuando fuimos a buscarla al aeropuerto de Barajas y la veo, nadie le daba la edad que tiene, parece de 15 años y no de 19 como tiene.
Pequeña de estatura, delgada, con cara de niña inocente, madre e hija se abrazan, se besan, llanto de emoción, nos saludamos con Luisa, que así se llama la chica, y nos fuimos a casa.
Al otro día, su madre y yo siempre salimos a caminar, andamos mucho, y la invitamos, en la caminata madre e hija no dejaban de hablar y hablar, hicimos todo el trayecto hasta volver a casa, nos duchamos y pasamos el día sin novedad.
Cuando salíamos a caminar, Luisa se empezó a poner un pantalón corto, ajustado, una camiseta liviana de hilo, ya que hace mucho calor donde vivimos.
Cruzando por un monte de pinos, a Luisa le vinieron ganas de orinar, se puso contra uno de los pinos y ahí hizo lo que tuvo que hacer y seguimos, pero lo que me llamo la atención, fue que no se ocultó mucho de mi mirada, dejando que le vea su culito blanco, de nalgas redondas y bien paradas, mientras su madre orinaba un poco mas adentro del monte, pensé que no se había dado cuenta y no le dí importancia.
Así fuimos saliendo y siempre ella con la escusa de orinar me dejaba que le vea el culo, eso me empezó a llamar la atención, pero la dejaba.
El viernes a la noche mi mujer estaba con mucha diarrea, muy mal del estómago, el sábado a la mañana cuando nos íbamos, ella seguía mal y no quiso ir con nosotros, le dijimos de quedarnos pero ella insistió en saliéramos y nos fuimos.
Íbamos hablando y me dijo que había dejado a su novio en su país por venir con nosotros, pero el novio era dos años menor que yo, "te gustan los maduros", le dije, caminando a su lado, "si, son mejor que los chicos de mi edad, que solo quieren cachar y nada mas", me decía, "pero tu novio también querría coger, me imagino", le dije, "si, cachábamos, pero siempre se preocupo por hacerme gozar, con todos los maduros que estuve siempre llegue al orgasmo, y con los chicos siempre me quedé a medias", me seguía diciendo, " y cogiste con muchos?", seguíamos hablando, "con varios, mi tío me inició a los 14 años", me confesaba, "tu tío?", le dije incrédulo, "y tu madre sabe?", le pregunté, "no, no sabe nada", me decía, "no tenés ganas de hacer pis?", le dije, "no, por que?", me dijo mirándome sorprendida, "quiero verte ese culito hermoso", le dije, apretando sus nalgas con mis manos, "hay Eduardo, no seas mano larga", me dijo riendo, corriendo unos pasos delante mío, riendo, "dale, mostráme ese culito hermoso", le dije, volviendo a meter mi mano entre sus nalgas, y ella volvió a hacer lo mismo riendo, "mano larga", me dijo, caminando delante mío, moviendo su culo, "hay, como te lo muerdo ese culo si lo agarro", le dije, caminado detrás de ella, "y con estas, que harías?", me dijo, levantando su camiseta y dejando que le vea las tetas, riendo a carcajadas, dejando que le vea sus tetas, bien blancas, redondas y de unos pezones bien rosados, "ahora cuando lleguemos mas adentro del monte, te las voy a chupar mientras te esté cogiendo", le dije, "y quien te dijo que me vas a cachar?", me decía riendo, saltando y dejando que le siga viendo sus tetas, "hasta por el culo te voy a coger", le dije, ya con mi pija dura, "no vas a ser el primero que me cacha por la cola", me decía, y seguía saltando, "Luisa, acomoda tu camiseta que hay casas ahí, pasando esas casas ya estamos en el monte", le dije, viendo que se arreglaba su camiseta y se ponía a mi lado.
"Cuando estemos en el monte, quiero que me veas correr desnuda", me dijo, pasando su mano con disimulo por mi pija, "cuando estemos en el monte te voy a coger por todos lados", le dije, apretando los labios de la concha de Luisa, "eso si me alcanzas", me decía riendo.
Entramos en un cerro, donde habían muchos pinos, entramos, seguimos hasta pasarlos y salimos a un rellano, donde se dividían los pinos, ahí la abracé por su barriga y le empecé a meter mano, la quería desnudar, "socorro, socorro, me quieren violar", gritaba, entre risas, dejando que le meta mano, ella luchaba porque no la desnude, "basta, basta Eduardo, espera que estoy cansada", me dijo, y cuando la solté salió corriendo, riéndose de mi.
