Cuando Sveta y Viktor al fin cogieron
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Viktor estaba profundamente dormido, así que entré con cautela a su cuarto, me senté frente a él y lo vi descansar tan tierno e inocente, había trabajado de más por querer ayudar a mi padre en a fábrica, pero lo hacía de la mejor forma, mi mirada se fijó en una parte de él mientras lo observaba durmiendo, su abdomen estaba descubierto, a él le gustaba dormir sólo en calzoncillos, justamente en la abertura de en medio se veía que estaba algo “feliz”, no podía contenerme esa curiosidad, mis ojos se clavaban en su cadera, podía notar que Viktor tenía un pene sumamente grande, más que cualquier otro que hubiera visto antes, me incliné a mirar su rostro con algo de atención, se le podía ver una pequeñísima sonrisa, y de nuevo la abertura de su ropa me excitaba y mucho más cuando se notaba algo de movimiento bajo la tela, estaba teniendo una asombrosa y deliciosa erección, no me reprimí y con los dedos abrí un poco su ropa, la respuesta era increíble; el pene de Viktor salía despacio invitándome a probarlo, tocarlo, reclamarlo como mío… con la mano lo acaricié muy suavemente para aumentar la erección sin despertarlo y lo lograba, a pesar de que seguía dormido él parecía disfrutarlo, poco a poco acerqué los labios y lo probé con mucho cuidado, su respiración dio un ligero suspiro y aparté mi legua ansiosa antes de que me perdiera en él y llenara esa verga de besos, metí la mano en mi blusa y acaricié mi senos por tanta excitación, lo pezones duros y dispuestos, claro que quería seguir tocándome, pero me aparté de su cama y dejé acomodada mi blusa para pretender que acababa de llegar, justo cuando él estaba a penas despertando.
-Buenos días ojos verdes (como solía llamarme), ¿cómo estás?, he dormido demasiado -y había una hermosa y satisfecha sonrisa en sus labios.
-Bien ¿y tú… muy feliz verdad? -le señalé justamente a la cadera, al ver su pene descubierto por completo y apuntando a mí se cubrió con la sábana tan profundamente avergonzado-. Viktor… ¿te han dicho que tu… pene es bastante grande? -me sonrojé por el atrevimiento de mis palabras, pues nosotros sólo éramos amigos y no habíamos pasado más allá de un par de besos apasionados.
-No… ¿pero qué cosas dices? -y él se volteó, dándome la espalda me senté en la cama cerca de él intentando rodearlo con mis brazos para que no huyera, fingí que accidentalmente me apoyaba en su asombros bulto, de inmediato se sobresaltó.
-Perdón, perdóname -y me quité- el haberte visto así… me ha excitado mucho ¿sabes?
-Fue un accidente, ¿qué quieres qué te diga? -le quité de repente la sábana con la que se tapaba.
-Déjame verlo otra vez -le susurré al oído, él se asustó, lentamente lo saqué por la abertura, pues él ya se lo había acomodado -. ¿Ves?, es enorme… -él también se estaba excitando, me quité la blusa y lo noté contemplando mis senos pero sin atreverse a besarlos, siguió el sostén, me abrazó y besó en la boca, acariciando mis pechos, me despojó de lo demás quedando completamente desnuda, por último le quité los calzoncillos, nos acariciamos por todos lados, toqué su hermoso trasero, firme y delicioso, insuficientes las manos para palparlo completo… besé su pecho y empecé a probar otra vez su enorme verga, de nuevo había una erección. Él mordía con delicadeza mis senos, mis pezones rosados, recorría mi pequeño trasero y puso sus dedos en mi vagina ansiosa, húmeda e hirviente.
-Ojos verdes, quiero que no dejes de chupármelo, así, mételo en tu boca, recórrelo con tus labios… -lo que me decía lo hacía, lamiéndolo una y otra vez… no me cabía en la boca pero continué, sus dedos jugaban conmigo, después nos acomodamos de otra forma y ahora me besaba la vulva, no podría explicar cómo lo disfruté, entonces me tomó en sus brazos y me colocó sobre él, me penetraba, su dureza me fascinaba, gritaba tanto sintiéndome llena por esa enormidad, él lo empujaba tanto que el placer que sentía era indescriptible, una y otra y otra vez hasta que los dos llegamos al orgasmo, Viktor eyaculó dentro de mí largamente y tras el último beso nos abrazamos…
y de regreso… ahora narrado por Viktor…
Ojos verdes estaba dormida en su habitación, sin hacer ruido entré, la observé.
