Corazones negros 2
El latido que nos unio, nos iba guiando a volver a un círculo que nunca íbamos a dejar atras.
despues del motel, todo siguio normal… aunque con otro sabor, mas tierno, mas preocupado, mas unido quizas, si es que le puedo poner algun nombre. salimos del motel a media mañana y fuimos a tomar desayuno, conversamos un rato y cada uno fue a su casa, a seguir con la monotonia. obviamente seguiamos conversando por redes sociales, pero ahora en nuestras conversaciones habian mas mensajes con corazones que antes.
pasaron dos semanas mas o menos hasta una noche que hablamos por telefono.
– quiero que nos juntemos de nuevo – dijo ella con voz juguetona.
– obvio que yo tambien quiero, la ultima noche que estuvimos juntos fue genial.
– si… me encanto mi amor, pero me dio un poco de verguenza.
– que te dio verguenza?
– la cama, no te diste cuenta lo mojada que quedo la cama?
– no – dije con una risa picarona.
– imaginate a la persona que hace el aseo, que habra pensado?
– chiquitita – dije de manera condescendiente – es un motel mi amor, te doy por firmado que han encontrado y escuchado cosas peores que eso.
– tu crees?
– si, estoy seguro. bueno mi amor, cuando nos juntamos? – estaba caliente de solo saber que ella tenia tiempo de nuevo para que nos veamos y no queria que la idea se disipara en una conversacion vanal.
– es que tengo una idea, mira, mi mama sale este fin de semana y voy a estar solita hasta el lunes.
un fin de semana entero… mi cabeza volo por los aires… ella me habia contado que vivia con su mama y que por ella trataba de tener prudencia con nuestra relacion, para que ella no le hiciera preguntas incomodas.
– genial! puedo comprar algunas cosas ricas para tomar y comer y pasamos toooodo el fin de semana sin ropa, jajajaja – lo dije en broma, pero con toda la intencion de que ocurriera.
– me gusta eso… jijiji.
quedamos de acuerdo en que iria a su casa el viernes por la tarde, despues del trabajo. Cuando llego el dia, lleve una mochila con un pantalon y un par de poleras, por si acaso. sali del trabajo lo mas rapido que pude y fui a un supermercado, compre cosas para comer (si, a ella le gusta comer cosas ricas sin preocuparse mucho, igual que a mi), alcoholes varios (cervezas, vino y algun trago mas elegante, como para no ser un borracho sin clase) y mientras estaba comprando, ella me envio la direccion de su casa. al llegar a pagar, me di cuenta que eran demasiadas cosas como para ir por el tren subterraneo, asi que use una de esas aplicaciones de «taxis que no son taxis». estaba ansioso e iba como un niño mirando las calles, esperando llegar pronto. cuando el vehiculo se detuvo, le avise por mensaje que habia llegado, pague el viaje, baje y lleno de bolsas me pare en frente de su casa y pude ver unos ojitos que se asomaron por entremedio de la cortina de una ventana.
abrio la puerta con su cabello tomado, una polera que le quedaba holgada y un pantalon deportivo, sin maquillaje, tal como es, sin «la mascara» que usamos para tener dinero… y se veia mas hermosa que la ultima vez. me invito a pasar a su casa, tenia una sonrisa nerviosa en su cara, me ayudo a acomodar las bolsas y cuando terminamos, la tome de las caderas sin aviso y la acerque a mi, sin pensar le di un beso… ella no puso resistencia alguna, es mas, de alguna manera ambos nos derretimos en un beso largo, rico, acariciandonos el cabello y la cara mutuamente… me embriague con el olor de su piel, acariciando y apretando los contornos suaves de su cuerpo un poco gordito, le agarre su culito rellenito con ambas manos y senti como en su boca se dibujaba una sonrisa entre beso y beso. nos separamos, nos miramos a los ojos y sonreimos.
– te extrañaba – me dijo ella.
– yo tambien, mucho.
– voy a cocinar algo para los dos, me acompañas?
– si… llevo un par de cervezas a la cocina.
