De cuando la putita que hay en mí salió a relucir (Parte 2)
Mi tío me trataba como una puta en la cama y yo me dejaba llevar por mis más deliciosos instintos sexuales.
Por fin salió a relucir mi parte más sexual (2a parte)
Pasado ese momento tan intenso en el que por fin y a mi corta edad conocí lo increíble que es el sexo, algo en mí quería más y más. Después de quedarnos dormidos, desnudos y cansados por la intensidad de ese primer encuentro, ya cuando amaneció, me dieron ganas de ir al baño y al regresar, ver la verga de mi tío despertó de nuevo mis ganas de sentirla dentro de mí por lo que sin querer despertarlo de inmediato, me lleve esa gran verga a mi boca y comencé a chuparla, casi de inmediato su tamaño comenzó a crecer dentro de mi boquita y con más ganas empecé a lamerla, la saliva que empecé a generar era mucha pero eso no me importó, me excitaba que su verga estuviera toda mojada y que entrara y saliera de mi boquita tan fácil. Mi tío aun dormitaba cuando sintió esto y por unos momentos permaneció inmóvil; mis ganas de ser penetrada crecían cada vez más, pero me gustaba estarlo mamando y continúe por unos minutos más. Con mis deditos comprobé que nuevamente mi panochita estaba super mojada y empecé a dedearme de la forma en la que mi tío lo había hecho, pasando mis dedos primero, suavemente por mi clítoris y después, ejerciendo una presión mayor que me hacía sentir más placer. De reojo pude ver que mi tío estaba ya completamente despierto, gozando mucho la mamada que le estaba dando y entonces fui directamente a ponerle mi panochita a su cara para que ahora él me mamara a mí; obviamente en cuanto me sintió en su cara comenzó a lamerme de una forma espectacular (con aun más intensidad que la noche anterior) y le pedí que por favor me babeara lo más que pudiera -de alguna forma me excitaba muchísimo la saliva y sentir ese calorcito que emana-. Su manera de mamarme me prendía muchísimo pues no sé si porque mi vagina era aún muy pequeña o si realmente porque él era muy bueno haciéndolo (con el tiempo comprobé que mi tío tuvo reprimido mucho tiempo ese “salvajismo” sexual y ya con mi práctica con otros hombres, supe que de verdad era muy bueno en el sexo), pero pasaba y metía su lengua tan delicioso que me mojaba muchísimo, además de excitarme pues realmente sabía chupar super rico mi clítoris. Sin dejar que me siguiera mamando pude voltearme hasta tener de frente su verga ya super dura en ese momento y comenzamos con un 69 tan delicioso. Me encantaba mamar su verga y a veces hasta me daban ganas de morderla pero sabía que iba a ser muy doloroso para él y trataba de controlarme, lo que sí hacía es que me la comía como si se me fuera a acabar; por la forma en la que se la mamaba yo salivaba mucho y eso también me prendía bastante -no solo cuando lo hacían conmigo-; comenzaba a chuparle la punta como si lamiera un helado, después comenzaba a chupar el tronco pasándole mi lengua de un lado a otro como si estuviera chupando una paleta, repetía varias veces esto mientras con mi mano lo masturbaba, yo veía a mi tío muy concentrado para no venirse pronto (aunque siempre le ayudaba esa pastillita para aguantar más), y con más ganas comenzaba a chupársela. Cuando me la metía completa a la boca, trataba de metérmela lo más que pudiera, era una sensación muy placentera el sentir que me ahogaba su verga y por supuesto a él le encantaba tenerla hasta el fondo de mi garganta. A veces sostenía mi cabeza con mucha fuerza para que no dejara de tenerla hasta adentro y me excitaba que mientras más adentro estaba, más salivaba, hasta que ya comenzaba a ceder y sentía ahogarme, solo ahí era cuando me dejaba respirar un poco.
“Ya cógeme por favor”, le dije mientras él seguía mamando mi pequeña vagina. Él todo obediente dejó de chuparme para ponerme boca abajo; comenzó a besarme el cuello y cuando bajó por mi espalda mi piel se erizó, era muy rico que pasara ahora su lengua por toda mi piel desnuda. Cuando llegó a mis nalgas, recordé algunas escenas porno en las que se veía a las chicas disfrutarlas, por lo que le pedí que me nalgueara tan fuerte como pudiera -supongo que ya se imaginarán que comencé a tener una afición por el sado, aunque en ese entonces mis niveles de tolerancia si bien eran altos, apenas estaba experimentando-; no sé si por creer que podía lastimarme pero no me nalgueó tan fuerte, sino hasta que le pedí que lo hiciera con más fuerza y así lo hizo, honestamente llegó ya un punto en el que me empezaban a arder mis nalguitas por lo que le pedí que ya parara. Quizá para compensar el que veía (y tenía) mis nalgas super rojas por sus manos, así, acostada boca abajo comenzó a mamarme nuevamente mi puchita y fue una sensación increíble pasar del dolor al placer y solo me dejé llevar, tanto que no sentí cuando empezó a lamer mi ano, pero como tenía prácticamente toda su cara en mis nalguitas, me dejé llevar. Cuando caí en cuenta que me estaba lamiendo con insistencia, volví a darme cuenta de que no se sentía tan mal su lengua en mi culo -recuerden que me parecían grotescos esos vídeos en los que las actrices porno tenían super abierto su ano y me daba un poco de cosa esa zona- y dejé que siguiera haciéndolo. En cierto momento su lengua ya estaba 100% centrada ahí y realmente sentí muy rico que con su lengua jugara por todo mi culito; comenzaba a lamerme en círculos y de pronto metía la punta de su lengua mientras sus manos abrían mis nalgas para tener suficiente espacio para lamerme todo. “¿Puedo meter mi dedo en tu culito mi amor?” Me quedé un poco pasmada por su pregunta pues en realidad no me sentía lista para hacerlo por ahí pero estaba muy excitada y como era super curiosa para todo pensé que sería el momento ideal para experimentar esa parte.
