Confesiones de dos amigas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Mariela, casada, 46 años, madre de dos hijos, mi amiga Lourdes, es casada también y tiene tres hijos.
Nos conocemos desde el secundario.
Vivimos en Moreno, en la provincia del Gran Buenos Aires.
Cuando llego a su casa, fuinos a la cocina y aprontamos el mate, nos pusimos a hablar de cuando eramos solteras y nos reíamos de las cosas que habíamos echo.
«Mariela, nunca le metiste los cuernos a tú marido?», me pregunto Lourdes en voz baja riendo.
Me sorprendió la pregunta pero me eche a reír yo también.
«Si, tuve un amante, hace un par de años atrás, fue el hijo de mi vecino, un pibe de 15 años», le dije riendo y tapándome la boca, «y vos, le metiste los cuernos al tuyo?», le dije tomando un mate.
«Jajajajajaja, si, tengo un amante, y me pega cada cogidas que me deja muerta en la cama», me dijo riendo.
«Y quien es?, lo conozco?», le pregunté intrigada.
«Sí, es el marido de mi prima, el Jorge», me decía con los ojos llenos de lágrimas por la risa.
«Contame», le dije, «no, conta vos primero, espera que arreglo el mate y seguimos hablando», me dijo con voz de complicidad.
«Viste mi vecino, el santiagueño?, tiene un hijo, ahora tiene 17 años, esta re bueno, de vez en cuando me dejo coger con él, pero cuando tenía 15 yo lo miraba, me gustaba el pibe y lo empecé a provocar.
Una tarde estaba sola en casa y lo veo a Martín, le dije si me podía ayudar a bajar unas cajas del ropero.
Entramos en el dormitorio, yo fui al baño y me saqué la bombacha, me subí en la escalera y le dije que la sostenga, yo me estiraba y dejaba que Martín me mire la cola, apoye un pie contra la pared y quedé con las piernas abiertas, haciendo que no me daba cuenta que Martín me estaba mirando la concha y la cola.
Estaba re caliente, sentía como me palpitaba la concha.
Hice como que perdí el equilibrio y me caí sobre Martin, haciendo que los dos caigamos en la cama, quedé sobre él y note lo dura que tenía la pija.
Y esto?, le dije pasando mi mano por su pija.
Martín me miraba mientras yo le acariciaba la pija por sobre el pantalón.
Lo miraba sonriendo mientras le bajaba el pantalón, le agarre la pija y se la empecé a chupar, Martín estaba tan caliente que se acabó de una en mi boca.
Le tragué la leche y se la seguí chupando mientras me levantaba el vestido, me subí encima de él y con mi mano acomode su pija contra mi concha.
Que rica pija tiene ese pibe, no sabes como disfruté.
Le dije que no se acabe en mi concha, que me la quería comer por la cola también.
Saqué mis tetas y le dije que me las manosee mientras me movía sobre Martin con toda su pija dentro.
Me bajé y me puse de perrito en el borde de la cama, me abri bien las nalgas y le dije que me la meta por el orto.
Hay Lourdes me hizo morder las sábanas cuando me la metió de una, me dolió pero no sabes que placer sentir a ese pibe haciéndome el orto.
Goce más que cuando me coge mi marido, casi me meo de placer.
Y así estuvimos cogiendo todos los días casi un año.
Te acordás cuando me hice un aborto que te conté, es que Martín me había preñado», le conté a mi amiga entre risas y sintiendo como me palpitaba la concha de caliente que me puse hablando de Martín, que ahora cogemos de vez en cuando.
«Vos no sabes la pija que tiene el marido de mi prima, cuando me come la cola estoy con dolor en el ojete por lo menos una semana», me empezó a contar mi amiga Lourdes.
«Cuando le vi la pija a Jorge por primera vez, casi me desmayo, era la pija más grande que había tenido en mi vida, me llena la boca, y cuando se acaba en mi boca parece que estuviera tomando leche de una canilla, y lo que me encanta es sentir cuando me la va metiendo en la cola, cómo se va abrindo mi ojete, es una mezcla de dolor y placer, me encanta cuando Jorge me rompe el orto, sentir mis nalgas aplastadas contra su cuerpo y como late su pija bien adentro de mi cola.
Jorge empieza a serruchar mi ojete con su pija y yo me tiro cada pedos que no sabes, me la saca de la cola y me la clava de una en la concha y me hace gritar de placer el hijo de puta.
Nunca me cogieron tan bien como me coge Jorge.
Te voy a dar la puntada del zapatero, me dice y me la clava en la cola, la saca y la clava en mi concha.
Y así esta, cola, concha, cola, concha, y yo grito de placer mientras él me destroza con la pija.
Menos mal que mi marido cuando me coge por la cola no se da cuenta lo abierto que tengo el ojete.
Lo que más me gusta es cuando Jorge se sienta en el borde de la cama y yo me siento en su pija, apoyando mi espalda contra su pecho y me estruja las tetas, me mete los dedos en la concha y mueve su pija bien adentro de mi cola.
Me deja el orto reventado, pero me hace que pierda la cuenta de las veces que me acabo», me contaba Lourdes, pasando su mano por su concha sobre el pantalón.
«Estas caliente puta he», le dije pasando mi mano por mi concha también.
«Uffffff, no sabes, tengo unas ganas dede hacerme una paja», me dijo Lourdes, metiendo su mano dentro del pantalón.
«Y si nos hacemos una paja juntas?», le dije abriendo mi pantalón y acariciando mi concha que estaba empapada.
«Y si llamo a Jorge por teléfono y nos coge a las dos juntas?», me dijo Lourdes, con el pantalón en las rodillas y metiendo sus dedos en la concha.
«Hacer un trío?, si, llamalo, me encantaría hacer un trío», le dije bajando también mi pantalón y metiendo mis dedos en mi concha.
Lourdes lo llamó y le dijo que estaba con una amiga y queríamos hacer un trío con él, si podía venir a cogernos.
Jorge le dijo que hoy no podía, que estaba trabajando, pero que mañana no tenía problemas, que le mandemos fotos nuestras desnudas.
Yo creo que le habremos llenado la memoria del celular mandando fotos, estuvimos como una hora haciéndonos fotos desnudas, juntas, por separadas, de pie, haciendo poses en la cama y tengo que esperar hasta el otro día para conocer la tremenda pija de Jorge, ya que a él ya lo conozco.
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