Corazones negros 1
Buscamos, siempre buscamos… Hasta que lo encontramos.
nos conocimos en línea, en una de las tantas paginas «prohibidas» que hablan de esto. Ninguno de los dos sobresalía de lo normal, trabajos normales, vidas normales, un poco de barriga sedentaria, típica de las oficinas… todo «normal», excepto por una cosa… las hambres, los apetitos ocultos que vienen de historias no contadas, historias escondidas de fogosa vergüenza y que el «anonimato» de las redes ha dejado salir sin pudor.
Todo se dio de manera tranquila, un par de opiniones en un foro, un par de «me gusta» en algunos posteos y luego, cuando ambos confirmamos que estábamos en una sintonía parecida, comenzamos a hablar en privado.
tu me contaste que se sentía rico, que creías que no había nada malo en ese juego «raro» con ese pariente que vivía en tu casa. yo te conté que solo me dejaba llevar, que ese pariente me decía que era «nuestro secreto» y me compraba cosas… tu me dijiste que tus juegos empezaron a los 6 y los míos a los 7… y llegamos a la conclusión que desde ese día, esa hambre insaciable no nos dejaba pensar, que nos había cambiado. cada roce era una excusa, cada mirada una invitación. en silencio ya sabíamos lo que hablaban los adultos, pero algo nos hacía callar, ya que por intuición sabíamos que no se podía hablar de esas cosas. Nos contamos cómo perdíamos el control en las noches, cubiertos por sábanas solitarias de infantes despiertos antes de tiempo, como escondidos en los baños de escuela nos autocomplaciamos entre clase y clase y como nos dejábamos llevar por los nefastos adultos que nos iniciaron en el placer, dejándonos caer en el abismo ardiente de un hambre insaciable.
y pasaron los días, los impulsos de excitación trabajando o en la calle, las tocaciones entre letras y letras recordando esas cosas que no se pueden olvidar. primero un par de fotos, luego un par de audios, una llamada candente, para después enviarse mutuamente videos derritiéndose en pajas burdas y desesperadas, mojadas y calientes, para mostrarnos nuestros deseos y decirnos sin control los deseos más sucios y perversos, que solo nos contamos entre nosotros y que solo nosotros podíamos entender. se hizo costumbre saludarnos en las mañanas y y despedirnos por la noche y la costumbre nos llevó al encuentro, al tan deseado encuentro que nunca pensamos que llegaría.
quedamos de acuerdo en juntarnos a tomar algo un viernes en la tarde, ambos salíamos de trabajar y podríamos pasar el fin de semana juntos o al menos eso pretendía yo, así que me apresure todo lo que pude, pase a un baño público a arreglarme y llegue al restaurante un poco más temprano de lo acordado, más por inseguridad que por puntualidad, me quede afuera de este esperando minuto a minuto, pensando que quizás no llegaría, que me dejaría plantado.
cuando de repente, te vi bajar de un taxi… eras más pequeñita de lo que pense, tu cabello largo caía sobre tus hombros, pintando de castaño el traje de oficina que llevabas puesto, tu cuerpo redondito, de pechos grandes y caderas pronunciadas, me quede prendido mirándote mientras tu cabello bailaba al viento… te veías tan bonita, tan… normal… era extraño y a la vez exquisito, saber que detrás de esa fachada de oficinistas, ambos escondemos secretos inmorales y deseos sucios de corrupción sexual tan placentera, tan indecente…
en algún punto de tu caminata, me miraste y lo sentí. desde lejos nuestras miradas se cruzaron y ambos esbozamos una sonrisa pícara, que no desapareció hasta que estuvimos cerca. te detuviste, ambos tomamos aliento y suspiramos. habían tantas cosas que decir, pero las palabras no salían, simplemente no aparecían. para quebrar el hielo, abrí los ojos muy grandes y dije «por fin» y tu sonreiste y me dijiste «si» y nos abrazamos. Nos miramos, parecía que nos íbamos a dar un beso, pero no era el momento y tampoco había apuro. Entramos, tomamos algo, conversamos las típicas estupideces del trabajo… Luego otro trago y algo para comer y así, fue pasando el tiempo. a la situación no le faltaba la ironía, ya que ahora estábamos hablando en «modo máscara social» o algo por el estilo, no estábamos en chat ni menos manoseandonos cada uno con su teléfono en la mano… esto era real… y eso, le daba un tono serio, de ansiedad, para el que ninguno de los dos estaba preparado.
