Concurso «Miss Tanguita» [Parte 1]
Una nueva versión de este relato.
No he cambiado nada del relato original, solo lo he dividido en parrafos para una mejor lectura. Disfrutenlo
Iba celebrarse el famoso concurso “Miss Tanguita” de este año en el que participaban niñas de todos los pueblos de la provincia y yo participaría con mis dos hijas en las categorías establecidas de 6 a 10 años y de 11 a 14 y teníamos que empezar con los preparativos para el concurso.
Primero ir a comprar unos modelitos bonitos que llamaran la atención y favorecieran a las niñas. En el caso de la mayor ya tendría que ser bikini o conjunto de lencería de dos piezas al tener ya pecho la mayoría y los modelos eran más variados y sugerentes, pero en el caso de la pequeña, que tenían la opción de ir con las dos piezas también o solo con la tanguita, había que elegir mejor para que esa prenda tan pequeña luciera en sus cuerpos.
Así que nos fuimos al Centro Comercial para que se probaran varios y elegir los más apropiados. Al llegar vimos a otros padres que también estaban con sus hijas de compras de cara al concurso, por lo que tuvimos que esperar un poco para entrar a los probadores. Algunas niñas salían fuera para que su mamá viera como le quedaba el que se había puesto y todas mirábamos y dábamos nuestra opinión, así como algún papá que también estaba por allí, mirando con un poco más de disimulo a las nenas sin perder ojo, sobre todo cuando estaban en el probador y no había cerrado bien la cortina y se las podía ver desnudas cuando se quitaban uno para ponerse otro.
Las mayores elegían alguno que resaltara sus pechos y los hiciera todavía más grandes de lo que lo tenía, sobre todo las más pequeñas de esa categoría, de 11 años, que se sentían un poco en desventaja con las mayores al no estar tan desarrolladas, pero alguna sí que tenía ya bastante pecho, lo que en su caso llamaban más la atención por el contraste con su cuerpo más menudo, mientras que en el en caso de la categoría de las pequeñas, solían decantarse por los tanguitas de transparencias, que hacía que la gente se fijase más en ellas tratando de adivinar sus tiernas vaginas en desarrollo.
Viendo a nuestras hijas probándose los modelos, las mamás lo comentábamos entre nosotras diciendo lo lindas que estaban nuestras hijas o las suyas, diciéndome una que ya conocía del año pasado:
– Este año espero que gane mi hija, con 10 años es su último año en esta categoría y como en el anterior quedó segunda, a ver si tiene suerte.
– El año pasado la quito el puesto la nena negrita, que vaya pechos que tenía ya. Babeaban todos con ella. A la tuya se le ha puesto este año un cuerpo muy bonito, así tan rubita con las tetitas saliéndole ya.
– Si, espero que no tenga una competencia como esa. Además, como puede ir todavía sin top arriba, la voy a sacar solo con la tanguita para que se la vean bien los pezones en punta que tiene ahora.
– Bueno, la mía tiene todavía 9 años y ya empiezan a marcársele también los pezones, así que creo que me voy a llevar el tanguita transparente que tiene puesto ahora.
– Pero mujer, si se la ve todo con ese. Se la van a comer con los ojos.
– Cada una tiene que jugar sus armas. A veces las nenas de menos edad tienen más gracia y saben ganarse al Jurado.
– Si, ya sé bien cómo se ganan algunas al Jurado. Me acuerdo del año pasado como una se estaba dejando sobar bien en el vestuario antes de salir.
– Es que era su primer año y no quería salir porque estaba muy nerviosa y estaban tratando de tranquilizarla.
– Ya vi como la tranquilizaban, que la estaban metiendo el dedo hasta el fondo.
– Bueno, pero así le vino el gustito y se quedó más relajada.
– Ya, ya, pues nada, nosotras hemos acabado. Nos vemos en el concurso.