– bien.
saco algunas cosas de las bolsas de las compras, yo saque un par de cervezas (que por suerte aun seguian heladas) y fuimos a la cocina. comenzo a buscar un par de ollas, yo me puse a cortar algunas verduras y entre palabras, besos fugaces, agarrones, arrimones y cerveza, fuimos pasando el rato. de repente se sintio un ruido, yo no le di importancia, pero ella miro hacia arriba (la casa tiene segundo piso) y luego me miro.
– me esperas un poco?, escuche algo y quiero ir a ver.
– quieres que te acompañe?
– no es necesario – dijo un poco nerviosa – ademas alguien tiene que vigilar que la cena no se queme.
– ok, no hay problema – dije tranquilamente, ademas las cervezas ya estaban haciendo efecto y estaba mas relajado.
salio y escuche como subia las escaleras. yo segui en la cocina, revisando las ollas y dejando en la basura las cosas que ya habiamos desechado. pense que seria bueno una copa (o vaso, da lo mismo) de vino para acompañar la cena, asi que fui a buscar la botella y comenze a buscar algo para destaparla. abro un cajon, otro, y luego otro y no encontraba nada como para abrir la botella y al abrir nuevamente otro cajon… leche en polvo? saborizante? biberon? pero no era que solo vivia ella y su mama aqui? trate de recordar si en algun momento me habia conversado de algun sobrino o algo asi, pero no. «algo raro pasa aqui» pense, no queria preguntarle directamente, pero la curiosidad me mataba.
cuando ella volvio a la cocina, hize como si nada hubiera pasado.
– como te fue?
– bien, tranquilo no era nada
«nada?… en serio nada?»
– sentemonos a comer? – me dijo
– ok, dejame llevar los cubiertos y el vino
asi que puse los cubiertos rapido, servi el vino, mientras ella servia la comida. al sentarnos y comenzar a cenar, no puedo dejar de reconocer que cocina muy bien, estaba exquisito. pero aun asi… tenia que saber que significaba lo que encontre.
– no se como decirte esto – dije, dejando el cubierto en el plato – pero… mmm… mientras buscaba algo para destapar el vino encontre algo…
ella abrio los ojos, sorprendida y con un poco de miedo.
– que enocntraste? – dijo con voz temblorosa.
– … mmm… cosas para bebe… leche, biberones… tu me dijiste que vivias sola aqui con tu mama, nunca me mencionaste nada de sobrinos, hijos o algo parecido.
ella bajo la cabeza, se quedo callada un momento, luego levanto su cabeza y pude notar que sus ojos estaban a punto de llorar.
– hubo algo que no te dije… – dijo suspirando
broma?… despues de todo lo que hemos conversado? el tipo de pagina en la que nos encontramos? despues de todas las fantasias perversas que hemos compartido?…
– ok – dije interrumpiendola – esto es simple, o es tuyo o ustedes lo cuidan, cual opcion es?
– la primera – dijo con el menton tiritando y su voz llena de pena.
– por eso todas las fotos y videos me los enviabas del baño… ahora entiendo… y cuando me lo ibas a decir? – pregunte notoriamente molesto.
– queria decirte, de verdad, incluso antes de que nos vieramos la primera vez, pero me daba miedo – dijo tratando de contener las lagrimas – pense que me ibas a rechazar y todo ha sido tan bonito… no te queria perder – y al decir esto se tapo la cara y se largo a llorar definitivamente – perdoname, por favor, perdoname.
no puedo negar que el alcohol desinhibe, que ayuda a que las emociones se expresen con mayor facilidad y tampoco puedo negar que soy un poco sadico y me calienta verla sufrir tan sincera y tristemente… y en cuanto a la «pequeña sorpresa»… lo cambia todo y tenia varias preguntas exquisitamente morbosas que hacerle…
la mire con una expresion completamente fria y desafiante, esos pequeños momentos de poder me encantan. me puse de pie y me aleje un poco de la mesa. no se como lo hizo, pero puso una cara de mayor tristeza aun, parecia que se estaba destrozando por dentro en una pequeña fraccion de segundo… y la verga se me puso durisima…
– te vas a ir? – dijo llorando como una niña pequeña
– como me voy a ir? – dije suspirando – acabo de comer como cerdo y mas encima estoy medio ebrio… jajajaja…
la risa nos relajo a ambos. me acerque a ella, que aun estaba sentada, me arrodille a su lado, le tome sus manos que estaban sudando frio, la mire directamente a los ojos y le dije con voz firme y fria.
