DE VISITA
De visita a la casa del suegro, quien se encuentra viudo, conoce una faceta de ella totalmente distinta..
De visita en la casa del suegro, viudo hace ya un par de años, me levanté temprano por un café. Acostumbrada a estar siempre solos, no me di cuenta que andaba en colaless y polera corta, sin nada abajo, mostrando barriga y a pie pelado. No le di mayor importancia cuando mi suegro se levantó y me saludo. Somos cercanos y nos tenemos gran cariño, no creo que sea relevante mi forma de vestir. Nos sentamos a compartir la taza de café y el no quitaba su mirada en mi pecho. Al principio me dio algo de cosa, pero luego comprendí tanto tiempo de soledad y sin mujer al lado. Quise entretenerlo un poco y saque mi lado sexy hot, levantaba los brazos para que se viera parte de mis senos, me agachaba, dejando mi cola al aire, lo rozaba cuando pasaba a su lado, para darle algo a su imaginación. No pensé que estás pequeñas muestras lo calentarán de alguna forma. En uno de esos movimientos, vi como se arreglaba el pijama, dejando entrever un grueso y extenso miembro.
Al principio me asusté, esto no podía suceder, y en medio de estos pensamientos, apareció mi pololo. Me hice la loca y le dije que me iba a la ducha y a vestir. Cuando estaba en la pieza, sola, desnuda, no dejaba de pensar en lo grueso que se le veía a través de su pijama. Mi suegro estaba en sus cincuenta, era jovial, y claramente no le debe faltar alguien detrás de él, pero lo que vi… Trate de sacármelo de la cabeza, pero sin darme cuenta, me encontraba tocándome, toda mojada, buscando que meterme en mi entrepierna. Cerraba los ojos y solo veía, ese tre-men-do miembro. Mire al lado, y estaba el desodorante en spray de mi pololo. Ni lo pensé, y comencé como loca a metérmelo mientras apretaba mis pezones. En un Vaivén de mis caderas, permitía que ese desodorante hiciera lo suyo cada diez más adentro, estaba loca, parecía no satisfacerme. Y en mi mente, solo veía eso, tremendo pene de él. Me imaginé que se bajaba el pijama y de solo verlo en mi cabeza, acabe.
Fue un orgasmo rico, pero debía aceptarlo, fue consecuencia de él, de mi suegro. Me vestí rápido, pero pensando en la tontera, así que me quedé sin ropa interior, vestido escotado, corto, y que las cosas se dieran, pero si se daban, quería estar lista.
Mi pololo entra a la pieza, y me avisa que vamos a dar una vuelta los 3, almorzar afuera y pasar el día en otro lado. Mi suegro, ya no me miraba igual, al momento que baje y me vio, no me paraba de ver las tetas. Realmente me tenía caliente, y si hubiéramos estado solos, ya estaría encima de el. Pero no. No estábamos solos. No podía suceder. Nos subimos al auto, y yo, para ser respetuosa, deje que mi suegro se fuera adelante de copiloto, y yo atrás, detrás de mi pololo. Íbamos conversando, yo mirando por la ventana, cuando me percate que mi suegro me veía de reojo. Salió ese diablo que llevaba desde la mañana, y sin percatarme, me abrí de piernas, y con mi mano derecha, le mostraba toda mi vulva.
Comencé jugueteando con los dedos, y me aproveche de que mi pololo está distraído cantando y hablando cosas de su trabajo. Mi suegro me miraba hacia atrás, por el espejo, de reojo, de todas las formas no me sacaba los ojos de encima y eso me excitaba cada vez más. Moví mis caderas hacia el centro del asiento, puse una de mis piernas en él apoya brazos, y comencé a meterme tres dedos. Mi suegro, paso su brazo hacia atrás, y disimuladamente me tocaba la pierna, tratando de llegar a mi entre pierna. Yo, tome mi mano bien mojada, y se la toque. El, tomo su mano y se la lamió, mientras me miraba. Me mato. Que cosa más deliciosa. Me senté y calme. Esto no va a pasar así. Necesito de el dentro de mí. Mire rápidamente ente sus piernas, y ahí estaba. Su miembro grueso, rico, mojado. Tanto así, que había mojado sus pantalones en la punta de su cabecita. De solo pensarlo me volvía loca. Ya no podía parar.
Trate de calmarme y pensar en otra cosa. Fuimos a comer, y todo me hacía mirarlo, disfrutarlo con la mirada. El hacia lo mismo conmigo. Mi pololo vivía en su mundo. Trate de quedar sentada al lado de el en la mesa del restaurante, solo para ver si lo podía tocar bajo la mesa o masturbarlo sin que nadie nos viera, pero no pude, quede lejos de él. Intente chocar con él en alguna ida al baño, pero tampoco me resultó. Quise darme por vencida en el momento en que mi pololo dijo que nos volvíamos a la casa. Iba en el auto igual que una niña chica, amurrada. Quería algo y no lo podía tener. Mi suegro cada vez que podía, me tocaba con sus manos, me rozaba, y yo me estremecía. Al momento de llegar a la casa, mi suegro dijo que se iba a recostar. Mi pololo me invitó a qué viéramos una película o algo en la pieza. Acepte. Que más iba a hacer? Mis ganas y mi cuerpo estaban en otro lado, y no sabía si iba a poder tenerlo. Mañana ya nos íbamos.
No llevaba ni la mitad la película, y mi pololo ya roncaba. Yo, amurrada, me fui a la cocina a buscar una cerveza. Estaba caliente, deseosa, y esa bebida fría no lograba bajar mi calentura. En eso, dentro del silencio de la casa, escucho decir mi nombre bajito… Bien bajito… No sabía quién me llamaba, pero al seguir el ruido, llegue a la pieza de mi suegro. Ahí estaba, acostado desnudo, oliendo unos calzones míos que había dejado en el baño. Masturbándose a más no dar. Verlo, hizo que mi entrepierna se mojara abundantemente de forma inmediata. Abrí la puerta despacito. No sabía que hacer, pero si sabía que quería. Me fui acercando mientras él tenía sus ojos cerrados. Y antes de cualquier cosa, me senté sobre él. Así, tal cual, miembro parado, choro sentado sobre él. Mi suegro abrió sus ojos y ahí estaba yo, cabalgando lo cómo nunca. Me tomo salvajemente. Su miembro era mucho mejor de lo que soñé, me rozaba toda, hasta el fondo. Sus manos me tocaban con delicia.
Me penetraban como nadie. Yo nunca había estado tan mojada como está vez. Sentía que su miembro me llenaba por completo. Era tan grueso y rico! Quería chupárselo y que me lo metiera en 4, lo quería todo! Pero estábamos tan calientes que cuando él me dijo cuánto me deseaba, yo quería acabar. Le dije, acaba dentro, lléname, por favor, lléname. Él me contestó: lo que quieras, cómo quieras, solo pídemelo. Y yo acabe, grite: dámelo todo! El acabo dentro mío, me lleno tanto, que se salía por los bordes. Me abrazo fuerte mientras nos estremecíamos al unísono de nuestros jadeos. Yo lo miré y le dije: y? El me miró de vuelta, sonrió, y de un solo movimiento, me dio vuelta, me puso en 4, y me empezó a chupar el ano y mi concha. Su lengua era suave, y sabía perfectamente dónde pasarla. Le dije que se diera vuelta para chupárselo, pero él me dijo que no. Que está era solo para mí. Grite tan fuerte mi orgasmo, que no medio que no estábamos solos. En eso, sentí la puerta.
Me encantó el relato espero con ansias la continuación
Saludos