Nos despedimos deseándonos suerte mientras mi hija mayor no acababa de decidirse y salió a preguntarme. Con sus 14 años, era la última vez que podía participar y estaba muy nerviosa. Su cuerpo atraía todas las miradas porque tenía sus curvas de mujer de más edad, pero con su cara de niña llenaba de morbo a los hombres que no la quitaban ojo mientras hablaba conmigo:
– Mira mamá. Este suje me queda pequeño de talla y casi se me salen.
– Jaja, ya veo que casi se te ven hasta los pezones. Es que tienes ya mucho pecho, hija. Pero llévatelo, que te queda muy sexy y ya verás cómo van a estar muy pendientes de ti. Y el tanga también te queda muy bien y te hace el culito muy bonito. Tienes que ponerte en la terraza de casa a tomar el sol desnuda para ponerte bien morenita todo el cuerpo.
– Ya, pero cuando me pongo, siempre está el vecino de al lado mirándome con todo descaro.
– Bueno, hija, déjalo, es mayor ya y es la ilusión que tiene. Además, es culpa tuya también, porque ya me fijé que un día estabas con las piernas bien abiertas delante de él.
– Sí, es que me quedé dormida y no me di cuenta. Y cuando me desperté ahí estaba él mirándome todo babeando. Me dio una rabia…
– No se lo tomes en cuenta. Las mujeres tenemos que acostumbrarnos a esas cosas. Ya sabes cómo son los hombres.
– Sí, pero es que mira hasta a mi hermana cuando se pone conmigo en la terraza, y yo la digo que cierre las piernas y ella como si nada, me dice que la da igual que mire.
– Claro, porque tu hermana es pequeña todavía y ya le gusta que se fijen en ella.
– Una vez nos dijo el vecino que, vaya coñitos más bonitos que teníamos y mi hermana riéndose enseñándoselo bien.
– Jajaja, que pilla es tu hermana, pues ahora va a poder enseñarlo bien en el concurso con este tanguita que nos llevamos.
Una vez elegido lo que se pondrían las niñas en el concurso, nos fuimos a casa y se lo enseñamos a su padre que nos dijo que habíamos acertado con la compra, que estaban muy guapas las dos y vaya si lo estaban, porque el bulto que se le formó en el pantalón ya me decía que había elegido bien.
Llegó el día del concurso y allí estábamos todas, madres e hijas, ansiosas porque empezara, haciendo los últimos preparativos con nuestras hijas. Cada una tenía sus trucos para realzar la belleza de sus hijas y me fijé en una que estaba como masturbando a su hija, que participaba en la categoría de las pequeñas y me quedé mirándola preguntándola:
– ¿Por qué la haces eso?
– Porque haciéndoselo, le queda la vulva más abultadita y la luce más en el tanguita. Me fijé que la pasaba eso cuando se lo hacíamos en casa que la quedaban las braguitas más ajustaditas.
– Si, ya veo que la tiene hinchadita.
– Sí, mira como la queda la tanguita, que se la marca toda la rajita.
– Es verdad, la queda muy sexy así. Se lo van a mirar bien. A esta edad casi todas tienen el coño cerradito, pero hay algunas que lo tienen ya casi tan abierto como las mayores.
– Eso es porque se lo abren también. Se las dejan al marido para que se la meta y que se les vayan abriendo los labios y luego aquí en el concurso llaman mucho la atención.
– Que se las follan quieres decir.
– Si, hija, tu marido te las habrá pedido también a las tuyas.
– Bueno, si, a la mayor sobre todo, pero con la pequeña todavía no lo ha hecho.
– Pues algunos no esperan tanto. Hay algunas que son tan viciosas las hijas como las madres y ya te puedes imaginar. Fíjate en aquella nena que se está poniendo el tanga, como lo tiene. Yo creo que se lo han hecho antes de venir para que lo tuviera bien abierto para el desfile.
– Puede ser, sí. Hay algunas que ya no saben qué hacer para ganar el concurso.
– Si yo te contara… Hay de todo. Algunas hasta se las llevan a casa de los del Jurado, pero claro, eso no se dice.
En esos momentos pasó a nuestro lado uno de los miembros del Jurado, para ver si ya estaban preparadas las niñas y supervisar que todo estuviera bien. Era uno de los maestros del colegio de las niñas y se paró a hablar con nosotras:
– ¿Cómo estáis de ánimos?