– la proxima vez que me mientas, te voy a abofetear como nadie lo ha hecho en tu vida, me entendiste? – al decir esto aprete ligeramente los dientes y tambien sus manos.
por un pequeño momento, su carita se lleno de miedo, entre el rastro de las lagrimas que habian caido por sus mejillas y sus ojos vidriosos, mi verga parecia que iba a explotar de excitacion.
– si – dijo susurrando y asintiendo con la cabeza.
tome aire y continue, ahora bajando la presion en sus manos y acariciandolas.
– entiendo el miedo al rechazo, lo entiendo, de verdad que lo entiendo, esto ha sido exquisito para ambos y tampoco quiero perderte – le dije con palabras mas suaves, se calmo al escuchar y dejo de llorar – pero creo que hay varias cosas que debemos conversar… me enoje al saber que me mentiste, no te puedo mentir, pero como te dije lo entiendo… te parece que levantemos la mesa?
– si – dijo secandose las lagrimas y volviendo a recuperar por completo su respiracion normal
comenzamos a llevar los platos a la cocina, si bien la situacion estaba tranquila, habia un silencio incomodo. ya casi cuando estabamos terminando, la abraze, sin decir nada y ella dio un suspiro mientras lo hacia, parecia que ese simple gesto hizo que se liberara la tension que tenia. antes de terminar, saque un par de vasos y los llene de vino, la conversacion seria extensa.
nos sentamos en un sofa grande, juntos, la abraze y la bese de nuevo, esta vez fue un beso mas tranquilo, reconciliador si se le puede decir. y como las cosas ya se sentian tranquilas, era momento de disipar las dudas.
– es niño o niña? – dije de manera muy tranquila.
– niña.
– que genial, se debe paracer a ti.
– si un poco, aunque tiene rasgos del papa.
– ya no se ven o si?
– no, lo tuve que demandar para que me pasara un poco de dinero para la niña.
– que mal.
– si, despues de eso no me volvio a hablar mas y a la niña ni siquiera la saluda para su cumpleaños.
– o sea que se enojo en serio.
– si.
estas preguntas eran obvias, de lo contrario ella estaria viviendo con el, pero queria ir haciendo el camino a las cosas que realmente queria preguntar.
– mira, desde el momento que me di cuenta, hay cosas que me han estado dando vueltas en la cabeza.
– si, me lo imagino… – dijo esbozando una sonrisa – y la respuesta es no… he tenido ganas, mas desde que empezamos a hablar, a contarnos nuestras historias y fantasear, he estado a punto, pero no, no se, me da un poco de miedo.
– pero nunca nada? nada de nada?
– o sea… – esbozo una sonrisa vergonzosa – al principio, cuando le tenia que dar leche, me calentaba mucho y era raro que no me masturbara mientras lo hacia o despues de hacerlo.
al decir esto, mi verga empezo a crecer y palpitar… imaginarla desnuda en la cama, con las piernas abiertas, sosteniendo a su bebe con un brazo y pajeandose con la otra mano, gimiendo morbosamente mientras el bebe a cada chupada le sacaba leche de sus tetas redondas, mordiendo a veces el pezon, a veces tirandolo… con un par de palabras esta mujer me prendia de pies a cabeza.
– tu estas consciente de lo que me provocas… jejeje.
– tu me preguntaste – dijo con una sonrisa picara.
me acerque a ella… la cercania de la piel, los susurros, van creando intimidad, complicidad…
– y como se llama? – le pregunte susurrando al oido, sintiendo el calor creciente de su cuerpo.