Cuando terminamos, ya estábamos un poco tocados por el alcohol, la sensación de seriedad se había desvanecido.
– quiero salir a tomar un poco de aire – dijo ella
– si, tienes razon
así que nos pusimos de pie, me acerque a un mostrador a pagar la cuenta (obvio que yo invitaba) mientras ella iba a paso relajado a la puerta. Una vez terminado todo la alcanze y nos fuimos caminando a un parque. antes de cruzar la calle, me tomaste la mano, sentí tu calor y esa fue la señal de que todo iba bien.
cuando nos sentamos, ya estaba oscureciendo y había menos gente, estabamos mas cerca el uno del otro, sentía que la intimidad que tuvimos por meses estaba aflorando nuevamente y no deje pasar la oportunidad.
– oye? – le dije en un tono de voz muy suave y bajo – creo que ya no estamos rodeados de gente y podemos hablar más tranquilamente
– si? – dijo en de manera lenta y juguetona
– me gustaría que jugaramos a algo
– dime, a qué quieres jugar?
– quiero que nos contemos las mismas cosas que nos hablábamos por internet… quiero escucharte de cerca, sentirte…
– tu sabes lo que eso provoca – dijo con sonrisa pícara
– si, lo se… por eso quiero que lo hagamos, no hay nadie cerca…
su sonrisa lo dijo todo y se acercó a mí, rozando su mejilla con la mía y susurrando a mi oido comenzó…
– mi mama siempre me hacía dormir con calzones y a veces yo despertaba en la mañana y no los tenia puestos, no sabia por que, hasta que una noche en la que no podía dormir, sentí que mi papá entró a la habitación. Me dio miedo que descubriera que yo aun no estaba dormida, así que me quedé quieta. el caminaba despacio, no sabia por que lo hacia asi. cuando llego a mi cama, sentí que se sentó a mi lado, me empezó a acariciar el cabello, la cara, sentía su mano grande y tosca recorriendo mis cejas, mi nariz, mis labios, de una manera tan delicada. si antes no quería abrir los ojos por miedo, ahora no los quería abrir por relajación y el placer de sus suaves caricias. poco a poco bajo por mi cuello, y su mano se posó en una de mis tetitas, que recién se estaban pronunciando, eran solo unos botoncitos de carne rosada, sentía como trataba de apretaralas suavecito entre su pulgar y su índice, recorriendo la carne alrededor del pezoncito y apretandolo… despacio, una vez, otra y otra, tirandolo un poquito, mientras la estimulación las erguía, las hinchaba. sentí cosquillas, pero diferentes, no me dieron ganas de reír, sentía un calor tan rico y suave que me recorría por completo. después de un rato paso a la otra y repitió el mismo proceso.
estábamos jugando a lo mismo que hacíamos en el chat.. escuchaba atento, sintiendo el calor de su mejilla rozando la mía, cada una de sus palabras era un bombeo de sangre que me hinchaba la verga a medida que la escuchaba… ella lo sabía, lo sentía y lo disfrutaba.
