Confesiones de dos amigas 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando me fui a casa, estaba caliente, quería coger, busqué a Martín y no estaba, resignada esperé a la noche y como siempre mi marido me echo uno de sus tristes y sosos polvos, que realmente, como se lo dije más de una vez, parece que se hace una paja adentro de mi concha.
Estaba un poco intranquila, no sabía que iba a pasar con Jorge, el marido de la prima de mi amiga, pero en el fondo, quería saber si Jorge tenía esa tremenda pija que dice Lourdes que tiene.
«Mariela, te estamos esperando, vas a venir?», me llamó Lourdes por teléfono para que vaya a su casa.
Como ya estaba bañada, me fui asi como estaba, ojotas y un vestido liviano.
Cuando llego, nos damos un beso con Lourdes y cuando voy a saludar a Jorge, me besa la boca y me agarra una teta.
Nos seguimos besando mientras Jorge me iba bajando el vestido, Lourdes le bajó el pantalón.
«Madre mía, que pedazo de pija», dije cuando la vi, y Lourdes de rodillas se la empezaba a chupar.
Era la pija más grande que había visto en mi vida.
Mientras Lourdes le chupaba la pija, Jorge me sacó el vestido, el corpiño y la bombacha, dejándome toda desnuda.
Lourdes se puso en pie, dejando que mientras Jorge la desnudaba a ella, ahora era yo la que chupaba esa tremenda pija que me llenaba toda la boca.
«Vamos a la cama», dijo Jorge cuando Lourdes estaba tan desnuda como yo.
Él nos iba metiendo mano en las colas, se terminó de desnudar y se acostó boca arriba y Lourdes y yo le seguimos chupando la pija entre las dos.
Me hizo subir sobre él, y di un tremendo gemido cuando esa pija me iba llenando la concha de carne.
«Te gusta?», me dijo Lourdes mientras yo movía mis caderas sobre Jorge con su tremenda pija adentro, que creo que me llegaba a la matriz.
«Me encanta, que pedazo de pija», dije gimiendo de placer.
Me bajé de esa enorme pija y Lourdes se la metió en la boca y luego en su concha.
La cara de Lourdes decía todo de como estaba gozando.
Jorge me dijo que le chupe las tetas a Lourdes.
Se las chupaba mientras Jorge la seguía cogiendo, haciendo que grite de placer, hasta que me toco volver a subir sobre Jorge y ahora Lourdes me chupaba las tetas a mí, mientras yo me retorcia de placer clavada como estaba en ese tremendo pedazo de pija.
«Ahora por la cola Jorge, cogenos las colas», le dijo Lourdes, pasándose ella misma vaselina por su ano.
«Me vas a destrozar el orto con esa tremenda pija», dije bajando de encima de Jorge y agarrando el pote de vaselina para untarme el ojete.
«Esa es la idea, que nos destroce el ojete», dijo Lourdes poniéndose en cuatro patas en el borde de la cama abriendo bien sus nalgas.
Yo estaba nerviosa escuchando como Lourdes gritaba de dolor y placer mientras Jorge se la metía por la cola.
Si a Lourdes le dolía, que no era la primera vez que le cogía la cola, estaba segura que a mí me iba a hacer cagar.
Yo miraba como Jorge le cogia la cola a mi amiga, escuchaba sus gemidos, como se tiraba pedos a medida que esa enorme pija entraba y salía de su ojete.
«Ahora a vos», me dijo Jorge sacando la pija de la cola de Lourdes, vi lo abierto que le quedó el ojete, tranquilamente le podían haber entrado cuatro dedos sin problemas.
Tragué saliva y me puse como estaba Lourdes, abriendo también mis nalgas, sentí como Jorge apoyaba su pija contra mi ojete, y cuando dio el primer empujón, di un grito de dolor, sentí que se me desgarraba el ojete a medida que Jorge me iba metiendo la pija en la cola, «no, para, para que me duele mucho, no la aguanto», empecé a gritar, me estaba reventando el ojete, «aguanta, aguanta que ya te la termino de meter», dijo Jorge y me la siguió metiendo.