"Bueno, vamos para casa que se hace tarde", le dije un poco enojado, "espera tonto, no te enojes", me dijo, quitándose la camiseta y el sujetador, "acá tienes mis tetas para que juegues con ellas", me dijo, pegándose a mi cuerpo y besando mi boca, mientras mis manos las acariciaban, "huy, que verga mas dura", me dijo pasando su mano y apretando mi pija, "está pronta para que la mame", me dijo, bajando mi pantalón, "que rica vergota", me dijo, metiendo mi pija en su boca y chupando despacio, sentía su lengua como la pasaba por todo el tronco, como me miraba los ojos chupando solo la cabeza, "hay papasote, que rica vergota tienes, me vas a hacer gritar cuando me la metas en la cola", me dijo y siguió chupando.
Veo que se mete los dedos dentro del pantalón, "mira que mojada tengo la cuca papasote", me dijo, metiendo sus dedos en mi boca.
Se pone en pie, se termina de desnudar, se tira sobre la hierba de piernas abiertas, "mira papasote que mojada esta mi cuca, ven que me quiero comer toda esa vergota, ven, mete tu vergota en mi cuca y cacháme", me decía, abriendo sus piernas y los labios de su concha, yo me acomodé entre sus piernas y le metí toda la pija en esa concha caliente y mojada de Luisa, "hay si papasote, como me entro toda tu vergota en la cuca, así, dame verga por la cuca", me gritaba, mientras yo hacía que mi pija entre y salga de su concha, que cada vez estaba mas mojada, "hay papasote, que bien me cachas, que delicia de vergota tienes", me decía Luisa, entre gemidos, "papasote, levanta mis piernas y mete toda esa vergota en mi cola, quiero gritar de dolor con toda tu vergota bien adentro cachando mi cola", me dijo, levantando sus piernas, haciendo que saque mi pija de su concha, yo le levanto mas las piernas y se la empiezo a meter por el culo, "papasote, me mata su verga, como la siento entrar, como me gusta su vergota rompiendo bien mi cola, así, que entre toda, quiero toda esa vergota bien adentro de mi cola", me gritaba mientras mi pija entraba y salía de su ojete, que de romperle nada, si mas abierto no lo podía tener, "así papasote, disfrute de mi cola, cache bien mi cola, deme mucha verga por la cola", gritaba, mordiéndose ella misma sus pezones, "deje que me da la vuelta papasote", me dijo, haciendo que le saque la pija del culo, se pone en cuatro patas se abre las nalgas, "ahí tiene mi cola papasote, entierre toda su vergota, hasta el fondo, bien adentro de mi cola", me decía, con una voz de caliente, gritaba a medida que le metía la pija por el ojete, abierto, roto, dilatado al máximo, "deme verga papasote, deme verga, así, muévala, muévala bien adentro, que rica vergota se esta comiendo mi cola", me gritaba, "no pare papasote, no pare de darme verga que me vengo, me vengo", grito y tuvo un orgasmo que entre quejidos, gritos, insultos, se meaba como loca, "cache mi cola, cache duro mi cola papasote y escurra su leche bien adentro", gritaba como loca, menos mal que en el monte nadie nos oía, sino, creo que con sus grito, hasta la policía hubiera venido, yo le cogía el ojete bien fuerte y rápido, hasta que se la metí lo mas adentro que pude y le empecé a llenar el culo de leche, sentía salir mi leche a chorros dentro del culo de la hija de mi mujer, "así papasote, así, toda esa leche es mía, llene bien mi cola de leche", me decía, abriendo sus nalgas todo lo mas que pudiera, tirando su cuero para atrás, como para que no quede nada de pija fuera de su culo.
"Así me gusta disfrutar, con los chicos jóvenes no llego, pero con los maduros, es increíble lo que disfruto cachando", me dijo, dejándose caer sobre la hierba, desnuda, con su culo para arriba, "venga papasote, que le limpio la vergota con la boca, que así dejamos un ratito mas su leche dentro de mi cola, que me encanta, siempre me gustó quedar un rato con la cola llena de leche", me dijo Luisa, metiendo mi pija en su boca y chupando despacio, como relajada.
"Eres el marido de mi madre, pero no te vas a salvar de cachárme siempre que podamos", me dijo, vistiéndose para irnos a casa.
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