De madres e hijos. parte 1
Descubrí secretos oscuros en mi familia de mi madre..
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Mi nombre es Andrés, aunque todos me llaman Andy.
Tengo 33 años, y trabajo… bueno, no importa de qué trabajo.
Mi madre se llama Isabel, y tiene 55 años.
Mi familia inmediata es de Argentina, pero nos mudamos a Chile antes de la pandemia, por la situación económica, con unos parientes de mi madre acá.
Soy el mayor de dos hijos varones, aunque tenemos una media hermana de parte de mi fallecido padre, quien no importa en la historia, por que ya esta casada y tiene su propia vida.
Vivo con mi hermano menor Patricio, y mi madre Isabel, en una misma casa.
En la misma manzana, viven una tía mía, Liliana, la hermana mayor de mi madre, y su hijo Matías, quien es 3 años menor que yo, y tiene algo de retraso mental.
El dictamen clínico seria retraso madurativo, aunque no crean que se comporta como un niño.
Es analfabeto, tiene algunos problemitas de déficit de atención así como alguna otra cosita mas.
De tanto en tanto, tiene rabietas como un chico de 10, por que quiere algo y no para hasta conseguirlo.
Y no, no crean que es tan santo, o tan infantil, ya que tuvo novias, y una pareja que con la cual tuvo un par de hijos.
La chica también tenia sus problemas, pero tanto mis tíos, como los padres de la chica permitieron la unión.
Pero no duro mucho por como es mi primo de caprichoso.
Al final, la chica volvió con sus padres y se llevó a los nenes con ella. Hubo todo un drama por la custodia.
Cuando llegamos a Concepción, como mi madre tenia algo de experiencia con chicos especiales, le dio una mano a su hermana, algunas recomendaciones y demás.
Y esto era que, para bajarle la hiperactividad a mi primo, lo mejor era sacarlo a caminar, especialmente a la naturaleza.
Al inicio íbamos casi todos, incluido mi hermano menor, a pasear por las costas y el bosque que hay al otro lado del rio Andalien, en donde vivimos.
Eventualmente, solo quede yo con mi primo y mi madre, y ya en nada, solo mi madre y mi primo.
Mas que nada porque yo conseguí trabajo, y porque aguantar las charlas de mi primo Matías, era insoportable.
El pobre además de todo lo dicho, es muy mitómano, le encanta mentir.
Mi primo, es mas bajo que yo. Medirá 1,65 m, mientras yo casi llego al 1,77 m.
En ambos casos, somos normales con unos kilitos de mas, nada raro, pero tampoco nada espectacular.
Mi madre, medirá 1,60 m, y si bien tiene unos kilitos de mas, no es gorda. Buenos genes de familia, ya que mi tia, aunque mayor, cercana a los 60 años, también tiene lo suyo.
Su figura no es espectacular, pero se le notan sus curvas, especialmente cuando se pone unas calzas para salir a caminar. Y esto de salir a caminar, le sirve para estar en forma.
Llego la pandemia, y a pesar de todo, un par de veces mi primo y mi madre se escaparon a caminar al otro lado del rio, por que el encierro estaba afectando mucho a mi primo.
Todo siguió igual por un par de años, y se volvió una rutina que retomaron nuevamente tras la pandemia.
Yo jamás pensé mal de mi madre.
Tampoco la veía con ojos de hombre todo el tiempo.
A lo mucho, se me escapaba algún vistazo al pasar por delante mío en calzas.
Si recuerdo un par de veces en que por esos accidentes que ocurren, en que ella se agacho a recoger algo, y estaba en mi periferia visual.
La primera vez, no lo espere, y fue sorpresivo. Me dio un poco de pena y aparte la mirada. Aun así se me marcaron en mis retinas la forma de sus nalgas y de sus labios.
La segunda vez, mucho tiempo después, como que aproveche el momento por que ya venia medio caliente al no tener nada ni nadie a mi alcance. Disimuladamente disfrute a pleno el espectáculo: su culo estaba mas parado, y sus labios mas marcados. Pero no mucho mas, ya que era mi madre.
Eventualmente, uno escucha cosas.
Como un par de tíos borrachos en alguna reunión familiar, que entre ellos hacen comentarios zarpados. Ya sea sobre otra mujer, la hermana de alguien incluso alguna sobrina que no sea hijos de ellos.
Ahí es cuando de espaldas a ellos, escuche que hablaban del tontito, que de tonto no tenia nada porque se cogía a la tía en el campo.
Con el tontito, se referían a mi primo.
“Si, ese seguro que se la culea de lo lindo en el monte”.
“Ahí puedes culear sin que se escuchen los gritos, jajaja”
No voy a mentir, casi me doy vuelta y encaro a mis tíos borrachos y les pego.
Pero quizás por que se dieron cuenta de mi presencia, cambiaron rápido de tema.
Mi enojo ya estaba a full.