– cuando su mano llegó a mi estomago lo acarició despacio, subió un poco la polera y toco mi piel, cuando sentí sus manos un poco ásperas y tibias, una electricidad suave me tocó… era ansia, nerviosismo, incluso un poco de miedo y placer… todo en un solo momento. y comenzó a buscar, a buscar las mismas tetitas que hace un momento estaba acariciando y que ya estaban hinchadas por sus tocaciones. cuando llegó al pezón y empezó a repetir el mismo movimiento, las sensaciones que hasta ese momento había sentido, se multiplicaron, tanto que empecé sentir una calor en mi entrepierna, comencé a sentirla un poco húmeda, pensé que me estaba haciendo «pipi», pero el nerviosismo y el miedo a la situación hizo que me quedara quieta, aunque sentía que mi cuerpo estaba estallando en sensaciones, no podía moverme…
mi verga se estaba reventando dentro del pantalón, mi excitación ya se notaba a simple vista, aunque como estábamos solos en el parque y ya era de noche, poco importaba. tome una de sus manos, que estaba igual de tibia que la mía. La respiración de ambos estaba agitada. y comencé a mover mi mejilla, como tratando de acariciar la suya y de a poco acercaba mi boca a la de ella, no podía aguantarme, no podía. tantos meses deseando su cuerpo, escuchándonos contar lo que realmente nos gustaba, sin miedo al «qué dirán»… estaba derretido por su presencia, por su voz. suavemente acerqué mis labios a los suyos y se comenzaron a frotar suavemente. Ambos teníamos la boca entreabierta y podíamos sentir el calor de nuestros alientos mientras nuestras bocas coqueteaban entre caricias lentas. su mano bajo a mi entrepierna, cuando llego a mi verga, suspiro súbitamente, la apretó bien fuerte y yo con ese mismo impulso, concluí el beso que tanto esperábamos… una danza acuosa de carnes rojas, en la intimidad al descubierto que un parque perdido que la ciudad nos entregaba… su mano pequeña apretaba mi verga mas fuerte, sentía la punta de sus dedos casi queriendo arrancarme el pantalón, mientras mi verga bombeaba la sangre caliente de todo mi cuerpo solo a ese lugar en mi cuerpo… solo para ese momento.
– ya no aguanto – le susurre al oído
– yo tampoco, vamos a otro lugar? – me respondió de la misma manera
– si… pero antes…
la volví a besar, esta vez, una de mis manos se fue directamente a sus pechos… grandes, suaves… los aprete como buscando el pezón, mientras la besaba y sus suspiros de calentura se escapaban entre besos y beso. pude apretar lo suficiente para alcanzar su pezon, pezon gordito y duro que masajeaba bruscamente, lo que la excito mas aun.
– vamos, de verdad, vamos? paremos un poco hasta llegar a un motel o donde sea.
– ok – dije alejándome de ella y sonriendo
como ambos realmente ya estábamos ardiendo, me puse de pie, me arregle un poco y ella aun sentada hizo lo mismo.
– conozco un lugar bonito, aunque no se si aun sigue ahí, podemos probar, ¿te parece? – le dije mientras veía su carita redonda y ya ruborizada de tanto manoseo.
– si, esta bien.
le ofrecí la mano para que se pusiera de pie. fuimos caminando hacia una esquina para esperar un taxi y entretanto, para calmar las cosas un poco (es incómodo caminar con un pantalón de tela y este nivel de excitación) cambie el tema y ella me siguió la corriente, ya ni siquiera recuerdo qué estupidez empezamos a conversar, pero era mejor esperar un poco… cocinar esta noche a fuego lento…
Hice parar un taxi, le abrí la puerta para que subiera. si bien recordaba el lugar, no recordaba bien cómo llegar, así que le di algunas indicaciones al chofer, para ver si se ubicaba y para mi suerte sabía la calle a la que me refería. mientras íbamos viajando, ella se quedó callada puso su cabeza en mi hombro… esa señal, ese pequeño gesto, en silencio, me hizo saber que todo iba bien. le tomé su mano y seguimos sin decir nada, hasta llegar a nuestro destino. pague el taxi, bajamos del vehículo y entramos al motel. Estaba más bonito que la última vez que estuve, hace un par de años atrás, eso me gusto. me acerque al mesón, para ver los precios y ella esperó un par de pasos atrás mío. los precios no eran tan caros, aunque tampoco barato a decir verdad. pagué la habitación, el tipo del mesón fue hacia una puerta, que al parecer era de servicio y luego, de la misma puerta, apareció una señora que nos llevó a la habitación. bonita, olía bien, se veía bien, la tipa nos dejó en la habitación y se fue. Al cerrarse la puerta, la mire… me detuve a disfrutar su imagen, como un animal al acecho… chiquita, tetas gorditas, muslos gruesos, blanquita… y de solo verla se me volvió a poner duro. ella me miró con nerviosismo, con un poco de temor, mientras me acercaba lentamente, saboreando esa adrenalina… creerá que la voy a golpear? que le voy a hacer daño? que todo esto puede ser una mentira y yo no soy el tipo amable que hablo con ella estos meses?… ese miedo súbito, de presa, me hacía hervir la sangre nuevamente. mientras mis pasos me ponian mas cerca y ella me miraba hacía arriba, como haciendose más pequeña, temerosa de lo que yo le pudiera hacer, me acerque mas y mas, abrí más mis ojos, todo lo que pude, disfrutando ese pequeño momento de poder. por instinto, ella dio un paso atrás, sin decir nada, temerosa, su cara tenía una expresión de «que mierda te pasa?», y la corta caminata se hacía eterna.