– romina.
– cuantos años tiene?
– casi tres.
mientras me respondia, una de mis manos se acercaba a su teta, estaba caliente, aun por encima de su cuerpo podia sentir la calentura de su cuerpo. sin mucha demora, aprete suave su pezon y lo comenze a masajear y tirar un poco. ella no perdio el tiempo y su manito me apretaba el muslo y llegaba a mi verga que aun debajo del pantalon se notaba dura. la empezo a apretar entre sus dedos, a tratar de arrancarla despacio del pantalon, mientras palpitaba mas y mas fuerte entre sus caricias, y la respiracion de ambos comenzo a agitarse mas a un mismo ritmo… al latido de un solo corazon.
– has fantaseado con tu niña?
– siempre – me respondio suspirando.
– que has fantaseado?
– las mismas cosas que contigo… pero los tres…
al decir esto, me enterro las uñas en el pantalon, me tomo del cuello y me apreto contra su cara, forzando un beso desesperado y ardiente. yo solo me deje llevar, le empeze a pellizcar el pezon y ella me empezo a morder la lengua y los labios.
– quiero conocerla – dije con voz profunda.
– si, yo tambien quiero, pero vamos de a poco, de acuerdo.
– a tu ritmo mi amor, no hay problema, pero antes… no podemos dejar este vino servido, hay beberlo al mismo tiempo, te parece?
ella rio y ambos tomamos nuestros vasos, contamos hasta tres y de un solo trago nos bebimos el vino que quedaba sin dejar una sola gota. nos levantamos y subimos la escalera, ella iba primero. al llegar habia una puerta cerrada y otra que estaba un poco abierta y tenia una tenue luz saliendo de ella.
– no metas ruido, esta dormida.
– de acuerdo.
al entrar a su habitacion, me di cuenta que no era pequeña. tenia una cama grande y al lado de esta, una cuna que por cierto no estaba ocupada, su hija estaba durmiendo encima de ella.
– mi niña… mi bebe…
– es preciosa, como tu.
– si… quiero que vivamos esto los tres, juntos.
no le dije nada, solo meti ambas manos en su pantalon deportivo y lo empeze a bajar, besandole su cuello, mientras ambos mirabamos a la niña. al llegar casi a la rodilla, sus pantalones cayeron por si solos y yo comenze a bajar los mios y mi verga practicamente se escapo del pantalon. ella al sentirla, la tomo y la empezo a masturbar, yo hize lo mismo y acerque mi mano a su concha que estaba caliente, meti mis dedos entre los labios y se mojaron de sus juguitos y busque su clitoris, que empeze a acariciar despacio, pasaba por la punta, por los bordes, lentamente…teniamos todo el fin semana…
– mirala… como tu, inocente, quien sabe cuantas veces le has querido meter los dedos en la conchita, chuparsela, hacerle sentir lo que te hicieron sentir a ti – dije susurrandole al oido.
– si… siempre, pero no sola, contigo…
– si? que quieres que le haga?
– todo… quiero verte culeandola, violandola… quiero verte a ti…
mi verga palpitaba con fuerza y en cada palpítar ella me la apretaba mas.
Era como una lucha entre mi verga y su mano, cada apretón producía un impulso más fuerte de sangre caliente, cada vez que ella hacia eso crecía más, la tiraba un poco y en cada estirón, gotas de leche caliente salían, mojando su mano mientras yo recorría el diminuto y vasto universo de sensaciones de su clítoris con las yemas de mis dedos… mi pecho contra su espalda, se movían agitados y de a poco, ambos ritmos se conocieron, se siguieron por instinto, como un solo latido.
– abre, abre más – le susurré al oído. Uno de sus pies saco la zapatilla del otro y el otro al estar descalzo hizo lo mismo con su igual y pudo dejar el pantalón en el suelo – así… Así me gusta hija… Bien obediente – dije con voz profunda.