– Nosotras bien, pero las niñas muy nerviosas.
– Es normal, pero ellas lo disfrutan mucho. Ya las vi en el concurso que hicimos en el colegio y algunas tienen muchas posibilidades.
Dio comienzo el desfile empezando por las más pequeñas que salieron primero todas juntas para un vistazo general y fueron presentándolas una a una diciendo de dónde venían y edad, para después salir solas a bailar con la música para que todos vieran bien a la nena y su tanguita. Alguna salía con la parte de arriba puesta para darle más gracia al conjunto, pero la mayoría salía sólo con el tanguita, mostrando sus incipientes pechos, pero la atención se centraba sobre todo en el modelo de tanga que tenía, optando casi todas por las transparencias y luego por detrás más variados desde los de hilo fino a otros tipo brasileño, luciendo todas ellas preciosas arrancando los aplausos del público y las más atrevidas, al pasar frente al jurado, se bajaban el tanga enseñando más claramente la rajita de forma provocativa, aumentando los gritos y piropos del público.
Mi hija lo hizo bastante bien, más tranquila por la experiencia de años anteriores y siguiendo algún de mis consejos, como el de subirse bien arriba el tanga para que se le metiera por la vagina, haciendo que prácticamente se la viera toda al descubierto adoptando posturas provocativas con el baile que hizo que algún miembro del Jurado metiera una mano debajo de la mesa, seguramente para masturbarse mientras la veía.
De todas formas, la hija de la madre con la que había estado hablando en el vestuario, se llevó las mejores puntuaciones, porque la verdad es que era una nena preciosa, rubia, de ojos acules y piel blanca, con unos pequeños pechos en punta con sus pezones rosados, y unas piernas muy largas que culminaban en un tanga muy parecido al color de su piel, que daba la impresión de estar desnuda, con la vulva muy abultada y bien marcada que hizo las delicias de los presentes.
Efectivamente, al dar los resultados fue la ganadora, quedando mi hija tercera y segunda, una nena de 8 años que salió con un tanga de color naranja, prácticamente de hilo por detrás y por delante que prácticamente se le metía por dentro de la vagina, separándole los labios, haciendo que se hincharan y se le marcara mucho más, y que a ella la quedaba perfecto.
En el desfile de las mayores, las nenas ya más desarrolladas calentaron el ambiente y el ruido de la sala aumentaba por los gritos de excitación.
Algunas niñas, al verse en esa edad, de repente en cuerpos de mujer, se mostraban más tímidas de mostrar sus encantos, pero no faltaban tampoco las más descaradas que sabían perfectamente como provocar a un hombre y se notaba que experiencia no les faltaba con ellos.
Mi hija cuando salió a bailar, con sus movimientos provocó que se le saliera un pecho de su ajustado sujetador, bamboleando ante la mirada de todos aplaudiéndola, sin que ella en un primer momento se diera cuenta de ello y como no era capaz de volvérselo a poner bien, se lo quito totalmente dejando sus tetas al aire ante la miradas de deseo de los presentes que también alababan su culito prominente que sabía mover muy bien, aventurando como sería tenerla en la cama con esos movimientos de cadera.
La actuación de mi hija hizo que las niñas que desfilaron después acabaran quedándose todas en top-less, para alegría de los ojos masculinos que pudieron deleitarse con toda clase de tetas adolescentes, más grandes o más pequeñas, pero todas firmes y preciosas.
Al final, la rotundidad del cuerpo de mi hija acabó llevándose el primer premio, quedando segunda la negrita que el año pasado había ganado la categoría de las pequeñas, y que este año, con sólo 11 años, había conseguido quedar segunda gracias a unos pechos que la habían crecido mucho más contrastando morbosamente con su delgado pero sinuoso cuerpo.
Al terminar el concurso, estábamos todos invitados a la fiesta para celebrar los premios, y allí pudimos hablar más relajadamente todas las madres y padres olvidando un poco nuestra competencia.
