Conociendo (más) a T̶a̶v̶i̶t̶o̶ Michelle
Esa niña gordita quería más, y yo le dí lo que quería.
Estaba profundamente dormido cuando comencé despertar lentamente a mí propio ritmo. La casa estaba tranquila, mi hermano había salido con sus amigos tal y como había dicho hace días y mi mamá trabajaba. Eran las 4 pm aproximadamente, me levanté de la cama un poco descolocado y sentía la cara hinchada, había dormido solo un par de horas pero sentía que me había revitalizado completamente. Entré a la ducha para refrescarme un poco, dejaba que el agua fluyera y con mi mano me ajusticiaba a mí mismo imaginando la vez en que me cogí a Tavito ahí mismo en mi baño. El día anterior había podido ver a mi pequeño jugando solito en las máquinitas como de costumbre, me acerqué a él y pronto la cosa cambió para empezar a tocarnos disimuladamente, era mucha la calentura de los dos que incluso él me manoseaba la verga por dentro de la ropa y yo estaba tan excitado que hasta pensaba locamente en bajarle el pantalón ahí mismo y metersela, pero porsupuesto eso no podía ser y todo quedó en un momento de él agarrando mi pene y yo metiéndole el dedo medio en el culo.
Había terminado mi baño y estaba por secarme cuando escuché que alguien tocaba a la puerta. Me quité el exceso de agua rápidamente y bajé,
– Voy!- Grité. Pensaba en tal vez ponerme por lo menos un pantaloncillo, pero seguían tocando, así que me acomodé bien la toalla a la cintura y bajé. Llegué a la puerta y asomándome por la abertura noté que la persona de fuera no era otra que Michelle, cosa que me sorprendió pero inmediatamente caí en cuenta que era miércoles, el día que le había dicho que debía venir a mi casa. Abrí la puerta y ahí estaba ella parada con una blusita azul de tirantes y un short corto amarillo.
– Si vine- Dijo solamente y volteó a un lado. La observé un poco y después rápidamente volteé al vecindario, no podría meter a una niña en mi casa estando yo solo en toalla si alguien nos miraba, pero logré captar solo a una vecina que de espaldas a mí parecía estar arreglando sus plantas. Hice a Michelle pasar y rápido cerré la puerta,
– Algún vecino te vió?- Pregunté.
– No, estaba una señora afuera pero no me vió- Dijo tomando asiento en el sofá, y entonces me tranquilicé.
– Qué bueno. Yo pensaba que no ibas a venir- Le respondí. En realidad ni siquiera me acordaba de la invitación que le había hecho a Michelle, pero no le iba a decir que no a un rato rico con ella.
– Pues si vine- Respondió. Aún seguía sin verme a los ojos.
– Porqué?- Le Pregunté
– Pues porque me gustó el otro día- Dijo volteando a la pared.
– Qué te gustó?- Le decía. Quería escuchar de su boca que le había gustado la cogida que le dí.
– Pues que me la metieras por la panocha- Dijo. Notaba como apretaba las piernitas mientras hablaba.
– Que te metiera qué cosa?- Le dije. Mi pene ya comenzaba a alzarce.
– Tu verga, me gustó- Respondió.
– Ésta?- Le dije quitándome la toalla quedando desnudo completamente, ella movió la mirada un segundo para ver entre mis piernas y volteando de nuevo asintió. Tomé mi pene y comencé a jalarlo mientras me acercaba a ella hasta quedar frente suyo, -Ésta?- Le repetí, y tomé su mentón para girar su cabeza y que contemplara mi erección. Ella miraba mi pene duro y notaba como sus mejillas se habían enrojecido, así que tomé una de sus manos y la puse en mi herramienta y entonces ella con timidez la apretó y comenzó un sube y baja lento.