«Me cago, me cago», gritaba sintiendo unas ganas tremendas de cagar.
«A mi me hizo cagar muchas veces», dijo Lourdes viendo como Jorge la terminaba de meter toda en mi cola.
«Es la pija más grande que me entró en la cola», dije con la voz rota de dolor.
Ninguno de los dos dijo nada, sentí como Jorge empezó a sacar y meter su pija en mi cola, abriendo a tope mi ojete.
Mientras Jorge me cogía la cola, Lourdes paso su mano entre mis piernas y me empezó a acariciar la concha.
Sentía las caricias de Lourdes en mi concha y su pija serruchando mi ojete, haciendo que yo también me tire pedos.
Lourdes le dijo a Jorge que le siga cogiendo la cola a ella.
Jorge me la sacó de la cola, me quede helada cuando le vi la pija a Jorge, jamás me habia cagado tanto cogiendo por la cola, Jorge fue, se lavo la pija y le siguió cogiendo la cola a Lourdes, que estaba sentada sobre él, apoyando su espalda contra el pecho de él.
Mientras Lourdes se movía en círculos con esa tremenda pija metida hasta los huevos en su cola, Jorge le metía los dedos en la concha y con la otra mano le estrujaba las tetas.
A mí me dolía el ojete como jamás me había dolido, fui al baño y me lave la cola, notaba tan abierto mi ano, que hasta me asusté.
«Dale Mariela que te toca a vos», escucho que Lourdes me grita desde su dormitorio.
Respire hondo y volví con ellos, Lourdes estaba parada al lado de Jorge dejando que le chupe las tetas y ella subía y bajaba el prepucio de la pija de Jorge.
Me puse de espalda y me fui sentando suavemente en esa enorme pija, sentía como me entraba, como mi ojete se volvía a abrir, hasta que quedé sentada con su pija toda adentro de mi cola.
Él ahora empezó a meter sus dedos en mi concha y a estrujar mis tetas.
«Movete», me dijo Jorge, ya que yo estaba quieta.
Aguantando el dolor de mi cola, me empecé a nover despacio.
«Me reventaste el orto», le dije moviendo mi cola en círculos como se movía Lourdes.
«A eso viniste no?, a que te rompa bien la cola», me dijo Jorge metiendo dos dedos en mi concha y dando pellizcos en mis pezones.
Veía a Lourdes como se hacía la paja viendo como Jorge me cogía la cola.
Nos siguió cogiendo un buen rato más, nos hizo poner boca arriba, levantando bien nustras piernas y seguía cogiendo nuestras colas, de costado.
Fue la cogida más tremenda que me dieron en la vida, nunca me habían cogido tanto por la cola.
Hasta que por fin nos hizo poner de rodillas a Lourdes y a mí enfrente a él y se empezó a hacer la paja.
Nosotras estábamos con las bocas abiertas esperando su leche, hasta que se empezó a acabar, parecía una canilla abierta, nos acabó en la boca, en la cara, en las tetas.
Fue la primera vez que vi salir tanta leche de una pija.
Blanca, cremosa, caliente.
Cuando Jorge terminó de acabarse, mientras se limpiaba la pija con una toalla, nos miraba como Lourdes y yo lamiamos la leche de la cara y las tetas de la otra.
Cuando nos limpiamos con nuestras lenguas toda la leche que teníamos, le agarramos la pija a besos.
El dolor que Lourdes y yo teníamos en los ojetes, por lo menos el mío era tremendo, pero sabía que cuando me acostumbre a tener esa tremenda pija en mi cola, iba a disfrutar muchísimo.
Jorge antes de irse me dio su número de celular y me dijo que lo llame si quería coger solo los dos o quedar para otra y nos volvería a coger a Lourdes y a mí juntas.
Cuando se fue, Lourdes y yo quedamos tendidas desnudas las dos sobre su cama, comentando que a pesar del dolor en el ojete, nos había cogido muy bien.
Yo no había acabado, pero tenía esa sensación de placer y satisfacción sexual como si me hubiera acabado diez veces.
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