Daño sin querer…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Zaranna.
Hola.
Vengo a contar una experiencia un tanto extraña y que a cualquiera le podía haber ocurrido.
Era una noche sin más, como otra cualquiera y estaba de plan nocturno, soy una chica de poco compromiso así que no tenia novio en esa época; como siempre estaba en un bar tomando y conocí a aquel chico; se llamaba Steven, era bastante bien parecido, atractivo, de piel blanca, un bonito cabello oscuro, y un cuerpo fornido.
Estaba bien para mi, pues los hombres muy fortachones no me gustan.
De inmediato nos gustamos, bueno es un decir, ambos sabíamos que esto era cuestión de una noche y mas nada, era un hombre de charlar divertido. Los minutos pasaron, la música y la bebida hicieron lo suyo, y con un par de bailes, las cosas se dieron para acostarnos, fuimos a un cuarto y nos desnudamos mientras nos besábamos, le baje los calzoncillos negros que vestía, ansiosa de ver su paquete pues ahora que lo detallaba se veía grande, lentamente lo baje y pude ver su pene, ya algo erecto, lo tenia bastante largo, "nada mal muchacho" pensé, le baje el resto y pude ver algo que jamás había observado, debajo de aquel pene semierecto colgaban dos enormes pelotas, nunca había visto testículos tan grandes en mi vida, ni siquiera sabia que un hombre podía tener los huevos de semejante tamaño, todos los hombres con quien había dormido tenían huevos de tamaño normal, como todos los hombres; pero los de Steven fácilmente eran mas del triple del tamaño de los testículos de un hombre promedio, parecían dos mandarinas colgando donde debían estar sus huevos; se los toque y pese…
Eran muy pesados. Note que Steven estaba esperando que yo iniciara la acción y me dio pena quedarme viéndole allá abajo, así que me incorpore y reiniciamos los besos.
Mientras nos acariciábamos y no podía dejar de pensar en los testículos de ese hombre, yo misma me decía que ya estaba bien de eso, la verdad durante las relaciones sexuales poca o nula atención le presto yo a los huevos de los hombres me concentro en su pene; y hablando de eso el pene de Steven ya estaba a toda plenitud, alcanzaba una buena erección y me penetro con todo, hasta el fondo de un solo golpe, sentirlo tan de golpe me estremeció un poco, Steven se movía dentro de mi con mucho ímpetu, era muy vigoroso y me daba bastante
placer.
El placer aumentó, pero en mi mente no podía sacarme esas enormes pelotas que sentía golpear mi entrepierna con cada impulso de Steven contra mi ser. Quería verlas pero no quería que él lo supiera, simplemente me daba pena, así que le propuse cambiar de posición.
Él acepto y nos pusimos en 4. Él arrodillado me daba por detrás con fuertes golpeteos. Así las cosas pude ver como esas pelotas le colgaban entre las piernas, mirando por abajo de mi, las veía moverse de atrás hacia adelante golpeándome, mientras Steven gemía de placer, yo por mi parte cada vez mas sentía lo placentero del sexo, pero seguía distraída con esas pelotas, parecían hipnotizarme y estire mi mano y se las cogí, las palpe sintiendo lo suave y gordas que estaban, eso me hizo sentir mas placer, estaba extasiada, a eso se unía los golpes de Steven, su jadeo y el sentir esos huevazos en mis manos. De pronto Steven se detuvo de repente y me dijo: te gustan verdad?… Yo
apenada me ruborice sintiéndome descubierta de mi admiración por esas pelotas y le respondí :que cosa?.
Steven complemento: mis pelotas..te gustan, no has dejado de verlas y tocarlas .yo al fin le di la razón: Sí, es que son tan grandes, estaba superapenada; él me dijo que no había problema que simplemente era imposible ignorarlas.
Era obvio que Steven tenia esta conversación con cada chica que tenia sexo con él, pero era imposible pasar desapercibida semejantes cosas colgantes. Steven reanudo su acción y ahora con más fuerza, yo continué acariciándole las pelotas, ahora con su aprobación (aunque no la necesitaba, el hecho de que ya el hablara conmigo me calmo y pude tocarlo todo lo que quise sin vergüenza alguna )todo iba de maravilla, de pronto Steven me hablo al oído: "Guapa, apriétame las bolas".