“Está bien tío, pero por favor con mucho cuidado, no quiero que me lastimes”.
“No te preocupes mi amor, si te duele o no te gusta te lo saco de inmediato”.
Antes de decirle algo, adivinó la solicitud que le iba a hacer y empezó a llenar mi culito de saliva mientras con su dedo comenzó a presionar poco a poco hasta que sentí como su dedo entraba poco a poco. “No, espera, mejor no”. No sé por que de pronto me invadió el miedo y decidí parar.
“Mejor ya métemela”. Supongo que teniéndome así, con las nalgas a su merced, no se podía aguantar a mi petición y comenzó a penetrarme poco a poco. La posición en la que me tenía era muy placentera pues con su verga tenía acceso a mi clitorís también y su experiencia en hacer movimientos que lo tocaran, aumentaba mucho dicho placer. Como ya se me había pasado el dolorcito de sus nalgadas, le pedí que lo hiciera nuevamente tan fuerte quisiera y nuevamente comenzó a nalguearme mientras seguía cogiéndome. Fácilmente pude llegar al orgasmo con todo lo que me hacía, pero como él aun no terminaba dejé que siguiera penetrándome, al final, seguía super mojada por mi flujo, más por toda la saliva que me echaba y no se sentía desagradable así es que él siguió. Pronto pude darme cuenta de que las mujeres tenemos un super poder sexual que no te enseñan nunca en las clases de anatomía ni sexualidad: podemos ser multiorgásmicas y no tardamos tanto tiempo como los hombres en poder excitarnos nuevamente después de uno. Me puso de perrito y esa posición le dio oportunidad de poder masajearme las tetas mientras me cogía durísimo. Yo nuevamente estaba super excitada, pero con muchas ganas de hacer del baño, sin embrago, no le quería quitar esa oportunidad de venirse en mí.
De pronto me dijo que ya iba a terminar que si podía hacerlo en mi carita. Como estaba a punto de obtener otro orgasmo le dije que sí pero que me diera más duro porque ya casi acababa también, pero él parecía que ya no aguantaba más porque me sacó su verga y me volteó para echarme toda su lechita en mi carita, tan calientita y rica la sentí que ya no dije nada y más tarde terminé al masturbarme cuando me metí a bañar.
Después de ese día mi tío se volvió completamente loco conmigo, me quería consentir todavía más de lo que ya lo hacía. Yo de verdad no pedía nada, pero era inevitable que me comprara tenis, ropa y me diera regalitos como pulseras, aretes y cositas de niñas.
Todavía faltaba muchísimo para que mis primos y mi papá regresaran y como en ese momento no sabía si iba a tener otra oportunidad, yo también quise aprovechar al máximo la situación y ese día ya más tarde mientras desayunábamos en el jardín, le dije que me gustaba mucho todo lo que me hacía y que no quería que paráramos y que ojalá cuando regresaran mis primos fuéramos muy cuidadosos. Yo siempre fui muy consciente de la situación y de que no nos podían por nada del mundo descubrir por lo que, si quería seguir sacando provecho y experiencia, tenía que ser muy inteligente. En esa plática le di a entender que obviamente todo era sexual entre nosotros y que si lo hacía era porque me encantó el sexo y porque quería seguir sintiendo lo delicioso que es, no quería que se malinterpretara por nada más, que lo quería mucho y que quería verlo en algún momento con alguna mujer que lo hiciera feliz, que suponía que yo en algún momento iba a conocer a alguien también. Todavía recuerdo sus dulces palabras: “mi niña, no te preocupes, así como tú soy muy inteligente y sé de lo que esto se trata, cuando tú quieras que paremos lo dejaremos y serás mi hermosa sobrina”.
Eso me dejó tranquila y entonces fue cuando le dije que quería seguir experimentando muchas cosas con él, que se sintiera libre de contarme sus fantasías y que yo le contaría las mías. Con su experiencia, más mis ganas, comenzó una verdadera locura sexual entre los dos…
Wooowwww! qué caliente mi niña!