Convierto a mí nieta en mí mujercita
Roberto tiene una experiencia casi religiosa con Tamy y eso le da la idea de comenzar una nueva relación con su nieta .
Roberto jamás había mirado a su nieta de alguna otra manera más que con amor de abuelo. Después de la muerte de su única hija, hizo todo lo posible por criar y cuidar a lo único que le quedaba de ella. Su nieta de nueve años estaba en un internado toda la semana, debido a que el no sabía que hacer con ella, además de que ambos solos en la casa la nena se aburriría.
Pero todo cambio esa noche, su amigo Ricardo lo había citado para mostrarle algo increíble. En medio de la noche entro al colegio donde su nieta descansaba y espero lo que su amigo más íntimo quería mostrarle.
La nena tendría la misma edad que su nieta, era de color trigueña, el cuerpo flacucho y claramente bajita para su edad, su cabello negro le colgaba suelto en la espalda y ojos marrones muy perspicaces. Entro a la casita con una pequeña manta sobre sus hombritos, se lo quitó y con asombro vio como su amigo Ricardo la besaba metiéndole la lengua, la nena dejo caer la manta y subió sus bracitos infantiles abrazando el cuello de su amigo, el camisón le quedaba claramente chiquito y con sorpresa vio que se veía todo su culito desnudo. Ricardo paso las manos por sus piernas y le subió el camisón mostrándole que efectivamente no tenía bragas, su amigo se alejó un paso y le bajó los tirantes del camisón, se lo bajo de un tirón y la nena se dejó hacer sin inhibirse. Sin salir del asombro vio como su amigo acariciaba ese cuerpito y metía las manos en sus nalguitas. No aguanto y prendió la luz, necesitaba ver bien, no le bastaba con la luz del velador. La nena se dio la vuelta asustada, pero su sorpresa inicial no duro mucho, su amigo la llevo de la mano a su lado y con suaves palabras la insto a jugar con los dos. Con una tierna sonrisa la nena acepto, dándole la mejor noche de su vida.
Contra todo pronóstico se la había enculado más de una vez, la nenita había aguantado y había disfrutado de todo. Eso le dio la idea de que su nieta sería igual. Se la había enculado por última vez imaginando a su propia nenita.
Ese fin de semana la fue a buscar y se la llevó a su casa de campo, solía vivir en un gran apartamento, pero está vez necesitaba privacidad y tranquilidad. Cómo la casa de campo quedaba alejado le dijo a sus empleados que no fueran con él, de hecho con la mente en el futuro decidió que sus empleados no se queden toda la noche y se fueran a sus hogares. Encantados sus empleados le prepararon la casa de campo dejándole comida para muchos días. La nena salió corriendo y le dio un abrazo a su abuelito que era la primera vez que la buscaba desde que su madre había muerto y no un empleado. Con curiosidad vio como salía Tamara y sonrió cuando vio como su madre la abrazaba. Ahora entendía porque era tan menuda la nena, era igual a su madre. Tamara lo saludo con la mano y se fue con su madre.
Cati que linda que estás. — Le dijo a su nieta observando su faldita de volantes y su remera blanca que no hacía nada por ocultar sus pechitos que aún faltaban desarrollar.
Nunca viniste a buscarme, abuelo. — Dijo la nena subiendo al auto. — Hola, Claudio.
El chófer la saludo y comenzaron viaje. Una vez que se pasó la euforia de la nena por ir al campo viajaron en silencio, Claudio llamo a un taxi par dejarle el auto por cualquier cosa y se fue dejándolos finalmente solos. En una casa tan grande y tan alejada sus pasos y voces hacían eco.
Almorzaron en la cocina unos sandwich que ya estaban preparados.
Iré a cambiarme. ¿Evelyn te mando ropa? — pregunto mientas se colgaba la mochila al hombro.
Creo que si. Pero como están renovando el ala derecha, tendremos que quedarnos en el ala izquierda. — le dijo.