Me llamaba mucho la atención como la actitud de Michelle hacia mí había cambiado tanto, ahora era sumisa y reservada, cuando anteriormente era todo lo contrario. Michelle seguía con su mano moviéndose en mi falo y lo observaba, pero entonces decidí continuar, quité su mano de mi pene y avancé más hacia ella y tomándola de la cabeza acerqué mi dureza a su boca, ella lo miraba fijo y justo cuando iba a tocar sus labios ella misma los abrió y mi glande quedó dentro de su boca. Michelle lo chupaba como si quisiera sacar agua por una pajilla y yo gozaba la sensación que eso provocaba, la guiaba con mi mano en su nuca y la hacía subir y bajar metiendo otro poquito de verga entre sus labios. Michelle seguía siendo brusca después de todo y llegaba a raspar mi pene con los dientes, pero a pesar de eso yo disfrutaba su mamada,
– Te gusta mi verga?- Le dije, entonces ella levantó la mirada viéndome a los ojos sin sacar mi pene de su boca y asintió, entonces comencé a bombearle sujetando su cabeza con ambas manos. Estaba gozando la tosca mamada que Michelle me estaba dando cuando entonces ella se separó de mi palanca,
– Ya métela- Dijo. Notaba como su respiración estaba agitada y viendo más abajo noté que se estaba tocando su vagina por sobre la ropa.
– Quieres que te coja?- Le dije.
– Si, ya méteme la verga- Dijo, y entonces se levantó y bajó de tirón su pequeño short junto con su pantaleta y comenzó a pasarse los dedos por su rajita haciendo que el aroma de su sexualidad se dispersara. Estaba muy caliente y dispuesto a cogermela ahí, pero preferiría llevarme a la niña a mi habitación por cualquier cosa que pudiera pasar, así que la eché a mi hombro quedando su culo desnudo junto a mi cara y comencé a subir sintiendo su aroma delicioso. Llegué a mi cuarto y abrí la puerta, me acerqué a la cama y arrojé a Michelle en ella, la pequeña me miraba y yo recorría su cuerpo con los ojos hasta llegar de nuevo a su vagina observando nuevamente su rico volumen. No perdí más el tiempo, me arrodillé y tomé su ropa que seguía enrollada en sus piernas y la comencé a bajar sacándola por completo y tomando el calzón de estampado de lunares que llevaba puesto me lo llevé a la cara para olfatearlo,
– No seas marrano- Dijo Michelle, entonces arrojé su calzoncito a un lado y abriendo sus piernas enterré mi cara y pegué la nariz a su panochita oliendo directamente su rallita y acto seguido mi lengua recorrió su raja desde el nacimiento hasta arriba, ésto hizo que Michelle soltará un gemido grande y echara la cabeza hacia atrás. Comencé a chupar los labios gordos de su vagina para después subir más la punta de mi lengua y hacer círculos en su diminuto clítoris mientras escuchaba como esa niña gordita resoplaba, me levanté apresurado y tomándola la acomodé en el centro de la cama y trepandome me subí sobre ella quedando con mis pies hacia su cara,
– Qué haces? No te voy a chupar el culo- Me dijo empujándome tratando de salirse de abajo.
– No, chupame la verga y yo te chupo la panocha- Le dije, entonces ella se tranquilizó y volvió a acomodarse. Abrí sus piernas con mis manos y bajando mi cadera le acerqué el pene nuevamente a la boca, -Mámala- Le dije, entonces ella abrió la boca recibiendo mi glande que ya estaba rojo y escupiendo liquido. Yo por mi parte bajé mi cara de nuevo entre sus piernas e iniciamos un 69. Chupaba la vagina de Michelle con intencidad haciendo sonidos con mis labios pegados a sus labios vaginales, y ella por su lado comenzaba a tomarle el truco a como mamar y sus dientes dejaban de ser un problema mientras seguía meneando su cadera cada vez que la punta de mi lengua se volvía a posar en su clítoris. Aprovechaba mi saliba en su vulva y con un dedo comencé a penetrarla sintiendo lo apretado y caliente de su interior y ella se sacaba por momentos mi verga de la boca para gemir. Había ya logrado meter medio dedo en su hueco, con mi otras mano estimulaba su botoncito y por su lado ella chupaba mi punta con fuerza cuando de pronto sentí que su lengua se posaba en mi escroto y empezaba a lamerme las bolas. Después de todo había cedido ante mis huevos. Habría su panochita con mis dedos viendo su rosado interior y de nuevo me preguntaba cómo es que había logrado la cabeza de mi pene entrar ahí, pero entonces recordé que ya había sido posible y colocando dos dedos comencé de nuevo a introcudirlos. No era tan sencillo de hacer, pero unos centímetros lograban meterse solo para yo volverlos a sacar y lento fuí viendo cómo su pequeña vagina se iba expandiendo,
– Ya métemela- Dijo Michelle con mi verga rozando uno de sus cachetes. Me levanté quedando de pie sobre ella sintiendo su mirada directo en mi verga, así que colocándome en misionero igual que la vez anterior posé mi verga en su pequeña panochita y comencé a hacer roce con nuestros sexos. Seguía moviendo mi dureza en su vaginita, entonces me quité mi playera y tomando su blusa la saqué para tener acceso a sus lindos pechos gorditos y chuparlos mientras sentía lo calientito de su conchita. -Así le hago yo con la verga de plástico de mi mamá antes de metermelo- Me dijo al oído.