– papito… Te extrañaba tanto – dijo con voz quebradiza y un poco triste – me toco el chorito todos los días por ti, para ti papito, te amo…
– yo también mi niña, todos los días me saco leche pensando en ti, todos los días – le dije mientras con mi otra mano, separaba sus nalgas y dejaba la punta de mi verga hinchada en la entrada de su ano, mojandola un poco con semen y acariciándola con movimientos suaves y las palpitaciones de esta.
Hubo algo que me enamoro de ella, en el periodo en el que solo nos escribiamos. Una vez, solo una vez, me mandó un vídeo en la ducha, en el que ella misma se chupaba sus tetas. Nunca más se lo volví a pedir, siempre deje que las cosas se dieran por si solas, pero ahora, las cosas cambiaron.
– chupatelas…
– como?
– chupatelas las tetas, me encanta que hagas eso.
– si
Se sacó la polera, yo no me movía de mi posición y tampoco dejaba que ella se alejara. La tiro al suelo, bajo un poco el cuello y empeze a escuchar la succión fuerte y bruta de su propia boca en su pezón. Yo le daba suaves mordiscos en su hombro, mientras le acariciaba el ano con mi verga y mi otra mano, se movía de su concha hacia la teta que está libre, pellizcando el pezón y dándole de vez en cuando, una palmada con la punta de mis dedos, a al que ella respondía con un siseó ardiente, sin dejar de chupar su teta. Mi pichula ya estaba gorda y empezaba a abrir su culo de a poco, podía empujar y abrir, solo unos milímetros, para ir dejando en cada delicado embiste un rastro de moco caliente que lubricaba su ano.
Dejo de chupar su teta para respirar un poco, una respiración agitada, fuerte y bulliciosa, que dejaba escapar gemidos, «no que querías estar en silencio?» Me pregunte. Deje de torturarle su hermoso pecho de marfil, ya colorado por el castigo que ella tanto deseaba recibir y levanté su muslo, para que pusiera el pie en la cama «calcetines rosados con florcitas, que ternura perversa de mujer», pensé deleitandome de cada uno de sus detalles. Esto provoco que sus nalgas apretaran mi pene, que reaccionó palpitando aún más y abriendo un poquito más su culo gordito y blanco. Una de mis manos sotenia su vientre con fuerza, era mia, mi presa, mi hija… Mía… Mientras la otra mano recorría el lado interior de sus muslos, mojados ya con sus propios jugos y se acercaban a los labios de su vagina de madre carnosa. Al llegar apreté su concha con mi mano completa, causándole dolor, a lo que ella respondio con una quejido placenteramente doloroso y apoyo todo el peso de su torso en mi pecho… Dejándose morir por un instante encima mío…
Ya no tenía ni vergüenza ni recato, gemia, solo gemia mientras mi mano apretaba fuerte los labios de su vagina, haciendo que se frotaran entre ellos. Me pene en su ano cada vez lo abría más, a cada movimiento salía más semen caliente por el roze, mojando la entrada de su culito hermoso. En la habitación solo había una tenue luz que venía de una lámpara de noche, y que dibujaba las sombras de nuestro placer en el muro.
– mamá? – se escuchó de repente
Ambos la miramos, sin detenernos, sin dejar de gemir. la niña se sentó en la cama, se frotó los ojos y comenzó a mirarnos, tratando de entender… Entender que estaba haciendo su madre y quién mierda era el tipo que estaba detrás, sosteniendo a su madre como si fuera un vampiro alimentándose de su víctima.
– mírala, mírala a los ojos, muéstrale, muéstrale la concha de su mamá, muéstrale tu calentura, tu amor… Muéstrale – susurré suave y cálidamente en su oído.
Ella comenzó a mover sus caderas hacia adelante, yo saqué las manos de su concha y ambas se fueron a castigar sus tetas.
– abrela, muestrasela.
– si papi – dijo en un suspiro
Con ambas manos, se abrió los labios de su vagina. Empujaba hacia adelante, tratando de que la niña viera la carne rosada y brillante de húmedad que la vio nacer. Una obscena belleza de corrupción sexual lleno el aire, las sombras silentes eran testigos de como le estábamos arrebatando la inocencia a la niña. Y mi verga aún pegada como la de un perro en su culo, escupía leche entre caricia y caricia, que ya se escurría por sus muslos.