Yo no entendí lo que quería pero él repitió la petición, "pero te haré daño", le respondí. Steven aclaro: "solo si lo haces duro, eso no, pero si lo haces suave no hay problema". Dudé pero lo hice, le apreté un poquito los enormes huevos, comprimiéndolos entre mis deditos y mi palma, no cabían en mi mano, eran enormes, le apreté suavemente y Steven empezó a exclamar leves UHHHhh, poco a poco me acostumbre a las fuerza que debía emplear y me comenzó a gustar apretárselos; Steven sentía placer con cada apretoncito y gemía mas y más, estaba cerca del orgasmo, yo también me cercaba y oírlo gemir me excitaba mas y mas sumado a tener esa pelotas en mis dedos me acercaba a la fantasía.
Con un nuevo apretón Steven se corrió, un poderoso chorro de semen ardiente impacto contra lo mas profundo de mí, acto que desencadeno el mas poderoso orgasmo que he sentido en mi vida, fue un detonante, pasaron un millón de cosas en apenas instantes; sentí una enorme placer y una corriente que ascendió por todo mi ser, desde mi entrepierna, pasando a mi abdomen ,el cual se contrajo, subió a mi pecho cuello, y al llegar a mi boca me hizo apretar los dientes, mientras Steven seguía derramando su fluido caliente en mí.
Al llegar esta corriente a mis manos estas se cerraron con una fuerza sobrehumana, para el pobre Steven fue algo terrible, pues estando en esa posición de 4(arrodillada) aun sostenía sus pelotas, así que se las apreté con toda mis fuerza; Steven dio un alarido, en mi placer no sabia lo que sucedía a mi alrededor, solo pude oír como Steven gritaba AAAAAHHHHHHH sobre mi.
Luego cayo de encima mío y terminó de lado sobre la cama, dándome la espalda en posición fetal, agarrándose sus enormes y ahora adoloridas pelotas. Yo quede en la cama del lado opuesto llena de placer, solo un par de minutos después supe lo que había hecho, me levante de la cama y fui al auxilio de Steven.
"Perdóname Steven" lo había lastimado y precisamente en sus bellas pelotas"… Pobre Steven, eso es lo peor que se le puede hacer a un varón. Podía verlo cubriendo sus huevos, pero aun así se lograban ver entre sus dedos, mientras su larga tranca ya flácida estaba empapada de semen; intente ayudarle, pero él me rechazo diciendo molesto entre dolores: "déjame! aléjate de mi!". Me sentí tan mal, pero tuve que hacerme a un lado.
Por unos 15 minutos me vestí y permanecí junto a la cama. Steven se quejaba mucho, expresaba suplicas a Dios, buscando alivio a su tormento, al fin se recupero lentamente y se comenzó a vestir, yo intente hablarle pero el me hizo la señal de que no le dijera nada y me mantuviera alejada. Se vistió y salio cojeando, aun dolorido. Yo salí tras de él y caminamos hasta la calle. Él iba con una mano en la entrepierna, así nos despedimos. Se fue en un taxi y yo en otro.
Al llegar a casa analice todo lo que había pasado, me dije a misma tonta, por haberle causado tal dolor a Steven, pero no podía hacer nada ya, nunca mas le volvería a ver y a sus enormes huevos; pero esa noche había tenido el orgasmo mas grande de mi vida.
Días después recibí un e-mail, era Steven (le dí mi dirección mientras bailábamos).
Yo le pedí disculpas una vez más, él me dijo que no tenia que disculparme. Quería verme de nuevo. Yo me alegre.
Al vernos Steven me contó que se había enojado mucho esa noche, pero que también esa anoche tuvo mucho placer conmigo; y luego de apretón que le dí, se sintió extraño. Según Steven, nunca había sido lastimado por una mujer, y el hecho de que una mujer le agrediera las pelotas le causo un extraño sentimiento de placer, pues luego de que se le fuera el dolor esa noche se excito una, otra y otra vez ,en su casa, pensando que una mujer le atacase su mas privada y principal fuente de virilidad, era algo que le causaba mucho morbo, y desde entonces, fuimos muy buenos amigos…
Y cada cierto tiempo, puedo volver a disfrutar de este chico viril y de sus enormes y bellas pelotas.
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