Trató de dar nuevamente un paso atrás, pero no pudo, la pared se lo impedía y eso era precisamente lo que yo quería. levanté mi mano y se la puse en su pecho y suavemente comencé a subirla mientras acercaba mi cara a la suya, a la misma posición que antes, mejilla con mejilla y mis mano le tomo su cuello, apreté un poco, lo suficiente para hacer presión y no hacerle daño…
– aquí, eres mía y no tienes donde ir
su respiración estaba muy agitada y ya estaba empezando a sudar frío. con la otra mano, comencé a recorrer su cuerpo, sus muslos, sus tetas, con la misma fuerza que le sostenía el cuello… bruto, casi animal… firme pero suave a la vez. nuevamente le apreté su pezón, pero esta vez se lo tiré un poco, quería que le doliera un poco. su cuerpo se subyugó a mis caricias y se apoyó completamente en la pared, mientras yo respiraba con un sonido fuerte y bajo en su oreja, dejando salir algunos siseos mientras le apretaba el pezón. la mano que estaba en su cuello, comenzó a subir por su rostro, hasta la altura de sus ojos, los cuales tape con mi mano.
– no vengo por ti… vengo por esa niñita que esta dentro de ti… esa niñita que disfrutaba callada los manoseos de su papá, esa niñita que lloro la primera vez que sintió como la verga de su papa le partia la concha y le pedia por favor que se detuviera, pero que lo siguió amando despues de haberla hecho sufrir tanto.
empezó a gemir mientras le decía esto y mi otra mano le abría la blusa y corria toscamente el sostén para dejar sus tetas hermosas expuestas.
– la niñita que se quedó callada y que aprendió a jugar con la verga de su papa mientras mamá no estaba, que aprendió a bañar su boca con la leche caliente de su violador en secreto… la que con el tiempo aprendió a coquetear y controlar a ese viejo sucio, con su inocencia caliente…
mi mano bajó a su entrepierna y por encima del pantalón comencé a apretarle la concha lo más fuerte que pude, para tratar de unir y frotar los labios de su vagina, que se sentían calientes mientras la frotaba.
– vine a culearte de nuevo, hija mía… a usarte tal como te use por tanto tiempo…
la libertad del motel dio pie para que gimiera mas fuerte. Mientras le bajaba la ropa, meti la mano entremedio de sus piernas y pude sentir como sus jugos me llenaban la mano de su olor y humedad. busque su clítoris con mi pulgar y mi indice, no fuerte esta vez, soy bruto pero no estupido. al sentir ese botoncito de carne, trate de apretarlo suave, una y otra vez, la humedad de su concha lo hacia facil. al hacer este movimiento, su culito por instinto empezo un vaivén, hacia adelante y hacia atras, trate de imitar su ritmo para apretar cuando ella empujaba su concha hacia adelante. mis caricias en su clitoris empezaron a ser un poco mas fuertes, para ir subiendo la intensidad y volvi a a susurrarle a su oido.