– llámala, dile que se acerque – ordene con voz firme
– venga mi amor, venga – dijo en tono maternal… Una ternura tan sucia, tan perversa.
La niña se levantó de la cama, ella seguía abriendo su concha, sentía como se manoseaba frenética frente a ella, gemia como perra en celo, mientras la niña caminaba encima de la cama, acercándose a ella. Yo dejé de tocarle las tetas y sujete sus caderas, para que se moviera con tranquilidad. Yo ya no aguantaba más, quería estar adentro y comenze a penetrar su culo, ella sintió mi intención.
– todavía no, por ahí no, no tengo crema ni lubricante – dijo rápido, para que me detuviera.
– ok, no hay problema.
Si hay algo que le puedo asegurar a cualquier hombre, es que la mujer tiene que llevar el ritmo… Es como una flor, tu no la fuerzas a florecer, si no, la destruyes, tienes que dejar que ella te invite «Puedo esperar por ese culito hermoso» pensé.
Se inclino un poco, para que mi verga entrara en su vagina, así que seguí con la misma idea. Recorría todo lo largo de los labios con la cabeza de mi pene, acariciaba la entrada y el clítoris, hacia adelante y atrás, una y otra vez, dejando que los labios concha gordita besara y apretara la cabeza en cada movimiento. Al estar más inclinada, ya no podíamos susurrar, tendríamos que decirlo todo a viva voz. La niña ya estaba en el borde, su madre estaba un poco inclinada con las tetas hinchadas colgando y su carita blanca colorada de calentura, a centímetros de ella. Moviéndose al ritmo de mi pichula que masturbaba sus labios y su clítoris.
– háblale – dije con voz de mando
– mi amor… La mamá te quiere mucho, el es tu papá… Y mi papá también y te quiere, nos quiere a las dos – dijo con una temblorosa dulzura, que solo hincho más mi verga.
– pa – pa? – dijo la niña con curiosidad.
– si mi amor… Así le hace el papá cuando quiere a la mamá y así te va a querer a ti.
La niña no entendía nada, su mamá y yo estabamos en el deleite de mezclar nuestros propios jugos en frotaciones que estaban a punto de ser penetración.
– quiere leche mi amor? – le dijo ofreciéndole una de sus tetas, a lo que la niña acepto sin cuestionar.
Una vez la niña comenzó a chuparle su pezón, su cuerpo tirito entero.
– aaaa… Que rico… Papá culeame! Papito méteme el pico papito, ya no aguanto – dijo casi casi gritando.
Yo me acomode y metí mi verga, que ya me dolía de tanta hinchazón en su concha, de golpe, hasta el fondo, y ella lanzo un gemido que retumbó en la habitación. Sin darle tiempo, comenze a culearmela cómo si el mundo se fuera a acabar, mis caderas se movían solas, desesperadas, como un animal.
Le di una bofetada en las nalgas, que dejaron mi mano marcada en su piel.
– …. Sss… Sácale la ropa, ahora! – dije dándole una orden, sin dejar de moverme ni un solo segundo.
Ella no dijo nada, solo comenzo a desvestir a su hija, lanzo la polera del pijama y luego los pantalones de la niña.
– amala… Besala… Tocala… Ya no estás sola, somos un familia – dije tiernamente
Solo podía ver cómo su cabellera se movía en el torso desnudo de su hija, yo la miraba a los ojos mientras penetraba a su mamá, solo nos miramos fijamente y veía su carita inocente llena de sorpresa y dudas. De repente su mamá se detuvo en sus tetitas y la pequeña se puso a reír por las cosquillas que esto le provocaba.