Una parte de mi, no creía semejantes rumores estúpidos.
Mi madre jamás haría eso. No era de esas mujeres, aunque es cierto que desde que estábamos en Chile, no salía con nadie, aunque algún viejo verde pretendiente le salía al paso, mi madre los rechazaba, no les daba cabida.
Y mi primo… es tiene retraso. Es mitómano. Quizás, lo mas probable, es que haya dicho alguna mentira, que se esparció, se exageró, o algo de eso.
Al menos es lo que yo intentaba convencerme, de buscarle la lógica para apaciguar mi indignación.
Pasaron los días, las semanas, y casi me olvide del tema.
Seguía teniendo pensamientos perdidos cada vez que mi madre se iba con mi primo a caminar, los cuales no les daba importancia, o desestimaba la idea.
Una tarde, unos amigos me invitaron a jugar al futbol de salón, y necesitaba algo para llevar mis botines y mi ropa.
Así que le pregunte a mi madre si me prestaba su mochila de trekking.
– Si, esta en el ropero…
Tome la mochila, puse mis cosas dentro, y me la lleve.
La cosa ocurrió cuando al llegar al lugar, a los vestuarios, saco mis cosas, y guardo mi teléfono y mis llaves en uno de los bolsillos.
Sentí una cajita dentro y me dio curiosidad. Capaz eran algunos medicamentes o vitaminas y me fije a ver si estaban bien, no sea cosa que los pierda.
Al sacar la caja, me encuentro con una caja de preservativos.
Quede en shock.
Que hacia una caja de condones en la mochila de mi madre? Mi mente comenzó a trabajar y a dudar de todo.
En el partido incluso me fue muy mal, no pude concentrarme, y por estar distraído, recibí un pelotazo en la cara, dejándome un ojo negro.
No eran míos, y ciertamente no eran de mi hermano, por que ocurre que de nuestro difunto padre, ambos heredamos un buen tamaño de miembro.
Y estos eran condones de tamaño chico.
También, yo he visto la marca que usa mi hermano, por que alguna vez le pedí de emergencia.
No eran para nada los mismos.
Quise pensar en que tal vez, sin que nosotros lo supiéramos, mi madre tenia un amante, un novio.
Pero la idea de que ese amante era mi primo, me inundaba la cabeza y no me dejaba tranquilo.
Al llegar a casa a lacena, mi madre me vio, e insistió en ponerme crema.
Me senté, y con los ojos cerrados, podía sentir a mi madre casi encima. Podía sentir su respiración, su aliento y su perfume. Incluso cuando abrí mi ojo sano, pude ver enfrente mío uno de sus pechos.
Casi podía sacar mi lengua y tocar la punta de su pezón que se le marcaba por encima de la remera que llevaba.
Mi mente era un caos, y comencé a tener una erección descontrolada.
No recuerdo mucho más, solo que para cuando mi madre termino, me fui directo al baño a intentar darme una ducha para calmarme.
No podía y tuve que hacerme la del mono ahí.
Acabe abundantemente, y trate de pensar en otras cosas.
La cena fue corta, ya que al sentirme incomodo por el ojo, y por lo de mi madre, devoré todo rápidamente, y me fui a la cama.
Los días siguientes, trate de actuar con control y disimulo.
Eran días de semana.
Mi madre solía salir a caminar con mi primo día entremedio por las tardes, Martes Jueves y Sábado.
Y en algunas ocasiones, los Domingos.
Trate de mantenerme calmado lo mas posible, de no darle vueltas al asunto, pero era imposible.
Parecía que cada nuevo detalle que buscaba para desmentir el hecho, me acercaba mas a una realidad que yo no quería aceptar.
Como que a veces veía como mi madre llegaba algo sucia, revolcada, lo cual era raro para una simple caminata.
No estaba rindiendo en mi trabajo, lo cual también me trajo serios problemas.
Un miércoles, ocurrió que por una distracción mía, en un envió de productos, se enviaron los equivocados.
Y fue un envío de un camión completo a otra región.
Cuando nos dimos cuenta del error, hubo que hacer regresar el camión, lo cual costo trabajo, tiempo y dinero.
También hubo que quedarse ese miércoles hasta tarde a descargar todo y reembarcar los productos correctos.
Todo por culpa mía.
Por suerte, mi jefa no era tan hija de puta, y le echo la culpa a mi ojo de compota, ante lo cual me dio unos días libres para que me atienda en el medico.
Al día siguiente, fui al medico en la mañana, que me receto unos antinflamatorios y una crema, y listo, para casa.
Apareció mi primo como siempre, a buscar a mi madre, a la misma hora de siempre: las 5 de la tarde.
Todo el asunto me estaba volviendo loco, así que decidí ponerle fin a mis dudas: espere unos minutos que se fueran, me cambie de ropa a algo mas disimulado, una campera con capucha, y comencé a seguir a mi madre y mi primo.