La nena puso mala cara, su habitación quedaba ahí asique subió las escaleras con su abuelo para que le muestre dónde se quedaría. La habitación austera y pequeña era fea y húmeda. Así lo decidió su abuelo, porque eso le daba pie a la siguiente parte de su plan.
Esta habitación está muy fea, ¿Verdad?
Esta horrible y hace frío, además huele.
¿Quieres quedarte conmigo en mí habitación?
Bueno. — Dijo simplemente y se fue a dejar la mochila en la habitación de su abuelo.
Tiro la mochila en la enorme chaise lounge que daba a las ventanas. Abrió la mochila que le dio su abuelo con su ropa y se quejo la ver lo que adentro había.
Esta no es mí ropa, abuelo. — Dijo sacando las prendas llenas de ropa que ya no usaba.
Oooohhh! Cati, creo que me he equivocado de mochila, esta ropa era para donar, es ropa que ya no usas.
¿Y ahora? Llamaré a Evelyn. — Dijo dirigiéndose a la puerta.
No. Evelyn se iba a tomar el fin de semana libre, no la molestes por ropa, cati. Usa esta y después vamos a comprar mañana más ropa.
Pero está ropa es de nena. — dijo levantando una remera de unicornio.
¿Y que eres tu? — Pregunto divertido.
Ahora soy más mayor, abuelo.
El negó suavemente y se sentó en la cama.
Ahora que eres mayor, ¿Quieres dormir la siesta con el abuelo?
Eso es de viejos. — puso los ojos en blanco.
¿Y que harás entonces por ahí sola?
Puso cara triste al darse cuenta.
¿Que te parece si jugamos a algo?
¿A qué?
Mmm nosé. ¿Que se te ocurre? — pregunto acercándose.
Mmm podemos jugar al teatro.
La nena lo miro dubitativa y luego acepto, como era eso o aburrirse. Empezaron con cosas tontas, villanos de películas que el no conocía pero le seguía el rollo, el elegía a algún empleado para que ella imite y luego profesiones y demás.
Ahora finjamos que somos esposos.
¿Y como hacemos eso? — Pregunto confundida.
¿Y que hacen los esposos?
Se besan. — Dijo poniendo los ojos en blanco.
Entonces besemonos.
La tomo de la mano y la acercó despacio, abrió las piernas para que quede en medio y le dio un suave besito en los labios.
Mmm, creo que lo hacen más largos ¿no?
Cati asintió y el puso sus manos en sus caderas y volvió a besarla, paso la lengua despacito por sus labios y la nena se alejó sorprendida.
Así se besan los esposos.
¿Se pasan la lengua?
¿Vas a jugar o no? Si lo hacemos, tiene que ser bien.
Cati paso sus brazos por su cuello y lo beso de nuevo. Metió la lengua en su boca y la beso despacio, la insto a que haga lo mismo que él hasta que finalmente se besaron largamente.
Mmm que rico, Cati. ¿Te gusta?
Si. — Dijo la nena mientras se dejaba besar.
Hace mucho que no tengo esposa. — Le dijo el alejándose un poquito y acariciando su cabello, viendo sus labios hinchados y mojados de su saliva.
¿La extrañas? — Pregunto la nena mientras seguía parada ente sus piernas.
Mucho. — la tomo de la cintura y la sentó en su muslo. — Pero tengo miedo de buscar otra esposa.
¿Por qué?
Porque las esposas no te van a querer.
Entonces no tengas esposa, abuelo.
Pero es que las esposas me dan muchos besos y cositas de esposas.
Entonces yo seré tu esposa.
El la miro encantado.
¿Estás segura?
Claro. No necesitas buscarte una esposa, yo puedo ser tu esposa.
La nena le dio un tierno beso y el aprovecho para meterle la lengua.
Las esposas hacen muchas cosas, ¿Estás preparada para ser mí esposa?
Si, abue.
Muy bien.
La beso un rato más y después la paro entre las piernas.