– nunca me fui de ti… y te voy a volver culear y hacerte llorar, te voy a volver a manosear cuando yo quiera, te voy a forzar a que te tragues mi verga y mi leche… se que te pajeabas pensando en mi, pensando en tu papa. sabiendo que yo te queria mas que a mama, que eras mi hija y mi mujer y que eras mas bonita que ella, que yo te miraba mas a ti…
ambos pezones ya estaban hinchados, sus tetas estaban coloradas de calentura, mis manoseos toscos y los pellizcos en sus pezones la hacian suspirar como si el alma se le estuviera escapando del cuerpo… una muerte lenta, dulce, ardiente… mis dedos se metieron en su vagina, acuosa y suave, los cerre un poco, para poder acariciar la parte superior de su concha y comenze a frotar, presionando fuerte y moviendo rapido… en ese momento comenzo a gemir como perra en celo, sin importar si la escuchaban en las demas habitaciones del motel
– tocale la verga a tu papa, tocasela mierda! toca! – subi el volumen de mi voz, saque la mano y le pellizque un pezon, esta vez con malicia y al mismo tiempo aprete mi mano que aun seguia tapandole los ojos
– papi me duele, asi no – dijo entre gemidos
– toca te dije
su manito busco mi pene, mi posicion no dejaba que se moviera mucho y aun seguia pellizcando su pezon. al llegar, bajo el cierre y empezo a acariciar mi verga por encima del boxer, que ya estaba mojado de un poco de leche que se me habia escapado entre tanta calentura.
– asi putita, asi te amo hija mia…
baje mi cabeza a la altura de sus tetas y empeze a chuparle su pezon hinchadito, el mismo que hace un par de segundos estaba pellizcando y tirando, como tratandolo de arrancar, dejo escapar un suspiro de alivio al sentir mis labios succionando, como si estuviera mamando para sacar leche y jugueteaba con la punta de mi lengua cuando su pezon entraba por completo en mi boca. ya no aguantaba mas y empeze a sacarle la ropa, rapido, sin ningun cuidado y ella comenzo a hacer lo mismo con mi ropa. la dejamos tirada en el suelo. cuando ya estuvimos los dos desnudos, tratando de frotar toda nuestra piel, le tome un mechon de su pelo, por la parte de atras de su cuello.
– chupa… arrodillate y chupa, como lo hacias en la cocina
– si papi – dijo sumisa
ella se arrodillo, aunque yo aun sostenia su pelo, y comenzo a chupar sin ningun cuidado. me apretaba la verga con sus labios, para masturbarme, su lengua se movia y trataba de acariciar el agujerito de mi verga, trataba de entrar… y sostuve su cabeza con ambas manos, para comenzar a empujar, comenzar a culearme su boca, cada vez mas fuerte, mas adentro, escuchaba como entre embistes, le costaba respirar y eso me excitaba aun mas, la saliva y las gotas de mi leche salian de a poco de su boquita bella.
cuando deje de sostener su cabeza, ella se volvio a poner de pie, se limpio los labios, me miro con ojos vidriosos y me abrazo, al hacerlo susurro.
– estoy soñando.. estoy soñando
sin decir nada, nos tiramos en la cama, ella se acosto primero, boca arriba y abrio sus piernas todo lo que pudo. yo me puse por encima. jugue un poco con mi verga entre los labios de su concha mojada, hasta que pude masajear su clitoris con la punta roja y dura mi miembro, mientras nos besabamos sin control, me acomode un poco y comenze a entrar… esos labios suaves y ya empapados de jugos me recibieron con amor, con miedo, con devocion y al meter toda mi verga, sentia como su concha hermosa se movia por dentro, me apretaba al mismo tiempo que sus piernas me capturaban por completo y su culo y el mio, se movian al ritmo de corazones confundidos entre un pasado que no puedes dejar ir, entre la culpa de la inocencia perdida, el placer de las tocaciones a escondidas y las masturbaciones infantes sin control, cada vez que no sentias a tu victimario usandote…
– quedate aqui papito, quedate aqui, te amo, voy a obedecerte siempre. quedate aqui papito y casate conmigo, vamonos los dos juntitos papito, por favor, no me dejes sola – decia casi sufriendo, dejando escapar sus deseos mas escondidos, esas cosas que no se atrevia a decirle a nadie, pero que las repetia una y otra vez en su cabeza, por años, en la intimidad de sus sabanas.
