Crónicas de un seductor.(Berenice)
Recopilación de mis andanzas sexuales desde que tengo uso de razón..
Siempre me he considerado afortunado en materia sexual, y debido a esto, estoy infinitamente agradecido con la vida. Soy una persona normal, de la que te puedes encontrar en cualquier esquina de tu barrio, 1.89 m. de estatura, hombros y espalda ancha, complexión regular, con algo de tono muscular, en fin, podría ser tu vecino de al lado, pero tengo 2 cosas que me caracterizan, una herramienta de 23 cm. de largo y 9 de espesor y un magnetismo sexual para con las mujeres.
Sé que lo que acabo de describir resulta demasiado pedante, pero es la realidad, no pretendo ser presuncióso ni mucho menos, solo ponerles en contexto. Mi historia con Bere comienza a mi temprana edad de 15, si leen mis relatos anteriores, sabrán que a diferencia de muchos chavos de esa edad, ya contaba con mi putita personal, razón por la cual el buscar con quién coger no era prioridad.
Estando en la secundaria ya tenía cierta reputación de galán rompecorazones, sin hembargo, debo aclarar que era infundada, en realidad, estaba por iniciar a defender ese calificativo.
Era una mañana de invierno cuando entre y la vi sentada en su pupitre, mirando a través de la ventana recargada con si rostro sobre la mano. Estaba como melancólica, pensando quien sabe en qué, nunca la había visto de otra manera como no fuera como una compañera de clase, como una amiga.
– Que tienes, hasta parece que no estás aquí – Dije burlonamente. – Que pasó, ya llegó el profe? – contestó aturdida. – No, y no va a venir, parece que no ha firmado ninguna de sus clases anteriores –
De pronto note que, apesar de llevar la sudadera del uniforme, podía percibir la redondes de su pecho juvenil, era más desarrollado de lo normal, cosa que después comprobé y comprendí porque siempre, aunque hiciera calor, llevaba puesta esa sudadera.
– Ya en serio, que tienes mija, te ves triste, te puedo ayudar en algo –
– No se Alex, estoy muy confundida, mi novia – guardo silencio un momento y como queriendo cambiar esa última palabra, – Me da pena Alex, es muy personal, y no quiero ser jugada por mis preferencias, es más no me hagas caso – en lugar de irme y darle por su lado, me senté en un pupitre junto a ella, – Bere, creeme, yo soy la persona menos indicada para juzgar, a demás hemos sido amigos desde primero y sabes que te estimo mucho, si en algo puedo ayudar, cuenta con ello –
Me miró y me hizo prometer no contar nada a nadie y empezó a hablar.
– Ayer por la tarde, estábamos mi novia y yo agasajando en su casa, cuando de pronto me dijo que se le antojaba coger con un hombre, yo me saque mucho de onda, pero para no entrar en mucho detalle, me propuso que las dos estuviéramos con uno. La verdad Alex, es que lo he estado considerando, y eso me confunde, mira a mi me gustan las mujeres desde que hera niña, de eso estoy segura, pero la realidad es que si me da un poco de curiosidad –
Al escuchar su confesión, tuve una erección solo de imaguinarla desnuda y acción con otra mujer. – Falta de confianza mija, tu nada más dime cuándo – dije en son de broma, pero si respuesta nunca la esperé. Se me quedó mirando, se acercó un poco más y casi susurrando me dijo, – Seguro que podrías con las 2? – continúo – Me gustaría ver y sentir primero de que se trata – las cosas se estaba poniendo serías, yo estaba atónito, jamás espere esa respuesta, con todo el autocontrol y seriedad que la situación ameritaba, me tire a matar.
– Si quieres podemos aprovechar que no tenemos clase, conozco un lugar bastante privado en la biblioteca – Se paró de súbito y bastante decidida, yo ya esperaba la bofetada.
– 5 minutos, te espero en el pasillo de matemáticas – salió del salón, mi corazón estaba a mil por hora, había fantaseado con una situación así, pero jamás pensé que pasará en la vida real. Me pare enseguida y fui a mi lugar, saque un condón del paquete que llevaba en la mochila y me dirijí hacia la biblioteca, ella ya me estaba esperando en pasillo acordado, con la mirada le señale hacia una puerta, se trataba de una pequeña aficina que la escuela usaba como bodega de material didáctico. Ya en alguna ocasión me había dado cuenta que la chapa se podía habrir con cualquier llave, así que entramos rápido y cerré con seguro.
Se recargo en un escritorio y dijo – Ahora sí Alex, de que se trata – me acerque a ella y acaricie su mejilla mientras acercaba mis labios a los suyos, la bese con la toda la ternura que mi excitación me permitió, pensé que no podía ser tosco, por lo menos al principio, ella estaba acostumbrada a caricias femeninas, así que debía ser paciente y hacerlo con calma.