-Niña inquieta -me susurré- mira en qué posición te dormiste -ella tenía la frazada en el suelo, las piernas abiertas y el camisón levantado hasta la cintura.
La miré, veía con atención sus pantaletas, aunque ella usaba ropa ajustada, yo nunca la había visto con ella para mí y menos aún la había mirado en ropa interior, acerqué mi mano a ese sitio tan llamativo y sagrado, sentí un calor intenso de esa parte, estaba comenzando a excitarme, en ese momento quería lanzarme sobre ella y hacerla mía, sentir su cuerpo junto a mi piel, puse mi mano en su pantaletas, deslicé el índice sobre su vulva y de pronto su ropa se humedeció, sentí cómo se me estaba parando la verga.
-Calma, calma amigo, pronto estarás dentro de ella, la vas a gozar mucho, ya lo verás -le decía a una impaciente verga, la chica que amaba no daba la menor intensión de querer despertarse, así que aproveché para recorrer sus piernas descubiertas, largas y torneadas, disfruté de su firmeza al mismo tiempo que de su suavidad, percibí sus enloquecedores olores femeninos, le abrí un poco la tanga que usaba para poder admirar los diminutos vellitos rubios en ella, y esa dulce y palpitante vagina, con mucha cautela introduje uno de mis dedos en ella, Ojos verdes se comenzó a humedecer de nuevo, sí, mi Ojos verdes empezaba a moverse ligeramente como si lo gozara, después de retirar el dedo que lamí celosamente gustoso acerqué la lengua, besé su rojizo clítoris y todo lo que estuviera cerca. Mi pene estaba ansioso a más no poder, me quité el pantalón y me dije de forma decidida.
-Ahora o nunca -cerré bien la puerta de su cuarto, le retiré las pantaletas (me excita mucho esa palabra, aunque usaba una tanga, la verdad yo prefiero la otra…), y acaricié los muslos, por último acerqué mi pene a su rostro, cerca de sus labios, ella se estaba despertando y al ver mi verga excitada por completo quiso gritar, pero le tapé la boca y le acariciaba la vagina.
-Viktor, no… mis padres están abajo… yo, ahh, no, ahh.
-Te voy a hacer gritar de placer Ojos verdes, mi pene te desea tanto.
-¡Hija nos vamos, regresamos en la tarde!- se escuchó de la entrada.
-¿Ves?, se fueron, no pasa nada… te juro que la tengo bien parada. Llevo tanto tiempo excitado sólo por verte dormir -le quité el camisón y la traté con brusquedad-. Chúpalo, muérdelo, lo que sea -le ordené, ella aún dudosa se lo metía a la boca, cada lengüetazo que me daba me hacía jadear de placer y sentía cómo crecía más y más-. Ahora te lo voy a meter Ojos verdes, ¿estás lista? No puedo esperar más -le agarré las piernas y lentamente lo fui introduciendo, su cara de temor por el posible dolor me enloqueció
-Es enorme Viktor, ahh, es tan…enorme y me gusta mucho…
-No sabes cómo he soñado con esto, con metértelo, ahh, ahh, me encanta, me enloquece… -lo metí una, dos, mil veces, la hice gritar, la saqué un segundo y la llevé a su boca-. Me vengo ahh… -eyaculé también en sus pechos y con mi misma verga le embarré el semen a mi amada, le besé los pezones, la abracé y con la erección que aún me quedaba volví a metérselo-. Yo siempre estaré contigo… dentro de ti… ¿de acuerdo?
-Si Viktor, lo que tú digas, cada cosa la has hecho deliciosa que… siento que puedo hacer lo que me ordenes con sólo…
-¿Qué?, ¿quieres que te lo haga de nuevo?…
Fin del Fragmento Atte. Cadoma
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