– voy a estar siempre contigo mi bebe, siempre – y al decir esto, apoye mis brazos para poder embestirla mas duro y mas profundo… una energia tan potente, tan primal nos hacia tiritar a ambos, mientras tratabamos de nuestros cuerpos fueran uno.
seguimos en esa posicion, no se si fueron segundos, minutos u horas. solo se que ver sus ojitos derritiendose, su boca abierta gimiendo como loca y mi verga entrando y saliendo, escupiendo leche a cada embiste… me hizo sentir que estaba soñando… mas fuerte, mas rapido, los gemidos animales llenaban la habitacion, mi voz de bestia bruta y su vocecita chillona de victima indefensa, componian una cancion caotica que solo nosotros podiamos entender y disfrutar.
nos apretamos, ella me golpeaba la espalda mientras sus piernas me apretaban las costillas y mis caderas daban un ultimo y tembloroso embiste, mientras mi semen ardiente salia a espasmos y llenaba su carne de ese cariño pegajoso y caliente que se escurria por los labios de su concha y un ultimo temblor nos unia a ambos, en un cielo que se alimentaba del infierno del pasado que nos daba placer… seguiamos abrazados sin decir nada y en ese silencio complice, comenzo a latir un unico corazon, un corazon negro lleno de placer, culpa, calentura y perversion, que estaba surcido a nuestras almas, por hilos de masturbaciones solitarias y fantasias perversas, casi criminales, que solo esperaban ser escuchadas y queridas por alguna persona que sintiera lo mismo, que las aceptara sin juzgar… esa noche, ese corazon negro nacio de nuestros gemidos y supo que no pararia de latir, porque los pequeños angeles que la vida convirtio en demonios inocentes, llenos de lujuria, al fin se encontraron y ya no se podran decir «adios»…
¡Chispas! Yo amo a mi papá, pero nunca se me ocurrió que pudiera ser así (¡me mojé!). Voy a tener que pensar mucho qué me ocurrió al leerte. Lástima que mi papá sólo se cogía a mi madre y a mí nunca me tocaron caricias como esas. ¡Y yo que vivía tan tranquila…!
Gracias por tu relato.
Gracias por tu comentario, y que privilegio saber que mis letras pudieron abrir una puerta en ti, para tu autoconocimiento, de verdad te agradezco muchísimo el comentario
Hola que tal?
Saludos desde Venezuela!
Aquí está la segunda parte
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¿Verdad que sí? No pocas veces, sin que se dieran cuenta, vi cómo mi papá se cogía a mi mamá; ella lo gozaba y pedía más. Desde niña me mojaba al verlos, y ya adolescente me pajeaba imaginando que yo era mi mamá y tenía esa trancota entre mis piernas. Pero… Al parecer, a mi papá no le parecíamos atractivas sus hijas. Supongo que los padres deben respetar a sus hijas, pero ¿qué hay de las que sí queremos a papá? Voy a escribir todo lo que yo quería de él y nunca tuve ese tipo de amor.
Que morbo… Y si a muchos nos pasó lo mismo al escuchar a nuestros padres (yo alucinaba con que me cogía a mi mamá), y sabes? Deberías dejar salir esos deseos, escribirlos y si quieres compartirlos, pero en definitiva dejar que la imaginación fluya
Por cierto… Quizás te guste este relato…
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Qué delicioso relato, me gustaría tener alguien que me trate así…
Y a mí, me encantaría encontrar a una mujer así… No es un relato «real»… Es solo un deseo no cumplido…
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