Yo siempre mantenía mis uñas cortas, aún así, las pase con fuerza por su espald dejando un rastro rojo en su piel. Esto la calentó aún mas, y su zorra madura comenzó a botar líquido como un grifo, líquido que me mojaba las bolas, los muslos y que caía al piso. El sonido del roze cambio a un chapoteo entre mi verga y su vagina, que no paraban de moverse. Sus gemidos eran una mezcla de pena y placer, que chocaban con la piel tersa y suave de su hija, mientras ella le chupaba sus pezoncitos rosados y pasaba su lengua por su pecho infante. Ella subió su cabeza y tomo la carita de su bebé con ambas manos.
– te amo bebe, te amo… Ya no estamos solitas – decía tiritando entre mis embistes brutos, que dejaban salir más y más líquido – el papá nos va cuidar… Aaaaa… Te amo bebe, te amo.
Hubo algo en esa frase… Algo que me calentó más aún el cuerpo entero y empeze a empujar con más fuerza mientras ella abrazaba y mantenía a su hija pegada a su cuerpo. La hinchazón constante de mi verga… El impulso que partía de mis piernas ya venía, bajaba también por mi torso… No podía parar, mi propio cuerpo no me dejaba parar… Sus alaridos de placer llenaban la habitación, la niña abrazo también a su madre y veía como sus manitos se pegaban a su espalda, tenía los ojitos cerrados y su cuerpo también se movía al ritmo de mi pichula frenetica de perversión y placer.
Un momento de calma… Una corriente de fuego que nos hizo a ambos tiritar… Un bramido caliente al unisono, de bestias infernales que esperaron toda la vida para encontrarse… Sin juicios, corruptos y amorosos, devotos y obscenos, empapados en los sudores de sus pieles, en el nectar ardiente que cada uno le ofrecía al otro desde sus genitales abusados… Y ahora, abusadores… Abraze también su espalda, tratando de unirme a ella, tratando de que mi corazón tocará el de ella. Y así, estuvimos los tres abrazados, en un par de infinitos segundos y que nuestra lujuria enfermiza, nos mantendría de esa manera, quizás para siempre.
Soltó a la niña, que aún seguía de pie en la cama, se dió la vuelta y me miró a los ojos con cansada felicidad y me abrazo.
– juntitos ya?… Juntos, los tres, de acuerdo? – le dije al oído con la voz más tierna de la que era capaz.
– si papito, si.
Suspiramos al mismo tiempo, nos separamos y ella se sentó en la cama, al lado de la niña, que nos miraba a ambos desnudos. La tomo en sus brazos y la sentó en sus piernas. Yo me senté a su lado.
– Romina, el es tu papá – dijo con voz sería.
– pa – pa? – repitió nuevamente la niña.
– si y va a estar con nosotras hasta que llegue la abuelita.
La niña me miró y sonrió.
– le tienes que hacer caso, ya? Cómo a mí – se detuvo un momento y volvió a hablar – quiere tomar lechecita mi amor? Vamos a hacerte la lechecita.
No dije nada, solo sonreí… Debería estar enojado porque ella me mintió… Pero… No puedo.
Los tres bajamos desnudos a la cocina, ella llevaba a la niña en brazos. Al llegar a la cocina le dije que no se preocupara, que me dijera dónde estaban las cosas y yo hacía el resto, que solo se preocupara por la niña, que aún sostenía en sus brazos.
– hay unas gotitas de bach en ese cajón – me señaló – hay que ponerle algunas a la leche, para que duerma, si no, estará despierta toda la noche y no nos dejar dormir.
Así que después de preparar la leche, entibiarla un poco con agua helada, tome el gotero y puse algunas gotas.
Los tres volvimos a la habitación, yo abrí la cama, para que ella acostara primero a la niña, que no dejaba de tomar leche, luego se acostó ella a su lado y al final yo, juntando mis caderas con las suyas. Mientras la niña tomaba la leche, ella le murmuraba una suerte de canción, bien despacio y la niña de a poco iba cerrando sus ojitos. Yo acariciaba el cabello de tan perversa y tierna madre… Y de a poco, los tres desnudos en la cama, caímos lentamente en el sueño… Juntos…
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