Nos besamos durante unos minutos, yo jugaba con su cabello y de pronto lamía su cuello, note como ella se excitaba poco a poco, ya que sus besos tomaron más intensidad. La gire sobre eje, de forma que yo pudiera estar a sus espaldas, sin dejar de besarla y lamer su cuello, baje el cierre de su sudadera, con una mano desabotoné su blusa y comencé a jugar con su pecho, que hasta ese momento era el más grande que había visto en mi vida, a sus tiernos 15 añitos ya tenía un espectacular 34 DD. con la mano libre, no dejaba de masajear sus nalgas y sus piernas por debajo de la falda, hacia movimientos de arriba a abajo por entre sus muslos y eventualmente termine sobando su puchita por encima de la licra, ella vibraba de excitación y su respiración se hacía entrecortada.
De pronto, sin abandonar la posición a su espalda, ella solita se bajó la licra y el calzoncito, dándome libre acceso a su puchita depilada. Lleve los dedos de mi mano derecha a su boca, los chupo un poco los dejo con algo de saliva, baje la mano y comencé a dediarla, hacia movimientos circulares en su clítoris, miétras con la mano libre ya había sacado su brasier y jugaba con sus tetas.
– Sácatela, quiero verla – mientras se giraba frente a mí. Me desabrochó el cinturón y los pantalones, sin bajarlos, saco mi verga, que en ese entonces no alcanzaba la medida actual, pero ya tenía unos decentes 17 o 18 cm. – Woooow, si que es grande y cabezona – yo no dejaba de jugar con su clítoris, de pronto, introduje dos de mis dedos y la comencé a tocar por dentro, su puchita estaba demasiado mojada, sus labios vaginales se habían hinchado y tenían un color rosado. Metí y saqué varias veces los dedos hasta que de pronto ella ahogo un grito con su mano, y pude sentir como sus jugos escurrían por entre mis dedos, no paraba de besarla, la tenía tomada del cuello.
– Que rico, no pensé que un hombre pudiera hacerme terminar – La mire a los ojos, sin que se diera cuenta ya me había puesto yo el condón, saque mis dedos y lleve la punta de mi verga a la entrada de su puchita. – Y aún falta lo mejor – puse la cabecita entre sus pliegues, comencé a masajear con ella su puchita y ella vibró con sorpresa, pero no me pidió parar, estuve así unos momentos hasta que metí la cabecita entre sus pliegues.
Abrió totalmente sus ojos y los puso en blanco, hecho la su cabeza hacia atrás, comenzó a temblar y me tomo del cuello con ambas manos, coloco sus piernas al rededor de mi cintura y tenso todo su cuerpo, pude sentir como se venía de nuevo.
Aproveche esa situación y le dejé ir todos mis 18 cm de verga, – Haaaaag no mames, que rico, nunca había sentido esto con ella – Yo ya no pude contenerme más y comencé a cogermela como poseído, metía y sacaba mi verga como si quisiera partirla por mitad, mis huevos chocaban en su cuerpo produciendo ese ruido tan hermoso. – Más, más, por favor más duro Alex, no pares, métela así – la baje del escritorio, la gire y ella apollo sus manos en el mismo, sus mejillas estaba sonrojadas, mi verga estaba palpitando y con una erección tan rígida, que parecía que en ese momento toda mi sangre estaba focalizada en mi verga. La tome de la cintura y se la metí de un solo golpe, me la cogí como desquiciado, veía sus nalgas redondas y sentía como chocaban contra ellas mis huevos, ella no dejaba de jadear y pedir que no parará.
– Que rica esta tu verga Alex, neta no me la saques por lo que más quieras, cogeme así, así, asiiiiiiiiii – todo su cuerpo vibró y sus rodillas sedieron, por unos instantes se desvaneció, había tenido un orgasmo, pude sentir como su puchita me apretaba la verga, parecía que no querer soltarla por ningún motivo.
Estuve metiendole y sacandole la verga así un rato, hasta que ese calambre previo al orgasmo, con una mano la tomé fuertemente de la cintura y con la otra del cabello, se la metía tan duro que ya me valía madres ser tierno.
Jadeos, sudor, toda la habitación olía a sexo, de pronto le di el último empujón tan duro que la doble sobre el escritorio, yo vibraba y todo mi cuerpo temblaba, con ese último empujón termine dentro de ella, así estuvimos por unos segundos, fundidos el uno con el otro, nada más importaba.
Sin dejar de jadear me quite y el condón y arreglamos nuestras ropas, mientras esperábamos a reponernos me beso de nuevo y me dijo, – como pudiste darte cuenta no soy virgen, y ya había estado con un hombre antes, pero nada parecido a tí, creo que después de esto, se puede decir que soy bisexual –
Hola muy buen relato, e leído todas tus publicaciones y son muy buenas sigue escribiendo. Me gustaría saber si hay una historia de tu amiga y su novia con tigo y si es así espero poder leerla pronto