Si me veían o me los cruzaba, ya sabía que decir: decidí salir a caminar para distraerme del dolor del ojo.
Pero no quería que me descubran.
Por suerte, mas o menos sabia el recorrido del camino o los caminos que hacían, porque se habían adelantado bastante.
Estaban acostumbrados a caminar mucho y yo no.
Pude verlos a la distancia, en una pendiente despejada.
Y suerte que los vi, por que estaban tomando por un camino diferente que yo no conocía.
Tuve que cambiar de sendero, metiéndome a campo traviesa, por entremedio de los matorrales del lugar.
Llegue a la pendiente donde estaban y continue el camino.
Luego de esa pendiente, había una recta por unos 200 metros de sendero, en donde los volví a perder.
Putee mi suerte por que seguro se habrían adelantado.
Así que apure mi paso.
Unos 500 metros mas allá, el sendero se abría paso a una curva del rio, en donde se volvía a ver la civilización.
Y no estaban ahí. No había señales de ellos, los perdí.
Me sentí estúpido y fracasado.
Así que en lugar de volver a la calle por ese lugar y dar un rodeo, decidí volver por donde vine, ya que era mas corto.
Seguro que, al volver a la casa, me los encontraba ahí tomando mate, por que a todo esto perdí la noción del tiempo.
Volví a paso lento, especialmente porque la recta de vuelta, era una ligera pendiente. Además, quería tratar de limpiar mi mente de toda esa basura paranoica.
A que loco se le ocurre que un tipo retardado como mi primo, iba a tener sexo con mi madre? A que mente retorcida se le ocurre eso?
En eso, en el silencio del lugar, me pareció escuchar unas voces hacia la izquierda del camino.
El lugar estaba bastante cerrado por los arboles y matorrales, lo cual también amortiguaba el sonido distante de los autos en las calles.
Estábamos fácilmente, 1 kilometro dentro del monte.
Inmediatamente, me salí del sendero, metiéndome suavemente entre los matorrales, tratando de agudizar mi oído.
Se escuchaban voces, una claramente femenina, como unos 100 metros adentro.
Entre mas me acercaba, mas se me aceleraba el corazón, y las voces se hacían mas y mas claras.
Perdí noción de mi mismo, perdí parte de la cordura, cuando me di cuenta de que eran gemidos femeninos, y eran los de mi madre.
La voz masculina, apenas se escuchaba, no hablaba ni emitía muchos ruidos. Aunque los pocos que hacia eran mas jadeos.
– Aaaah…aahhh…aaaahhh… aahhhh…
Yo estaba en trance, no recuerdo como me acerque y por que me anime a acercarme tanto.
Solo recuerdo que en un momento, estaba a apenas unos pocos metros, casi al alcance de tres pasos, de mi madre puesta en 4, con su calza lila bajada hasta las rodillas, y el hijo de puta de mi primo, detrás de ella, cogiéndosela desesperado.
El sol ya casi se había ocultado y solo los iluminaba el ocaso. Pero podían verse claramente que eran ellos.
Me encontraba un poco a sus espaldas, con lo cual, si hubiera querido, hacia un par de pasos y me abalanzaba sobre el cuello de mi primo para romperle la cara.
Pero no lo hice. No pude hacerlo.
Primero, estaba casi paralizado por el shock.
Y segundo, en un momento a mi primo se le salió el condón, y se alejo un poco de mi madre, dándome lugar a una vista privilegiada de sus nalgas abiertas, dejando ver un ano rosado limpito, que se fruncia producto del deseo sexual, y 1 centímetro abajo, la vulva abierta de mi madre, que dejaba ver la oscuridad de su canal vaginal, mientras pulsaba como su ano, deseando ser penetrada por una verga.
Mi primo se tardo bastante en ponerse el condón, lo que me permitió apreciar mucho mas el otro de mi mamá. Tanto que una erección bestial se apodero de mi.
No recuerdo ni como salí de ahí, si me vieron o no.
Solo recuerdo que estaba camino no a mi casa, sino a la casa de mi tía.
No sabia a quien mas acudir.
No podía pensar.
Y antes de cometer un asesinato o una golpiza contra un discapacitado…
Llegue a la casa de mi tía cuando las luces de la calle estaban prendidas.
No llame a la puerta ni espere a nada, simplemente entre.
La casa, estaba abierta, la TV prendida, pero nadie a la vista.
Recordé que mi tío al ser camionero, desaparecía por unos días, pero mi tía debía estar por ahí.
Escuche lo que me parecieron voces viniendo de la habitación y me acerque sin mediar silencio.
Al abrir la puerta de par en par, me encuentro a mi tía, acostada en la cama, abierta de piernas, gimiendo como loca, mientras uno de sus cuñados, un hermano de mi tío, se la estaba cogiendo.
Una loca y caliente historia…, como la vida misma. Espero los siguientes capítulos con ansiedad. Un saludo.