– Te la seguiste metiendo?- Le pregunté sacando un momento su pezoncito de mi boca.
– Si, pero se siente más rico tu verga- Me dijo.
– No vayas a gritar- Le dije, y poniendo mi punta en su entrada empujé con algo de fuerza y sentí como su rajita se abría recibiendo mi glande.
– Ah…- Hizo Michelle, conteniendo el grito y enterrando sus uñas en mi espalda. Yo sabía que probablemente mi saliba no lograba lubricar igual de bien que el lubricante de su mamá, pero aún así yo estaba ya muy caliente como para no metersela, y ella estaba igual porque no me pidió sacarla aún con su evidente dolor. Seguí chupando su lindo ceno y acariando sus piernas sin retirar mi verga de su interior, subí lamiendo su cuello y cuando escuché que de nuevo comenzaba a gemir me levanté sacando mi pene para volver a lamer su vagina y depositar más saliba, punteaba con un dedo su ano y lamía su raja hasta que la noté lo suficientemente reluciente de saliba y colocándome de nuevo encima se la volví a meter haciendo que ella diera otro brinquito pero ésta vez sin gritar. Comencé el mete y saca, notaba su cuerpo aún rígido pero pasados un par de minutos empecé a sentir algo más de humedad en su panochita y comencé a subir la intensidad escuchando sus pugidos en mi oreja ante cada clavada que le daba,
– Te duele?- Le dije lamiendo su mejilla.
– Poquito, pero no me la saques- Decía con voz entre cortada.
– Te gusta la verga?- Le dije moviendome algo más brusco que la vez anterior.
– Si, me gusta mucho tu verga- Me dijo. De verdad yo seguía impresionado cómo es que una niña de 10 años podía ser tan puta como para buscar a un chico para coger.
Gozaba mucho como se sentía la vagina de Michelle, apretada y caliente, una sensación que me recordaba al culito de Tavo, pero que aún así era muy distinto a la vez, y aunque no podía metersela completa como a Tavito por el culo, me hacía gozar bastante.
– Espérate- Me dijo Michelle de pronto.
– Qué? Te duele?- Le respondí.
– No, quiero que me lo hagas como a mí mamá. Levántate- Dijo, entonces me levanté separándome de su cuerpo y ella se colocó boca abajo y después se acomodó a cuatro patas levantando el culo. -Así se la metió el otro día su novio a mi mamá y ella gritaba bajito- Dijo. Yo miraba como su pequeña ponocha lucía roja y un poquito abierta y su ano quedaba completamente a la vista, -Ya métemela, pues- Dijo. Yo acerqué mi cara entre sus nalgas solo para saborear un poco su culo que inevitablemente me recordaba a mi noviecito Tavito, -No me la vayas a meter por el culo, eh- Dijo Michelle.
– No, por ahí no te entra- Le dije dándole una nalgada, entonces ella se rió y le coloqué otro escupitajo en su conchita.
– Ese es para cagar…- Decía entre risitas cuando entonces le volví a enterrar mi punta en su panochita. Volví a mi ritmo cogiendo a Michelle de las caderas sientiendo su lonja y viendo cómo la punta de mi glande se perdía en los pliegues de su vagina haciendo sandwich con la punta de mi verga en medio entrando y saliendo.
– También por ahí se puede coger, pero todavía estás chiquita- Le dije metiendo la punta de mi dedo en su culo.
– Así como te coges a Tavito?- Respondió entre gemidos.