A las esposas les gustan los besos en muchos lados, me vas a dejar darte besos en todos lados.
Claro. Me encantan los besos.
Muy bien.
Le dio besitos en los brazos, en la cara y después le corrió el pelo y le beso el cuello, se contorneo un poco pero se dejó hacer.
Las esposas también se dejan besar en el vientre y otros lugares más.
Me tengo que sacar la remera? — Dijo la nena asustada.
No te hagas problema, el abue también te dará besitos ahí y verás que te va a gustar mucho. Además a los esposos les gusta mucho. Y ahora soy tu esposo.
Levanto los brazos dejándose hacer y su verga se endureció aún más al ver sus pecho plano , con los pezones rosaditos. Le pasó la lengua por uno y gimió al sentir como se endurecía, la nena era muy sensible al parecer. Se los beso y chupo hasta escuchar como suspiraba despacito.
¿Te gusta? ¿Te gusta lo que te hace tu esposo? — le preguntaba.
Si, abue.
No, dime esposo.
Si, esposo.
Vení, vamos a acostarnos para que tu esposo pueda besarte mejor.
La nena se subió a la cama gateando y el babeaba al ver su culito respingon.
Se acostó a su lado y le pellizco los pezones y después se los chupo largamente.
Bajo despacio y le dio suaves besos en sus caderas, beso sus muslos y acaricio suavemente la parte interna de sus muslos.
¿Te gusta lo que estamos jugando?
Si. — Susurro la nena mirándolo con sus manos en su vientre.
¿Quieres que continuemos o no jugamos más?
Cómo quieras, abue.
El se acostó a su lado y le acaricio los pezones de manera suave.
Hagamos una cosa, cada vez que quieras jugar me dirás esposo y haremos lo que hacen los esposos. ¿Que dices?
¿Cosas como estás?
Y algunas cosas más.
¿Cómo cuales? — pregunto curiosa la nena.
El la beso de nuevo y ella le devolvió el beso, luego bajo la mano hasta sus piernas y subió su faldita, paso los dedos por su rajita cubierta por su braga. Dio un pequeño salto y miro para abajo.
¿Que haces abue?
Estaba acariciandote como acaricio a mí esposa, pero si no quieres seguir.
¿Los esposos se acarician así?
Claro, también le doy besitos como te di en los pezonitos. ¿No te gusto?
Si. No sabía que los esposos hacían eso.
Uuuff, hay un montón de cosas que hacen los esposos. ¿Quieres que juguemos un poquito más y te muestro?
Ella asintió.
Bien.
La siguió besando mientras la masturbaba por encima del calzón, la humedad llegaba a sus dedos, pero continuo así, deseaba comerle la rajita sin parar, pero tenía que ser la nena quien se lo pidiera. Asique se conformo con masturbarla así mientras la niña gemía despacito y lo abrazaba desde el cuello mientras se curvaba involuntariamente, bajo la cabeza y le chupo los pezones hasta que sintió como comenzó a moverse más rápido, definitivamente llegando al orgasmo. Finalmente le había dado placer a su nieta, sabiendo que esa era la clave secreta para cogersela. La deseaba demasiado, se imaginaba metiéndole toda su verga hasta el fondo, en ese coñito virgen.
¿Te gusto mis besos de esposo?
Si.
Que bueno, mí amor. ¿Quieres dormir la siesta?
Si.
Ven, tu esposo te va a abrazar para que descanses.
La nena estaba exahusta, después de tremendo orgasmo había quedado casi inconsciente, asique decidió no continuar a pesar de tener tremenda erección.
La dejo dormir mientras le acariciaba el cabello, cuando comenzó a roncar despacito le quitó la faldita, conteniendose para no quitarle la braga, pero si se la corrió para verle el coñito virgen tan rosado y suave. Volvió a ponerle la braguita en su lugar y la dejo dormir, se fue
al baño para darse una buena paja, después de eso se acostó al lado de la nena y se durmió enseguida.
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