Enseguida la fiesta se fue animando, formándose pequeños grupitos, congeniando unas familias con otras, intercambiando confidencias y experiencias fuimos a felicitar a la madre que su hija había obtenido el segundo premio en la categoría de las pequeñas preguntándola donde había conseguido el modelo que usó su hija y que tanto llamó la atención:
– Pues lo compré en un viaje que hicimos a Brasil. Allí es bastante habitual en las playas más atrevidas, pero lo suelen llevar chicas más mayores. Lo tuve que adaptar al cuerpo de mi hija y vimos que la quedaba precioso como la marcaba toda la vagina y sabíamos que iba a llamar mucho la atención.
– Sí que la llamó. No había más que ver la cara de mi marido, que se quedó con la boca abierta, jajaja.
– Pues creo que también a ese que está sentado a su lado. No sé qué la está preguntando, pero la mano la tiene bien puesta en sus muslos acariciándola.
– Ella parece contenta también con él. Déjala que lo celebre un poco el premio, jaja.
– Sí, a esta la gustan mucho las celebraciones. Cualquier excusa la vale para dejarse sobar por el primero que se pone a su lado.
– Eso como a todas, mira la mía, sentada ahí con otro que ya tiene la mano metida por dentro del tanga y besándola.
– Si, ya veo como abre bien las piernas para dejarse.
Diciendo otra de las madres:
– Pues yo a la que no veo por aquí es a la mía. ¿Dónde estará?
– Alguno que se la habrá llevado ya para adentro o la tendrá en el baño ayudándola a mear.
– Si, jaja, ya me sé yo bien como son esas ayudas. Al final son ellas las que acaban bien “meadas” por dentro.
– ¡Cómo lo sabes! Todas van pasando por eso.
– Bueno, mujer, son crías, déjalas disfrutar. A esta edad es cuando mejor se lo pasan. Luego ya a nuestra edad, los maridos no nos hacen caso como tengan a una así en casa.
– Eso es verdad. Y si no las tienen, se las buscan, como mi cuñado, que está más tiempo en mi casa que en la suya, jaja.
– Ya me imagino lo que hace tu cuñado en tu casa.
– Figúrate, tiene a mis tres hijas para elegir y muchas veces se lleva a alguna para su casa. Pero mi hermana lo lleva bien. Me dice que es cuando más animado está y así ella se aprovecha también.
– Claro, como tantas. Hasta nosotras, si no fuera por eso, nuestros maridos tendrían que estar a base de pastillas, y una nena de estas es la mejor pastilla para ellos.
– Y qué lo digas. Ahora después de este concurso, ya lo tengo “empinado” al mío en casa para tres días, jaja.
Una de las hijas del grupo de madres que estábamos hablando, se acercó y dijo a su madre:
– Mamá. ¿Puedo irme con este señor? Me va a llevar a su casa para que juegue con su hija que es pequeña.
Diciendo él:
– No se preocupe, señora. Estará bien y mañana se la llevo a casa.
– Bueno, hija, pórtate bien y haz todo lo que te diga el señor.
– Vale, mamá, ya sé lo que tengo que hacer.
Se nos fue haciendo tarde y tuvimos que marcharnos, felicitándome el maestro de las niñas que había sido miembro del Jurado:
– Ya la dije que alguna tendría posibilidades. Sus hijas han quedado muy bien.
– Usted lo sabía y no me quiso decir nada.
– Bueno, no podemos decirlo, pero sus hijas también hacen sus méritos en el Colegio y sabía que iban a quedar bien.
– Pues muchas gracias. La pequeña todavía puede participar el año próximo en esta categoría de las pequeñas. Espero que gane.
– Seguro. (Y se fue guiñándome un ojo).
Y así nos despedimos todas hasta el año que viene.
No me importa que otros publiquen mis relatos aquí, pero estaría bien nombrar mi autoría.
Aunque en este caso, tengo una versión posterior que lo mejora bastante.
En donde podemos leer tus relatos? Saludos.
Mis relatos:
https://sexosintabues30.com/author/veronicca/
Ya me imagino que se las cojen