– Si, pero Tavito tiene culo grande y le entra la verga facilito- Le respondí moviendo mi dedo dentro de su recto al compás que el glande mi verga salía y volvía a entrar en ella.
– Te gusta más metercela a él por el culo?… O te gusta más mi panochita?- Dijo. Notaba como su gordura se tambaleaba con mis meneos y su cenos se colgaban pareciendo algo más adultos de esa forma.
– Los dos me gustan- Le contesté estirando mi mano para sujetar su tetita y darle pellisquitos en su pezón.
– Después me coges por el culo, otro día- Me dijo. Las palabras calientes de aquella chiquilla promiscua me llenaban de morbo y con mi verga ya un poquito más adentro de si panochita comencé a vaciarme. – Ay… Ay que rico… Se siente bien rico tu verga… Quiero me cojas siempre- Me decía y yo seguía bombendole lento mientras me venía con mi leche revolviéndose entre mi verga y su vagina haciendo más resbalosa la entrada en ella y entonces retomé el ritmo cogiéndola más rápidos que nunca. Michelle gemía fuerte y yo bufaba viendo cómo un centímetro más allá de mi cabeza se perdía dentro de su concha y entonces comencé a botar nuevamente mis lechazos en su panochita, – Ay… Ay… Ay…- Decía ella y notaba las contracciones en su entradita anunciando su orgasmo y a manera que seguía meneando lento mi verga ella continuaba corriendose, resultaba ser multi orgásmica la gordita.
Finalmente mi pene salió de entre sus labios vaginales bañado en espumita y semen y su entrada un poco abierta lucía igual de sucia y roja por la fricción. Michelle se quedó un rato ahí con el culo al aire hasta que lento se recostó. Tomé toallitas de papel de mi mueble para limpiar mi verga, y seguido hice lo mismo con su vagina mientras ella me miraba callada,
– Perdón por haberte amenazado antes- Dijo con algo de tristeza en su voz.
– No te preocupes. Solo no me delates, si?- Le dije sonriendo.
– Si- Dijo regresando la sonrisa.
Me puse algo de ropa mientras sentía la mirada de Michelle aún sobre mí y un momento más tarde ella hizo lo mismo colocando su ropa.
– Vamos a coger otro día?- Me dijo una vez terminó de cambiarse.
– Si quieres- Le dije.
– Si quiero. Tu verga va a ser más mía que de Tavito- Dijo apretandome el pene sobre la ropa y yo reí ante la idea que ahora tendría a dos niños disputándose mi verga para que me los cogiera.
– Ok- Dije riendo, y comenzamos a bajar. Me asomé por la venta a la calle hasta que no ví a nadie y entonces le hice una señal a Michelle para que saliera y sonriente dejó mi casa para irse caminando. La miraba como se alejaba y notaba un poco que caminaba algo extraño y esperaba solo que su mamá no se diera cuenta, sin embargo no solo no sería el caso, sino que sin saberlo esa sería la última vez que vería a la pequeña y caliente Michelle, y por tanto la última vez que tuve sexo con ella.
Me enteré días más tarde que el papá de Michelle había salido de la cárcel y le había dado una golpiza al actual novio de su mamá, así que asustada la mujer huyó de su criminal ex marido dejando la ciudad junto con sus hijos y no se volvió a saber de ellos hasta años más tarde.
Varios años después volví a ver a Michelle por casualidad en un mercado, estaba embarazada y traía a un niño de la mano, tal y como lo había pensado yo, la promiscua Michelle se enredó desde pequeña con más hombres y había quedado embarazada muy joven. Ya no era aquella pequeña gordita, tenía una figura más estilizada pero seguía siendo llenita y con unos pechos ya bien desarollados y grandes. Ella no me vió esa vez, pero yo si la observé y recordé como aquél cuerpecito de entonces diez años fué mío algún día.
Excelente final… Ahora, por favor, retoma la historia con Tavito y si puedes. has que Mario entre en escena… Te imaginas que Mario por su lado haga igual «con sus amigos» y todo este tiempo nos haya trolleado jajaja. Sigue adelante por favor <3
Hola en la actualidad que edad tienes tu y TAVITO que edad tiene muy buenos resultados.
Tremendo relato el tuyo me dejó más caliente que horno de panadería